Partida Rol por web

Bueno masteresa, es finde y ando lejos de la pc hasta la noche de acá (al menos). Estoy pensando que  hizo Geoff en estos 5 años. Quería que ademas de dedicarse a seguir ladroneando, también se hubiese embarcado en la búsqueda de Hundra, pues no le cierra que entre tanto destrozo no se haya encontrado ningún rastro de ella después de la batalla. No sólo va como búsqueda de su amiga, si no también como una búsqueda espiritual sobre quién es él, ahora que todo lo que lo atormentó durante el pasado se acabó. También comienza a interesarse un poco más en la política que lleva al acercamiento con los bárbaros, pero a modo de obtener información, bajo la premisa de quien maneja la información, maneja el poder. Y si es posible, también quisiera saber por qué se prohibió la magia de toda clase.

Me parece perfecto, hablare con Hundra y la unire a esta escena para que lo roleeis a gusto.

No te preocupes porque alguno de tus compañeros se esta tomando con mas calma la segunda parte.

Geoffrey camino largo tiempo, por alguna razon recordo la pluma del halcon y siguio camino rumbo al norte pues se decia que las montañas de la frontera anidaban aves de gran tamaño.

Atrevesaba pueblos, vivia en ellos cortas temporadas, tomaba lo que por descuido perdia la gente en sus bolsillos y por primera vez no sentia la losa que ese pesado tomo ejercia sobre el, siembargo el tiempo pasaba y no era feliz.

Cerca de la frontera con el norte comenzo a oir hablar de una bruja que se habia unido a una tribu de barbaros y que sus consejos eran apreciados. La gente hablaba de ella como un ser retorcido y horrible que ayudaba al enemigo, pues la rencilla con las gentes del norte era una herida que aun dolia.

Geoffrey se interno un dia en los bosques, frontera no marcada sobre el suelo pero que dividia notoriamente donde empezaba el territorio barbaro y terminaba el imperio.

Antes de que pudiera darse cuenta estaba rodeado por cinco hombres enormes y armados, no entendia su lengua ni ellos la suya asi que le taparon los ojos y lo llebaron a caminando largo trecho, hasta uno de sus poblados.

Le metieron en una cabaña y le dejaron alli un buen rato, ya con los ojos destapados.

La puerta se abrio y vio entrar a Hundra, como si fuera un fantasma... un fantasma en estado de avanzada gestacion.

No era la unica que hablaba el idioma del imperio pero cuando escuche que habia capturado a un joven merodeando por nuestra frontera pedi ser yo quien hablara con el, antes de otro, mas impulsivo, decidiera sacarle los dientes a puñetazos antes de preguntar por sus motivos.

La situacion era una paz tensa con el imperio, no se habia firmado ningun pacto, la guerra se habia dado por terminada, las tropas se retiraron pero oficialmente se mantenia el estado de alerta. Tanto para ellos como para nosotros.

Durante meses vivi con ellos, les conocia de mi epoca como mercenaria y me trataban como una igual, me aceptaron entre ellos y apreciaban mis consejos. A escepcion del intenso frio reinante en la zona, consideraba el norte un paraiso para mi.

Abri la puerta de la cabaña esperando ver un soldado o utro tipo de persona.- ¡Geoffrey!.- grite con alegria y corri para abrazarle, todo lo deprisa que mi estado me permitia, el era el mejor regalo que podia tener. Le quite las cuerdas de sus manos con premura.- ¿Que haces aqui?¿te perdiste, granuja?

Sin saber bien por qué, mis pasos me fueron guiando al norte. Tal vez fuera la necesidad de alejarme de todo lo conocido, tal vez, la certeza de que, si aún Hundra vivía, habría buscado refugio allí, donde alguna vez tuvo algo parecido a un hogar.

No esperaba obtener resultados tan pronto. Apenas era un rumor... los aldeanos fronterizos temían a los bárbaros y muy probablemente fuera otra fantasía más la historia de la bruja. Pero tenía que cerciorarme.

Tal como me lo temía, apenas cruzar la frontera, esa línea invisible pero palpable, caí en manos de los hombres del norte. No tenía modo de comunicarme con ellos así que no imaginaba que suerte podría correr. Es cierto que eran tiempos de paz... pero las heridas aún no habían cicatrizado y yo era un sureño.

