Partida Rol por web

La Noble Savia

IV. Un banquete para el señor Conde

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11/05/2015, 17:42
Jaume de Rugat

Don Jaume carraspeó un poco, intentando quitarse de encima ese pesar suyo por haberse quedado con vosotros, y no con su primo. Al fin y al cabo, ¿qué familia érais vos para los de Rugat en habiendo sido dispuestos así momentáneamente? Tras comentarle algo acerca de la disposición del castillo, don Jaume no dudó en llevaros a través de los recovecos de la fortaleza; a fin de cuentas él era caballero y los temas de la defensa no le importunaban. Os condujo a una torre albarrana reconstruida, os enseñó los miradores de muralla, los patios palaciegos y hasta os contó alguna anécdota acerca de las pequeñas saeteras de las murallas (como que casi si poder mirar a través de ellas había dado muerte a tal o a aquel...).

El adarve, como ven aquí, tiene la anchura de dos hombres: una para poder luchar y sofocar a los entrantes entre las almenas -decía con gran sapiencia de su propia casa-, et la otra tras de sí, para dejar que el resto de hombres se desplace por el mismo, sin interferir. Et no sé muy bien qué más querédeis saber d'aqueste fortín. Mi señor padre puso mucho empeño en reconstruirlo tras la caída del moro.

Notas de juego

Postead sólo para vosotros.

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12/05/2015, 23:48
Padre Ramón Múrgula

- Et en habiendo caido el moro como decís - dijo Ramón - ¿a qué enemigo plantan la cara vuestros hombres? que bien aguerridos et dispuestos para la guerra parecen.

- No ha pasado por alto ante nuestros ojos el gran número de soldados de que vuestro padre dispone, et bien pertrechados para la guerra. Como si vuestro padre avecinara conflicto armado et derramamiento de sangre por venir - dijo Ramón, que había visto con malos ojos que aquel fortín más pareciera un campamento de guerra que un palacete donde entregar un blasón.

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13/05/2015, 07:02
Rodrigo Manrique

Dejó a su señor comulgando con Dios mientras recorría con calma cada recoveco de la capilla. Quería familiarizarse con el entorno. Cuando llegó al altar se persignó como buen cristiano y siguió con su inspección del terreno.

Le interesaba mirar si el lugar tuviese otras entradas o conexiones visibles con otras habitaciones. Asi mismo, abrió la cortinilla del habitáculo de confesiones para asegurarse que no hubiese nadie esperando, daga en mano, presto atacar al Conde o algo por el estilo.

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13/05/2015, 18:11
Roi Xordo

Roi siguió a su amigo a orar a la capilla, acompañado por Rodrigo. Además de proteger a Joan, Roi sentía que últimamente había descuidado sus deberes de buen cristiano. Poco recordaba ya la última vez que se arrodilló calmadamente a rezar al Todopoderoso. 

Sentía vergüenza de ello.

Manrique, al llegar, inspeccionó la capilla, y el portugués hizo otro tanto. A la vista podía ser un habitáculo tranquilo, pero el maligno y sus secuaces podían acechar en cualquier parte.

Si nada ni nadie había, Roi se arrodillaría tras el conde de Guadalest, humildemente, a orar a Nuestro Señor.

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14/05/2015, 13:54
Jaume de Rugat

Et que siempre es bueno ser precavido, ¿no lo cree vos? -respondió al padre Múrgula con cierta sonrisilla-. Empero que el moro no sólo se derrumba, sino que a veces vuelve a la brecha; no obstante, hay más: et que también luchamos en la guerra junto a la Corona de Aragón, indirectamente, en las guerras castellanas*. La cuestión d'aquestas tierras es compleja: tierras por derecho no ha mucho de Su Majestad Jaime II, empero que no han sido aún liberadas de noblehombres castellanos aferrados hasta el confín a su fortaleza. Hay que limpiar toda aquesta maleza, señor. Hombres como vos siempre seríadeis de ayuda valerosa.

