Partida Rol por web

Los pasos vacilantes, el chapoteo en la oscuridad apenas rota por las luces vagas de la calle. Una certeza poco acogedora de saberte cazada. Todo eso se va apilando en emociones que buscan desbordarse cuando finalmente ves, en el costado de un caserón, un seto mediano y largo que se extiende sobre la vereda.

Tierra, hermosa y querida tierra. El agua acumulándose en las veredas tapa su superficie, pero sin duda bajo las plantas se encuentra la salvación. Mañana será otro tema… ahora lo importante es adentrarse en el abrazo del suelo.

¡Hija de su puta madre…!

Apenas sentía mi cuerpo, y si no fuera por el miedo quizá habría caído derrumbada al suelo. Era un afortunado milagro que se despertara, ¡pero mierda! ¡un puto momento de descanso es mucho pedir!

Mientras corríamos mis pies en ratos se separaban de la tierra. Casi me llevaba en lugar de impulsarme a correr, era tan rápida que apenas podía seguirle el paso. En el fondo lo agradecí a la virgen, porque todo lo que le pedía a dios era poner tierra de distancia entre esa cosa y nosotras.

Casi me dolió el impacto contra la puerta, apenas alcancé a colocar mis manos al frente para protegerme del vidrio y aun así golpee la ventana con mi cara. No pensé en ello, no pensé en nada, por instinto abrí la puerta.

Y allí es cuando vuelve a aparecer. ¡Puta!

No quería separarme de Mercedes, por temor a que me abandonara igual que Sarah. Busqué algo que le pudiera arrojar para repetir la hazaña que en el bar pero la calle estaba desierta. ¡Solo quedaba la lluvia!

Me arrepentiré de esto en el futuro cercano… bastante patético fue la pelea vistiendo un trikini…

Me bajé los pantalones, sacando mis piernas de ellos. La mezclilla es mucho más pesada con el agua y no me quedaba un suéter. Lo que se supone va en la pierna izquierda comencé a darle vueltas con movimiento de mi muñeca derecha para arrojárselo o enredarle los brazos, dependiendo de en cuanto tiempo nos alcanzara. Apenas escuche ese motor actuaré.

¡Dios, esta noche no me abandones!

Al fin una ayudita del cielo. Miré alrededor mio sin muchas ceremonias, más que nada para saber si la loca me estaba siguiendo que por miedo a que me vean usar mis poderes, y decidí que podía dejarme caer en la tierra para dormir por el resto de la noche y el día.

-Ya está. Me salvé. - Pensé mientras me recostaba en la tierra mojada, ensuciándome aún más, pero con la sangre que había en mi gabardina y el cansancio que me agobiaba ya no me importaba mucho. Además, cuando el suelo se seque yo lo haría también. Finalmente usé mi Protean y sentí como entraba lentamente en letargo.

El improvisado amarre gira pesadamente en tu mano, mientras las piernas se te lucen bajo la lluvia. Sería una visión absolutamente épica si alguien saliera en esta tormenta y te viera, algo para subir a Facebook. Lástima que ninguno de los que sí están presentes sea de los que aprecian esos gags. En todo caso, hace tu cuerpo más apetecible para la demente que viene corriendo en esta dirección…

No hay ninguna duda, al visualizar vagamente su rostro en las penumbras rotas por los rayos y la floja iluminación de la calle, que está loca y furiosa. No planea nada. Solo carga torpemente sobre vos para derribarte, con las garras extendida y la boca entreabierta, una furia de colmillos rojos ansiando carne y sangre de mexicana….

El sonido de la lluvia golpea a tu alrededor, mezclándose con los truenos y relámpagos ocasionales de la peor tormenta en mucho tiempo. Pero ya nada de eso te concierne.

Tu cuerpo empieza a fundirse con un truco que antes sabias odiar y temer, incluso negarte a hacer. Fundirse con la tierra no obstante, es uno de los más prácticos usos del Protean. Refugio, escondite y paz. Mientras not e descubran y no es algo nada fácil de hacer…

Ojala Laura hubiera podido hacer lo mismo. Pero bueno. Tendrás que lidiar con todo mañana cuando… hagas algo. Lo que decidas. ¿Tu misión aun continua? ¿Qué es lo que queda en Buenos Aires? ¿O podrás buscar el auto y volver a casa simplemente?

