Partida Rol por web

La Máscara de Fu-Kang

CAPÍTULO II - El mal de Zimmer

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01/09/2014, 21:32
Agatha von Wagner

La espera en el hospital mientras le hacían pruebas al señor Blair sólo había conseguido agotarme. La tensión y el nerviosismo por no saber qué sucedería con el escritor, habían conseguido que el cansancio fuera patente. Me encontraba sentada en una de las sillas de la sala de espera cuando recibimos las buenas noticias de que el señor Blair se recuperaría. Sólo era cuestión de pasar un día ingresado en el hospital. Respiré aliviada y, más aún, al saber que cerca de donde estábamos había un hostal en el que nos podíamos refugiar mientras pasaba la tormenta y, de esa forma, poder recoger al día siguiente al escritor.

Después, con un nuevo día por delante, ya nos plantearíamos los nuevos pasos a seguir, que pasaban, sin lugar a dudas, por volver al faro, no sólo para devolverle el coche al señor Zucker sino también para saber que nada malo había sucedido a los que allí se habían quedado. Había que seguir hablando con el joven pues, aunque el dijera que no, tenía que saber porqué los alemanes iban tras de él, algo en su investigación tenía que ser la clave para conseguir lo que fuera que estuvieran buscando.

Desde luego no podía tener un minuto de tranquilidad, ahora que sabía que el señor Blair se encontraba bien, me tenía que preocupar por lo que los nazis estuvieran tramando y, sabiendo como eran, estaba convencida que no era nada bueno.

-Sí, vayámonos. Por el señor Blair ya no podemos hacer nada y nosotros tenemos que descansar. Mañana vendremos a buscarlo para ir todos juntos de vuelta al faro.

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01/09/2014, 22:44
Anne Sophie "L´Ourse" Hinault

Me crucé de brazos y esperé pacientemente al lado de Agatha. No tenía ganas de hacer de niñera, y parecía que mi trabajo se estaba empezando a convertir en eso. Ahora este se ha puesto malo, vamos en excursión... venga Anne, tu eres la profe... Era absurdo.

Me estaba empezando a cabrear...

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02/09/2014, 01:43
David Wilson-Harris

Contemplaba la ceniza caer, agotada, quejumbrosa, sobre la vieja madera del porche del hospital de New Haven. Mientras aspiraba el humo cálido de un cigarrillo mentolado veía a lo lejos como los dioses se conjuraban para lanzar rayos y lluvia sobre Inglaterra. Bajaba el humo con un buen trago a la botella obtenida de la extraña bodega de Zucker. ¿Para qué querría una radio escondida allí aquel excéntrico idiota? Su coche se mojaba, impertérrito, rodeado de viejas ambulancias que habían visto tiempos mejores. El patio, ahora vacío, donde los pacientes se recuperaban y tomaban el té los pocos días soleados que veía aquella tierra, era casi un pequeño mar, revuelto con el agua que caía del cielo.

No me gustaban los hospitales; me recordaban a todo lo malo de la vida, las heridas de guerra, los gritos de los soldados antes de ser amputados, la vejez y la convalecencia. Ni siquiera las enfermeras podían compensar la aprensión que aquellos lugares me provocaban. Por eso había salido a echar un cigarrillo. Ver al señor Blair expectorar sangre no era un plato de buen gusto; pero más amargo aún era estar allí esperando, pensando en aquel menage-a-trois, como decían los franceses, improvisado, de Maddie, Rick y el estirado profesor. Nervioso, saqué mi peine de nácar del bolsillo y peiné mi raya con elegancia.

Enseguida las señoritas comenzaron a cloquear, allá atrás en el gallinero, y me imaginé que necesitarían un chófer. Miré el reloj que marcaba cerca de las cuatro de la mañana. Divertido sonreí de medio lado al pensar lo que podrían imaginarse en aquel hostal de camino cuando le viesen entrar con tres señoritas y una botella de vino a altas horas de la madrugada...

