Partida Rol por web

El engendro que acosaba a Druen cae al suelo, dañado de nuevo, mientras Lirresh acaba con la criatura que atacaba a Tarlim.

Por su parte, Elgar'len se sacude el hielo que lo atenazaba, propinando un golpe a Darryl que lo empuja un par de metros hacia atrás, mientras las llamas funden el líquido y queman tanto al propio Darryl como a Duhan.

¡Cómo osáis enfrentaros a mi, escoria!

Duhan gira en una maniobra osada pero a la vista efectiva, pues coge por sorpresa al demonio y la eswpada traza un arco descendente que corta el pecho de la criatura dejandole asombrado. Pero es muy ágil y según está abajo, cambia el peso del cuerpo a la otra pierna y los brazos se tensan para hacer un barrido horizontal a la altura de los muslos y vuelven a sajar al ser. Éste chilla impotente viendo como le van venciendo...

De repente hay muchos más enemigos a nuestro alrededor y mis sentidos se saturan por un momento. Escucho la grave y áspera voz de Elgar'len, me recuerda a una lija raspando contra metal y me chirría en los oídos, pero me encaro hacia los engendros que se habían acercado a nosotros por la espalda y les lanzo una intensa llamarada llena de furia.

Mis hechizos deberían ir contra el líder de estos monstruos pero tampoco es mala idea quitarse de en medio a esta escoria que solo está para molestar, pienso envuelto en el calor que las llamas que yo mismo he provocado me brindan.

El primero de los engendros esquiva la llamarada, minimizando los daños... pero el otro se lleva la peor parte.

Veo cómo Lirresh acaba con el engendró que me atacó, y aprovecho para redoblar mi ataque a Elgar'len, lanzando un hechizo tras otro tan rápido como puedo.

Tarlim demuestra un gran dominio de su magia y canaliza su energía con maestria no una, sino dos veces. La magia brota de sus manos y su bastón como nunca, impactando con fuerza contra la abominación llamada Elgar'len. Traspasa sus protecciones e inflige la herida que terminaría con la vida de la criatura. Ya agotada por el combate y desangrandose, cae sin fuerzas para continuar.

A la vez que Elgar'len expira el último aliento, un chillido de dolor surge de los engendros tenebrosos. Siguiendo al terrible grito, emergen de sus bocas unas formas fantasmales mezclándose con el aire en un remolino de niebla. Los espíritus se fusionan en una nube verdosa por encima de vuestras cabezas, revolviéndose como en una tormenta, tras lo cual surge de Elgar'len la luz más poderosa e impía que hayáis visto, dirigiéndose hacia el cielo en un resonante grito. Dispersa el resto de formas con un trueno y se marcha, dejando tras de si una oscuridad y silencio repentinos en toda la villa.

Donde habían estado un momento atrás los engendros ahora se encuentran los elfos del clan dalesiano. Algunos muertos o heridos, otros desorientados intentando saber donde se encuentran. A los pies de Duhan y Darryl ya no se encuentra la forma de la abominación, sino la de un cazador elfo, muerto por las mismas heridas que acabaron con Elgar'len. El demonio de la rabia se ha ido, y la amenaza de los engendros con él.

Parece percibirse un gran alivio en todo el pueblo. Los aldeanos heridos comienzan a emitir algunos aullidos de dolor, y las mujeres y niños comienzan a salir de sus escondites llorando desconsoladamente. El resto de aldeanos están agotados y se sientan donde pueden para descansar del esfuerzo.

Todos menos tres personas. Mientras una sacerdotisa de La Capilla va de herido en herido atendiendo a los más graves, Tarl Dale va acercándose al cuerpo del demonio. Y Eshara comienza a atender a sus amigos elfos entre sollozos, agrupándolos para que descansen.