-Claro- asintió el clérigo, dejando el bastón apoyado en la reja, para comenzar a examinar cada resquicio de su túnica, en busca de los papeles entrados por Quarivian. Luego de unos segundos de nervios por no poder encontrar los documentos, exclamó un "¡ajá!", y sacó una hoja de papel doblada de algún recoveco de sus prendas.
-Aquí tiene- dijo, entregando la carta de presentación a hombre.
Toma los papeles, leyendolos cuidadosamente. Cuando parece satisfecho, asiente, saca una llave y abre la reja, dejandolos pasar.
-Bienvenidos a la residencia Wisp. Mi nombre es Meland. Soy el guardaespaldas de milady y encargado de la finca. Los estabamos esperando...
Una vez esten todos adentro, cierra la reja con llave nuevamente.
-Si me siguen, la señorita esta en su sala de descanso...
Así que es usted el encargado de la seguridad en la casa, ¿no?
Su colaboración nos será muy útil. ¿El día del robo las medidas de seguridad eran las mismas? Verja cerrada con llave... una persona tenía que bajar a abrir...
Bramo dejó a los demás entrar primero mientras veía si en las ventanas de la casa alguien les observaba.
Necesitaríamos una lista de las personas que entraron y salieron del recinto ese día.
Tirada: 1d20
Motivo: Avistar
Resultado: 11
-Por supuesto +responde, mientras les guia+ Es la forma en que se hacen las cosas aqui. Nadie entra ni sale sin escolta...salvo ese ladron, jm.
Abre la puerta principal de la casa, la cual da a un pequeño recibidor.
-Sin embargo, me temo que eso de la lista es imposible, al menos de momento. +continua+ En esta casa respetamos la... privacidad, de nuestros visitantes. Deberan hablar del tema con milady, y si ella accede, podre proporcionarsela.
Bramo: Las ventanas tienen cortinajes de variado color. No ves a nadie en ellas
Arávilar asintió de manera cordial luciendo una sonrisa, para adentrarse en los dominios de la dama Wisp, bajo el permiso de Meland. Aguardó a sus compañeros no muy lejos de la puerta, a la vez que oía las preguntas de Bramo.
-Tengo una pregunta para tí, Meland- inquirió el clérigo, acercándose al guardaespaldas. -¿Tienes alguna opinión personal de quién podría ser el culpable?-
Sí, usted seguramente conozca a la gente que frecuenta esta casa al menos en parte, y nosotros somos unos recién llegados, así que toda información que nos pueda ofrecer nos será valiosa. - Después, levantando los ojos, Lewess examinó las paredes a medida que se acercaban.
Me interesa saber si hay alguna planta que pueda usarse para trepar hacia las ventanas superiores o si la pared es lo suficientemente accidentada para poder agarrarse a las grietas y trepar por ella.
El hombre les conduce del recibidor a una pequeña salita adjunta, murmurando
-Algun ladron muy habil...
Es todo cuanto puede decir, ya que cuando entran, todos perciben que en la sala no estan solos, por un intenso perfume dulzon de mujer...
El mobiliario elegante, la alfombra costosa y varias sillas en torno a un hogar quedan a un lado... La pequeña y delicada figura femenina que les mira desde el fondo de la habitacion es lo que atrae las miradas. Es una elfa joven y muy bonita, de un curioso cabello celeste (probablemente pintado...) Viste una tunica elegante y pequeños abalorios de oro, gemas y bronce adornan su figura. Esta sentada comodamente en una silla, y un gato duerme en su regazo, sin moverse cuando ustedes entran...
-Lady Wisp, los enviados de el señor Quarivian +indica Meland desde la puerta, quedandose afuera a la vez que con la mano los invita a pasar.
-Oh... gracias, Meland. Pasen, queridos, por favor...+dice con voz suave, indicando con gesto languido que entren a la habitacion. +El bueno de Quariv... que grupo tan variopinto envia... Sean bienvenidos a mi morada... Espero que puedan solucionar este problema tan grave...
Sonrrie con amabilidad, observandolos..
Las paredes son de argamasa sobre piedra. Al menos las del frente, se ven bastante lisas y dificiles de trepar, aunque podrian clavarse herramientas en ellas con relativa facilidad.
Buenos días, señorita. Yo... ermh...
La belleza de la elfa deja descolocado al túrmico, no porque sea capaz de despertar en él deseos carnales, sino porque su incapacidad social es extensible a sus relaciones con mujeres hermosas: ellas le cohartan.
