Partida Rol por web

El guerrero no tenía palabras. No tenía palabras y era por un buen motivo. Aquel ser, la dragona, era impresionante, no sabían cómo acabar con ella, resistía cada ataque como si fuera una montaña, y sus pequeños avances eran como tirar una piedra contra un lago.

Sin embargo, sin saber muy bien de donde, llegaron los refuerzos, un varón salto contra su enemiga asestando una puñalada que sin duda había sido dolorosa.

Durante los segundos siguientes, Brenus espero que entrara un contingente entero de hombres y mujeres para acabar con la ruina que allí habitaba. Y sin embargo, nadie más llego.

Y para colmo, la dragona expulso tanto ácido, que se podría decir que materializo su propia ira. Y el nuevo atacante paso a segundo plano.

Sin embargo el tenia un trabajo que hacer. Levanto su arma todo lo alto que pudo, espero a que la pata de la bestia se quedara a su altura, y luego dejo caer el arma. No era un ataque eficaz, ni espectacular, pero intentaría que al menos, sus piedras poco a poco fueran llenando el lago.

...y finalmente las piedras llenaron el lago. Este ultimo golpe no había resultado letal para la dragona, pero las recientes heridas y la aparición de un nuevo enemigo hacia replantearse si realmente seria capaz de enfrentarlos a todos. Había rendido cuentas con un enemigo y otro estaba mas cerca de la muerte que de la vida.

-¡Escoria! -Grita con voz atronadora. -¡No creáis que la suerte en estas tierras cambiará en algo! -Su imponente imagen parecía ser reducía a nada ahora que sangraba en abundancia y extendía sus alas, lista para salir volando.

-Recuerdo vuestro olor, juro encontraros cuando me recupere y acabar con todo lo que amáis. Cuando seáis viejos y decrépitos  yo estaré en mi mejor momento, así que dejaré que sigáis viviendo solo para que contéis los días que pasáis sin volver a verme. Nunca viviréis totalmente en paz ¡¡Volveremos a vernos y entonces lo lamentareis!!

El imponente reptil empieza a mover con ímpetu sus alas y a levantar su pesado corpachón para salir de ahí. El olor a ácido se dispersa por su aleteo y su hedor corporal también según se aleja, maldiciendo en todo momento.

Quinn se limpiaba el ácido que le había soltado el dragón como podía cuando vio que se daba a la fuga.

-¡Ja! ¡Cobarde! ¡Huye ahora que estas a tiempo para llorar bajo las piedras de la montaña de la vergüenza!-

Soltó una fuerte carcajada victorioso con una ligera expresión de dolor por las quemadas.

-¡Huye! ¡Mis hijos te estarán esperando para cuando vuelvas, y créeme ... sabrán donde te falta la escama que te he arrancado de una simple estocada y te harán morder el polvo de nuevo! ¡Puede que tu vivas mil años, pero nosotros nos reproducimos como conejos!-

El enano observó como la criatura desaparecía y lanzó un suspiro. Soltó su martillo que cayó al suelo. Se sentía agotado, a punto de desfallecer. Sus rodillas se doblaron lentamente, mientras su mente empezaba a replegarse en Moradin, y su cuerpo le pedía descansar y recuperarse... La sangre que había perdido era mucha y parecía al borde del colapso. Sus ojos se cerraban...

¡Nessa!

Cuando la imagen de la elfa caída volvió a su mente, todo su entumecimiento desapareció. Abrió los ojos de nuevo y corrió hacia la elfa caída. 

¡Rápido, rápido! Todavía no es tarde...

Gracias a los excelentes primeros auxilios de Bork, Nessa queda estable y fuera de peligro de muerte. La elfa poco a poco recupera la conciencia según la muerte retira sus garras, pero la sacerdotisa está demasiado débil por la sangre perdida y no puede incorporarse.

En cuanto al resto de enemigos, las monstruosas plantas, trepan como zarzas por las paredes y se esconden entre el verde de la sala y la oscuridad...

Necrok había desaparecido también. Una vez saldada su deuda había puesto pies en polvorosa y huido, antes de que el grupo cambiara de opinión y decidiera llevarlo ante la justicia. Al oscuro no le interesaba un juicio cuyo jurado seria una multitud enfurecida que seguidamente le apalearía para calmar su ira.

Sark exhausto tras la batalla veía con alegría como la dragona se rendía y huía por el temor a un inevitable final.

-¡Espero que no nos olvides! ¡Quizá seamos nosotros quienes vayan en tu busca de nuevo algún día!- Exclamaba el semiorco mientras veía como se alejaba la dragona.

Jadeante y con una expresión alegre y victoriosa, el semiorco contemplaba el escenario de la batalla.
-Hemos sufrido bastantes problemas e inconvenientes pero también hemos salido victoriosos de esta difícil batalla. Me alegra haber formado parte de este grupo.- Decía Sark dirigiéndose a sus compañeros de batalla mientras se acercaba lentamente al humano.

-Gracias por hacer esta fugaz y oportuna visita, no se si lo habríamos logrado sin tu ayuda.- Decía Sark dirigiéndose a Quinn con un gesto de gratitud.

Quinn sonrie y le encaja la mano.

-No es problema grandullón- La expresión del espadachín era afable y bonachona.

-En el pueblo estaban preocupados por vosotros y decidí salir en vuestra busca para ver si necesitabais una mano ... o una espada-

Mmme duele todo... he sido tan despistada y no vi llegar a esa enredadera ¿estáis todos bien? mi mirada se vuelve poco a poco hacia todos los presentes y reparo en el pequeño cuerpo de Nemeia, ensangrentado e inerte.Vi que ya no había nada que hacer por ella

¿Estáis todos bien? ¿hay alguien moribundo? ayudadme a incorporarme, mis dioses aún cuidan de nosotros
y comencé a pensar en las palabras que canalizaban la energía de mis dioses, cerraban heridas y daban fuerzas a los enfermos. Solo que esta vez creo que era yo la que mas lo necesitaba aunque no habría dudado en regalar las energías que precisaba a mis valerosos compañeros que tanto habían hecho por mi.

