Partida Rol por web

1372 Año de la magia Salvaje, Alturiak, día 8 de la tercera Dekhana.... Solana:

Los picos altos y las gigantescas montañas nubladas del norte impedían el paso de las frías ventiscas provenientes de mas allá del espinazo del mundo, Aún así este era un terreno desolado y escabroso, atacado por el agobiante frío del norte; un terreno que los demás mortales llamaban "las tierras contra el muro", pero para el Monje/guerrero simplemente era su hogar.

En lo alto de una Colina, se ergía la gran torre del monasterio, pisos misteriosos y prohibidos para casi todas las personas excepto los grandes líderes del lugar, pisos que guardaban cosas innombrables y que deberían estar fuera del alcance de manos curiosas o malvadas.
En la base de la torre, varios edificios formaban "El monasterio del Protector", donde clérigos, monjes y paladines de Helmo se dedicaban a una vida aislada de toda civilización, obediencia y castidad para proteger "cosas" de la maldad creciente del sur.

La gran dama de la Marca, Alustriel, había visto este monasterio como una causa noble y como un puesto de avanzada en contra del rey orco Oboldo Muchasflechas, quién residía en su fortaleza de la flecha negra, sobre el espinazo del mundo a varias millas al noreste del monasterio, Desde que la dama de plata puso su vista en el monasterio, oleadas de voluntarios han tomado el voto del "protector" y han renunciado a TODO lo demás del mundo del sur. Los orcos, en el pasado osados y atrevidos habían lanzado varios ataques fallidos al monasterio, pero ahora era otra historia; los súbditos de Oboldo temian al monasterio mas que al látigo de su amo y ya no se ven estas criaturas en leguas a la redonda del monasterio.
El monasterio además alberga un regimiento de unos 20 caballeros de la legión argenteada, el ejército de la marca, quienes operan como espías en contra de la fortaleza de la flecha negra.

...... Y allì se encontraba el monje, sumido en sus pensamientos, contemplando las altas montañas y los helados picos; este ha sido el peor invierno de todos los que su mente recuerda, la nieve cubre gran parte del suelo y la piel empieza a tensionarse y a sufrir como si mil cuchillos intentaran penetrarla, pero él es monje, y la mente domina el cuerpo, por lo que ha decidido salir del monasterio con ropa no apta para el invierno para poner a prueba su premisa.

Prosigue su marcha hacia un pequeño cacerío a unas horas de camino, no mas de 50 personas vivne en armonía relativa y con una relación simbiótica con el monasterio, esta vez le han encargado llevar de vuelta algo de cerveza y vino, a cambio de una cabra que lleva consigo; 4 sombras pasan sobre él, en el cielo, 4 seres alados, se alejaban hacia el este, seguramente se debía tratar de arpías buscándo algo de comida, muy comunes en la zona, para fortuna de Stannis, había pasado desapercibido ante las arpías.

Cerca del cacerío, el silencio reinaba, y aunque el frío penetraba la mas gruesa piel de oso, exhortando a las personas a quedarse en casa cerca del fuego, la falta total de activdad en el cacerío era muy extraña, algo sucedía....

1372 Año de la magia Salvaje, Alturiak, día 8 de la tercera Dekhana.... Solana:

La marcha había durado varias horas y el frió atenazaría los huesos a cualquiera, pero no al monje que caminaba en solitario con una pequeña carga en su haber. Su destino era un pequeño caserío que se encontraba no muy lejos de allí, aunque debido al tiempo tan adverso, el viaje no era del todo agradable. 

Pero eso a Stannis no le preocupaba en absoluto. La mente domina el cuerpo, y el frío podía controlarse con facilidad, al igual que el fuego o el dolor. Únicamente había que estar entrenado para ello, y Stannis lo estaba. Al fin y al cabo, solo llevaba una ligera capa y ropa holgada que no era muy conveniente para el viaje. 

El invierno estaba siendo duro, y muchos de sus compañeros del monasterio esperaban que acabase pronto, o por lo menos que amainase un poco. Sin embargo, el joven Broonhavert veía esta situación como una oportunidad para entrenarse y en cierta manera, disfrutar de los bellos paisajes creado por la nieve. No se podía negar la belleza de las montañas y del paisaje helado. Era un regalo para la vista... aunque muchos no lo entendieran así.