Mientras me debatía en la cabaña, buscando alguna manera de escapar alguien entró en ella.

Al verla, me paralicé. A pesar de que yo albergaba grandes esperanzas de que mi amiga viviera, el hecho de constatarlo tan pronto y tan de golpe me anonadó.

-¿Hu-Hundra?- balbucee mientras me abrazaba.-¡Hundra! ¡Sabía que tenías que estar viva!- cuando me soltó, correspondí a su abrazo con alegría, sin poder creer la suerte que me había llevado hasta ella.

-Tenía que encontrarte, no podía creer que habías muerto, algo me decía que no- hablaba casi sin respirar, la emoción me embargaba. -Amiga... ¿cómo fue que desapareciste en nuestras narices? Cuando llegamos solo estaba Luc y él tampoco sabía que te había ocurrido- le dije sin soltarla por temor a que en realidad fuese un sueño, una fantasía producto de mi esperanza.

- Ni yo misma lo se, todo es muy confuso en mi mente.- digo tomando su mano con fuerza, si necesitaba un amigo en algun momento ese el y ahora.- La lucha con Lord Eduars fue dura, me traspaso el costado con un filo envenenado y comenzo a invocar algo... rompi el suelo con mis ultimas fuerzas para que no pudiera hacerlo... apartir de hay todo es borroso... se que Luc llego a mi lado pero lo asocio a dolor.- digo abrazandome a mi misma recondando lo espantoso que fue ese instante en el que cada celula de mi cuerpo suplicaba morir antes de continuar asi otro segundo.

- Tengo pesadillas con esa noche, intento sumergirme en ellas y arañar un poco pero no logro mas que retazos sueltos... lo mas estraño es que mi costado estaba abierto y nisiquiera tengo una cicatriz ni una minuscula marca. Aveces creo que toda esa noche fue en si misma una pesadilla...- Toco mi vientre donde el bebe ya da patadas.- Si no fuera por esto podria llegar a creer que nunca paso en realidad.

Miro a Geoff a los ojos y confieso algo que pocos saben.- Es de Luc.. aquella noche, arriba en el cuarto...hicimos algo mas que hablar.

-Lo siento amiga, no fue justo tanto dolor- le dije tratando de consolar los recuerdos de ese combate. Fue por eso, porque estaba en otro lugar y en otro tiempo, que me pilló totalmente por sorpresa la última confesión. Y no pude ocultarlo -Vaya... ¡Me han hecho tío!- Con mucha alegría, volví a abrazarla con delicadeza, esta vez más consciente de su condición que la primera, dónde sólo tenía ojos para ver que aun vivía. -Intuyo que no tienes planes inmediato de hacérselo saber. Si esa es tu decisión, por mi parte puedes quedarte tranquila, que tu secreto muere conmigo. Pero me entristecería mucho que no le dieras la oportunidad a Luc de saberlo. Él sería un gran padre... y ustedes podrían ser felices... Después de todo, se lo han ganado.-

Mmm, en plan de ser un cazador de información... ¿estoy al tanto de los derroteros políticos que han acontecido estos últimos años?

El rey Harford esta viejo, se dice que quiere dejar el trono. En la lucha por la corona aparecen tan solo dos herededos con sangre real. Uno es el hijo del rey, un cabron que buscara aliados y volvera a atacar el norte en cuanto tenga oportunidad, por desgracia es el mejor situado. Tambien resulta que este tipo es tio lejano de Natalia, la otra aspirante al trono pero los actos de su padre y su uso de la magia casi la descartan para ocupar el trono.

El rey a sido "aconsejado" contra la magia. Los magos y brujos se consideran de igual modo. La gente con poder tiene que renunciar a el o verse prisionera de por vida en un lugar llamado "la torre de marfil". Se dice que un paladin se a sido puesto al mando de una orden que combate la hechiceria como inquidores.

En el norte nadie sabe nada, se rumorea que las tribus se han unido para hacer frente comun a posibles amenazas, bajo el estandarte de un guerro fuerte y temible.

