Partida Rol por web

Bueno, mi es Deidad Corelion Larethian, que es un dios del caos, seria hipocrita entregar un aparato capaz de destruir el caos a un tercero cuando deveria pertenecer a los seguidores de Corelion para que se mantenga un equilibrio. Tengo intencion de hacerme con la piedra de poder y no me importaria usar a orcos y demas para tal fin.

—No le conviene mentirnos. Dime, orco —dijo volviéndose hacia el prisionero. No disfrutaba con ello, pero se le daba bien la persuasión —. Si tus compañeros, tus aliados, tus camaradas, como quieras llamarlos... si nos descubrieran y pudieran abatirnos a tiros, ¿crees que les preocuparía acribillarte a flechas a ti también? Si nos condujeras a una trampa, nuestros asesinos acabarían con tu vida para atribuirse todo el mérito. Ahora mismo no eres para ellos más que un peon herido, y sabes bien que preferirían dejarte morir de hambre y enfermedad antes que molestarse en curarte. Yo, aquel a quien odias, te ofrezco más que aquellos por quienes quieres dar tu vida —marcó una pausa dramática—. ¿Me traicionarás?

Aram se paró al oir la propuesta del orco. En realidad no le gustaba intimidar a nadie, ni que fuera un orco el intimidado, simplemente no era su estilo. Pero de algún modo estaba satisfecho de tener un papel clave en las negociaciones.

Siguió quieto sin decir nada, aguardando en segundo plano a ver cómo lo resolvían los demás, pero sin dejar de mirar al orco mientras sujetaba su hacha firmemente.

La avalancha de preguntas y amenazas confundían al orco, que veía su final más cerca sino ayudaba a atravesar la ciudad a aquellos individuos.

El grueso del batallón se encuentra en la plaza principal de la ciudad, luego hay pequeñas avanzadillas como en la que estaba yo. Hizo una pausa para tomar aliento. No se exáctamente su disposición, pero la mayoría estarán por el noroeste, que es por donde entramos aquí.

"Precisamente por donde le dije que iriamos, nos dice que esta la mayoria de los suyos, por suerte, nosotros casi vamos en la direccion contraria" reflexiono por unos instantes, considerando la posibilidad de que la informacion no sea cierta...

Miro con frialdad al orco mientras aun sostengo la punta de mi espada sobre su cuello, esperando que el miedo que se refleja en sus ojos me de una pista de si dice la verdad o no.

A pesar de la naturaleza maligna del orco, puedes sentir que dice la verdad, pues es capaz de traicionar a los suyos con tal de seguir vivo.

Estamos perdiendo el tiempo, si de verdad hay mas patrullas pronto encontraran los cadaveres, tenemos que salir de aqui.
Avanzo unos pasos mientras busco signos de vida a mi alrededor.

Los alrededores parecen estar despejados, no se siente ningún atisvo de vida cerca.

Aram, tras oír las palabras del elfo, lo miró soprendido y le dijo:

-Nunca pensé que llegaría a estar tan de acuerdo contigo.

Y acto seguido, apretando fuertemente la empuñadura de su hacha, empezó a andar directamente hacia el orco, levantando el arma lentamente.

Regreso hacia el orco y poniendome tras el lo golpeo con la empuñadura de mi ballesta
En cuanto caiga incosciente digo:
Subidlo al carro, ya lo interrogaremos cuando salgamos de aqui.
Miro a todos bucando su aprobacion, sobre todo al enano, cuyo odio hacia el esta asegurado, a mi principalmente me produce repugnancia lo cual demuestra mi cara al levantar su cuerpo inerte para llebarlo al carro.

Mientras lo levanto y toqueteo registro sus bolsillos y demas, guardandome a escondidas todo lo que encuentre.

Estuve aguardando a que el enano se decidiera a matar al orco, sabia que Caerus no lo haria, pero no esperaba que Enialis interviniera, y ademas de no matarlo, pidiera que lo llevaramos con nosotros.

- Bien, segun las indicaciones del orco, al norte y el nor-oeste estan sus compinches, debemos evitarlos dirigiendonos al nor-este. Por suerte, no nos desviaremos mucho de nuestra ruta original, pero debemos ir con sigilo - mientras digo esto, me dirijo como quien no quiere la cosa hacia la carreta de los orcos y procurando que los demas no se den cuenta, en especial Aram, aprovechando para ello la corta vision existente debido a la niebla, comienzo a revisar la carreta, con suerte encontrare algo de utilidad.