Partida Rol por web

Escupo a un lado mientras guardo silencio. 

Estamos rodeados y acorralados en medio de territorio a todas luces enemigo. Intentar salir de aquí por las malas es una empresa condenada al fracaso. El tipo que salvamos de la pantera nos ha metido en un buen atolladero. 

La pierna me duele un poco menos. El ungüento ha hecho su trabajo aunque probablemente me quede una fea cicatriz. 

La Valkyria parece más que dispuesta a enfrentarse a lo que sea que esta gente quiere arrojar contra nosotros. Prefiero quedarme a un lado y estudiar la situación. 

Cuando los héroes son elegidos, la multitud murmura y deja un gran espacio frente a la puerta para los luchadores.

—¡Campeón de Asgorath! —Truena la voz de Skoran mientras levanta su báculo frente a la puerta. —¡Ven y lucha contra estos extranjeros!

La puerta de bronce se abre lentamente. El otro lado es un lugar ahumado y oscuro. Vuestros ojos se esfuerzan en adivinar lo que se esconde allí, y es entonces cuando lo véis: primero es solo una forma vaga, pero no tarda en volverse rápidamente clara ante vuestra vista. Es un guerrero. Un guerrero que va adornado por numerosas plumas de todos los colores cuyo cuerpo está protegido con una armadura de brillante bronce. En su brazo porta una larga lanza de extraña y mortal forma. Muestra una sorprendente agilidad y velocidad teniendo en cuenta la totalidad de la carga que lleva encima. La multitud estalla en gritos de emoción y el campeón salta fuera de la puerta. Sin mediar palabra carga diréctamente hacia Athena.

Cuando veo aparecer al guerrero por la puerta de bronce me preparo para la lucha, cojo mu lanza la cual había sido bendecida previamente por Quyen, mi buena amiga. Dedico una mira a Kurdran antes de centrarme en matar a mi objetivo, porque eso iba a ocurrir, uno de los dos caería, y no sería yo.

- Bonita lanza, me la quedaré cuando te mate... - le advierto, y muy probablemente su armadura. 

El guerrero se aproxima hacia mi persona a la par que comienzo a mover los pies con raidez hacia él, intentando coordinar mi cuerpo para clavarle la lanza en algún sitio que la armadura deje hueco. Parecía ser alguien fuerte y poderoso, debía tener cuidado para que no me derrotase.

La lanza de Athena atravezó con fuerza el cuerpo del campeón. Lo hizo en un punto desprotegido por la armadura; un lugar situado entre el pecho y el hombro del luchador. No hubo sangre. Tampoco grito o queja de dolor. El campeón de Asgorath simplemente se movió nuevamente hacia la valkiria con la clara intención de ensartarla en su lanza...

Estaba segura de haberle acertado y aún así el tipo no parecía herido, no se veía sangre, ¿sería aquello un truco de aquel extraño sacerdote?

Mis pensamientos me entretuvieron y cuando fui consciente de ello, ya era tarde, estaba prácticamente a mi altura como un demonio dispuesto a llevarse mi alma.

El campeón de Asgorath no sangra. ¿Es humano?

Veo que Athena se queda paralizada por la duda y veo como su adversario arma el brazo para golpearla desde la derecha. No puedo evitar contenerme y le grito para que reaccione.

- ¡¡¡Reacciona!!! ¡¡¡¡Athena por tu derechaaaaa!!!!!

Mi aviso no surte efecto y peor aún, no ha gustado nada al Alto sacerdote que se acerca a mí para hacerme pagar cara mi intromisión.

El campeón enarbola la lanza sobre su cabeza en un movimiento circular que acaba descendiendo diréctamente hacia la cabeza de la valkiria. Un golpe rápido y poderoso que es impulsado por la fuerza de los músculos entrenados del campeón. Athena es incapaz de reaccionar a tiempo para esquivar el embiste. Y se ve obligada a bloquear el ataque interponiendo su propia lanza entre su rostro y el arma del enemigo.

El crack de la madera quebrándose precede al sonido de una ahogada exclamación proveniente la multitud.

Un fino y cálido hilo rojo resbala desde la raiz del cabello de la valkiria hasta su boca. Aunque el poderoso golpe del campeón ha quebrado su lanza, apenas la ha herido más allá de un simple rasguño...

El sacerdote no parece reparar en la bruja, pues su atención está completamente centrada en el combate. En cambio, uno de sus guardias si lo hace. Golpea con el mango de su machete a la altura de las costillas, haciendo que Quyen se doble sobre si misma retorcida por el agudo dolor.

—¡Silencio! —espeta.

He perdido mi lanza, ahora sé que tengo problemas de verdad, necesito un arma, me pongo el guantelete, no es tan efectivo como la lanza pero es mejor que no hacer nada.

- Necesito una lanza, Quyen, Jamn... - les pido, aunque ahora mismo no debo descentrarme más. Me limpio la sangre del rostro y actúo sobre mi enemigo

El campeón se desliza de un lado a otro. Se mueve como una serpiente traicionera y mortal cuyo único objetivo es matar a su presa. Gira sobre si mismo cogiendo poderoso impulso y repentinamente lanza su arma contra la valkiria. La guerrera apenas tiene tiempo de reaccionar y la punta del arma de su enemigo golpéa violentamente su armadura. Un par de anillas metálicas salen despedidas y caen tintineando sobre el suelo del piedra del salón. La multitud se agita otra vez...

