Partida Rol por web

Me dispongo a preparar el arco y flecha, a cualquier intento de agresión en contra nuestra, no dudare en disparar, no importa quien se atraviese, camino lentamente hacia el lugar del que proviene la voz, haciendo un gesto con la cabeza para que los compañeros me sigan y vayamos juntos, así no seremos una presa fácil.

Escuchamos los gritos de la mujer, y aunque puede no ser la que buscamos, ya que no la conocemos, y bien podría ser una trampa, todo parece indicar que nos encontramos con el objetivo de la misión.

El primero en reaccionar es el goblin, aunque afortunadamente contiene su boca, algo que a esta altura es una hazaña en si misma. Luego la elfa avanza con el arco preparado y nos indica que la sigamos.

Saco entonces mi espada corta y avanzo lentamente detrás de ella, intentando ser lo mas sigiloso posible.

Al acercaros un poco más descubrís que las dos voces que oíais no eran las únicas que había allí. Lo primero que veis es una red colgada de un árbol, dentro de la cual se encuentra una mujer, probablemente una elfa si juzgáis por su complexión. Está luchando por salir, pero es inútil. Entre zarandeo y zarandeo grita con frustración y odio, a la vez que algo de miedo disimulado. Entre los árboles que tenéis delante, cerca de la red, hay dos humanos mirando a la chica con una expresión que no inspira confianza en ningún sentido. Si barréis con la mirada, a la izquierda de estos hombres podéis ver un ser pequeño y encapuchado que está hablando con una humana. Todos van armados con una espada, aunque es difícil de saber si el de la oscura caperuza también lo está.

Parece ser que no os han visto; están preocupados por sus propios asuntos, o eso parece. Combatir allí quizá no sea fácil dado a la cantidad de árboles que hay.

Tomo posición intentando no hacer mucho ruido hasta tener un blanco seguro, aprovecho el factor sorpresa y estiro hasta tener el pulso firme, y suelto la flecha que preparaba, no quería llegar a preguntar como la otra vez con los enanos, esta vez quería asegurarme de que tuviéramos la situación bajo nuestro control; disparo la flecha hacia uno de los humanos a la altura del pecho, y rápidamente preparo la otra apuntando al siguiente.

Viendo que mi compañera elfa se dispuso a un combate directo, y sabiendo que no soy un gran amigo de ello, ya que soy verde, chiquito y a la gente no le caen muy bien los de mi género, me escabullo entre los arbustos, con la clara intención de seguir al de la capucha, ya que creo es el que quiere raptar a la muchacha, y si no funciona, al menos voy a poder flanquear a los hombres y quien sabe, capaz pueda ayudar desorientandolos.

La elfa se adelanta nuevamente y suelta una flecha. 

Al estar lejos, si me aproximo de golpe puede que entorpezca su linea de visión, por lo que, con mi espada preparada, avanzo sólo unos pasos, hacia la derecha de la elfa, pero poniendome a la vista de los hombres.

- Dejen tranquila a esa mujer -quien me viera, haciéndome el héroe. Si no quieren morir -lanzo mi advertencia-, será mejor que dejen sus armas en el suelo y se vayan de aquí. 

Dudo que vayan a hacer caso, pero quien avisa no es traidor.