¿Podríamos hacerle algunas preguntas para llevar mejor a cabo nuestra... errrr... labor?
La mirada de Bramo se desvía avergonzada de la de Lady Wisp, y accidentalmente se posa en las manos de Meland.*
*¿Meland lleva guantes que puedan ocultar el anillo, o tiene sus dedos al descubierto?
Meland lleva guanteletes de hierro, probablemente pareja de la armadura que lleva bajo el uniforme.
Enarca una ceja, al notar la turbacion de Bramo. Pasa una rosada lengua por sus labios, sonrriendo.
-Desde luego... Les escucho...+contesta, al cabo de unos segundos.
Bien, decir en primer lugar que es un placer trabajar para usted, pero yendo a lo práctico,¿Cuándo es la última vez en que está segura de haber visto el anillo?, y luego ¿Cuándo advirtió que faltaba?
-mmm lo comprendo...A ver... Ayer a la mañana, si, lo use para gastarle una broma a una de las sirvientas...+sonrrie picaramente al recordar eso+... Luego lo guarde en la caja fuerte, en su estuche. En la noche tuve que abrirla para sacar algo de dinero y vi el estuche, estaba todo en orden. +suspira meneando la cabeza+Esta mañana cuando sali de mi trance, encontre la caja fuerte abierta y el estuche vacio... Mi hermoso anillo, el recuerdo de mi padre! Era lo unico que se habian llevado...
Entiendo, así que tenemos bastante delimitado el espacio de tiempo en el que sucedió todo- Dice lewess y se queda cavilando sobre qué más conviene preguntar.
El clérigo asintió a las palabras de Meland, aunque le parecieron demasiado evasivas. No obstante, no le culpaba. Parecía alguien profesional y responsable, y probablemente prefería no cosechar sospechas infundadas a base de un simple rumor. A medida que se acercaban a la entrada, el aroma fino del perfume femenino se hacía presente en el aire.
Arávilar se hubiera detenido a contemplar los bellos ornamentos y decoraciones de aquella lujosa habitación en circunstancias normales, pero la presencia de la dama Wisp era simplemente imposible de ignorar. Su esencia le obligó a adivinar su origen, y al encontrarlo, no pudo quitarle los ojos de encima. Sin embargo, su expresión era de una admiración para nada lasciva, y no tardó en hacer una larga pero simple reverencia, para acompañar el saludo con un simple "Buenos días".
La ronda de preguntas no se hizo esperar, y el clérigo no pudo evitar torcer el gesto imperceptiblemente ante la falta de educación, aunque no le dio más importancia, ya que a la elfa no parecía molestarle. -Si me permite preguntarle, dama Wisp- interrumpió -y espero disculpe la intromisión pero, ¿ha tenido invitados anoche? Si es así, ¿podría tomarse la libertad de facilitarnos un listado de ellos?- inquirió, sintiéndose atrevido y vaticinando el rechazo.
Sí... nos sería útil. No sospechamos de sus invitados, claro. Es sólo para... eeeeeh... hacernos una idea de lo que pasó anoche.
Bramo añadió esto a lo dicho por el clérigo. Se notaba que el humano estaba tenso: tratar con alguien importante era demasiada responsabilidad para alguien tan poco dado al protocolo.
También querríamos... si fuese posible, claro... que ordenara a todo su servicio reunirse ante su presencia. Sólo para asegurarnos que todos sus empleados están bien. Con el anillo se puede suplir brevemente la ausencia de una persona, pero si están todos descartaremos que alguien de su servicio matase o secuestrase a otra persona de su servicio, y que no lo echara en falta porque esa persona de... su servicio... estaría supliendo al desaparecido con la magia del anillo.
El mago se avergonzó de tratar tan mal las palabras. Él que había leído tanto, había perdido toda su locuacidad y se explicaba tan mal como un niño de cinco años.
-Anoche no tuve invitados... +contesta con displicencia. Luego, parece obviar el tema, contestando a Bramo, con una ligera jocosidad+... En cuanto a mis sirvientes, es ridiculo sospechar de ellos siquiera... pero bueno, si eso les hace sentir mejor...
Cierra los ojos un momento, y extrañamente al instante Meland aparece, abriendo la puerta.. El mayordomo hace una muda inclinacion hacia su señora, mientras esta le indica.
-Querido, reune a las muchachas por favor. Que todas vengan aqui...
-Si señora, las traere en un momento. +responde educadamente, cerrando al salir+
-Desean preguntar algo mas mientras regresa? +inquiere, luego de que el soldado sale de la habitacion.