Partida Rol por web

Los pasos de Khaela intentaron volverse más lentos y cuidadosos después de los primeros crujidos. Luchando por pisar solo en las zonas de tierra compacta, donde era imposible producir ningún ruido, la sangrienta elfa fue desenvainando pulgada a pulgada sus armas, con el mayor de los cuidados y ansiosa por poder utilizarlas al fin ¡Vamos! ¡Mata a ese patéico humano de una vez y enfréntate a atu destino!

Sin una palabra más, Ergot se acerca desde la puerta donde estaba mirando qué pasaba con el nórdico y los aldeanos, a pagar al carnicero. Saca de su bolsa el dinero exacto, y se lo da. Después vuelve a la puerta.

- Me parece que o nos vamos o nos van a intentar linchar. Sería cómico si no fuera tan absurdo. -

Dice en bajo para que le escuchen sus compañeros, pero no el carnicero o cualquiera que intente poner el oído.

-Saludo, Mentos, mi nombre es Dufniall de la tribu de los Sarlios. Estamos de paso por vuestras tierras camino al paso del Fuego Negro, por lo que hemos parado para comprar algunas viandas con las que poder realizar nuestro viaje. En cuanto hayamos terminado nuestras compras, habremos desaparecido para no volver, por lo que no debeis de temer nada de nosotros. Nuestro dinero es tan válido como el de cualquier otro, así que entiendo que será bien recibido aquí en la aldea. Si quereis realizar cualquier indicación específica sobre dónde comprar o qué comprar, será bien recibida.

El corsario trató de sonreir y tener una postura lo menos intimidatoria posible.

-Son bienvenidos viajeros, aunque tendré que tomarte la palabra de que se marcharan pronto, un ogro y un hombre bestia no son algo a lo que los aldeanos estén acostumbrados y pueden llegar a ser algo problemáticos- El sacerdote miraba fijamente a Dufniall para después mirar a los demás, aun no estaba seguro de cuantos eran realmente. –Como tu gente se podría haber dado cuenta contamos con pocos comercios, somos una pequeña aldea, así que lo ves es lo que hay, escoger aquí no es una opción, si lo que buscas son cosas de calidad tendrás que viajar con tus compañeros a otro lugar. Pero dime, Dufiniall, antes de que continúes con tus planes aquí y se marchen, dime,  cuantos son tus compañeros y si no te molesta me gustaría saber el motivo que hace a un grupo tan peculiar viajar al interior del imperio?-

Al nordico se le cruzo una idea por la cabeza, si,  por que no, penso. -Somos cuatro, nuestro cuarto integrante- dice señalando a Rogret- esta alla en la puerta, no quiso entrar en la aldea pensando que si se montaba algun jaleo, seria mas util cubriendonos la retaguardia. En tanto a nuestro interes por la zona... venimos siguiendo a una elfa oscura que le ha robado cierta pieza a nuestro señor y segun nos comento uno de sus compinches al que atrapamos e interrogamos, se dirigian al norte, teniendo planeado el cruzar por dicho paso. No nos llevan mucha ventaja, pero nunca se sabe...

A Dufniall, no le gustaba mentir, pero aquella estupida elfa estaria metiendolos en mas problemas, asi que era mejor prevenir que curar.

-Pues comprare algo de pan y carne y junto a mis compañeros, nos pondremos en marcha.- Dicho esto se encamino hacia el tenderete donde compraban el ogro y el hombre-bestia y no pudo evitar sonreir...

El Sacerdote escucho atentamente a lo que Dufniall decía asintiendo conforme este iba explicando las cosas.

-Si es así, son bienvenidos a nuestra aldea; compren cuanto gusten y que tengan un buen viaje.-

El sacerdote vio partir a Dufiniall, algunos pocos aldeanos emitieron algunos reclamos pero fueron acallados pronto por el sacerdote que aun miraba a Dufniall y los demás. Para cuando Dufniall llego a donde se encontraban el Ogro y el Chaman la muchedumbre se había dispersado casi por completo, solo el sacerdote Mentos permanecía allí de pie, expectante.