Y la necesitábamos!

Responde el enano, sentado no muy lejos. Tras acabar el combate y ver que Nessa estaba bien, el enano se había dedicado a vendarse las heridas, y revisar el estado de su armadura y equipo. Parecía agotado, débil, si eso era posible en uno de su raza.

La necesitabamos... pues nadie aquí imaginaba que íbamos a encontrar a tal monstruo tras esta aventura. Luchamos con heroicidad, pero... no te mentiré. Estábamos al límite... realmente al límite. Esa estocada que le diste fue la gota que colmó el vaso, y... vencimos. 

El rostro del enano se gira a donde yacen los restos de Nemeria...

Lamento que no llegarás a tiempo para todos... pero sin duda, te debemos la vida! Y... no es algo que un enano olvide!

Dinos, a quien le hemos de agradecer la ayuda?

Brenus tardo unos segundos en recuperar la cordura. En los instantes siguientes a la huida suicida de aquel monstruo alado, su única idea era lo injusto que era que escapara de su yugo.

No podía creerse la suerte tan mala que tenia, la bruja, la dragona había conseguido eludir el final que sin duda las gentes de los pueblos vecinos necesitaban.

Pero poco a poco comprendió, cuando las palabras de su alrededor se fueron filtrando en su mente, que tenían suerte.

Suerte de estar vivos. Suerte de haber hecho correr a una bestia tan voraz y poderosa que había anegado de magia maligna todo lo que había en millas a la redonda.

Y de pronto se sintió orgulloso. Porque igual que la gente había tenido que marchar, ahora albergaba la esperanza de que pudieran volver a sus hogares, a sus casa. Deseaba que con la marcha de aquel engendro de las tinieblas el Cenagal antinatural volviera a replegarse sobre sí mismo.

Mientras, sus compañeros contaban las bajas y las heridas. Y heridas había muchas, de hecho, el portaba unas cuantas, que en breve tendrían toda su atención. Pero la baja le pesaba más de lo que admitiría nunca.

Alzo la vista al cielo en una muda plegaria por la joven que había perdido la vida. Y supuso, en su infinita ignorancia que ella estaría orgullosa de saber que había devuelto la vida a mucha gente con sus actos.

Saldremos de aquí, y propondré que pongan una fiesta en estas fechas cada año, con el nombre de Nemeïa, es lo menos que podemos hacer para honrar su nombre.

Descansa en paz joven valiente. Las armas se inclinan ante ti.

Su espada, desnuda de su funda. Ensangrentada de una sangre vil busco el suelo al lado de la joven, y el joven Morrigan, guerrero del pueblo hinco la rodilla para darle un momento de silencio a su compañera caída.

Nuevamente, sus heridas le devolvieron a la realidad. Y se puso en pie.

Creo que deberíamos de darle las gracias a nuestro inesperado aliado. Y luego buscar un lugar donde dar sepultura a nuestra compañera. Pero quizás las heridas hayan de tratarse antes.

Torció el gesto a una sonrisa que pretendía elevar la moral más que hacerlo sentir bien a sí mismo, y el guerrero fue caminando y se sentó en una roca mohosa al lado de Bork. Allí, como hacia el viejo y curtido enano, remendó su cuerpo y sus pertrechos.

Una dura batalla había acabado, pero aun quedaban cosas por hacer. Sin duda.

Las tierras conquistadas recuperaron su esplendor tras meses y el verde volvió a  crecer, era como si la tierra despertara tras un mal sueño. Nadie que viera ahora el paisaje podía imaginarse que hubo un momento en el que todo el basto terreno era lodo y muerte.

Hasta donde llegaron los límites de la ciénaga, en el mismo lugar en donde el grupo se formó, se creó un monumento simbólico a tan memorable hazaña. Una estatua de granito con un caballero combatiendo con bravura contra un dragón negro, amenazando con descargar su ácido aliento a la vez que este pretendía cerrar sus fauces con un golpe descendente de su mandoble. A pie de la estatua, en una placa de metal, fueron gravados los nombres de los héroes, el de todos ellos.

A Nemeïa se le dio honrosa sepultura en aquel mismo pueblo y su nombre fue recordado durante generaciones. Todos los medianos seguidores de Avandra, diosa del viaje y la aventura, presentaban sus respetos ante la tumba si emprendían un arduo viaje o pasaban por ahí cerca, pues se decía que la lapida de Nemeïa estaba bajo la amorosa protección de su diosa. Quienes presentaban sus respetos ante la tumba pronto descubrían que su camino seria seguro, recto y seco durante semanas allá donde fueran.

Aquel día, el día de la victoria al igual que el de la pérdida de la compañera, fue considerado festivo. Día de fuegos artificiales, magos ilusionistas y obras de marionetas para los niños conocieran la gran batalla que tubo lugar en la torre.

Pasaron años sin que la dragona apareciera. Muchos aseguraban que no cumularía con su amenaza, que debía haber muerto por las horribles heridas. Otros afirmaban que la bestia se habría sumido en un prolongado y reparador sueño que duraría años, pero que algún día regresaría. Así y todo el pueblo se mantuvo en guardia e inspirados por estos héroes, esta vez estarían preparados y armados para combatir cualquier amenaza.

Oh! No fui a tiempo de responder al enano XD

Bueno, no es que pudiera hacer mucho (ya me avisó el DM) pero al menos gasté mi poder diario XDDDD ... tenia de haber gastado el punto de acción también XD