Tantas preguntas…

Incluso cuando me fundí en la tierra la noche pasada temía por mi vida, pero ahora que por fin conseguía salir del letargo a salvo me sentía mucho mejor. Lo había logrado, había sobrevivido. Una vez que me calmé empecé a pensar en Laura, y me pregunté si ella también habría conseguido escapar. Estuve un par de segundos mirando a la nada hasta que decidí que esos pensamientos no me harían bien. Lo mejor ahora sería cazar.

Empecé por curar las heridas menores de mi cuerpo. Eso me ayudaría a mantenerme concentrada para buscar un poco de comida esta noche. Una vez que esté llena vería que hacía.

Despertar a la ciudad no es fácil. Pero la suerte te acompaña y justo cuando emerges, no hay nadie rondando por la zona. Hubiera sido un problema como mínimo…

Todavía llueve, una buena razón por la que no hay nadie. Pero mucho menos que anoche, y sin tormenta. Solo gris lluvia que afea la ciudad, volviéndola todavía más monótona, más irreal.

Las heridas duelen. No es algo con lo que despiertes a diario. Incluso tras las peores peleas en el subterráneo, podías contar con que al otro día cada golpe, cada mordisco o corte, se habría sanado. E incluso así no pasarían de ser… incomodidades. El brutal desgarrón de la loca en cambio sigue tan abierto como ayer, y si fueras humana estarías desangrándote. La carne no ha cicatrizado nada… Arde, de verdad, como cuando eras humana. Mortal…

¿Ahora dónde?? Sin plata. Lastimada y herida. Sin tus cosas y tu auto. Lindo porvenir.

Desperezandome, decido que lo mejor es empezar a recomponer mis fuerzas para la noche. Tendría que cazar bastante hoy, pero francamente había pocas cosas que tuviese para hacer en esta ciudad. Después de mi encuentro en el bar, no me iba a ir a fijar si el Gangrel que escolté había llegado bien. Pasaría la jornada alimentandome y moviendome hacia mi auto, que si mal no recordaba estaba en la costanera, para luego salir de Buenos Aires de vuelta a Santa Fe. Si tenía suerte, me encontraría con que el principado seguía en pie y los Brujah no habían acabado con todos los Toreador de la zona. Aunque a lo mejor eso me convenía.

No resulta nada fácil ni como ir de cacería en tu estado. Aparte la ciudad sigue muy muerta. Pero finalmente das con un laburante en una garita, y podes hacerte la necesitada para que se arrime... Igualmente tenes que pensar que estas vagueando con la ropa rota y media lastimada, en una ciudad desconocida.

Ir para el puerto a buscar el auto se torna una cosa imposible. No hay colectivos en esa dirección ni tampoco taxis. Preguntando logras informarte que la inundación de anoche… fue mucho mas épica de lo esperado. Hay decenas de miles de evacuados y 8 muertos. Los barrios del Norte y el Oeste principalmente, han sido afectados. Pero peor fue en la Plata… En realidad no importa. Solo que ahora tu autito probablemente este con medio metro de agua dentro.

Finalmente después de una horita de cacería me lleno un poco. Preferiría seguir comiendo, ya que probablemente necesitaría toda la sangre posible para curar las heridas que me había hecho peleando contra la loca esa, pero no había tiempo. Tenía que seguir buscando dónde dejé el auto, intentar llegar a este de aguna forma y preparar todo para irme la noche siguiente, ya que hoy ya no tendría tiempo.

Sigo caminando por la costanera de Buenos Aires, segura de que, tarde o temprano, daría con el vehículo, aunque tenga que recorrer todos los barrios del puertos. De todas formas, recordaba que estaba más que nada tirando al centro o incluso zona sur, principalmente porque de ahí venía, la Biblioteca Nacional, y ahí tenía amarrado Yuste el yate.

La caminata se vuelve pronto medio una prueba de nado, a medida que te aproximas a la costanera. El agua pronto pasa tus rodillas, y no se ve un carajo donde pisar… La luz está cortada, para empeorar las cosas o mejorarla, según como se mire. Lindo poner el pie sobre un cable caído. Aunque cuanto te afecte es cuestionable.

En todo caso pronto se revela una tarea no menor llegar hasta el móvil. Y aun en caso que lo logres, ¿andará? Eh ahí el quid de la cuestión. Todo se verá allá. Si llegas… Un mal sentimiento te acompaña, aunque al mirar en torno nadie te sigue. Las calles lógicamente están muy solas, y los que no han evacuado se atrincheran en sus hogares, mayormente en los segundos pisos, como dejan traslucir las pálidas luminarias de soles de noche. Pero igual…

-Que noche mágica ciudad de Buenos Aires y la re putisima madre. - Pienso mientras arruino mis zapatos pateando en las calles, buscando mi auto sin el menor resultado. Nada de esto me parecía conocido, pero confiaba (tenía que hacerlo) en que en algún momento en el infinito lo encontraría.