¿Cuando fue la vida justa con nosotros.- replico a Geoff con tristeza.- Para mi fue una sorpresa este bebe, pensaba que era esteril y que no podria tenerlos nunca... pero aun asi mi alegria no es completa, me falta Luc. Quisiera volver a buscarle pero hay una orden de caballeros que mata brujas y yo estoy la primera de su lista. En otras condiciones me defenderia pero mientras tenga mi bebe en mi vientre no me puedo arriesgar a utilizar la magia o entrar en combate y perderle.- digo acariciando mi vientre.- Ademas no se si lo quiere, no se que siente por mi... No he elegido yo que mi bebe no vea a su padre al abrir los ojos... ademas, si el bebe hereda mis dones... jamas estaria seguro en el sur.

-Lo siento Hundra... he estado tan perdido en mi mismo este último tiempo, evitando el contacto con la gente, que apenas me entero de lo que sucede en el reino.- Me quedé meditando unos minutos acerca de lo que la maga acababa de contarme. Sabía sí que el hijo del rey había hecho muy bien su trabajo cimentando su ascención al trono y también tenía idea de la clase de rey que sería, pero no creía que tan pronto hubiese empezado a emponzoñar el reino. -Realmente no tienes chances de volver, al menos no con esta política. Pero Luc podría venir aquí y ustedes tendrían un lugar seguro dónde criar a esta criaturita que ya nace.- La ternura impregnó mi voz.

Miré un poco a mi alrededor, observando la estancia. -Eres bien acogida acá, te respetan y te valoran.- Una idea se había cruzado en mi cabeza, pero no sabía como la tomaría ella.- ¿Quieres... quieres que le lleve un mensaje a Luc de tu parte?. Podría buscarlo, viajar por el reino es algo a lo que estoy habituado y conozco mucha gente con buena información- Me quedé espectante, esperando la reacción de Hudra. No es que quisiera inmiscuirme en sus asuntos, pero tenía que intentar hacer algo por ellos, lo más parecido a una familia que me quedaba.

- Luc se fue de nuestro pueblo, no le dijo a nadie donde iba... he intentado buscarlo pero es como si se lo hubiera tragado la tierra...o como si se escondiera de mi...Yo le amo, Geoff, pero creo que para el solo fue un momento agradable en una noche extraña... En este momento debe pensar mas con la cabeza y menos con el corazon. Se me ocurrio una locura que puede ser nuestra unica esperanza.

Tomo sus manos sentandome junto a el en el camastro de la cabaña, mirandole a los ojos.- Geoff, Natalia tambien tiene opcienes al trono, creo que podriamos iniciar una pequeña conspiracion en la sombra para sentarla en el. Solo es necesario que haga una proeza, que el pueblo la alabe como a una diosa y el rey no tendria mas remedio que asentar la corona en su rubia cabeza...Ademas si hubiera una maga blanca en el trono ¿Quien cuestionaria la magia?

Al principio no logré abarcar las implicaciones de lo que Hundra me estaba proponiendo. Sentar a Nat en el trono. Pero poco a poco sus palabras fueron calando en mi consciencia y me encontré con que ella estaba expresando una idea que, mientras peregrinaba había comenzado a germinar en mí. Sabía que este rey traería más muertes y desgracias que el anterior. También intuía que lo de la paz con los bárbaros era sólo una fantochada y en cuanto el ejército se volviera fuerte otra vez atacaría sin misericordia. Y la persecución a los magos... eso no dejaba lugar a dudas de que se estaba asegurando de que nadie pudiera derrocarlo en unos años. Hundra tenía razón. Había que actuar, pero sólo tendríamos una oportunidad, así que los movimientos tenían que ser planificados considerando todas las variantes y posibilidades para detectar cualquier fallo antes de que ocurriera. Si no, estaríamos perdidos antes de comenzar.

Al escuchar las palabras de Hundra, algo se agitó en mí. Me tomé un instante antes de poder responder.

-Lo que dices es algo muy arriesgado y difícil de llevar a cabo... pero no lo veo imposible. Al escucharte hablar de poner a Nat en el trono, has expresado en palabras algo que ya venía rumiando hace un tiempo- La miré y sacudí mi cabeza, como si hubiese dicho una estupidez. -Que fuera Nat en particular no lo había pensado. Pero sacar al rey actual sí. Sé que estos pensamientos podrían condenarme a la horca si caen en oidos equivocados. Pero presiento que este rey no tiene intenciones de respetar la endeble paz que ahora tenemos con los bárbaros. También se está asegurando de eliminar a quienes podrían deponerlo. Ustedes. Los magos.- me siento un tanto extraño al hablar de conspiraciones. Siempre me he mantenido al margen de las intrigas del reino y no sé bien cómo podría ayudar un ladrón a cambiar un gobierno, pero si hay una posibilidad la tomaré... como cuando corté la garganta al demonio.