Notas de juego

*Se refiere a la guerra civil castellana de "los dos Pedros". Tirad, si queréis, por Conocimiento de área o bien por CULX3 (lo que más tengáis): sólo así sabréis un poco más de la situación política de la zona en la que os encontráis.

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14/05/2015, 14:15
Narratoris

Tras inspeccionar la capilla, ambos caballeros comprobaron que nada había. Ni tan siquiera otra salida mas que la puerta de entrada. El Todopoderoso no necesitaba más para adentrarse en los corazones de su rebaño. Mientras el conde don Joan estaba orando con los ojos cerrados y las manos entrelazadas, anduvísteis de acá para allá. Incluso Rodrigo, daga en mano, comprobó que nada había en el confesionario casi improvisado. Ambos dos, entonces, os pusísteis a rezar un banco tras del de vuestro amigo.

Cuando pasó un rato, el conde seguía igual. Bueno, casí: seguía en la misma postura, pero ya no rezaba. Había clavado su mirada en el suelo, como pensando algo con gran abstracción.

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14/05/2015, 19:13
Rodrigo Manrique

Pese a que le extrañaba ver al Conde tan quieto, Rodrigo no pensaba ni por asomo interrumpir la conversación de su amigo con el Todopoderoso. Su posición estaba a su lado, guardando cualquier cosa que su señor precisase. Si algo había aprendido durante la intensa investidura como Caballero de la Orden de Santiago, era a ser paciente.

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15/05/2015, 10:20
Breixo Araujo

Mal no parece tanto celo por la defensa, pues corren tiempos inestables y nunca se sabe con certeza cuándo se requerirá la intervención de un brazo armado. Si no es el condenado moro, es un pariente advenedizo que alza su mano contra los de su sangre. La disputa de tierras es cuestión que atañe a los distinguidos señores que domeñan el destino de este mundo. Para la calaña a la que pertenezco, es la oportunidad de llevarse unas gachas a la boca y de calentar el estómago con un buen vino —comentó Breixo, aparentando cierta distracción mientras contemplaba las murallas y sus elementos defensivos. Juzgó, cosa impropia en él, una temeridad el añadir más ironía a sus palabras, pues no era cuestión de enemistarse tan temprano con el primo de su señor, que ya de por sí les dedicaba miradas de desaprobación.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Duda: ¿El X3 de Cultura se aplica también a Conocimiento de Área? 

 

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15/05/2015, 18:13
Padre Ramón Múrgula

- Mi señor Jaume, debereís perdonarnos a mi compañero y a mi, más no es de nuestro conocimiento la situación del moro aqui, en Cartagena - dijo Ramón.

- Et respecto a la ayuda de, como decís, hombres como nosotros, bien sabreís que los destinos de los caballeros de Santiago no están sino en manos del Gran Maestre y su Santidad. Ergo, no será decisión de humildes hombres de fé y de armas como yo tomar decisión de a qué señor servir, pues mi juramento ya está hecho para servir al único y verdadero Señor - dijo el sacerdote muy serio, dejando claro que en lo que a él respectaba, no se comportaría como un vagabundo mercenario, por mucho que ahora estuviera en compañia de un impenitente pardo.

- Más no parece que necesiteís más manos armadas en esta foraleza, que parece bastante sólida y bien provista de hombres y armas - dijo Ramón - Si os parece, don Jaume, me gustaría practicar un ejercicio de la mente y el alma que gustaba a mi señor padre. Aprovechando que desde aqui se tiene buena vista del lugar y el día está despejado. Decidme*, si tuvieraís que tomar aquesta fortaleza ¿cómo lo haríais? ¿qué lugar os parece el más débil? ¿et cuantos hombres necesitaríais para hacerlo? ¿et cuantos para evitarlo?

El sacerdote pretendía evaluar la capacidad del joven, más que las defensas de la fortaleza, que él mismo bien podía evaluar superficialmente. Conociendo la educación del muchacho quizás conociera la relación de éste con su padre e incluso la formación y los latines de éste.