A lo lejos veía el caserío, su destino. Allí descansaría, se enteraría de posibles nuevas noticias- quizás algún ataque de los orcos del rey Oboldo Muchasflechas- y volvería de nuevo sobre sus pasos. Aunque dudaba que hubiera algo nuevo. Hacía tiempo que los orcos de Oboldo habían dejado de molestar a su monasterio y a sus tierras circundantes. A pesar de todo, no se podía bajar la guardia. Stannis no podía negar que el rey orco no era como otros líderes orcos, sino mucho mas inteligente y astuto. Había logrado unificar a las hordas orcas en una sola bandera formando un formidable ejército, el cual no se dedicaba a destruir todo lo que había a su paso como antaño. Oboldo quería gobernar, y de ahí sus intentos en formar algo que pudiera considerarse como reino. Afortunadamente tenía muchas complicaciones para ello- la naturaleza orca es caótica por naturaleza, y tarde o temprano las luchas entre los clanes rivales aparecían irremediablemente- algo que era bueno para ellos. No obstante, no podían confiarse, puesto que si lo lograba una nueva amenaza aparecería en el reino. 

Stannis se detuvo en seco, mirando a su alrededor con suspicacia. No veía a nadie por la zona y eso era demasiado raro, incluso a pesar del frío. Algo extraño pasaba, pero no podía saber que. Sus ojos escudriñaron la zona pero no vio nada extraño. Siguió avanzando pero atento al camino. 

1372 Año de la magia Salvaje, Alturiak, día 8 de la tercera Dekhana.... Solana:

Con algo de suspicacia y desconfianza, el monje sigue avanzando, con los ojos bien abiertos por el camino mientras paso a paso se va acercando a la pequeña aldea, las casas hechas de madera y de un solo piso se encontraban desérticas y las calles parecían las de un pueblo fantasma, el monje no tardó mucho en darse cuenta de la horrible realidad.....

La gente yacía en el suelo, totalmente inmovil, recostada y con ojos cerrados, cada paso que daba, veía mas y mas cadáveres de las personas que durante años se habían vuelto sus conocidos. Ahora, aparentemente todos se habían ido, y el silencio es interrumpido únicamente por el silbido del frío viento soplando desde el oeste.

Un análisis un poco mas cercano de los cadáveres, revela la ausencia total de heridas, la única sangre emanaba desde las orejas de los cadáveres, un chorro fino de líquido con un color extraño: sangre con un color grisáceo!!.

Un fuerte sonido, proveniente del interior de una de las casas, como si un objeto grande hubiera chocado el suelo, llama la atención del jóven Monje.

1372 Año de la magia Salvaje, Alturiak, día 8 de la tercera Dekhana.... Solana:

Cadáveres. El lugar estaba repleto de ellos, y era indudable que había sido arrasado. ¿Orcos? Pudiera ser, pero era extraño: si los orcos hubieran perpetrado esta matanza, la aldea hubiera sido quemada. ¿Que sentido tenía dejar las casas en perfecto estado? Y la sangre, era tan extraña... Quería investigar mas la zona, para intentar sacar algo mejor en claro pero un sonido dentro de una de las casas llama la atención del monje. Dejando a un lado su carga, se dirige hacia la casa, moviéndose lo mas sigilosamente posible. Si había algún enemigo en la casa, quería pillarle desprevenido.

Tras acercarse hacia la puerta, intenta abrir la puerta con sumo cuidado...

1372 Año de la magia Salvaje, Alturiak, día 8 de la tercera Dekhana.... Solana:

El monje camina lentamente, sin hacer ruido, paso a paso, acercándose a la casa desde donde había provenido el sonido, quizá el enemigo aún se encontrase en el interior, lo mejor sería cogerlo con la guardia baja.
A tan solo unos pocs pasos de la puerta, con la mano ya extendida para abrirla, la cabra suelta un sonido propio, fuerte y claro; llamaría la atención de quien fuera que se encontrara en el interior. El monje para su andar, en silencio, a la espera de que el enemigo saliera de esa puerta, pidiendo a todo el panteón que no hayan escuchado a la cabra.

Unos instántes pasan, en silencio, nada ocurre, probablemente los que estén adentro hayan escuchado ya, pero si fuera asi, ¿no habrían salido a investigar?.... Stannis decide seguir su marcha, un par de pasos mas y el crepitar de la puerta al abrirse rompe el absoluto silencio.

El interior de la casa era una modesta sala de estar con apenas una mesa y unos cuantos banquillos, el fogón de la cocina podía verse también, al igual que otra puerta de madera, quizá del dormitorio. La casa se encontraba ordenada excepto por una cosa: El armario estaba tirado al suelo, y a su lado, había una hermosa elfa de cabello oscuro, acostada bocabajo, retorciéndose un poco -A...a....a...ayúdame. Dice con esfuerzo la cálida voz melodiosa de la muchacha.

