Partida Rol por web

No había tenido mucha suerte con el primer disparo, pero no por ello iba a rendirse. Ratash, tranquilamente, dio un paso hasta la puerta y recargó su ballesta, analizando los movimientos del esqueleto para preparar el tiro.

Excepto Yash, en esta ocasión sois incapaces de acertar al esquivo esqueleto, que bloquea y se evade con facilidad. Sin embargo, vale con el mazazo del semidemonio para que la criatura se tambalee, retrocediendo una vez más. Herido, se lleva una de sus manos al pecho, dónde reposa un símbolo de Nethys, y en seguida una luz rojiza le envuelve, recomponiendo algo en parte sus astillados huesos.

Darío, por su parte, está a lo suyo buscando trampas fuera de la zona de combate, aunque por ahora no encuentra nada.

Una nueva oleada de flechazos surgió del arco de Saethe pero sólo una impactó. La arquera comenzaba a dudar de sus capacidades.

El esqueleto era un ser inteligente que se movía estorbándoles y hasta se sanaba usando energía negativa, los sacerdotes de Nethys crearon un guardián poderoso de un modo que era inmoral. En eso pensaba el oráculo cuando seguía la esquela del no-muerto tratando de golpear su estructura corporal, la vez anterior le había dado de lleno pero ahora se defendía mejor. Yash quiso darle avanzando el mayal en línea recta atravesando el aire sin llegar a su objetivo. El tiefling giró entonces la muñeca dando un tirón hacia él que le concedió una segunda oportunidad pues la cabeza del mayal buscó al esqueleto guiado por la suerte concedida por Shelyn.

Despues de que sis compañeros entrasen en la camara persiguiendo al enemigo yo les imité, pero al contrario con los demás decidí colocarme en la parte de atras del todo fuera del alcance enemigo, tras preparar la ballesta disparé aunque seguí sin tener suerte así que me puse a maldecir mientras sacaba otro virote.

Auren, que estaba tras Yash, tocó el hombro de éste para transmitirle un poco del Don de su señora. - Que la Diosa Fortuna te sonría, guerrero. - susurró con voz sensual. Con un suave movimiento, sacó la varita de curación, por si acaso. 

Parece que el esqueleto va a resistir algo más, especialmente ante vuestros fallos —solo una de las flechas de Saethe le ha dado—, pero aquél golpe de suerte propiciado por Auren da a Yash la oportunidad que necesita. El mayal del oráculo golpea el pecho de la criatura, destrozando su caja torácica y convirtiendo al guerrero en una pila de huesos inánime.

Darío, mientras tanto, ha seguido examinando la puerta, por lo que ha descubierto que está cerrada, como todas las demás, pero no tiene trampas. Aún así, antes de salir, tenéis un cadáver y una habitación que podéis investigar.

Saethe registró la habitación en busca de posibles "curiosidades" ocultas. La monje, sin embargo, parecía un tanto distraida con las heridas que sangraban en su cuerpo.

Nefertari se disponia a atacar, pero el guerrero esqueletico fue abrumado por la embestida conjunta de sus compañeros...

- Buen trabajo... felicito la joven.

Buen trabajo!- Exclamó el muchacho al ver que lo que se escondía detrás de la marabunta de pies, manos y cuerpos terminaba por caer al suelo inánime.

Me encargaré de la puerta mientras buscáis algo de interés por la habitación.

El golpe de suerte propiciado por Auren fue de gran utilidad, el esqueleto terminó hecho pedazos poblando el suelo con sus huesos.

- Valiosa ayuda la tuya, sacerdotisa. ¡Te la agradezco!

Mostró una sonrisa amistosa que aparentaba ser fiera por sus desarrollados colmillos, el tiefling podría haber mordido al cadáver pero hincar el diente a muertos vivientes o constructos no le parecía una excelente idea. Dejando inerte el mayal indagó en el no-muerto, buscando rastros mágicos en los objetos que portaba.

- Gracias, Yash. - respondió Auren, sonriendo. 

Trabajar en equipo era lo mejor que podían hacer para sobrevivir a aquel Templo. - Sigamos. - 

La lanza del guerrero brilla a los ojos de Yash, indicando que es mágica. El esqueleto, además del arma, también viste un camisote de mallas de mithril y porta al cuello un sobrio símbolo sagrado de Nethys, tallado en madera; al cinturón, lleva colgado un manojo de llaves.

Saethe, por su lado, no encuentra nada oculto, así que acaba por ir al aparador y abrirlo. Dentro hay herramientas propias de las ceremonias religiosas que allí debían de hacerse, destacando sobre todo lo demás un cáliz de oro grabado con el rostro del dios, el cual parece valioso.

Mientras tanto, Darío logra forzar el mecanismo y abre la puerta, dejando a la vista un largo pasillo.

Auren recompuso a sus compañeros, usando la varita, mientras estos examinaban el botín del esqueleto. - ¿algo útil? Cualquier cosa que nos sirva para tener mejores probabilidades, será bienvenida. - comentó mientras observaba absorta como las heridas se cerraban. Siempre había disfrutado de la sensación de sanar a alguien, le resultaba fascinante como las heridas se cerraban, los moratones desaparecían, los huesos se soldaban y volvían al sitio... 

Darío observó el manojo de llaves

Cogedlas, que seguro que nos servirán para abrir las puertas. Este debía de ser el sereno. Y aprovechemos a coger las cosas de valor.

El oráculo pudo ver varios objetos. Su naturaleza saqueadora latente pulsó lo que hizo que se removiera inquieto. "El camino de la rectitud" pensó para apartar esos pensamientos.

- Bastantes cosas de valor aquí. ¿Te interesa la armadura, Darío? ¿la lanza le viene bien a alguien?

Lanzó parabólicamente el manojo de llaves para después guardar el resto de objetos.

La lanza podría usarla yo, en caso de necesidad. pero entendería que la usara un luchador cuerpo a cuerpo.

Recogéis las cosas de valor, lo que os lleva unos minutos —principalmente quitarle a un cadáver la armadura—, y os repartís las cosas como más os conviene, dejando en las mochilas aquello que no tiene otra utilidad que ser vendido.

Aparte de eso, solo os queda decidir si seguís el pasillo por el norte o por el sur.

---Yo no puedo usar muchas armas, solo las más simples- digo cuando ofrecen la lanza pasando de ella aunque muestro interes en el caliz- Así que no tengo problema a que la use otro, en cuanto a la dirección, seguramente sí vamos al norte nos topemos con la puerta del guardian, así que propongo el camino sur.

Darío echó un vistazo a la armadura. -Uh... qué ligera. ¿Y es resistente? A lo mejor me va bien. ¿Puedo usarla?- Mira al resto interrogante