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02/09/2014, 11:12
Narrador

La noche, o lo que queda de ella se te hace eterna. Esperas con ansiedad llegada de un nuevo sol con la esperanza de que traiga consigo una notable mejoría...

Notas de juego

Te quedas ingresado en el hospital. Te actualizo cuando vengan a buscarte.

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02/09/2014, 11:14
Narrador

No tardáis en llegar al hostal. Las luces fluorescentes zumban sobre vuestras cabezas, dándole un tinte verdoso enfermizo a las paredes y techo de color beige de la recepción. La tapicería de vinilo de color rojo ladrillo e los dos asientos incómodos de la sala de espera están desgastados y agrietados. Una pintura del paisaje desvanecido adorna las paredes. Las revistas de la mesita de noche llevan años de retraso y contribuyen al olor a humedad del lugar. El "mostrador" es sólo una abertura en la cristalera de la pequeña oficina.

El recepcionista no está en el escritorio cuando llegáis. Está en otra oficina en la parte de atrás, escuchando la radio. Si la gente no puede entender que tienen que sonar la campana del servicio, entonces realmente no le importa si consiguen o no una habitación para pasar la noche. Una vez que se toca la campana, el recepcionista se toma su tiempo paseando hacia la recepción. Por lo menos transcurren dos o tres minutos antes de que llegue a reunirse con vosotros.

─Disculpas ─dice con una sonrisa socarrona al ver a las tres "acompañantes" del señor trajeado. ─estaba ocupado encargándome de algo atrás.

─¿Cuantas habitaciones van a necesitar? ─su sonrisa aumenta.

 

Notas de juego

Si no pensáis hacer nada relevante os dejo un post a cada uno y pasamos al día siguiente.

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02/09/2014, 11:37
Anne Sophie "L´Ourse" Hinault
Sólo para el director

Notas de juego

Yo no creo que haga más que seguir a Ágatha, porque ahora mismo aquí poco más se puede hacer xD

DJ: Ahora mismo poco puede hacer ninguno ;)

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04/09/2014, 19:42
Agatha von Wagner

El paseo hasta el hostal me había hecho darme cuenta lo cansada que estaba y en esos momentos sólo deseaba reposar mi cuerpo sobre una cama. Aunque, cuando llegamos al lugar, la tétrica luz, el olor a humedad y la desidia del encargado sólo consiguieron que se me quitaran las ganas. Pero no podíamos andar por ahí buscando un sitio más decente así que, encogiéndome de hombros, me resigné a quedarme en aquel lúgubre lugar.

Cuando nos preguntó por las habitaciones me di cuenta que era algo complicado. Por mi parte hubiera preferido una individual, pero con toda probabilidad mi sombra no me dejaría sola. Anne era como una lapa, sabía que sólo hacía su trabajo pero para mí, en muchas ocasiones, resultaba un tanto agobiante. Paseé la vista por mis compañeros en una muda pregunta. No me parecía ni correcto y, con toda probabilidad sería algo impensable, que Sophia quisiera compartir la habitación con el lechuguino.

-Mmm... Si tienen habitaciones de tres camas quizás fuera lo mejor que nosotras tres la compartiéramos ¿no creen ustedes?

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04/09/2014, 21:38
David Wilson-Harris

Había estado lento. Muy lento. Quizá fuese el vino, o el cansancio. La pausa del recepcionista era contagiosa. Yo pensaba alquilar el hotelucho entero, para que nadie nos molestase las pocas horas que íbamos a dormir antes que el sol llamase a las ventanas, pero al escuchar la cuestión planteada en el fuerte acento centroeuropeo de la señorita von Wagner me sentí obligado a tomar la iniciativa. Su incomodidad era patente así que actué como debía hacerlo un gentleman inglés en aquellos casos... jodiéndose.