- Tiradas (2)

Notas de juego

* Dejo hecha una tirada de Empatía. Por si las moscas.

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17/05/2015, 12:33
Roi Xordo

Hacía tiempo que Roi no encontraba la paz que los rezos y la calma le procuraban. El silencio de la capilla, el recogimiento de sus acompañantes y el misticismo de las oraciones hicieron que el joven retrocediese a su Alcaçovas natal, donde su madre Dona Amàlia le enseño con paciencia las oraciones que ahora mismo pronunciaba en voz apenas audible.

Se dio cuenta de que el conde de Guadalest permanecía inmóvil y en silencio, pero una esmerada educación religiosa que abogaba por el respeto a los orantes le impedía interrumpir a su amigo en sus meditaciones. 

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18/05/2015, 10:05
Jaume de Rugat

Estaba de acuerdo con Breixo. Ninguna protección era siempre suficiente para con cualquier enemigo, y eso era algo que todo sabíais. Luego Jaume observó la muralla del castillo, sopesando las palabras del Padre Ramón.

¿Acaso no védeis esta casa? ¡Es infranqueable! -decía con sonrisa en la boca-. Efectivemente, aquel emplazamiento estaba sobre una roca prácticamente imbatible. El único punto débil, señor, es que no haya suficientes hombres que vigilen y defiendan. Si hablabmos de alguno de los bordes del castillo, todos son igual en resistencia y debilidad. Con tener la guarnición que hay ahora, uno setenta hombres, es suficiente, empero no menos.

Poco a poco escuchábais hablar a don Jaume acerca de algún intento de conquista enemiga, infructuosa. Revisásteis de nuevo las cuadras (visitando vuestras bestias) y luego entrenásteis un poco en el patio de armas, practicando tiro con arco, espada y escudo. Et mientras ésto pasaba, las puertas del castillo se abrieron: una pequeña comitiva entraba, pues era don Miquel y su escolta, que ya regresaban. Era cerca del mediodía.

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18/05/2015, 10:05
Joan de Guadalest

Don Joan, entonces, tras varias horas de rezo ininterrumpido, os ordenó que le diérais aviso si don Miquel aparecía, o vuestros compañeros. Os asomásteis al patio de armas un momento y vísteis que Breixo y el Padre Ramón parecían entrenarse un poco en medio del mismo, pero enseguida se detenían ya que una pequeña comitiva entraba en el castilo: era don Miquel y su escolta que ya regresaban. Por ello, fuísteis a avisar al conde y los tres fuísteis a recibirles al patio. Era cerca del mediodía.

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18/05/2015, 10:08
Miquel de Rugat y Cartagena

Don Miquel, señorial sobre su caballo, se percató de que el conde de las tierras de Guadalest y derredor estaba allí, esperándole, junto con sus acompañantes. Se bajó del caballo y dos mozos retiraron su caballo rápidamente. La escolta de Miquel también se dispersó una vez se cerró la puerta grande de la fortaleza. Se veía ya más ajetreo en las cocinas, salones y pasillos, pues los criados estaban poniendo a punto...

...el banquete. Pues empezará pronto, señor Conde -dijo alegremente don Miquel-. Et he venido a tiempo de los míos asuntos para con la ciudad. El sol ya calienta, et es menester sentar a vuaced et los suyos donde corresponde: en mi propia mesa. ¡Vayamos! -dijo muy amenamente-. Don Joan no dijo nada, pero su rostro y expresión no eran muy conciliadoras: leíais en sus arrugas que quería marcharse de allí cuanto antes.

Notas de juego

*Postead ya para todos.