Siguiendo el honor de su ética, el monje se acerca a la muchacha, ayudándola con sus brazos a recostar la delicada cabeza de la elfa, en su propio musculoso pecho, brindándole un trago de su odre de piel de oso.

Solo entonces, Stannis pudo apreciar la extrema belleza de la elfa lunar que tenía en su regazo:
Su oscuro cabello, largo hasta la parte baja de su espalda, brilla bajo el sol y se oculta bajo las sombras, combina con sus ojos negros como el Onyx, ojos llenos de expresión y vida, juguetones capaces de cautivar al mas recio y testarudo de los enanos del norte.
Su nariz es fina y respingada y unas pequeñas pecas iluminan su rostro en una expresión traviesa pero inocente y su boca, siempre rojiza, parece una provocativa manzana que provoca morder.
LLeva un vestido cafe, de viajero, con un sugerente escote profundo que resalta sus grandes y ergidos pechos, raros en la raza de las orejas puntiagudas, además dibuja finamente la perfecta silueta de su moldeado cuerpo.

Es sencillamente lo mas bello que él ha visto en toda su vida......

Stannis se sonroja ante tal belleza mientras de sus dulces labios salen otro par de palabras -Gracias... mi nombre es Dranthia, cual es el tuyo?.

Incluso los monjes son humanos y saben notar la belleza nada mas verla. Y ciertamente, la elfa solar era una mujer bella. Tanto era así que Stannis se sonroja, sin saber muy bien porque. 

Concéntrate- se dice así mismo.

Stannis- responde- ¿que ha pasado aquí?- pregunta, aunque no tiene intención de meterle prisa a la mujer. Por lo que veía, no estaba herida, pero no por ello iba a presionarla. A pesar de que se encontraba cerca de Dranthia, lo cierto es que el monje estaba observando la puerta por donde había entrado, solo por si acaso. 

Dranthia respira un poco, durante unos instántes permanece inmovil, observando en silencio a su rescatista con esos encantadores ojos llenos de expresión; finalmente se incorpora con la ayuda del monje.

-Creo que ya me encuentro bien, estaba algo aturdida...... Soy una viajera del sur, venía con mi escolta de 10 hombres a conocer el fin del mundo, verás soy tercera en el lineaje de una alta casa elfica de Cormanzhor y los temas políticos me aburren, mi verdadera pasión es la aventura, conocer lugares remotos y exóticos, Ciudades de Halrua, desiertos como Anaroukh o Calim, culturas como la Mulhorandina, bosques como el alto y el khondal, peligros en Zhay, ciudades como puerta baldur, Athkatla o aguasprofundas, eso realmente me apasiona -Una hermosa sonrisa se desprende de su roja y carnuda boca, Stannis aún seguía aturdido ante tal belleza incomparable, nunca en su vida había estado con una mujer, a sus escasos 14 años ya vivía en el monasterio, pero su naturaleza de hombre hacía que pensamientos que jamás había tenido en su vida, afloraran con tan solo ver a esta mujer. -Vine hace unos días Continuaba hablando la muchacha, mientras encontraba una silla en la que ponerse cómoda -Y pude vislumbrar el esplendor del espinazo, sus altos y nevados picos... Ohhh una belleza comparable a la misma Argluna.
Mañana me disponía a partir, hacia el sur, hacia un destino incierto, pero hace unos instántes, aparecieron 4 criaturas aladas, feas a la vista una abominación parecida a un descendiente entre un humano y un enorme buitre, sus cuerpos parecían huesudos y su piel quebradiza y vieja, sus feos picos y sus ojos inyectados en sangre, aterrizaron en la plaza central y tres de ellos se cogieron de las manos mientras el cuarto los defendía de los ataques de los defensores, incluyendo mi escolta; en menos de lo que demora un pájaro en tomar vuelo, un fuerte graznido emergió de los tres cantores y de repente todo fue silencio y muerte....... -La expresión de la muchaca se tornaba melancólica a medida que contaba los acontesimientos -Vi como caían todos los hombres en una sinfonía sincronizada, todos muertos, TODOS; ahora estoy sola y no se donde ir.... ayúdame buen hombre, tienes que ayudarme Stannis, llévame contigo, pero sácame de esta pesadilla.

Para cuando la hermosa elfa había terminado de hablar, las lágrimas se regaban de cada uno de sus bellos ojos y se encontraban en el mentón, para caer finamente sobre su sugerente ropa.

Stannis escucha en silencio la historia, aun turbado por la presencia de la elfa. A pesar de todo, su concentración esta pueso en la historia de Dranthia y frunce el ceño al escuchar la descripción de las criaturas.