— Dos habitaciones dobles para las damas, por favor.— dije, sacando un billete aprobado por algún ministro de Jorge V, para dar veracidad a la afirmación — No se preocupen por mi, señoritas. Dormiré en el coche. Tiene una tapicería excelente y confortable. Se lo aseguro. Que descansen y tengan una buena noche.

Sonreí amablemente y salí a la intemperie para pasar la noche en aquel puñetero coche.

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05/09/2014, 10:48
Narrador

Día siguiente.

 

El día amanece nublado; gris, oscuro y pesado, pero al menos no amenaza de lluvía, pues ésta había cesado aproximadamente a las 5 de la mañana. Os encontráis en la recepción del hostal entregando las llaves de las habitaciones cuando lo que se escucha en la radio local os sobresalta:

─El faro de Newhaven ha sido consumido por las llamas durante la noche. La policia y el cuerpo de bomberos está investigando el origen del fuego así como el paradero de su propietario, un joven y prometedor profesor.

Apenas podéis creer lo que oís. Toda Newhaven está conmocionada por el suceso y en el hospital la gente no habla de otra cosa.

Al menos una buena noticia; y es que el señor Blair se encuentra notablemente mejor. Sus mejillas han recuperado su color natural y la tos parece haberle dado tregua, además ya le han dado el alta. Cuando lleguáis a su habitación lo encontráis tumbado disfrutando de un "delicioso" desayuno hospitalario. A su lado, en la mesita, una pequeña radio le ha hecho saber también la terrible noticia...

 


 

...El pie de David Wilson aprieta el acelerador a fondo en dirección al faro. Sólo puede pensar en una cosa: Maddie. Poco le importa lo que le suceda a esa rata de biblioteca de Zucker o al altivo McReady, pero si le ocurriera algo a Maddie, nunca se lo perdonaría...

Cuando llegáis al lugar de los hechos, encontráis la zona acordonada por un precinto policial. Cuatro policías dan vueltas por la zona, intentado encontrar algo que arroje luz sobre el paradero de Abner. ¿Desaparición? Pues sí. No han encontrado su cadáver (ni ningún otro) entre los restos, y algo debería haber quedado de él. La policía lleva toda la mañana buscando entre los escombros.

Tras el cordón policial, junto a vosotros, se agolpa una multitud de pueblerinos curiosos. Los lugareños fantasean con todo tipo de posibilidades, para ellos Abner era un tipo misterioso que nunca se dignaba a pisar el pueblo.

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05/09/2014, 17:36
Eric Arthur Blair

Llegué alli en un taxi.

Iba abrigado con mi ropa del día anterior, antes de quedar ingresado, y poco más. Le dije al taxista que se quedar con el cambio, pues la carrera no había sido demasiada, y además, estaba tan sumamente ensimismado en la multitud agolpada sobre el ennegrecido faro que no podía atender a cambios y vueltas. El tipo arrancó y mi rostro, ya con mejor color, se proyectaba en dirección de lo que antes era el reluciente faro. Tras unos segundos de incertidumbre, ya sabiendo bien qué había ocurrido a modo general, giré la cabeza a todas partes para buscar el vehículo de David, el mismo con el que me habin llevado.

Mi boca estaba abierta, y mi bigote compartía mi admiración. El cabello lo tenía mal peinado, y la chaqueta arrugada. No me importaba. La noche anterior, mientras me llevaban al hospital, me di cuenta, pese a mi mal estado, que la señorita Maddie y Rick se habían quedado allí, con el eminente profesor. La historia del Inmortal, la cual yo conocía antes de nuestro encuentro con Zucker, resonaba en mi cabeza, sin saber porqué.

Rápidamente, aunque más bien tenía que andar por obligación a paso lento, me encaminé a los pueblerinos, y enseguida vislumbré a David, Sophía, Ágatha y su inseparable Anne. Me acerqué a ellos por detrás, pero sin dejar de mirar como extasido en qué se había convertido el faro. De la impresión, la tos se me había evadido durante un buen rato (ya desde antes de abandonar el hospital), y ni tan siquiera le saludé cuando me vieron estar allí.

