Partida Rol por web

Dejalo chico. No te atormentes más. Dijo Dain tratando de animar al joven. La vida es larga. Podrás resolver el agravio.

Se quedo callado al escuchar la historia de Dain y participando en el jolgorio, la siguiente historia de Fingar lo dejo sin palabras y viendo la situación de como había dejado la posada, se decidió a evitar molestas miradas  levantando la jarra y diciendo - ¡estas jarras no se beben solas! bebiéndose lo que le quedaba de jarra y dejándola en la barra

Luego se acerco a Fingar diciéndole - es muy duro llevar ese peso encima en todo momento, no un enano no se mide por su estatura sino por su valía y tu lo as demostrado aquí mismo contando tu historia a pesar de lo que podían decir.

La historia de Fingar había dejado a todos helados, hasta que al fin el posadero decidió abrir la boca e intentó consolar al enano, el cual estaba muy afectado. Batum se acercó a él apoyando su mano sobre su hombro .- Fingar te llamas, no? Solo quería decirte que es muy duro pasar algo así... pero te recuperarás el tiempo cubre las miserias de los demás, por lo que nosotros lo olvidaremos y tu podrás vivir tu vida tranquilo, aunque siempre te acabe viniendo ese recuerdo a la mente, no dejes de recordar a tu padre, por bien o por mal. Y ahora bebamos un cerveza... que yo invito.

Gracias -dijo Fingar ante el ofrecimiento-, pero aún no se tu nombre. No obstante, te recuerdo de las galerías, es cierto que nos hemos cruzado cavando estas minas... al igual que otros hermanos -dijo señalando al resto que le habían dedicado unas palabras.

Fingar no había contado toda su historia, no había podido por los recuerdos del pasado. No obstante, un enano no debía apenarse en esa situación. Se encontraba en una taberna rodeado de semejantes, aquellos que le habían acogido como a tantos otros supervivientes.

Bueno -continuó rascándose las trenzas de su barba y aclarándose las ideas....-, si algún día nos encontramos aplastando huargos o salvándole el trasero a un elfo meticuloso tendré fuerzas para acabarla... ¡La verdad es que ahora mataría a una horda entera de orcos con mis propias manos!

El ánimo de Fingar aumentó por momentos. Tan sólo deseaba escuchar alguna que otra historia valerosa.

 Halin apuro su última cerveza. 

- Yo creo que debería ir a descansar - dirijiendose a un parroquiano con el que habia entablado una pequeña conversación - mañana me han encomendado la exploración de unas galerias que encontraron y quiero estar descansado para ello. No quiero ninguna sorpresa.

Recogió sus cosas que tenia cerca de la silla. Dejó unas monedas en la barra para pagar las dos cervezas y se dirigió hacia la salida, despediéndose de los enanos que mas conocía y con los que había trabajado.

Para Halin sus turnos de trabajo siempre empezaban antes que los demas. Era el quien se adelantaba por nuevos senderos, por nuevas grutas y túneles descubiertos o simplemente en tiempo olvidados para cerciorarse de que para empezar era seguro transitar por ellos y segundo que no se hubieran colado ningún tipo de criatura no deseada como trasgos o algo peor.

De ahí el apellido que gano su padre antaño que hacía la misma función que Halin y era conocido por ello. Ahora Halin, orgulloso hijo de Bälin era el encargado de seguir su legado y por eso era conocido por su trabajo ya que solia trabajar cada dia con varios grupos mineros.

 Parecia que a nadie le importaba el pasado de  Fingar, a Nagredog no se le quitaba la cabeza la imagen del momento en que, a escondidas, el padre del minero agrego el preciado metal al crisol para lograr fundirlo junto al resto de materiales. En realidad nunca le importo el pasado de ninguno de sus compañeros, ni de sus respectivas familias. Sin embargo si le imporaba el presente, y ese no era otro que el destierro. Una migracion forzosa de su pueblo... una vez mas... de nuevo a causa de un dragon...

Mientras ensimismado imaginaba forjas, dragones y una enorme masa de enanos huyendo de sus casas, algunos de los presentes comenzaban a marcharse. Kâmdur no tenia prisa, su turno habia terminado no hacia mucho, y no tenia demasiadas cosas que hacer salvo beber, olvidar y pasar el rato acompañado.

- Bueno Fingar, por mi parte no te reprocho nada que hiciese tu padre- dijo Nagredog alzando su jarra mientras miraba a su compañero. - por suerte cada uno se forja su destino - y bebio un largo trago, para despues con un fuerte golpe posar la jarra en la mesa.

Cuando Halin comenzaba a marcharse, Nagredog empezo a hablar de su trabajo...- Mañana yo continuare con la sala este, hay mucho trabajo alli, las columnas estan quedando espectacularesn... - pero callo, una vez mas su entusiamo por la talla de la roca, le haria hablar de trabajo, y no era el momento ni el lugar.

- ¡¡Dain, cerveza para todos, ya es hora de esta casa invite a sus clientes!! - se interrumpio a si mismo esperando que la juerga volviera tras la historia de Fingar.

