Partida Rol por web

La situación no era la mas adecuada para el. Dayereth veía como la situación se recrudecía a pesar de los esfuerzos, las quemaduras surgían a su alrededor como si no fueran mas que aire.

A pesar de todo, el eladrin se centro en aquella maldita bestia y lanzo un golpe que le permitió restablecerse de parte de las heridas, y sonriendo a este, dejo que sus protecciones se inclinaran hacia el para evitar golpes a sus compañeros.

En un parpadeo desapareció y apareció en el muro con cuidado arrojando su arma contra la espalda de la bestia y causándole mas dolor. Su arma apareció en su mano tras todo ello. Sabia que podía contar con ella. Ahora faltaba por ver que mas hacían los demás.

Andet se hallaba de espalda contra la pared cuando en escasos segundos las dos extrañas criaturas elementales se lanzaron a por él desde dos direcciones diferentes. El fuego llovió mientras ambos retoños del caos elemental se lanzaban contra él como sabuesos habrientos.

-Sois como perros salvajes hambrientos, feroces pero predecibles- movió la amplia manga en un gesto que desvió el ataque del strider con una finta planificada. -Los niños no suelen caer en esta- pensó riendo para sus adentros mientras hacía el gesto de un falso hechizo de protección, el enemigo que se había lanzado frenéticamente se detuvo ante tales gestos, dándole tiempo al mago para escabullirse.

Andet dio un pequeño paso al costado, intentando cubrirse con sus amplias mangas del torbellino ígneo que rodeaba a esos sabuesos. Las fuerzas infernales brotaron de Eva con ferocidad, alejando a uno de los enemigos así como aliviando las quemaduras que comenzaban a chamuscar su barba y quemar dolorosamente su piel. La actuación de la mujer desde arriba del muro le dio el tiempo suficiente para tomar su orbe, cristalino y profundo como el agua de los mares y comenzar la danza arcana de las ilusiones.

Tras unas sílabas roncas, la esfera brilló profundamente, adentrándose en los ojos de la bestia, obligándola a alejarse como un cachorrito herido. Un chasquido con los dedos, y la enorme mole de magma fijó sus ojillos incandescentes en el orbe. Su mente simple de furia y destrucción estuvo fácilmente bajo el mando de Andet.
-No temais, acercaos, hay nuevos enemigos- las palabras fluian junto a la fuerza arcana que controlaba sus acciones. La mole caminó, obediente, su percepción se retorcía, mostrándole un nuevo enemigo al que volcar su furia, mientras la delgada figura del embustero se borroneaba, casi desapareciendo.

En cuanto estuvo lo suficientemente cerca, una nueva fórmula fue lanzada en un suspiro, afectando a varios enemigos cercanos. Entre la exitación, el dolor fue ignorado por un momento; frente a los ojos del ilusionista el campo de batalla se había convertido en una gran orquesta y las mentes de sus enemigos eran sus instrumentos. Al encadenar un sortilegio tras otro, con una perfección difícil de igualar, podía sentir como el mismo tejido arcano que afectaba mentes y voluntades fluia cual música por su cuerpo.

Ahora enemigos fantasmales inexistentes acosaban a quienes pretendían emboscarlos.

En éxtasis, su voz se elevó -¡Rendíos chamana, esta batalla es una causa perdida!-

El clerigo avanzo hasta las llamas e invoco el poder de su dios.
Luz eterna, guia a mis aliados para dar golpe certero a este ser elemenal, fruto de la maldad y la violencia, refuerza la entereza de mis aliados para derrotar a esta mal que asola a esta eterna ciudad.
El cuerpo de magma empezo a brillar con una luz dorada en los puntos que era mas factible atacarle

El grupo de monstruos central estaba inmovilizada entre hechizos y efectos mágicos, apenas el bruto había podido moverse un poco luchando contra la magia a duras penas.

Delante de ella quedaban un caparazón humeante que progresivamente pasó a convertirse en un carbón sin forma. Ya no sentía a la bestia, ni la invadía esa furia indomable, un vacío que llenó con odio por la mofa de aquella gorda giganta. La bestia podría ser reconstruida en un futuro, de la misma forma que hacía con Krew, por lo que su venganza no se debía a la perdida de una mera invocación.

-Es una pena tú que no puedas ver como quedarán tus pequeños. -Se movió a un lado mientras estudiaba a los monstruos que tan bien agrupados habían dispuesto sus compañeros. Una bola de fuego salió disparada del extremo de su varita, estallando entre las bestias y el bruto de magma. -Parece ser que pierdes secuaces, bola de sebo.

Sizzly lanza sus explosiones de fuego y uno de los zancudos de magma cae abatido lanzando cachos de piedra incandescente por todos lados. El otro zancudo está a punto de caer, pero aún le queda una brizna de vida.

El bruto, como bien indica su nombre, aguanta el envite sin inmutarse.

El shaman sale de su escondite e invoca una tempestad de tierra que se arremolina alrededor de Iannes y Dayereth. El clérigo es capaz de taparse los ojos y protegerse con sus ropas mientras esquiva los enormes pedruscos que la gigante ha invocado, pero Dayereth lo tiene mas difícil encima del tejado y termina perdiendo el equilibrio.

Cuando impacta contra el suelo lo hace cegado y probablemente maltrecho si no fuera por la magia divina de Iannes.

La brecha elemental sigue latiendo y mandando pequeñas explosiones de energia elemental.

