Partida Rol por web

El elfo se sorprendió ya que un cantidad de Osgos tan elevada en este nivel significaría que estaban bien organizados ¿Serian unos cazadores de aventureros? -Iré a por ellos, son bastantes pero creo que podremos, proteged mi espalda- Laucian se lanzo a por los enemigos sin miedo a ser herido, si era capaz de bloquear su paso para que no avanzasen, todo el grupo tendría mas oportunidades.
El ímpetu con el que el elfo había comenzado iba en aumento y su espada centelleo antes de atravesar la dura piel del osgo

Pueden ver como Laucian se posiciona encima de lo que habría sido la base de la estatua, ahora un monton de escombros. Aun asi logra posicionarse con agilidad y soltarle una violenta estocada dejando una estela de luz tras de si por la magia imbuida en ella previamente, cortando profundamente en el torso del osgo que se queja gruñendo y salpicando con su sangre la pared detrás, pero aunque queda jadeante, sigue en pie.

Tandora se sorprendió por un momento. Iba preparada con el escudo por lo que pudiera pasar, pero 4 osgos acechando en una habitación no se lo esperaba. Laucian tomó la iniciativa y pasó por su lado, directo contra los enemigos.

La enana dibujó media sonrisa y aferró con fuerza el martillo. El moco gris y las sombras de los espejos eran enemigos ''raros'', pero ante ella ahora había osgos de carne y hueso; contra eso sí que sabía pelear.

 - ¡Cubrid el elfo! -exclamó a Drünegar y Asheara, y se lanzó contra uno de los osgos.

El martillo comenzó a emitir destellos azules y con un movimiento rápido lateral impactó en todo el pecho del enemigo, cuyo impacto venía acompañado de una poderosa fuerza de empuje.

Asheara avanzó dando unos largos pasos, pasando al lado de Drunegar y posicionándose en medio de la sala para tener una visual de la misma. A  continuación invocó sus poderes oscuros, recitando lo que ya empezaba a convertirse en un mantra.

—¡Maglaw naf fatang!

La mujer dirigió sus manos hacia el osgo que había hacia el sur y para su sorpresa no salió un único rayo, sino que salieron dos. Asheara primero abrió los ojos sorprendida, pero después esbozó una sonrisa de satisfacción. La mazmorra estaba empujando sus límites.

Desde su posición, avanza hasta internarse en la sala, refugiándose al amparo de sus otros compañeros que ya se habían adelantado delante suya. 

- Cuatro contra cuatro: justo - dijo - Cuatro contra tres: injusto, pero válido.

Dicho esto, comenzó a entonar una letanía agitando su foco druídico.