-¡¡¡ A mí nadie , y he dicho nadie, me llama mata sanos yo soy un buen doctor que puede salvarte el pellejo!!!!!!! Cres que no se defenderme quieres que lo comprovemos ....
- ¡Cuando usted quiera, mi estimado matasanos! ¡Solo espero que tenga una buena cataplasma para aplicarse despues de que le meta una hoja de acero en las tripas!
Pero bueno , usted no entiende el sentido figurado de las cosas solo le he dicho que no trate así al posadero y ya está usted , replicando, relájese hombre que no es tiempo de ponerse nervioso.
- ¡Ja,ja,ja,ja! ¡Usted sí que es todo un tipo! - respondo, lanzándole una mirada hosca de nuevo al posadero por la tardanza.
Piensa lo que dices antes de hablar , es un consejo de amigo, esa impetu tuya de desconfiar en todos y hablar antes de tiempo te va ha llevar a mal lugar.
Elena evita mirar directamente a Borkoff. Tras sus amenazas, que han terminado de confirmar el asco que le da este hombre, se cuidará mucho de provocarle. Ella, que ha tenido que lidiar muchas veces con hombres de su calaña, sabe que si se le cruzan los cables puede llegar a ser muy peligroso.
Por mucho que pueda sernos útil en los caminos, si hemos de estar protegiendo nuestras espaldas, ¿de que nos sirve esa seguridad? Se pregunta la mujer, mientras estudia el local con la mirada.
Os sentais y al cabo de poco llega una mujer que os trae unos cazos y unos vasos de barro.
Poco después aparece una mozuela pelirroja que os deja la jarra de vino.
Finalmente, el posadero y la mujer se acercan con un caldero lleno de caldo y un cucharón.
Si quieren más, sírvanse. Al fin y al cabo, no creo que venga nadie más esta noche...
Observando la taberna, te das cuenta que los campesinos han callado y ya no juegan.
Parecen preocupados por algo y lo cuchichean entre ellos, como si no quisieran que nadie, ni ellos mismos, oyeran sus palabras...
Mientras, el ruido lo domina los vociferios del borracho, que habla del Mal del Demonio que Asola el Mundo, y la charla-discusión de los dos viejos...
Evidentemente, aunque el posadero parece un hombre fuerte, su edad no le permitiría protegeros de Borkoff, si cambiasen sus humores a peor...
-Que rico está todo aunque solo sea porque este hambriento- digo mientras bebo un poco de vino.
-Que, ¿Os gusta a vosotros?-digo dirigiendome a mis cimpañeros
-La verdad es que después de pasar todo el día sin comer cualquier cosa sabe bien-dice a Luis antes de probar el caldo.-Mmmmm...Esta delicioso.
- Solo de ver esa bazofia se me quito el hambre. Además, seguro que ese cerdo de posadero la escupió. Que les aproveche – digo, tomando algo de pan y vino antes de levantarme a observar por la ventana la niebla.
No puedes mostrarte amable ni un solo dia- le digo a Borkoff con cara de mala leche.
Miras la niebla del exterior.
Es espesa como un caldo de navidad bien hecho.
Dirías que no hay visibilidad a más de unos pocos pasos.
Y se mueve. No sabrías decir el porqué tienes esa sensación, pero dirías que se mueve.
Y eso te pone nervioso.
- Esta es la niebla más rara que he visto en mi vida – digo, mirando con sospecha el vino y tirándolo a un lado.
– Juraría que esa cosa se mueve…
Intento calmar al mercenario, pero tras unas pocas palabras, viendo que no servían de mucho opto por dar buena cuenta de la cena.
Se agradece tener comida caliente, y repito varias veces de plato y saboreo el vino que, aunque no es ninguna delicia, tampoco está malo...
- Menos mal que hemos encontrado este sitio, ¿eh? - digo amablemente a mis compañeros intentando que se relaje el ambiente. - Hoy dormiremos bajo una buena manta, ¡y así podremos proseguir mañana nuestro camino con fuerzas renovadas!
Acto seguido, continúo comiendo...
He vuelto!! ;)
Así me gusta Rodrigo, pensando siempre en positovo. Digo mirando a Rodrigo con simpatia.
¡¡¡¡AAAAARRRGGHH!!!!
¡¡¡¡¡SE MUEVE!!!!! ¡¡¡¡La NIEBLA SE MUEVE!!!!
¡¡¡¡ES OBRA DEL DIABLO!!!!
Tambaleándose, pero con cierta seguridad en sus pasos, el borracho se había acercado hasta la venta, junto a Borkoff y había estado mirando al exterior, como si imitara a mercenario.
Y de repente explotó en un ataque de histeria, alejándose de la ventana y escondiéndose debajo de su mesa, mientras no paraba de gritar.
A su vez, uno de los campesinos se arrodilla y usando el banco de reposabrazos empieza a rezar.
Otro empieza a gritar, medio histérico:
¡¡Ya os lo decía yo!! ¡¡¡Esta niebla es obra del diablo!!! ¡¡Necesitamos un sacerdote para que límpie nuestras almas!!
Uno de los viejos se levanta y empieza, también, a gritar:
¿¿Ahora os arrepentís?? Si esta niebla es verdaderamente obra del Diablo, es porqué sois unos pecadores y Satanás en persona ¡¡ha venido a buscaros!! ¡¡Hace tiempo que os deberíais haber arrepentido de vuestros pecados¡¡ Pero sois como todos los campesinos ignorantes... ¿¿creeis que con ir a misa cada domingo ya hay suficiente?? ¡¡Sois unos necios!! ¡¡Y ahora el Señor os castigará, permitiendo que el Diablo se os lleve!!!
A todo esto, el posadero que estaba limpiando jarras con su trapo súcio, coge un garrote que tenía debajo del mostrador y da un fuerte golpe.
El ruido atronador (e inesperado) hace mella en todos, y por unos segundos se callan.
¡¡Que todo el mundo guarde la calma!! -grita, aprovechando ese silencio- Que todo el mundo vuelva a sentarse en su sitio y ¡¡que alguien me explique que ha pasado aquí!!
¡¡Esto es una posada, no un templo de charlatanería!!