Partida Rol por web

El blindaje me ha servido bien. No es Beskar, pero al menos ha detenido la fuerza letal del blaster

"Li-Dao ¡Dispara hacia ahi! ¡La fuente de alimentación! ¡Sigue mi blaster!"
"Y por Da Wae, no te acerques, que como explote y estes cerca, me quedo sin hermano"

Con un disparo preciso, Pikon hace estallar las armas fijas instaladas en el techo que les habían disparado provocando un fogonazo de luz que iluminó durante un instante el corredor. En ese momento, Li Dao aprovecha para localizar lo que parece ser el generador de las armas haciéndolo estallar a su vez.

A pesar del filtro del vuestras máscaras, podéis percibir cierto regusto a quemado en el aire del complejo.

En ese momento, las luces del corredor se encienden y la voz de Cain Roce resuena nuevamente por la megafonía.

"Habéis superado la segunda prueba... mantener los sentidos alerta te permitirá detectar el peligro antes de que sea tarde...

Me agito el brazo, tratando de despertarlo

"Esta vez ha sido peligroso, pero trabajando en equipo, podemos avanzar sin miedo hermano"

Sin dudarlo, continuo la marcha, exactamente igual que antes: Con el palo de ciego y esta vez dirigiendome al blaster y al generador ¿Quiza pueda aprovechar algo de ahi?

Tras aquel disparo certero, Li Dao puede relajarse una vez más. Confiaba en que si se les presentaba otra amenaza ahora que tenían las luces encendidas podrían vencer cualquier desafío que se atreviera a encararlos.

No guardó el blaster mientras caminaba. Solo por si las moscas.

—Sera mejor que me quedé a tu lado Pikon. No me esconderé detrás de ti si un tiro de blaster vuelve a aparecer de la nada. Si tienes suerte te empujare.

Tras una minuciosa investigación de los restos del sistema de defensa que habéis destrozado con vuestros disparos llegáis a la conclusión de que no son más que chatarra y nada útil que podáis recuperar por lo que os disponéis a continuar vuestro camino por el complejo de pruebas.

Las luces permanecen encendidas lo que os permite poder avanzar con seguridad por el corredor...

Con el blaster presto, avanzo hacia el corredor

"¿A donde va usted?" le pregunto al deportista "Este es un lugar peligroso, como para ponerse a correr y a hacer footing, señor corredor. No haga nada raro, y digamos ¿QUIEN ES USTED?"

"El pasillo parece seguro, Li-Dao" digo ajustando el Bláster y sosteniendolo con ambas manos "Pero la prueba no ha terminado"

Con premura, avanzo hacia el final de El Corredor, alias Pasillo. Si nada nos ha atacado ni sorprendido, entonces me situo espalda contra la pared que hace esquina, sin asomarme
Con tipicos gestos de soldado, le digo a Li-Dao que asomarnos los dos a la vez, con intención de ver a cualquier amenaza ambos, y poder reaccionar mejor.

Li Dao levantó el blaster y apoyó su espalda contra la pared caminando de lado como había sido enseñado a hacer en estrechos caminos como aquel que estaban recorriendo. Si cualquier amenaza se presentaba ante ellos lo más probable era que dispararan al centro de la sala, y eso les daría la ventaja de poder eludirlo a tiempo si contaban con suerte.

Asintió ante los gestos de las manos que le hacía su compañero y avanzó a la par de él. Tenía el blaster pegado al pecho apuntando hacia adelante en todo momento. Siempre atento ante cualquier sombra que pudiera moverse fuera de lugar.

Con las armas dispuestas continuáis avanzando a través de la instalación. Atentos a la posible existencia de más trampas inspeccionais las paredes metálicas del corredor sin encontrar nada que os llame la atención. 

Tras varios giros siguiendo el camino, llegáis a otra sala en la que, a pesar de la luz no veis nada más que el frío metal...

"Esto me da mala espin..."

Li Dao intentaba avanzar junto a la estela de su compañero Pikon en la oscuridad del túnel. Tal vez más incauto que su amigo y compañero.

Con un zumbido metálico que parece surgir de todas partes al mismo tiempo, dos garfios surgen de las paredes y se aferran a vuestras armas sin que podáis reaccionar a tiempo para esquivarlo y con un fuerte tirón os las arrancan de las manos. En apenas unos segundos los garfios desaparecen por las trampillas de las que han surgido como si nada hubiera pasado.

La voz vuelve a resonar por la sala.

"Un guerrero permanece atento y cuida sus armas... pero un verdadero hermano ha logrado convertirse en su propia arma..."

Al tiempo que la voz dice sus últimas palabras, una nueva puerta se abre y un gamorreano enorme de unos dos metros de altura entra en la sala chocando sus puños frente a él

con un fuerte gruñido os mira y comienza a avanzar agresivamente hacia vosotros...

"Hermano, es la hora de la legendaria estrategia"
"¡Hagamosle un Sensou Bastard a este hijo de mutante!"

El Sensou Bastard es sin duda, la forma más letal de combate que puede hacer un soldado de infantería. No existe una más terrorífica. Y si, conlleva peligro el hacerla, pero la gloria es inconmensurable:

Consiste en golpear en la boca del estómago al oponente para que se queje, adolorido.
Luego le introduces una granada activa en la boca
Y finalmente le pateas el pecho, para que retroceda lo bastante -preferiblemente cayendo boca abajo- lo bastante lejos de ti como para que no te afecte tu propia granada

Con un rápido movimiento, Li Dao desenfundó su vibrofilo y lo sostuvo boca a bajo en torno a su mano. También descolgó de su cinturón un detonador termal cuyo botón de encendido no accionó todavía. La estrategia de Pikon era osada y fantasiosa, pero tal vez podrían hacer algo para que funcione.

—Ocupate de su flanco derecho. Yo del izquierdo. Céntrate en las rodillas, luego lo haremos volar. ¿Lo tienes?

"Recibido, Dao!"

Situandome en el flanco, imito el movimiento de mi compañero buscando hacer unos cortes bien dolorosos al Gamorreano.

Ambos desenfundáis vuestras vibrohojas y os lanzáis a por el gamorreano en un ataque combinado que le pilla por sorpresa y a pesar de sus esfuerzos defensivos vuestros ataques caen sobre él como una lluvia imparable.

Aprovechando la mayor altura del gamorreano apuntáis el filo de vuestras armas a sus rodillas hendiendo la carne verdosa. La hoja de Pikon resbala sobre la muslera de la armadura del alienígena y eso frena ligeramente la fuerza del golpe pero la hoja de Li Dao se cuela por un hueco de la misma y consigue clavarse en profundidad llegando a seccionar uno de los tendones y haciendo que el gamorreano se derrumbe quedano a vuestra merced de rodillas en el suelo...

Li Dao, sin mucho más que decir, se guardó el vibrofilo en la funda una vez más y le pasó la bomba térmica a su compañero Pikon mientras que se acomodaba el cinturón del traje. Prácticamente dejando a la merced de su hermano el destino de aquel rival.

O más bien sería mejor llamarlo obstáculo.

—No perdamos el tiempo, sin nuestros blasters seremos carne muerta en lo que vuelva a aparecer otra torreta.