Mientras tanto iba pensando en lo de ayer, en el monstruo que había visto. -Bueno, humano no era, eso seguro. - Empecé. -Y en el delta nos atacaron unos jaguares, así que o él tiene animalismo o cuanto menos sus secuaces. La loca de mierda tenía Protean, así que es probable que sea un Gangrel antiguo. - De pronto me agarraban ganas de volver con Don Orlando y pedirle explicaciones de qué mierda estaba pasando, pero después pensaba que tendría que seguir laburando en esto y se me pasaba. -Solo espero que el bicho ese nunca llegue a Santa Fé y voy a ser feliz. Fucking sure of it. - Pensaba con sarcasmo.

Patear en el agua es una vegada, que a cada paso se hace más inconsistente. Esto no debería pasar en una ciudad… En Santa Fe paso, ok, hace ya mucho… 2003. Fue hacia el final de tu castigo. Tuviste suerte de poder refugiarte con los Nosferatu en sus nichos aislados, en la zona de Guadalupe. Pero la barriada, la zona oeste, fue intransitable por meses, tanto por abajo como por arriba.

Esto es la Capital del Pais. No tiene lógica. ¿Tan mal hizo Macri las cosas?

Al llegar a una esquina ves que no solo es el gobierno el causante de la decadencia. Un tipo empuja una heladera flotando por el “rio” que es la calle ahora, cargada con varias cajas. Asoma un televisor. Podría ser un evacuado, si no fuera por la hora o el andar alerta… o el fierro en la mano...

Suelto un suspiro al ver al tipo caminando por la calle. Un saqueador seguramente. No tenía tiempo para estas cosas, yo también estaba enfierrada. No estaba segura que mi itaca estuviese preparada para disparar (en teoría sí, porque la última vez que la usé fue en la pelea contra la loca de mierda, pero andá a saber), pero llevarla al hombro y caminar lo suficientemente lejos del hombre lo disuaría de intentar algo raro.

Así es como intenté pasar por la calle sin ser molestada. Ya guardaría el fierro más adelante, que lo último que me faltaba era que me pare la policía.

En teoría, la itaca debería funcionar. Aunque estuvo bajo lluvia, tierra, golpes… es de hecho un milagro que todavía la tengas.* Sirvió de una mierda en la pelea contra esos bichos, pero contra un villero, es muy diferente.

Lo que no quiere decir que sacar otra arma haga más fáciles las cosas. Todo lo contrario. Si algo se aprendió de la Guerra fría, (y de Avengers 1) es que poner una mejor en la mesa solo calienta el ambiente… Rápidamente se parapeta tras su heladera-bote, apuntándote. Se le acabo lo de “guapo” y pasa a modo de pelea. En su mente, que la tengas más grande solo importa si la podes usar…

Esto puede volverse serio. A diferencia de anoche, aca no van a faltar testigos...

El disparo del villero impacta en la pared detrás de Sarah, mientras el hombre rabia.

-Eh, japuta, que so, covani vo?!!

La oscuridad y la cobertura no hacen las cosas más fáciles, todo lo contrario. En este estado… Por no hablar del agua que dificulta moverse. Eso es una desventaja que ninguno de los dos puede esquivar.

El tiro me deja los oidos zumbando por un segundo. ¿Qué mierda se creía este pelotudo? No quería empezar una pelea a balazos ahí en la calle, por lo que en lugar de dirigir un cartucho contra él agarré la itaca firmemente y disparé al aire, para que el disparo ilumine lo más posible. Quería intimidarlo más que matarlo. - ¡¿Qué hacés la concha de tu madre?! - Grité al viento. -¡Si volvés a disparar mejor que me des, pelotudo, porque te juro que te lleno el orto a balazos! -

Las puteadas que le di al tipo hicieron que me acuerde de Catalina, la Nosferatu de Santa Fé, que fue mi principal fuente para aprender lo más colorido del idioma argento. Antes de ella no habría podido decir todas esas cosas.

-CORTA LA BANDA! +dice, y su grito tiene un tinte distinto, mas asustado. No obstante no basta para que se rinda. Mucho menos salir de su escondite. El siguiente disparo es igual de al boleo que el anterior, pero esta vez, su Gauchito Gil le ayuda y te acierta.

Nada mal considerando que lo hace apurado, sin mirar y por encima de su "lanchita".