Partida Rol por web

Poco a poco el grupo toma posiciones para dormir largo y tendido. Por primera vez en días iban a poder descansar, bien al saber que Alasnegras se encargaba de su seguridad o por el simple hecho de que nadie en su sano juicio molestaría a un dragón en su cubil.

Pock se despereza sin pudor mientras el dragón va hablando, aunque poco a poco le va prestando mas atención.

Claro ... nada de contar el origen de la isla. No es que sepa donde estoy exactamente, pero en caso que lo supiera mantendría tu pequeño secreto.

Luego enarca una ceja.

Así que nos dejas marchar ... ¿peeeeero? - Dice el gnomo anticipándose a algún tipo de geas o misión.

El dragón mira en silencio durante unos segundos a Pock.

 Erick no puede reprimir esbozar una ligera sonrisa de "lo sabía". SIn emabrgo su curiosidad le puede.

-Muchas gracias Alasnegras, no obstante, quisiera preguntarte dos cosas. La primera de ellas es simple curiosidad, no tenéis por que contestar, y es...qué pasa en esta isla, por que tanta guerra y ruinas. Y la segunda, y creo que de más importancia es...como salimos de la isla sin barco y en qué dirección hemos de partir, pues estamos algo desorientados.

Tras esto, Erick se queda mirando y esperando una respuesta.

La sonrisa picara de Pock desaparece.

O ... que desilusión ...

Murmura ligeramente cabizbajo.

Se pone las manos en los bolsillos frustrado y se retira un poco hacia atrás, pensando en que lo que eso significa.

Al pasar al lado de Gaaki, le lanza una patada (patadita, no hace daño ni nada XD) en la espinilla, culpándola de que ahora el dragón no les pida ningún favor. Luego se sienta en alguna piedra o jarrón, apoyando los codos en las rodillas y la cabeza entre las manos, con expresión de hastío.

Vaya, parece que esta historia se va a terminar pronto. 

-Todas tus preguntas tienen la misma respuesta, Lord Erick. No tengo ningún barco en el que podáis zarpar... –Responde, pero fijando la mirada en Damaia y Gaaki, al parecer las había escuchado la noche anterior rezongar sobre su criterio. –...pero saldréis de la isla. Viajareis del mismo modo que lo hacía Padre Dragón, un artefacto capaz de atravesar cualquier dimensión y que tanto codician algunos. Vuestro destino será una ciudad en la que podréis empezar una nueva vida, si es lo que queréis, en donde nadie se sorprenderá de vuestra llegada. Tomad, esto es para vosotros. –Añade el dragón, mientras acerca una de sus garras a Erick, de la cual colgaba una bolsa de terciopelo marrón muy abultada. –Supongo que debisteis perder gran parte de vuestras riquezas en el naufragio, espero que con esto tengáis suficiente como para acomodaros en la ciudad durante un tiempo. Ahora seguidme…

A Heskan le tiembla la mano cuando recibe la gema regalo del dragón - No la venderé, la guardaré como recuerdo de este momento Alasnegras - lo dice convencido, otra cosa será que se acuerde el primer día que esté borracho en una taberna...

 Erick se queda anodadado. Lord...hacía tiempo que nadie le llamaba así, y aún por encima, les da parte de sus riquezas.

- Muchas gracias Alasnegras. Mi gratitud.

Luego, sube por la cuerda, no sin dificultades, puesto que la armadura no es precisamente liviana.

Finalmente el dragon si que parecia ser bastante sabio y magnanimo, no habia pedido nada a cabio salvo lo evidente, que se mantuviese en secreto el paradero de la isla.

Damaia se encamino por la gruta siguiendo al dragon tras escalar la cuerda.

-Mantengo lo de que deberias tener un mejor criterio a la hora de hundir barcos, pero con la ayuda del dinero que nos has dado fabricare un nuevo barco, uno que ni un dragon podra derribar facilmente. Los secretos de esta isla quedaran a salvo cuando marchemos.

Gaaki escuchaba con gesto de sorpresa al dragón. No se esperaba tanta generosidad y hasta le resultaba algo sospechosa. Estaba pensando que no debía ser tan desconfiada cuando sintió que Pock le daba una patadita en la espinilla. Ella le sonrió levemente, se encogió de hombros y palmeó la cabeza del decepcionado gnomo.

Esperó a que Damaia terminara de hablar y luego añadió.

—Sí, gracias por hundir nuestro barco y luego compensarlo. Eso es… bueno, supongo. Te daría la mano, dragón, pero no creo que sea una buena idea.

El gnomo continuaba taciturno pero su expresión se iluminó de nuevo al oír ciertas palabras del dragón.

Con prisas avanzó entre sus compañeros para subir por la cuerda y acercarse al dragón, y con la voz de un niño que anticipa los regalos de su aniversario le dice:

¿Hablas de Sigil?