¿Será posible? -mis ojos se abrieron, y enseguida comencé a pegar la oreja a un lado y hacia otro, hacia los comentarios de los habitantes del pueblo alli presentes-.

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07/09/2014, 00:25
Sophia Wynne

La noticia que escuchan es la peor que les pueden haber dado. El faro incendiado y justo cuando los alemanes estaban tras Zucker. La mala suerte siempre está ahí para seguirles y actuar antes que ellos. Bueno, la mala suerte y esos nazis que no tienen otra cosa que hacer que querer desencadenar el Mal pensando que podrán controlarlo una vez esté totalmente despierto. 

-Qué horror...

La visión del lugar es totalmente horrible y, en cierta parte, irreal. Hace, a penas, unas horas estaban allí, tomando el té y ahora no quedan más que escombros. No se atreve a acercarse demasiado a la zona y se queda junto al coche, dejando que la policía y los bomberos hagan su trabajo.

Por suerte, parece ser que no han encontrado los cuerpos de nadie así que es muy posible que los tres que se quedaron en el faro estén vivos... en paradero desconocido, pero vivos.

-¿Qué habrá pasado? No tendríamos que habernos ido todos... o tendríamos que haber ido todos al hospital.

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07/09/2014, 20:51
Agatha von Wagner

La buena noticia sobre el estado de salud del escritor se vio rápidamente empañada por las terribles noticias que llegaban a través de la radio. El faro... ese lugar en el que hacía unas pocas horas habíamos pasado una interesante velada charlando con el profesor Zucker, ahora había desaparecido y quién sabía si los tres que allí habían quedado ahora estarían con vida.

Mein Gott.

Llegamos al faro todo lo rápido al que podía ir el vehículo que David conducía, para mostrarnos un espectáculo desolador. Los escombros, que en algunas partes aún parecían humear, la policía rastreando el perímetro, la cantidad de curiosos agolpados buscando algún tipo de información y ni rastro de sus amigos o del profesor. ¿Se habrían salvado?

-Si esto ha sido un ataque de los alemanes no hubiéramos podido hacer mucho de encontrarnos aquí. Pero ¿dónde estarán Maddie, el señor McReady y el profesor? Si no aparecen sus cuerpos seguramente es porque o los han raptado y se los han llevado, o no se encontraban aquí durante el incendio o bien se han escondido, pero ¿dónde?

Me volví hacia David, el único que había estado en el sótano del faro.

-¿A qué profundidad se encontraba el sótano? Quizás el fuego no haya afectado esa zona y estén ahí. Mientras estuvo buscando el vino ¿se fijó en el lugar? Quizás hay túneles por donde pudieran haber escapado.

Podía ser por los nervios o por lo inesperado de la noticia, pero la fantasía de mis preguntas no eran muy apropiadas de un carácter erudito como el mío, o quizás era precisamente por ese motivo, un interés desmedido por antigüedades y lugares ya olvidados los que me estaban dando esas ideas.

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08/09/2014, 09:49
Eric Arthur Blair

Todavía no había agradecido la ayuda de mis compañeros. Sin embargo, ahora no era tiempo para eso. Teníamos que encontrar a los tres desaparecidos. Me giré hacia Ágatha y David, puesto que la primera preguntaba al segundo. Fue entonces cuando interrumpí.

