- Pues sí, buen señor. Entre yo y estos mis dos amigos, aunque nos hizo falta un poco de suerte, vencimos al mago y a su mascota enorme.
.-Os paseais por una aldea quemada. Luchais contra un mago capaz de crear un monstruo así... Es dificil de creer que no hubiese un motivo de peso para semejante combate. ¿Por que no podriais ahorrarme la incomodidad de comprobar la verdad de vuestras afirmaciones? Se que no sois malas personas, pero mi obligación es escoltaros hasta donde pueda descubrir vuestra identidad-.
- Por cierto, creo que no nos hemos presentado. Llamadme Ombra Oculta. - Y le alargo la mano para estrechársela sin ninguna mala intención oculta; y le sonrio amigablemente.
Algo incomodo inicialmente, accede a darte la mano. No es su costumbre saludar así. .-Yo soy Zaigo. Hechicero de la Espesura. ¿Entonces?-.
Miro a Domecq y a Lourdes, y les digo:
- ¿Os importaría presentaros, amigos? No quisiera yo mismo hacerlo sin vuestro consentimiento previo...
.-¡Yo soy Domecq!. ¡El grande!. Adorado por las damas de Vilevil-. Dice altanero. Zaigo lo mira con cara sorprendida.
.-Soy Lourdes. Hechicera de Baerban. El mago que derrotamos usaba magia oscura-. Dice con mucha seriedad.
.-¿Magia oscura?-. Por primera vez ves a Zaigo poner un gesto tenso .-Eso es menos creible que lo anterior-.
- Bueno, creo que no podemos demostrar esto de la magia oscura; por lo tanto, vayamos a este lugar que tu propones, Zaigo, para así demostrar nuestra sinceridad. ¿Os parece, Domecq y Lourdes?
.-No espera-. Dice .-Habrá restos. La magia cuando se usa de esa manera deja marca. De hecho. Intuyo... Que habrá más marcas de antes. De antes de este combate-. Su voz es algo débil por las heridas.
.-¿Y Alguien intento tapar esas marcas incendiando los restos de la aldea? ¿No chica?-.
.-Lo primero es curar vuestras heridas-. El hechicero aprieta su mano y empieza a brotar una magia verde con forma de llama. Lanza su magia contra lourdes y esta se ve rodeada por el fuego verde. En un instante tiene buen aspecto. Esta intacta. Repite con Domecq la magia.
- ¿Y no puedes curar mis heridas también, Zaigo? - le comento.
.-Disculpa. Tienes mejor aspecto que los otros dos-. Hace un nuevo lanzamiento. Sientes como la magia de Zaigo es placentera. Como si la magia acariciase todo tu cuerpo, te recorre, y al instante hasta la ultima de tus heridas se ha cerrado.
- Gracias por curarme las heridas. Bueno, ahora vamos a buscar restos de magia que avalen nuestra versión de los hechos - digo yo con tranquilidad.
Zaigo y Lourdes caminan juntos. Van hablando sin prestar mucha antención al resto. Los seis samurais que os acompañan os siguen ahora con mucha más calma. De vez en cuando hace un gesto Lourdes, y el hombre asiente y viceversa.
No se me ocurre nada especial por hacer o decir. Les sigo mientras van buscando restos de magia. Al no ser yo mismo un mago no puedo distingir restos de magia de restos normales. Tengo un poco de hambre en la tripa...
De pronto parece que llegan a una conclusión. Ambos sonrien. Parece que marcha todo bien...
El hombre se acerca calmadamente .-Este conflicto esta provocado por una fuente externa. Los imperiales no tienen ninguna culpa de esto. El Mikado debe ser informado inmediatamente-.