Esa descripción... es como si hablase de diablos vroc- piensa Stannis, pero nunca había oído que esas criaturas apareciesen por este lugar. Si eso era cierto, no podía ser bueno. 

Se levanta de su asiento y mira fijamente a la mujer- puedes venir conmigo, pero antes tengo que inspeccionar el lugar. Quizás haya mas supervivientes.

Tras decir esto, sale de la estancia, dispuesto a recorrerse la zona, buscando supervivientes así como los signos del ataque de esas criaturas. A lo mejor podía encontrar alguna huella o algo que pudiera corroborar la historia de la mujer.

1372 Año de la magia Salvaje, Alturiak, día 8 de la tercera Dekhana.... Solana:

-Gracias -Mucitó la elfa con una sonrisa de oreja a oreja, mientras caminaba a su lado hasta la puerta de la casa, desde ahí observaba como el monje inspeccionaba el cacerío, no se atrevía a salir mas allá del límite de la casa, asustada aún.

Stannis caminaba por el pequeño pueblo, observando cadáver tras cadáver, una imágen espantosa y triste, incluso para el mas duro corazón, pero sin inspeccionarlos al detalle uno a uno, solo esperaba encontrar a alguien como la elfa, retorciéndose o al menos capaz de mover algun miembro, si quería volver al monasterio inmediatamente tendría que partir ya, los días en invierno eran cortos y las noches largas y frías y peligrosas.

Aún caminaba cuando en la plaza principal encontraba varios cadáveres de hombres, estos con heridas profundas y mortales ocasionadas por garras de alguna criatura, 7 de ellos contaban esas heridas y la sangre se acmulaba a borbotones bajo cada cuerpo; el resto de cuerpos tenían los mismos rasgos de los cuerpos iniciales: Hilos de sangre provenientes de sus oidos mezclado con una sustancia grisácea.

Las huellas eran indeterminables, pero sin duda había habido revuelo en la zona, justo en ese momento llega a la memoria del monje las cuatro criaturas que pasaron volando por los cielos justo antes de su llegada, quizá no eran arpías después de todo!!*

No había mucho mas que ver por la zona. Su inspección se había centrado fundamentalmente en la búsqueda de supervivientes, y dado que solo la elfa vivía ahora era conveniente volver y avisar de lo que aquí había ocurrido. Camina de nuevo hacia la casa donde Dranthia se encuentra en el umbral, sin salir.

¿Tienes ropa abrigada? durante el viaje de vuelta va hacer frío. Nos pondremos en marcha cuando digas que estés lista.

La elfa sonrie de nuevo a la llegad del monje -Has encontrado algo? o alguien?. La expresión del Monje le daba una respuesta inmediata, agachó su cabeza y encogió los hombros.

-No, no tengo manta, en mis viajes solo cargo conmigo esta daga y esta bolsa de cinto, con monedas suficientes para pagar mis necesidades, pero no hace falta, el frío no afecta mi piel como a otros mortales, siempre ha sido así, llegué a soportar este crudo invierno sin nada de abrigo... Jijiji -La elfa rie inocentemente haciendo una mueca y respingando su nariz, resaltando las pecas en su perfecta cara; extiende su cuerpo y le da un beso en la mejilla al monje -Gracias por salvarme, eres mi héroe!! Stannis alcanza a sentir su aroma a fresco pino de invierno combinado con flores primaverales, se sonroja un poco, aún con la mirada severa que solía abarcar sobre su cara.

La elfa extiende su mano derecha, aún sonriente y juguetona -Vamos, salvador mio?.

Stannis ignora la mano mientras se da la vuelta. Recoge lo que había traído consigo -aquí ya no hacía ninguna falta- y se dispone a partir:

Camina cerca de mi y no te demores- le dice a Dranthia- y estate atenta por lo que pueda pasar. 

Tras decir esto, y sin esperar su respuesta, el monje comienza a caminar de nuevo, rumbo al monasterio con nueva y malas noticias que dar.

1372 Año de la magia Salvaje, Alturiak, día 8 de la tercera Dekhana.... Tarde:

El sol caía rápidamente sobre las montanas del oeste, mientras el monje caminaba y la elfa hacía lo suyo, intentando seguir al duro monje, por momentos se quedaba atrás y le tocaba al monje esperarla.

El viaje continuó durante unas horas y el sol se encontraba ya en su declive, el cielo totalmente naranja y a medida que la vista iba mas hacia el este, en el cielo, se iba oscureciendo hasta un púrpura oscuro, finalmente el monasterio se encontraba a la vista, las puertas abiertas de par en par.