.- Yo soy Batum y soy guerrero, aunque ahora me encuentre trabajando la piedra como todos nuestros hermanos, son tiempos malos para todos, pero como buen enano solo nos queda pensar en que seguro que vendrán tiempos mejores .- parecía que Fingar había recobrado un poco la alegría, era normal su estado .- Veo que eres herrero, yo también lo era, pero hasta que mi padre murió, en ese momento pensé que todo se iba al traste, pero encontré una nueva vocación y decidi dedicar mi tiempo a las armas, es una manera de tener la mente despejada, te lo aconsejo... .- bebi de mi nueva cerveza y pregunté .- Tu eres? .- dije mirando a Kâmdur .- parece que lo tuyo es tallar la piedra no?

Fingar agradeció las palabras dedicadas de Kâmdur Nagredog y Batum, y esperó la respuesta a la pregunta que éste último hizo al primero. Deseaba conocer mejor a aquellos enanos.

También había otros hermanos precavidos y responsables.

 - A la piedra me dedico, asi es. Primordialmente a la explotacion minera, abriendo vetas que gente como Halin encuentra. No lo admitiran... pero ellos hacen lo facil, detras vamos nosotros a con nuestros picos y martillos... - dijo el enano con una leve entonacion humoristica - Pero lo que de verdad me gusta es la canteria y la escultura. Tallar en roca hermosos bustos, bolutas en las columnas, frisos en los dinteles de las puertas... En este asentamiento hay mucho minero, por lo que aprovecho para explotar mis conocimientos de canteria. Por supuesto tambien conozco la "otra" parte de un cantero. Podria sacar un bloque de la roca, tan grande como quieras, como si de mantequilla se tratara... - Decia orgulloso Kâmdur. Por supuesto exageraba, pero era uno de los beneficios de la cerveza, no importaba.

Mi padre sin embargo...- Nagredog miro a Fingar, no pretendia volver al tema al hablar de mi progenitor - En fin mi padre era guerrero como tu, Batum. Yo llevo su apellido. Bueno casi... En realidad todo el mundo conocia a mi padre como Nagerog, asi le llamo el ultimo orco que mato. Luego nos enteramos de que significaba "Mataorcos" en su lengua. En mi persona ese sobrenombre se fue perdiendo y por ello me llaman Nagredog, pero en fin, no me disgusta...

Fingar notó la mirada de Nagredog. Sabía, por supuesto, que su comentario no contenía la menor malicia.

Los enanos adoramos aniquilar a esos seres despreciables tanto como la preciada cerveza -dijo Fingar. Todos sabemos matarlos y aplastarlos. Si "Mataorcos" era el nombre que recibió tu padre, Nagredog, hijo de Nagrerog, es, seguramente, debido a su gran destreza en tal honrosa empresa. Sería un honor acompañarte a ti, su hijo, en una incursión similar.

Fingar continuó escuchando a sus hermanos. Pronto saldría de allí para descansar. Pues las jornadas mineras nunca llegaban a su fin.

Dain se percató de que uno de los enanos quería irse antes de tiempo asíque le atajó antes de que pudiera llegar a la puerta.

¡Sombrágil! Exclamó para llamar su atención. ¿Así te llamabas, no? No puedes irte ahora. Has escuchado la historia de los demás ahora tienes que pagar contando la tuya. Seguro que detrás de ese apellido hay otra buena historia, y no querrás dejar a tus compañeros sin uno más para la ronda de cervezas por cortesía de la casa.

Un rumor generalizado se extendía como la polvora al escuchar esas palabras. Sí habeis oido bien, malditos truhanes, pero solo por esta vez. Tenemos compañeros nuevos. ¡Por las barbas de Aüle!

Y tú, Shathur, ese nombre me suena de algo, ¿no es de una montaña? Bundushathur. 

 Halin se disponía a abandonar el local pero las palabras de Dain le hicieron frenarse en seco y darse media vuelta. No podía quedarse en consciencia haber dejado sin una ronda gratis a sus hermanos enanos.

- Mi padre, Bälin Sombrágil siempre me contaba la misma historia. - dijo alzando la voz - Hace ya muchos años antes de que el maldito dragón apareciese, mi padre y otros dos camaradas formaban la avanzadilla de un grupo de intrépidos enanos que se aventuraron en unas nuevas cuevas a ver si encontraban alguna nueva veta o piedras de buena calidad para los mineros.

- Se dice que un grupo de seis... - rectifica, para darle un tono mas épico - que digo seis... ¡¡ doce !! malditos trasgos les seguían la pista. - al pronunciar la palabra de los odiados monstruos para los enanos, se oyeron algunos insultos y otros improperios maldiciendo los malditos trasgos, Halin espero pacientemente y sonriendo.

- Es de bien sabido que un buen numero de valerosos enanos podría pasarles cuentas sin mucho problema pero esos exploradores, iban sin armadura y sin armas, solo habían ido ahí a rastrear y habían dejado todo su equipo atrás. Y en ese momento se encontraban descansando en una sala de la caverna que no tenia mas que una salida. - En este momento Halin hizo una pausa dramática intentando dotar a la historia de misterio.