Lanzo un corte en el aire y a varios metros de mi, la espalda rocosa del elemental se rompe, escupiendo magma brillante y ardiente.

Las enormes criaturas van cayendo una tras otra, pero la mas peligrosa de todas seguía en pie, intacta. La chamán. Que bien se guarda de mantener las distancias. Miro al suelo, demasiado lejos para mi gusto, pero no tengo tiempo para vacilar. Debo bajar por las buenas o por las malas.
A penas pongo el primer pie para intentar descender, la rodilla me flaquea y me precipito al vacío. El duro golpe con el suelo me aturde un instante, pero no es un dolor que no haya sentido ya mil veces.

Uno de los brutos de magma se limita a ir avanzando lentamente. Estáis seguros que si los elementales reniegan, este lo estará haciendo ahora mismo.

Dayereth sabia que la situación no era la mejor, sus sentidos bloqueados por la tormenta de la gigante y el golpe subsiguiente habían echo del eladrin un objetivo claro para el enemigo mas cercano.

Canalizando sus poderes se levanto en un santiamén del suelo y trato de encararse contra su enemigo, para ofrecer un blanco mas difícil mientras restablecía parte de su fuerza ante el consiguiente ataque.

Dayereth intentaba recuperarse de las ceguera impuesta pero no lograba ningun resultado, quizas su voluntad no era tan fuerte o la magia de la Shamana era demasiado fuerte.
No temas amigo, Amaunator te devolvera la luz a tus ojos como los rayos de sol cada mañana
De nuevo la letania hizo brillar a su receptor y su cuerpo se recupero de las heridas infligidas asi como la devolucion de la vista.
Giganta, El brillante acatara su decision, sufre las consecuencia de tus actos.
Apunto Iannes con un dedo hacia la Shamana Gigante y un rayo de luz cegadora cayo de los cielos. La voluntad de la criatura seria mas fuerte que el castigo impuesto?

La sinfonía había subido un crescendo de fuego y destrucción. En medio de eso los sabuesos elementales habían caido rápidamente, consumidos por otras llamas, más poderosas y mortales.

Luego de tan alta notas y tan hermosa música arcana, ahora se encontaban en un impás tranquilo, los últimos enemigos luchaban todavía por llegar hasta ellos. La giganta líder seguí aún intacta y nada dispuesta a rendirse.

El mago avanzó hasta entrar en contacto visual con ella.

-¡Mirame a los ojos!- exigió, con una amplia sonrisa en el rostro. Sin embargo la voluntad del enemigo fue resistente, apartó los ojos incluso cuando sus manos se movían desatando la magia de los guantes, que brillaron estallando en miles de colores y lucecitas.

El bruto cercano a Dayereth lo intenta aplastar con sus puños, pero sus golpe rebotan ante su magia protectora y apenas lo salpican con chispas y rescoldos calientes.

Uno de los "pequeños" elementales de gravilla consigue escapar a las ilusiones de Andet, pero el otro continua bajo su ilusión.

Dentro de lo caótica que podía ser la situación el combate parecía fluir a su favor. Tras la lluvia de escombros provocado por la monstruosa giganta decidió poner tierra de por medio y ayudar a Dayereth, invocando a Krew en a la retaguardia del golem de magma.

La shaman avanza hacia el clérigo con una ancha sonrisa. Podía notar como las energías de la tierra emergían de nuevo renovadas en las yemas de sus dedos ... la ciudad era rica en magia y eso se notaba.

Alzó sus manos de nuevo hacia arriba y una nueva vorágine de polvo y piedras se levantó de forma violenta en medio del patio apresando a tres de los héroes y uno de los brutos de magma. El ultimo consigue zafarse del ataque de la shaman, pero los héroes terminan desorientados, cegados y heridos.

La peor de todos era Sizzly que había salido despedida y chocado contra la pared con el consecuente crujir de costillas.

Una suave brisa precede la tempestad.

Delante de mi, el polvo del suelo empieza a moverse. Primero de manera casi imperceptible, para luego estallar una explosión de aire. Levantando piedras y cascotes por el aire, arremolinándose en una espiral que los proyecta docenas de metros hacia el cielo.
Aun desde el suelo y en un acto reflejo que no tengo que pensar, me cubro la cara con un brazo. Por todas partes se puede puedo escuchar el repicar de cientos de piedras volviendo al piso, aunque una de ellas no suena igual. Es la demasiado-joven maga, que a pesar de haberse apartado para evitar el golpe, lo ha hecho lo sido suficiente. Sin necesidad de girar la cabeza puedo sentirla, de bruces al muro. La enorme roca que le ha golpeado la espalda un no ha tocado el suelo y ya esta manchada con su sangre.
Menudo golpe... Pienso para mi misma mientras me pongo en pie y el aire va volviendo lentamente a la normalidad.

Empuño mi daga con firmeza. Sin necesidad abrir los ojos puedo percibir con a los invasores. Ver su esencia. La fuerza vital que voy a tomar, pero tengo que hacerlo bien.
Clavo mi propia daga en el antebrazo, reprimiendo sin esfuerzo un dolor que para mi es tan natural como respirar. Sin embargo no pueden hacer lo mismo ni la chamán ni el monstruo de roca. Mi dolor es su sufrimiento y su sufrimiento es mi vida. Sonrío y retuerzo la hoja. La enorme mujer se agarra del brazo ensangrentado y resiste estoicamente, pero la criatura elemental no puede hacer lo mismo. Su brazo estalla desde su interior, pedazos incandescentes y magma acaban regando el suelo que le rodea.