Ambos entraron al patio principal, un monje encargado de la seguridad recibió a la chica, escuchó el relato de Stannis y le comentó la ubicacón del Abad, a lo que el monje emprendió carrera, dejándo a la elfa atrás, ante la mirada curiosa de otros monjes, clérigos, paladines y caballeros que se iban apilando uno a uno hacia la chica.

Al abrir la puerta grande de madera, reforzada con barras de acero negro, se encontraba el abad concentrado, escribiendo con una gran pluma de ganso sobre un pergamino.....

El abad se sobresalta ante la repentina interrupción, se voltea y empiueza a sacar palabras en con su fraternal y cálida voz.

-Hijo mio, acaso no has aprendido a tocar la puerta antes de ingresar a unos aposentos privados? -Su mirada sin expresión evalúa al monje de pies a cabeza -veo angustia en tu cara, acércate, cuéntame que te aflige hijo mio.

Problemas- camina hacia donde se encuentra el abad hasta llegar al escritorio. No tiene intención de sentarse- el caserío al que tenía que proveer ha sido destruido. Su población ha sido diezmada a excepción de una elfa solar a la cual he traído a la abadía. Por lo que ella me ha contado, ha descrito a unos seres que parecían ser demonios vrocs, los cuales han sido los culpables de la matanza.

Tras la explicación guarda silencio durante unos instantes, meditando si tenía que dar esa información- Mientras he viajado hacia allí he visto volar a varias criaturas pero, dada la distancia que había pensé que eran arpías. Puede que me equivocase.

Tras decir esto, guarda silencio a la espera de las palabras del abad. 

Pocas veces se veía al Abad marcar en su cara alguna expresión, siempre era frío como los picos helados de las montañas y sus ojos muertos y carentes de expresión, pero esta era una ocasión rara, se le veía preocupado a cada palabra que el Monje pronunciaba, sus ojos se abrian paso por sus párpados hasta quedar casi desorbitados y sus pobladas y blancas cejas arqueadas sobre su frente

-Ohh vaya vaya!!, -Auqnue su expresión era preocupada, su voz seguia apacible y suave -Demonios?, en esta zona?, Imposible, que harían unos demonios en la zona, a no ser que....... Sokratos -Gritaba en dirección a la puerta, uno de los monjes entraba a la puerta haciendo una reverencia -Trae a la chica recién llegada, y apúrate!!.

El abad ya estaba levantado de su silla, caminando de un lado para otro, impaciente mientras la elfa llegaba, con sus brazos cruzados y murmurando para sí, mientras obedientemente Stannis esperaba en silencio.
La mirada del Abad volvía a cambiar en cuanto entró a la habitación tan hermosa elfa, algo de lujuria se alcanzó a percibir, pero un sacudón de su cabeza fue suficiente para empezar el interrogatorio.

Durante un par de horas, estuvieron los 3 encerrados en el cuarto del Abad, escuchando la historia de la chica, mientras el Abad pregunta por detalles mas minuciosos.

Finalmente llama otra vez a su guardia y le ordena llevarse a la chica a tomar un baño caliente y a comer junto a los monjes, sentándola en la mesa de honor, donde se sentaba el Abad y sus 5 siguientes en la jerarquía, así como los visitantes honorables.

Cuando la chica se ha retirado, el Abad lanza una mirada preocupante al joven monje -Puedes retirarte, pronto será la hora de la cena, has hecho bien muchaco, pero hay algo en esa chica que no me cuadra......... Percibo que oculta algo!!

¿Hay que vigilarla?- pregunta antes de marcharse. Podía considerarse una descortesía, pero tratándose de demonios la precaución era poca. Si la elfa ocultaba algo, no podían dejarla vagar libremente por el monasterio y consideraba que, puesto que él había estado con ella durante el viaje, podía encargarse de ello. 

Vigilarla.... Ohhmmm Si si si, Vigilarla, tengo hombres para ello tu ya has pasado por mucho hoy hijo mio, ya hiciste lo tuyo, si lo deseas puedes irte a dormir.

El abad siempre parecía lento en caer en cuenta de las cosas, pero era su forma de ser, siempre quería que sus súbditos se dieran cuenta por sí solos, aparentando que la idea era de ellos mismos, así era el Abad, y Stannis lo sabía desde siempre, sabía además que el Abad estaba un paso por delante de cualquiera en el monasterio, siempre sabía que hacer.

En ese caso buenas noches- responde el monje mientras inclina la cabeza en señal de despedida y sale de la estancia. no había comido nada por lo que se encamina hacia el comedor para tomar algo. Luego o bien iría a leer algo o se iría a descansar, todo depende de las ganas que tuviera en ese momento.