Los habrían encontrados. La policía o los bomberos... -respondí-. Supongo que ya habrán registrado más de una vez todo el faro. Primero por posibles rescates (si es que seguían allí). Y luego por si, de haber fallecidos, puederan estar... ¿carbonizados? -lo pensé, pero no lo dije-, err, por si sus cuerpos fueran pasto de las llamas, cenizas ahora... -muy bien Arthur, lo has mejorado-. Ese tipo era muy metódico, muy exacto; bueno, excepto en dos cosas. Una: su aspecto* en comparación con sus propiedades, y dos: en sus clases. Cuando lo escuché en el aque claustro lleno de eminencias de Oxford, creo que mentía... La leyenda del Inmortal, el paralelismo entre civilizaciones. No creo que lo que negó en aquella sala fuera de corazón.

Había estado leyendo dos semanas antes sobre un tipo, W.J. Perry, un geógrafo y antropólogo (un loco difusionista, a mi parecer) que escríbía artículos en cierta revista cultural acerca del desarrollo de las culturas primigenias. "Una fuente original de la cultura", decían sus últimas líneas.

4000 a.C. Egipto.
El Nilo.
La vida sedentaria y la expansión... mundial.

Egipto, los Olmecas.
El Nilo y México.
¿Emparentados? ¿Era posible? Según Perry, sí.

¿Qué no eran sino de una misma influencia los templos mayas y las pirámides egipcias? El Tahuantinsuyu y sus momias no eran sino la prueba de la presencia egipcia en la Américas, según Perry... ¿Acaso no habría de ser parte de una cosmogonía cultural común, inspirada en algún elemento común de la naturaleza, la leyenda del Inmortal?

Zucker mentía, sabia mucho más sobre ello (¿Acaso sabría algo sobre Fu Kang?). Poseía un secreto que, evidentemente, los nazis no dudarían en matar por conocerlo.

Notas de juego

*Físico, me refiero, en referencia a la descripción que hay en la ficha del PNJ.

____________________

(The children of the Sun, 1923 - W.J. Perry)

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09/09/2014, 01:21
David Wilson-Harris

Mi corazón era una bomba de relojería que descuenta segundos en cada latido.

Tictac, tictac, tictac. Maddie. Tictac, tictac...

Apenas había podido conciliar el sueño en el maldito coche de Zucker y la tensión pasaba factura. Los recuerdos matutinos desde el parte radiofónico del suceso hasta la llegada al faro se habían disuelto como un azucarillo en el té de las cinco. Con un pañuelo sequé el sudor de mi cuello.

Tictac, tictac, tictac. Maddie. Tictac, tictac, tictac.

¿Por qué la había dejado sola? Sí, se había enfadado. ¿Era culpa suya que hubiese desaparecido? ¿Y si lo era? ¿Cómo iba a presentarse ante Sir Douglas Archer y decirle que su hija...? ¡No! ¿A quien iba a encontrar como ella?. Seguro que el gilipollas del vaquero la había salvado. Bueno, al menos serviría para algo. Ojalá la hubiera salvado y luego se hubiese quemado. La importante era ella.

Me adelanté, sientiéndome caminar sobre una cuerda floja. Primero un pie y luego el otro. Me abrí paso entre los curiosos, a codazos, entre los policías, tenía que ver con mis propios ojos que no estaban allí los restos calcinados de mi prometida. Me recordaba tanto aquella escena a los campos de batalla de los que nos hablaban día tras día en la academia, que las brasas o las cenizas ya no me sorprendían. Un policía murmuró algo diciendo que no con la cabeza. No había cuerpos. ¿Dónde coño estaban?

La señorita Wynne se lamentaba por el pasado, Blair, al que no había visto llegar se acercó hablando de teorías que a mi no me importaban una mierda en aquel momento. La única coherente fue la alemana. Su voz atravesó la barrera ostracista de mis propias lamentaciones para hacerme caer en la cuenta de que podía haber una solución.

Tictac, tictac, tictac. Maddie. Tictac, tictac, tictac.

— Había... un sótano. Sí, bastante profundo. — saqué un cigarrillo para liarlo con ausencia mientras hablaba — Una radio... de onda larga también ¿para qué querría ese tipo una radio? Traté de mover unas botellas, pero no pude.

Intenté recordar.

