Partida Rol por web

El tiefling asintió a Darío, la armadura parecía muy ligera y podría serle de utilidad. Tomó la lanza del esqueleto para probarla y después la acercó al brujo.

- Habría que descubrir lo que hace, ¿cómo lo ves, puedes reconocer el tipo de objeto mágico?

Le preguntó a Ratash, imaginando que estaría mejorada y ciertamente a Yash le resultaría más interesante que su mayal.

Eso, ¿Qué hace? -inquirió la monje.

Cojo finalmente la lanza que me tienden, pero no hago nada aún. Tras pensarlo un momento, niego.

—Podría intentar identificarla ahora, pero gastaré el conjuro y si más adelante encontramos más objetos mágicos, no podré volver a hacerlo. Puedo probar con un hechizo menor, pero no será tan fiable y, si no lo logro, no creo que lo consiga ya en todo el día. Por eso preferiría esperar a que tuviéramos más cosas pendientes. Pero si insistís... —digo dejando el comentario en el aire.

A ella le daba un poco igual si descubrían ya las propiedades de la lanza o esperaban un poco. No era un arma que necesitaran con urgencia, y aún así habían visto como la usaba el esqueleto, así que sabían que no causaba explosiones ni nada extraño; si, podía estar maldita, pero ya la habían cogido, así que era un poco tarde para preocuparse de eso.

—A mi me da igual ahora que luego, pero decidid rápido. —Se encogió de hombros y dejó de prestar atención al debate, para mirar a Darío—. ¡Venga, pruébatela, a ver como te queda —dijo mostrando su apoyo a que se quedara la armadura.

Tampoco la venía mal a ella la armadura, pero también era verdad que ya había adquirido unas cuantas cosas durante las exploraciones, y compartir con el grupo era primordial para mantenerse unidos sin disputas, así que no dijo nada y se limitó a asentir, aceptando el reparto.

—Quédatela tú, te vendrá bien —animó a Darío.

Quédate la lanza de momento tú, Yash. Quizás averigüemos sobre la marcha lo que hace! Ahora, sigamos hacia el Este. Tengo cursiosidad por saber qué hay más allá de esas puertas -dijo.

Mientras sus compañeros decidían si identificar la lanza o no, Darío se cambio de armadura. Dejó su armadura de cuero tachonado mágica para el resto.

Puedes usar esta armadura, Bella Dama. También ofrece buena proteccion; aunque es más pesada.

Tomó la lanza para guardarla a la espalda, hasta que fuera identificada solo la usaría si encontraban alguna criatura especialmente resistente.

- Sigamos adelante, la búsqueda continua.

La Mano Quemada debía de estar cerca dentro de este subterráneo y cuando se cruzaran casi seguro habría pelea. El tiefling siguió a la monje explorando los detalles del suelo, paredes y puertas.

Dado que mi ocmentario cayó en el olvido me encogí de hombros con aire indiferente.

---El objeto podria estar maldito....tengo curiosidad por ver a quien se le cae la mano primero...- murmuro más para mi que para los demas mientras avanzaba junto con el grupo, por si acaso, llevaba la ballesta lista para dispararla de inmediato en caso de un posible enemigo.

Humm Nefertari cogio la armadura de cuero tachonado y la examinó. Realmente estaba muy bien, más teniendo en cuenta que su armadura era una simple lamellar, que aunque funcional, distaba mucho de la calidad de esta magnífica armadura.

- De verdad me la puedo quedar, comento Nefertari emocionada, que sin poder esperar se quitó la tosca lamellar y se puso la nueva armadura de cuero tachonado.

Avanzáis por el pasillo hacia el este, superando el recodo y acercándoos hasta un punto dónde dos puertas os bloquean el camino. Las barras de bronce os impiden continuar, pero os permiten ver qué os espera en las siguientes habitaciones, al menos en una de ellas; la otra tiene la visión entorpecida por culpa de las columnas.

Al norte, una gran fuente en forma de estrella con una pila circular en el centro ocupa la mayor parte de esta cámara octogonal, rodeada por un anillo de piedras grabadas con jeroglíficos. Rugientes llamas azules se elevan de la pila hasta casi tocar el techo. Quitando el fuego, este estanque es muy similar al que había en la planta superior.

Al este, dos filas de columnas sostienen el techo abovedado de esta gran cámara. Los jeroglíficos cubren la mayoría de las paredes de la sala, pero la pared sur está áspera e inacabada. Aparte del vuestro, otros dos pasadizos, cada uno cerrado con una puerta de bronce, salen de la habitación hacia el norte y este.

No veis nada raro, pero todos podéis escuchar como un tropiezo y unos leves cuchicheos que en seguida se apagan. Provienen de la habitación al este.

Nefertari se puso en guardia, esperando que sus compañeros más perceptivos examinaran la sala.

Podían ver un lugar amplio con cosas que llamaban su atención como las llamas, un detalle hermoso a sus ojos. Se reflejaba aquél fuego en sus pupilas mas no tardó en escuchar un cuchicheo cercano. Habían emboscadores cerca, eso es lo que le parecía. Sin decir nada miró hacia Darío imaginándose que les abriría el camino pues la puerta parecía cerrada.

Al instante las llamas se extendieron reptando por todo el techo llegando hasta ellos, tornando rojas pero sin llegar a quemar nada pues era otra de las visiones de destrucción que con frecuencia le atosigaban.

Al oír aquellos ruidos que solo podían significar una emboscada, Darío se quedó quieto. Le entregó las llaves a Yash a la vez que le señalaba la puerta del este.

En un susurro casi inaudible incluso para Yash, a quien iba dirigido, Darío dijo - Abre la puerta norte y exploradla Bella Dama y tú. Con cuidado, es una emboscada habitual, desviar la atención y atacar desde otro lado- Tras lo cual, se pegó a la pared sur y aprovechando las sombras que otorgaban las antorchas y echó un vistazo desde la esquina a la habitación este en busca de alguna sombra delatora.

Desde su cobertura, dio indicaciones a Auren y a Saethe- Vigilad por donde hemos venido, no es descartable un ataque desde la retaguardia.

Darío, esperando una emboscada, intenta detectar a sus posibles asaltantes. Sin embargo, es difícil ver nada cuando la luz de Saethe ilumina todo lo que sois capaces de ver sin entrar en la sala.

Queda por saber que harán el resto. De momento, Yash tiene las llaves y debe decidir si investigar la habitación del norte —la de la fuente— o la del este.

Saethe, en defensa total, se asoma al quicio de la puerta para arrojar luz sobre el interior

Pensando en las opciones concluyó que no habían demasiadas, por la habitación del norte no se veían puertas, no había camino por tanto para rodear la sala.

- Voy a ver la fuente pero creo que habrá que entrar en la sala Este, no hay otra vía.

Se introdujo aprovechando para detectar magia y atento a todo, sujetando el mayal por si era atacado.

Auren tocó el hombro de Yash, imbuyéndole en un conjuro de protección. - Que la Diosa te proteja, o guerrero. - musitó quedamente.* - Date prisa, no durará demasiado. - 

Tras ello, prestó atención a la retaguardia, vigilando conforme Dario había sugerido. Miró una vez a Darío, asintiendo y guiñándole un ojo con una traviesa sonrisa en los labios. 

Mientras los compañeros observaban  la sala  de la fuente estaba  situado en la retaguardia, de vez en cuando  hecho un vistazo  por detras, no sea que viniese alguien por detras...

---Yo os cubro por detras, al primer ser que vea le daré un beso de acero- digo sonriendo mientras toqeuteo la ballesta.