Partida Rol por web

Como si fuera un nunchaku Alejandro "ElEngendro" golpea con el saco a la mosca esta golpea contra la pared pero rapidamente se recupera...

Anión avanzó con su fiel bastón en la mano por el pasadizo que se dibujaba frente a él. No sería la primera vez que se enfrentaba a alguna criatura salvaje pero nunca había tenido que vérselas con una mosca como aquella. Con más miedo que convicción la pinchó tratándose de mantenerse alejado de ella lo más posible.

- Cof, cof, cof.

Sus pulmones le ardían cada vez más. No sabía muy bien el motivo pero no consideró prudente preguntarle al humo meno que parecía no tener ningún interés en detener su expansión. Así que avanzó hasta entrar en la nueva sala y, considerando que tenía unos pocos segundos para evaluar la situación, miró alrededor tratando de encontrar salidas, entradas y maquinas aspiradoras de humo nocivo encabronado.

Para Bakus Ardientagua: No ves nada que sea un aspirador o pasadizos o trampas.

Nane aunque con poca fuerza golpea con el cayado con la precision de un pastor coger con el las ovejas, y la mosca hace una especie de tirabuzon hacia el suelo y cae muerta al suelo.

Aunque el enemigo a caido sin poder ofrecer resistencia, el humo continua invadiendo todas las salas rapidamente, muy rapidamente.

Podeis ver como algunos se van quedando atras, junto con Bono que no consigue pasar a traves de cuarto.

"Pues efectivamente, el bicho que estaba tumbado en el suelo no dormia. Però mejor prevenir que curar."
Penso Cortadillo haciendo el ridiculo en esa situación tan tensa. Però a lo que tenia que témer era al humo, que se expandia.
-Pies, para que os quiero
Reaccionó al mismo instante que el humo llevaba donde estaba él
-Venga, los de alante, que vaian avanzando
Lo puedo decir en prosa, o lo puedo decir cantando

Un intenso dolor continua presente en los propios pulmones...sera el humo?

Mirando hacia atrás, veo el humo que sigue acercándose, así que me lanzo al camino más directo (o cercano) que encuentro, que me lleva hacia el sur.

Viendo el hueco que deja el mendigo y que se cargó una mosca de un solo golpe (anda, que cuando lo cuente...), decido dirigirme en su misma dirección.

- Cof, cof, cof... - Cof, cof, cof...

Como si fuera un acto reflejo de un bostezo imito al enano que iba unos pasos mas adelante...

- Bakusshh... Cof, cof, cof... estamos podríos... ¿ves algo?... Cof, cof, cof... ¡Apuratehh!...

-¡Ábranle paso a un pobre anciano!

Antonio se arroja adelante y cae de rodillas -provocando un crujido horrorozo- para examinar de cerca el cadaver del insecto. Hmm, las patas de mosca gigante son valiosas. Con ellas se pueden fabricar excelentes flautas, piensa Antonio.

A pesar de que el humo ya ha llenado hasta el último recoveco de aquella sala, esto no parece suponer un problema para Cuarto quien, aunque dolorido en sus pulmones y escozor en los ojos, sigue avanzando poco a poco por aquella ruina hasta llegar a aquel cuello de botella que se había formado un poco más adelante. El mediano que les contrató trata de pasarle por delante, pero Cuarto no está para hostias, le echa una mirada fulminante y el tal Bono se lo piensa dos veces. De nuevo, en el pasillo se topa con Martín Pantano y, algo más adelante, con el viejo luthier, al que como casi todos los presentes, conoce de la taberna del pueblo.

-¿Cómo se encuentran amigos, creen que saldremos de esta?. -pregunta con dificultad. Cuarto no se atreve a volver a intentar otro empujón como el de antes.

Agapito comienza a toser mientras se mueve poco a poco y se queja de dolor en el pecho... joder, puto humo...

empieza a moverse más ligero, pero no deja de toser y de levarse la mano al pecho,. Cuando llega donde se encuentra obstaculizado, planta la rodilla en el suelo y le dice: -Ayúdame! O al menos déjame pasar!

Agapito... Cof, cof, cof... Aquí estamos tosh joios... cada uno con shu problema... Cof, cof, cof... ¡a ver si podemos salir en orden...! Intento apartar a Antonio Strativari 3... ¡Antonio... mueve el culo que la niebla nos come...!

Bakus siguió al grupo que se dirigía al sur pero sin correr, ya se le iba pasando el dolor de los pulmones pero él nunca había sido de correr. Sí que siguió prestando atención al suelo y las paredes en busca de trampas o posibles puertas secretas.

Tras ver caer a la mosca cojonera que quedaba Anión siguió al enano hacia el sur. No sabía muy bien a donde ir pensó que era más útil seguir a un enano borracho que quedarse a charlar con un humo vicioso tentacular.