Chasqueo la lengua con los ojos en blanco. La imprudencia de esa mujer le va a costar cara. 

-¡Coger!-grito apuntando al suelo junto a sus pies. 

Un trallazo de dolor de la pierna me desequilibra. La lanza sale totalmente desviada clavándose a diez metros de distancia dispersando a los lugareños. Mal tiro.

Mi único consuelo es que no es mi cuello el que está en juego. 

El combate no iba bien y estaba recibiendo lo mío. Mi armadura parecía que no iba a resistir mucho más y encima de todo la lanza cayó apartada de mi posición, pero tenía que recuperarla, era mi única posibilidad de vencer al guerrero. Pienso en que este puede ser mi fin y no sé a quien rezar, ¿al Amo?... Le dedico un pensamiento, mientras con mi lanza cargo de nuevo sobre el guerrero.

- ¡Kurdran, fue un placer amarte... Nos veremos en la otra vida, junto al Amo!....- grito cuando contemplo que mis esfuerzos son insuficientes. Hoy no era mi día

Pero mi am... Athena me pone el dedo en la boca mientras le habla a Skoran con rabia, sé que esas palabras la han ofendido tanto como a mí, veo en su mirada la verdadera guerrera que hay en ella, y no puedo impedir que vaya ella primero ante su elección. Sin duda el campeón era digno de luchar contra nosotros, y a juzgar por lo que veo, parece el rival más fuerte a lo que hasta ahora nos hemos enfrentado, pero mi orgullo no tiene presencia, está en juego la vida de mi amor y eso si me preocupa... El combate está siendo duro, Cuidadooo!!! a perdido la lanza y ya estoy nervioso, Quyen lanza otro grito pero el guardia le golpea, lo miro y no puedo evitar coger mi hacha y soltar unas palabras... Vuelve a hacer eso y te las verás conmigo. Tócame y te las verás conmigo, no habrá tierra en la que puedas huir de mi hacha. Sigo observando la batalla con total preocupación, le acaba de atacar de nuevo y por suerte no a muerto en ese maldito ataque... Sólo a sido un rasguño, vale vale, tranquilo Kurdran no pasa nada, relájate.... Veo como Jamn le lanza su arma pero con tan mala suerte cae lejos, y ya estaba empezando a tener ganar de saltar ahí acabar con ese maldito hombre pájaro, no le permitiré que acabe con la vida de mi Diosa... 

Athena mi Diosa no digas boberias!!! Seguirás viviendo como la poderosa guerrera que eres!! Que Avesta te de fuerzas hasta el final....!!! 

La valkiria jadea y suda copiosamente bajo la luz de los braseros, pero aún así consigue moverse de manera ágil y resuelta recuperando la lanza de Jamn. Hace un giro rápido y, aprovechando el impulso del enemigo que se le echa encima, clava por segunda vez la lanza en su cuerpo. El arma se hunde profundamente, prácticamente hasta la mitad del asta de madera. El campeón no se inmuta. No sangra. Aunque si parece mostrar señales de lentitud y debilidad. ¿Cómo es posible?. Nadie podría sobrevivir a un empalamiento semejante...

La valkiria descubre que no hay tiempo para plantearse nada cuando la poderosa pierna del campeón la golpéa de lleno contra su pecho lanzándola violentamente hacia atrás. La tremenda patada rompe una de las hebillas de sujeción de la armadura y la hace caer de espaldas contra el suelo. La lanza del campeón vuelve a girar en el aire trazando un semicírculo mortal. La multitud enmudece, pues sabe que en una fracción de segundo el arma del campeón caerá de manera mortal sobre el cuerpo derribado de la valkiria...

Yo no soy una culebra para luchar desde el suelo. Me voy a levantar, ¡claro que lo haré! Y dignamente lo hago, no quiero que Kurdran me vea tirada de cualquier manera.

- ¡No existe Avesta! ¡Solo el Amo!.... - reitero, lo vi claro, las demás también lo vieron. Mi fe ha cambiado, y mi lucha parece ser que también, he perdido la armadura y no siento que sea capaz de acertar, estoy demasiado lenta, descentrada quizás. Me va a costar la vida.

Al menos le he golpeado, no acabaré con él pero facilito el camino de mi herrero, él me vengará, lo sé.

Cuando todo parecía perdido Athena dobló las rodillas sobre su pecho. Súbitamente las extendió con fuerza y el impulso hizo que el resto de su cuerpo las siguiera elevándose como por arte de magia. La multitud exclama sorprendida ante tal proeza física, y la valkiria aprovecha el momento lanzando una directa estocada al abdomen del enemigo.

Ambas lanzas tocan "carne", pues el ataque del campeón también logra herir a la valkiria. Athena retrocede, y por primera vez el campeón no embiste automáticamente. Se mantiene quieto, mirándola con unos ojos que brillan desde las penumbras asentadas en su rostro...