— Debería estar... por allí.

Señalé el lugar de la estructura por dónde se accedía al sótano.

Tictac, tictac, tictac. Maddie. Tictac, tictac, tictac.

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09/09/2014, 20:55
Policía

─¡Eh! ¡oiga! aquí no puede estar. Retírese. ¿Acaso es usted periodista?. ─uno de los policías allí presentes intercepta a David Wilson cuando éste se salta el cordón policial y, a golpe de codazo, se cuela en la escena.

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09/09/2014, 21:00
Oldman

Otro hombre se suma al primero. Éste parece malhumorado, de mostacho poblado y calvo cuan bola de billar. Sin dejar de mascar tabaco espeta: ─¿Que sucede aquí oficial?.
 

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09/09/2014, 21:02
Policía

─Señor comisario ─responde con voz temblorosa ─este hombre sa ha colado. Creo que es del Newhaven Journal.

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09/09/2014, 21:02
Oldman

─¿Acaso lleva cámara de fotos o lápiz y libreta? ─añade con crudeza y escupe al suelo un enorme gorgojo negro y viscoso.

Entonces fija su mirada desafiante sobre David Wilson: ─Le recomiendo que se identifique, caballero.

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10/09/2014, 00:06
David Wilson-Harris

Tictac, tictac, tictac. Maddie. Tictac, tictac, tictac.

— Debería estar... por allí.

Le espeté eso al comisario, igual que a mis compañeros. Ni siquiera me había percatado de que no formaba parte de nuestro grupo. Miré su rostro, pero no lo reconocí hasta unos segundos después. Su cara era la de tantos agentes de la ley... veterano, aburrido de sus hijos y su mujer, bebedor de pintas de cerveza negra en el pub local...

— Perdóneme comisario. Soy David Wilson-Harris, Oficial del Ejército de su Majestad. — dije con autoridad mientras dejaba caer la ceniza del cigarrillo al suelo, como si estuviera habituado a aquellas situaciones. En el fondo estaba entre perplejo y enfurecido... Dudé si decir algo más pues el reloj en mi cabeza seguía yendo marcha atrás — Conocía al excéntrico dueño del faro. En su casa se ocultaba información fundamental para el ejército de nuestra nación, comisario, y si me permite — traté de abrirme paso entre su perro guardián vestido de policía y el hombre — creo que aún se puede recuperar, antes de que las brasas consuman la documentación. Confíe en mi, es de vital importancia. ¿Usted conoce a mi padre? ¿Wilson-Harris? Tiene el porte aristocrático de sus amigos...

Tictac, tictac, tictac. Maddie. Tictac, tictac, tictac....¡el tiempo se acaba!

Notas de juego

Trato de aprovechar mi charlatanería y mis antecedentes familiares para que se unan a la investigación del sótano o nos dejen pasar libremente [Furtivo] (No sé si esto es correcto)

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10/09/2014, 11:05
Anne Sophie "L´Ourse" Hinault

Esto iba de mal en peor, y nuestro grupo pintaba allí lo mismo que un perro con un gato. Escuché en la radio que habían calcinado el faro propiedad del intelectual ese. Por mí podían haberlo calcinado a él también, pero al parecer no hubo tanta suerte. Maddie, con la que no había cruzado palabra, parecía una mujer más parecida a mí, aunque más femenina. Sentía cierta simpatía hacia ella, aunque no se lo iba a demostrar. En caso de que estuviera viva, claro. Los nazis suelen secuestrar rehenes, les gusta torturarlos y reírse de ellos, así que Maddie seguramente estaría presa. Me acerqué a David sin perder de vista a Ágatha.- Han debido de llevarla secuestrada.- Dije mirando de arriba a abajo a los policías que le impedían el camino con bastante odio en mi mirada, aunque sin cambiar mi gesto. No me gustaban los policías. Acto seguido me giré para volver junto a Ágatha.