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18/05/2015, 10:12
Narratoris

Pasásteis al salón donde cenásteis la noche anterior. Habían dispuesto varias mesas más, y una de ellas a mayor altura. Con respecto a vuestra percepción, no creíais que aquel espacio fuera a dar tanto de sí: cualquier celebración sería un éxito entre esos muros. Las mesas ya tenían platos, vasos y cubiertos servidos, había flores aquí y allá y numerosas velas iluminaban la estancia (era de día, pero más bien era por solemnidad). Et que en un espacio muy corto de tiempo comenzó a abrirse el portón principal para nuevos invitados: vasallos del señor Miquel, que llegaban desde la ciudad Cartagena et lugares aledaños para la comida. En poco tiempo anduvísteis sentados en fila, todos en la misma hilera, enfrente de don Miquel, de su esposa, de don Jaume, su hijo, et varios cosejeros. Los vasallos invitados copaban el resto de la sala (sin contar las innumerables idas y venidas de criados a cocinas).

Bandejas, platos, fuentes, botellas, et hasta un gran barril dispuesto en el propio salón (para no andar demasiado a las cocinas), eran repartidos constantemente. A mitad de comida, don Miquel hizo una pausa alzándose de la mesa y aplacando con sus manos el murmullo generalizado.

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18/05/2015, 10:30
Miquel de Rugat y Cartagena

Vasallos, amigos, leales -dijo alzándose y levantando sus manos-; he de recordarvos que tenemos aquí presentes a don Joan de Rugat, el nuevo conde de Guadalest. Hijo de mi hermano, et ahora hijo mío en estima. Que si de la lealtad que todos vos habédeisme de mostrar, a tal efecto y en mayor medida habréis de guardársela a Vuaced -decía mirándole a intermedios-. Muerto su padre, mi hermano Sevastià, ahora su peso de responsabilidad recae en su primogénito. Hagamos un brindis, alzando todos la copa, por el mío hermano et por el padre del conde: ¡Sevastià de Rugat!

Todos levantáronse al instante, y las copas en alto parecían alzarse al unísono, como los posteriores tragos. Ésto parecíale estar molestando sobremanera a don Joan, pues lo veíais en sus ojos y en sus reacciones (que por cierto, no brindó).

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18/05/2015, 10:31
Joan de Guadalest

Cuando todos se sentaron de nuevo et siguieron bebiendo, el conde miraba a Joan sonriendo, espearndo haberle complacido con esa muestra de honra.

Dijísteis vos que una oración, no un brindis -replicó el conde-. Mi padre no se merece esta juerga, pues no es necesaria la juerga en este lugar, Miquel... -el señor de Cartagena, et su hijo quedáronse un poco sorprendidos, con el vaso entre su boca y la mesa-. La lealtad y obediencia es una prueba más fuerte que un brindis o auxilio -miró a los vasallos que había en la sala-. Y se consigue lealtad y obediencia con mano dura y oración, con espada y rezo, sin dudar.

Don Miquel no sabía exactamente a dónde quería llegar a parar.

Aquestos vasallos no son tuyos, tío, sino míos... et vos también. Vos haré entrega del pendón et escudo de mi señor abuelo al acabar este banquete, ¡empero que aqueste condado me pertenecen por legítimo derecho!

El rostro de don Miquel tornó a negro, negro severo, pero conteniéndose. Su hijo miraba a su padre con cierta incredulidad y a don Joan con cierto asco, realmente.

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18/05/2015, 18:02
Padre Ramón Múrgula

El padre Ramón estaba disfrutando del banquete, como sólo puede hacerlo quien ha disfrutado de lujos tales durante la juventud y luego éstos le han sido arrebatados por la vida monacal, y aún eso siendo caballero de posibles. La presencia de hombres de armas y caballeros a la mesa junto con la ausencia de un hermano leyendo las escrituras durante la comida le traía buenos recuerdos de su infancia así como ahondaba la semilla del rencor y acababa poniéndole de mal humor. Con más saña de la necesaria señaló al pardo su falta de modales y de cristiandad por no esperar a la bendición de la mesa antes de engullir el pan caliente.