 Alain vio como Alasnegras daba la bolsa a Erick y y sonrió, algo sorprendido.

- Vuestra sabiduría y generosidad os honra, Alasnegras - comentó el mago haciendo una leve reverencia - Vuestro secreto está a salvo. - el mago sonrío - Aunque sinceramente, no creo que pudiera encontrar esta isla con "mis conocimientos" de navegación. Contad también con que me enfrentaré a cualquier seguidor de Vecna que se cruce en mi camino.

El arcano siguió entonces al dragón con el resto de sus compañeros.

El grupo se reúne con el dragón al final del túnel tras pasar de largo pinturas murales sobre la historia contada por Pock y el dragón y el lecho de cojines de Alasnegras.

El gnomo se acerca al dragón y le da unas palmaditas.

Bueno alasnegras, aquí se separan nuestros caminos.

Se que me echaras en falta, pero tranquilo siempre le podrás preguntar a Heskan con ese anillo tuyo.

Nos vemos.

Y dicho esto, sin preocupaciones, temores ni tiempo a que nadie lo interrumpa, salta al interior del portal con una ancha sonrisa.

 Alain abrió la boca como un tonto contemplando toda la escena.

- Sigil... la ciudad de las puertas... la dama del dolor... - balbuceó recordando las historias que había leído sobre la ciudad de los planos.

Intentó discernir las palabras de Alasnegras, aunque se temía que sería una pérdida de tiempo.

Alain descubre que el procedimiento es similar al de un ritual, pero de un alto nivel fuera del alcace de sus capacidades arcanas. El mago conoce la existencia de rituales capaces de abrir brechas en el espacio y deduce que debe tratarse de lo mismo, al menos en base.

Heskan recibe el objeto de rodillas, solo ha sentido como le temblaban ante la ofrenda del dragón. Ahora con el "cinturón" en sus manos y lagrimones corriendo por sus mejillas está sin palabras. Lleva la frente a tocar el objeto inclinandose en señal de reverencia.

- Gracias - dice sin encontrar palabras para expresar lo que siente - trataré de ser digno de él y no abusar del lazo que ahora nos une. Apelaré a tu sabiduría solo en momentos de necesidad. - traga saliva tratando de no parecer irrespetuoso con sus próximas palabras

- Alasnegras, se que es dificil que se de el caso, pero si en algún momento necesitas de mi hacha, solo has de llamarme y acudiré

El dracónido se pone en pie y volviendose hacia sus compañeros, obviando la sonrisilla en alguno de ellos se apresta a cruzar lo que parece un portal a su diosa sabrá que nuevos peligros allá en Sigil.

 Alain meditó en silencio unos instantes, asintiendo para sí mismo. Aquel viaje estaba siendo una fuente de sabiduría. Se preguntó si los sabios no deberían embarcarse más en viajes y quedarse menos en bibliotecas.

Después de Heskan, siguió a su compañero por el portal, aun absorto en pensamientos arcanos.

Damaia aun estaba algo cabreada, pero despues de todo ante ellos habia un dragón que tan solo el mismo y los dioses sabrian cuanto tiempo habia vivido y les ofrecia utilizar un portal tan solo destinado al mismisimo panteón desde luego, dudaba de que jamas se volviese a presentar una ocasión como esta.

-Alasnegras, dentro de lo malo que hemos pasado, he de reconocerte que eres un noble ser, bien podias habernos dejado morir simplemente y al menos nos da la ocasión de seguir donde lo dejamos. Ten por seguro que de mis labios no saldran los secretos de este lugar. Pero tambien te advierto que algun dia volvere con un barco que hasta tu consideraras digno del titulo de "Leviatan". Para que puedas ver a lo que aspiro. Ha sido un placer conocerte.

Tras el pequeño discurso paso un brazo por la espalda de Heskan, ya que al hombro no llegaba, y comenzo a andar acompañandolo hacia el portal.

-Vamos, que cuando te pones sentimental no hay quien te aguante. Seguro que en Sigil tienes montones de cosas para aplastar.

Gaaki miró a Alain, entornado los ojos con gesto suspicaz.

—¿”La reina del dolor”? A menos que signifique que la reina de ese sitio sufre de una severa gota, no me gusta ese nombre. ¿No se puede ajustar esa cosa para que nos lleve a algún lugar más tranquilo?

En eso Heskan se puso a llorar cómo un niño.

—Ya, ya, tranquilo… —trató de calmarlo Gaaki, dándole palmaditas en el hombro—. ¿Qué dirían los otros bárbaros si te vieran así?

Mientras observaba como Damaia acompañaba a Heskan a cruzar la puerta, se detuvo pensativa.

—Sólo una última duda —le dijo al dragón—. Cuando queramos volver a nuestro mundo, porque yo quiero volver, ¿cómo vamos a poder hacerlo?