- Los tres enanos oyeron como el peloton de trasgos se dirigía hacia ellos, y ellos ya se disponian a defenderse con sus puños y con lo que tuvieran alguna oportunidad de llevarse por delante algun maldito trasgo!

- Pero Bälin tuvo una brillante idea! - dijo de repente cambiando el ritmo. - Los tres enanos amontonaron rapidamente montones de piedras y las viestieron con partes de sus vestimentas y las colocaron según mi padre les indico. La hoguera que tenian preparada en medio de la sala proyectaba las sombras de manera que desde la entrada parecia que hubiera un gran grupo de enanos. - dijo riendose.

- Y los tres exploradores se pusieron a cantar y hacer ruido como locos, como si hubiera allí una partida entera de enanos! - dijo chillando y agitando las manos.

- Nunca volvieron a saber nada de ese grupo de trasgos! Esos malditos huyeron con el rabo entre las piernas!! - dijo exclamando y acabando al fin su historia.

- Asi que vamos a hacer lo mismo nosotros, a beber y a hacer ruido como bien sabemos para ahuyentar cualquier maldito trasgo que haya en este montaña!! - dijo riendose y dandole un trago a una jarra de cerveza que alcanzo con su mano.

Es, sin duda, una treta fabulosa... ningún hombre llegaría a tales argucias..... ¡ajá!, aún menos un elfo -pensó Fingar.

¡Un honor por el apellido Sombrágil! -vociferee tímidamente para animar el rugido de los hermanos enanos.

 Halin al acabar de contar la historia decidió quedarse un rato mas en la posada. Siempre había hueco para escuchar y narrar historias. La verdad que todo esto hacia volar su mente y fantaseaba con historias de aventuras y nuevos retos.

Levantó la copa en agradecimiento a las palabras de Fingar como un brindis a distancia y siguió bebiendo con los demás enanos.

Pedí otra cerveza y me acerqué a Dáin el Manco.

Bueno Dáin..., -comencé- ¿y qué me dices del Mitrhil? Tan sólo al llegar aquí hemos excavado y excavado, pero no ha habido muchas historias en torno a la gracia que nos consagra. ¿Hay algun relato con el que puedas deleitarnos en torno a él? Sin duda el enano se fatiga en su incesante búsqueda, mas es mayor gracia que se nos concede al extraer su delicado, bello y fuerte material.

Ah.. Mithril... preciado mineral, la más codiciada joya de la montaña... Murmuró más para sí mismo que para los presentes. No se ha visto Mithril por aquí, nunca. Solo en Khazad-dûm han encontrado vetas de ese mineral y.... Miró a ambos lados y después bajó la voz temeroso. Ya sabeis que ese no fue buen asunto...

¡Malditos orcos! -dijo en un tono poco apetecible-.

Mi padre, Fenegar, me contaba que su padre... y el padre de su padre... y así, el padre de... -el efecto del acohol comenzaba a desfilar por mi sangre y hacerse notar, en breves resquicios, por mi balbuceo-,... las viejas historias de los orcos habitantes en la casa de Thráin y su linaje... nuestros padres... mucho antes que Erebor hubiera nacido en nuestro pensamiento... El poderoso, ligero y bello Mithril, en su forma más basta, dormía bajo el rugido de los orcos... y sobre el calor de la Llama... Nadie se atrevía a pisar a más de cien pies de las puertas de Khazad-dûm sin la protección necesaria, pertinente...

Quizá sus, como contaban antaño, bellas galerías guarden el bello mineral preciado.

Fingar no contaba ya con la cautela de Dáin el Manco, por evidentes razones.

 Halin estaba cerca de esa conversación y aun si parecerlo estaba muy atento. Siempre le habían interesado en sobremanera las historias sobre el bello metal. En sus mejores sueños él era el explorador que encontraba una veta de mithril.

 Nagredog habia oido hablar del metal, inclluso en una ocasion tuvo oportunidad de verlo. Era codiciado por todos, su fortaleza y durabilidad lo hacian idonei para la construccion de armas y armaduras. Era duro a par que maneable. Pero muy dificil de extraer, dado que pocas vetas se habian encontrado y en lugares muy profundos de la montaña.

.- Quien ha dicho Orcos? .- replicó en voz alta Batum al oir las palabras de fingar .- Eso es mi especialidad! y más aun cuando en mi sangre hierve esta sabrosa espumosa! .- el alcohol empezaba a afectar a Batum, pero su fama de bebedor era bien ganada y dificil, muy dificil era tumbarlo en las barras.

Al oir hablar del metal, sus ojos se abrieron como platos, no había tratado demasiado con él, por lo que el misticismo que lo rodeaba acentuado por las ganas de encontrarlo de Batum, hacían que no perdiera ni un ápice de atención escuchando hablar sobre el metal de Kazad-dum.