Para cuando Joan tomó la palabra el padre Ramón rechinaba los dientes para sí rumiando su mal humor. El joven, en un gesto harto imprudente, insultó la invitación de su tio y reclamó en público y delante de todos el señorío. Pareciole al sacerdote que aquella costumbre de dejar en mal lugar a la familia en público debía ser cosa heredada, pues la madre de Joan también había actuado del mismo modo.

Ramón estuvo a punto de poner la mano en el hombro del conde y hacerlo sentar a fin de que aquello no fuera a más y dejarlo correr, para ser tratado luego en privado, pero razonó que aquello no haría sino insultar al muchacho y empeorar su humor aún más. Además, Ramón lejos de obligaciones feudales sólo se debía a la Orden de Santiago y ésta sólo servía a Dios y a su Santidad. Ergo, mientras el condado perteneciera a manos cristianas y éstas ampararan a la Orden y entregaran a ésta buen dinero como rica limosna, todo iría bien. El fallecido Sevastiá bien había sabido hacerlo.

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19/05/2015, 12:26
Rodrigo Manrique

Desde cuÁndo su jOven señor pecaba de soberBia? Es que el nuevo cargo le había nublado la mente?

Rodrigo frunció el ceño al escuchar los malos modos con los que  Joan trataba a su tio, pero permaneció callado. Como buen soldado no se permitó que las necias palabras le alterasen, es más, supuso que a don Miquel de Rugat tampoco le habrían gustado nada la reacción de su sobrino y seguramente traería consecuencias, asi que se puso alerta esperando en cualquier momento un ataque por parte de alguno de los que les rodeaban, viendose insultados con su Señor en su propia casa.

Deberían marcharse del castillo cuanto antes.

Buscó con la mirada los ojos del Padre Ramón, al que le ataban los mismos votos, para avisarle de forma callada que se preparase para cualquier cosa que pudiera acontecer.

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19/05/2015, 21:19
Breixo Araujo

Aguardar a bendiciones y saludes varias para degustar las viandas tan bien dispuestas parecíale pecado a Breixo, cuya nariz fue asaltada por aromas exquisitos que le hacían salivar como un perro hambriento. El sabor del pan, que conservaba el calor del horno, buena justicía hacía a su esencia y llenaba su boca cual ambrosía divina. Que gasten sus majestades y dignos gentilhombres su tiempo en ceremonias y gestos, que las ratas darán buena cuenta de los manjares. Aunque ahí estaba el Padre Ramón Múrgula presto a censurarle, o como solía decir su sufrido padre, a inflarle las gónadas. 

Por si fuera poco, los aspavientos de Joan pilláronle desprevenido, gozando la consistente carne de un muslo suculento de pollo. Seguía sintiendo la necesidad de la proximidad de una moza de buen ver y mejor holgar, pero allí las pocas que había ocultaban sus encantos, si los hubieran, y sus rostros exhibían la acidez de los comedores de limón. Las ganas de hembra, para mayor inri, se las acababa de ahuyentar su amigo y señor con aquel desplante de arrogancia.

Breixo decidió que no había nada mejor que remojar la garganta con un buen trago de vino rojo como la sangre para evaluar los acontecimientos inmediatos antes que abrir su burda boca o actuar de forma imprudente. Se avecinaba diversión. O tormenta y ruina, según la mano que metieran los diablos.

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20/05/2015, 11:48
Roi Xordo

Paralizado quedóse Roi ante lo acontecido. El joven conde, su señor, contestaba de malos modos a su anfitrión et pariente.. Parecióle al portugués cosa extraña, pues nunca su amigo habíase comportado de tales modos con nadie, sólo desde que la desgracia hizo que heredase su cargo.

Si mal había actuado el conde, no era cosa de Roi recriminarlo en público. Calló, conteniéndose. Ya en privado diría su opinión, si le era requerida.

Los comensales quedáronse mudos también, siendo la situación violenta. Miró a sus compañeros, los cuales también parecían molestos por la actitud de Joan. 

El banquete esperado tenía pinta de desvanecerse en un mar de improperios.

Ojalá no sea así, por el bien del Conde... y nuestro , pensó el portugués.