-Hundra, ¿qué clase de cosa pondría al pueblo del lado de Nat? No tenemos importantes sequías ni hay una guerra abierta en curso... ¿Qué podemos provocar que ella pueda revertir?- Mi cabeza bullía, poco sabía de cuestiones mágicas y desconocía el verdadero potencial de las mediohermanas. -Eso sí, sea lo que sea, debemos planearlo con cuidado. Tendremos una sola oportunidad de poner el plan en marcha. Después perderemos el factor sorpresa, que es quien puede inclinar la balanza para nuestro lado.

- Una guerra solo seria mas dolor para la gente... hay que pensar algo grande, una proeza epica... algo que haga a la gente cantar su gesta... ¿Que tal si despertamos un dragon? .- pregunto levantando la ceja.- Se donde hay uno, no temas es inofensivo, Garek lo encontro cuando era un huevo y su pueblo lo cuido como un regalo de los dioses. Es enorme pero come de nuestra mano. Lo paseamos por el cielo hasta que la gente corra a buscar a una maga que los salve. Todo el mundo sabe que los paladines o los guerreros no son suficientes, piensan que todos los dragones escupen fuego y los unicos capaces de enfrentarse a eso son los magos espertos.

-¿Dragones?- No podía creer lo que estaba oyendo -¿Es que realmente existen esos seres?- de pronto me sentí transportado a la infancia, a esas tardes de juegos donde éramos paladines que peleábamos contra un ser mitológico, habitante de cuentos y leyendas únicamente.

-Eso sería maravilloso... pero si el dragón permanece a salvo. No quisiera que el imbécil del rey le haga daño.- Me sentía totalmente ajeno a mí. Un dragón... sería algo para contarle a mis nietos, si es que alguna vez llegaba a tener hijos.

-¿Podré verlo?- pregunté en tono casi infantil

Claro, Garek te llebara, yo no estoy en condiciones de andar tanto.- digo suspirando sonoramente.- Solo necesitamos que cause algo de panico, que sobrevuele la capital. No temas, sus escamas son mas duras que mil escudos, las flechas rebotan en el como si fueran de goma... De echo estaba pensado que necesitara un jinete sobre el, que le guie para no perderse. - digo dejando caer algo que no me atrevo a pedirle.

Entiendo la referencia velada y no puedo evitar comenzar a reir con todas mis fuerzas. Por unos minutos no puedo hablar, pero cuando me recupero, tomo sus manos con un sonrisa. -Ay amiga, ¿cómo es que no te atreves a proponérmelo abiertamente? Sabes que soy intespestuoso y me gusta vivir al límite. Me encantaría ser el jinete de ese dragón- luego, un tanto más serio agrego - Si él me acepta... y si alguien me enseña a montarlo. Con un caballo me manejo a la perfección pero con semejante animal...- No puedo contenerme y  le planto un beso en la mejilla. Mis ojos brillan, ya imaginando estar sobre el lomo de tan noble animal, surcando los cielos como jamás podría haberlo soñado.

-Perdón, por estar divagando me comporto como un mocoso. No quiero fatigarte, menos en este estado. Si me presentas a Garek, encontraré la forma de entenderme con él y le pediré que me muestre a mi nueva montura. Luego vendré a compartir el té, si no es demasiado agotador para tí. Parece que me esperan unos lindos días en el norte.

Ire a buscar a Garek, le dire que no eres un espia sino un amigo. El habla imperial, cuando era niño fue esclavo en el sur. No guarda buenos recuerdos de nuestra tierra pero es un hombre honrado y de fiar, te gustara.

Sali a buscar a Garek y entre con el, haciendo las oportunas presentaciones.- Ire preparando el te mientras estais fuera, no quiero perderme la aventura de tu primer vuelo en dragon.- digo sonriendo.