El cazador miraba fijamente a Magnus, su mano se había deslizado ligeramente a la empuñadura de su espada corta que yacía aun enfundada, además de esta el cazador solo contaba con un arco y unas cuantas flechas.

-Quien eres tu?, que deseas?, porque me estas siguiendo? – le pregunto a Magnus con una voz que por momentos mostraba temor y en otros mostraba osadía.

El cazador miraba fijamente a Magnus, su mano se había deslizado ligeramente a la empuñadura de su espada corta que yacía aun enfundada, además de esta el cazador solo contaba con un arco y unas cuantas flechas.

-Quien eres tu?, que deseas?, porque me estas siguiendo? – le pregunto a Magnus con una voz que por momentos mostraba temor y en otros mostraba osadía.

-No es nada personal.

Le digo con una frialdad inhumana, pero claro, yo no era humano.

Muevo ágilmente mis ojos bajo la túnica y examino que estrategia escoger.

-Eh, tendero, te queda pan? Y carne? Donde podria comprar mas?- Dufniall se apremio en preguntar, no le hacia gracia haberle mentido a un sacerdote, a saber que nigromancias era capaz de realizar un fiel de Morr.

Se volvio a sus compañeros y les pregunto, -Habeis comprado algo para Rogret? Supongo que querra que le compremos algo...

Intentando disimular miro vigilo con el rabillo del ojo a Mentos, todo aquello empezaba a ponerle los pelos de punta. Ojala terminemos pronto aqui, no quiero estar ni un minuto mas de lo justamente necesario y aun asi me parecera que hemos pasado aqui demasiado tiempo.

-No es nada personal- Le dice Magnus al cazador mientras lo observa fijamente, parece que atacara.

Lo que faltaba se dijo Khaela, conteniendo a duras penas un ansia de sangre que ya se mostraba casi imparable en su interior Ese inútil ni siquiera es capaz de acechar a un simple cazador La brillante espada de la elfa estaba ya preparada para atacar, pero si se lanzaba en ese momento sobre su presa seguía corriendo el riesgo de que el humano corriese a avisar a la guardia Solo puedo esperar a ver que pasa

En un principio la bruja pensó rezar a su oscuro Dios para que su compañero terminase pronto con aquel estorbo y así pudiera por fin morir bajo su daga, pero teniendo en cuenta la falta de habilidad que había demostrado el portador de la guadaña, terminó suplicando a Khaine para que no muriese a manos del cazador Seré yo la que acabe con él

Por fin ese estupido nordico termino de hablar con el sacerdote y se fue a comprar los viveres, pero antes ese maldito desgraciado habia delatado mi posicion, por lo que ya no contaba con el factor sorpresa, asi que ya que estoy al descubierto, de poco sirve estar en tension y escondido, asi que, me apoyo en una de las casas adyacentes a la puerta de entrada, y preparo mi espada para las posibles eventualidades..., por lo menos espero que no sean unos malditos hijos de engendro y compren vituallas para mi tambien...

-Te podría dar algo de pan y carne salada, serian 6 chelines por todo eso, pero sería todo lo que podría darte, ya no me queda nada mas- El tendero miro a todos los allí presentes y con la esperanza de que se fueran pronto continuo  -Podrían conseguir pan en algunas de las casas del pueblo, las mujeres suelen hacer un tanto todas las mañanas, quizá alguna haya hecho un poco de mas-

Mientras a lo lejos Mentos se mantenía firme y vigilante, no los miraba molesto o incomodado, no los miraba alegre y carismático; ese era el problema, no los miraba de ningún modo, simplemente los miraba.

-A que te refieres con que no es nada personal?, quien diablos eres tu, quítate esa cosa y muéstrame tu rostro si no quieres que te ensarte una flecha- Le dijo el cazador a Magnus en un todo intimidante.