Partida Rol por web

 Las ordenes de Aurea eran tajantes y habia que acatarlas de inmediato si no queriamos quedar en desventaja.

Entendido Aurea, en marcha sin perder tiempo.

Estoy listo para defender mi pellejo y el de quien lo necesite Aurea, que no te quepa la menor duda.

Empuñando mi arma con fuerza y sujetando el escudo en una buena posicion de defensa empeze a caminar detras de Aurea.

Antes de que se aleje Aurea de cada a ellos le toco ligeramente el hombro mientras le señalo los soldados que se aproximan.

– Princesa Aurea el dragón ignoro donde esta y no me gusta desconocerlo. Pero los soldados los veo los cinco. El de delante debe ser un oficial o un noble a juzgar por su armadura llevando espada y escudo a su lado va un soldado con espada y escudo. Además a los flancos cubriéndolos avanzan dos lanceros con escudo. En la caseta permanece otro soldado con espada y escudo.

– Pensaba disparar al que los mandara pero con la armadura puede que necesitara diversos disparos. Apuntaré a uno de los lanceros.

Negó.

-Atacad al que cuida la caseta, es el que impide que salga la reina. Los demas nos encargaremos de los que vienen a pie. Y habrá que hacer frente al dragón, si es que asoma de aqui a unos momentos. Y... -al parecer se dirigía ahora a Kashya- mientras no sea fuego, intentad lo que te parezca conveniente. Adelante, no me esconderé ante un reto como este.

Y dicho esto empezó a caminar, cabeza alta y mirada intransmutable. No había mas opción que el combate directo, pero en este sentido tenía cierta confianza ya en sus acompañantes.

tras ver todos los acontecimientos ocurridos recientemente, y ver que la batalla estaba muy cercana, empuño mi hacha y me equipo mi escudo y sigo a Aurea y a Agrael.

-Esta batalla promete, ademas del dragón, hay 5 soldados. sera una gran batalla jajaja- Pienso mientras esbozo una sonrisa

-Por fin se acerca el gran momento jajaja! no tengais merced, y que nadie quede con vida! Adelante! - Digo mientras avanzo con mis compañeros - Agrael, me juego una ración de carne a que mato a más que tu jajaja!- Digo mientras sonrio a agrael con una mirada de complicidad

Fryda muestra una actitud totalmente desconcertante, no esperaba para nada que el dragón diera media vuelta y se alejara de esa manera. Cuando lo vió venir toda su vida pasó frente a sus ojos pensando que ese sería su fin y se alivió cuando desapareció de su vista.

- Yo me voy con vosotros, Aurea. Necesito aproximarme lo más cerca posible a los aposentos de mi reina y comprobar que no le ha pasado nada malo. Aquí parada con Bernat y Sergi no serviría de gran ayuda ya que no tengo arco.

Se saca una pequeña daga del escote y dice:

- ¡A por ellos! Garren tenéis razón, no va a quedar ni uno. Me apuesto mi ración a que mato por lo menos uno, le incrustaré la daga en el cuello hasta que muera desangrado.

Niego con la cabeza ante las palabras de Aurea.

– Esta demasiado lejos como para acertarle con una flecha. Si fuéramos una compañía y disparáramos todos contra el una o dos flechas lo alcanzarían pero sólo dos muy difícilmente además mas que perder el efecto sorpresa sobre los que avanzan.

– Ahora si queréis que lo intente así lo haré.

-Hmm -dijo conforme se alejaba- Entonces elegid el blanco que mas os convenga. Vos sois el experto.

En serio Garren, me gustaria ver como lo haces... dije a Garren con una gran sonrisa y guiñandole un ojo, era vital eliminar la tension previa a la batalla y bromear era una buena opcion.

En esos primeros instantes previos a la batalla me vinieron cientos de imagenes ya vividas anteriormente, a mi cabeza venian de golpe imagenes mutilaciones, estocadas mortales, decapitaciones, sonidos de hierros chocando entre si dictando asi la muerte segura de uno de los contrincantes, gritos de dolor, gritos de desesperacion. Hice un gesto de negacion con la cabeza... espero que salga todo bien, no me gustaria ver a ninguno de mis compañeros en tal tesitura.

Asustado y molesto por su error, quiere comenzar a disculparse apenas se acerca con el resto del grupo, pero la imagen del enorme dragón acercándose lo clava al piso, quedando atónito ante la presencia de semejante criatura.

Con mucho más nervios que presteza escucha lo que tiene que hacer, saca el arco y le pone la tanza, acomoda las flechas y se queda al lado de Bernat, atento a sus indicaciones.

Intento tranquilizar a Sergi.

– Apunta al lancero de tu lado, tranquilo tomate tu tiempo, hasta que no estén a cuatrocientos metros no vale la pena malgastar flechas y además avisarles de que estamos aquí.