Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Como de un sueño, despierta...(Fajssel, 3 de Numa del 471 d.T.)

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09/03/2009, 23:44
Casyyr

Casyyr asintió ante la petición del joven Peloreon y meditó la respuesta de la mujer.

- Verdaderamente es curiosa la naturaleza humana. En momentos difíciles parecemos olvidar nuestra propia esencia y quizá todo se vuelve más claro. ¿Debo teneros por mi provedora a partir de ahora? Sería interesante, porque sé quién es vuestro padre...o debo decir quién os acoge en su casa. Sé que Norro Darryn podría satisfacer determinados requerimientos...en realidad más bien podría acelerar ciertas peticiones que me resulta complicado hacer llegar. Vaya, creo que has sabido encontrar una grieta en esta vieja cara, muchacha. Tu ofrecimiento me vendrá muy bien, y te daré el listado de lo que necesito si aguardas un instante. Sin embargo, todo tiene un precio, estoy seguro. ¿Qué querrías a cambio de lo que ofreces?

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09/03/2009, 23:49
Director

Notas de juego

Anotado, caballero. En cuanto tengas algo de tiempo ve dirigiéndote hacia donde quieras para resolver estos flecos :D.

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10/03/2009, 11:25
Hans Peloreon

Notas de juego

Cita:

Se había aproximado al frÿlle, teniéndolo ahora justo enfrente y, con mirada agradecida, atajó la reunión.-. Ahora, le ruego nos disculpe, la dama Ydhûn y yo mismo tenemos asuntos, de renovada prioridad, que atender...- Seguramente, el joven noble sentía urgencia por poner al corriente de lo averiguado al Principal Jorgall. -. ¿Tendría la bondad, Cassyr, de acompañarnos a la salida?.- Solicitó amablemente el joven noble.

Mi post de despedida con el frylle sigue patente, esperaré discretamente a que la dama Ydhûn resuelva sus pesquisas con Cassyr. Así que por el momento no esperéis post mío.

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10/03/2009, 11:37
Jayrah Ydhûn

Notas de juego

no, no, es mi turno, y soy plenamente consciente de que he cortado a Hans, que ya se retiraba. Pero digamos que aquí sólo jayrah está en mantillas, y algo tenía que hacer para cazar algo, la pobre.

Ahora mismo estoy hasta... las pestañas, pero vendré, en serio, lo haré.

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17/03/2009, 11:25
Jayrah Ydhûn

-Quiero lo que he venido a buscar viniendo aquí, Frÿlle, viniendo a Vos. Sabéis mucho, algo de ello decís, pero no todo. Quizá porque no lo consideráis importante, o porque no os parecen importantes los sucesos que están acaeciendo. Pero lo son. He venido a buscar entender lo que ocurre, y, sobre todo, he venido a buscar la manera de atajarlo. Quiero que me desveléis los secretos del Norte, de la Tierra. Quiero saber qué hace el Bufón con esos hombres, o Woolg, si preferís, o el Gran Espíritu. Quiero saber si es posible que aquello que la Voz cuenta, y que pocos entienden, está a vuestro alcance, y si es así, quiero entender también. Quiero ayuda, vuestra ayuda, porque sólo comprendiendo, sólo sabiendo se puede preveer, se pueden adelantar los sucesos, y evitar los males que de ellos nos llegan.

La mujer hablaba rápido y con apremio, como aquel que sabe que hay poco tiempo, y que ya no hay lugar a buenos modales o rodeos.

-No entiendo, y aquí parece que soy la única. Pero la vida de muchos está en juego, y la de otros se ha perdido ya. Unos se han condenado, otros lo harán. Quizá lo estén padeciendo ya en este preciso instante, la locura se propaga, y seguirá haciéndolo si nada la detiene. ¿Porqué algo tan lejano ha aparecido en nuestros muros? ¿Acaso algo, alguien, lo ha traído? ¿a propósito...? ¿qué fines se cumplen con tanta desgracia...? ¿de quién...?

Tampoco las palabras vertidas a bocajarro por la bella Jayrah se entendían tal como resbalaban entre ellos, pronunciadas apenas eran pensadas, sin media reflexión. Les miraba a uno y a otro, alternativamente, mientras con breves y contundentes movimientos de cabeza iba reafirmando aquello que decía, convencida, resolutiva. Pero no le importaba si la entendían, al parecer daba por hecho que era así. Si entendían, responderían. Si no... ¿qué importaba entonces lo que dijera...? Sólo era cuestión de tiempo. Y no lo había.

-Háblame de ello, Casyyr. Del Norte, del Espíritu. De la Voz. De la ruina del Hombre...

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17/03/2009, 19:31
Hans Peloreon

Al joven noble, al menor de los Pelóreon, se le notaba cierta inquietud en la mirada... en el gesto... cierta impaciencia agravada por las anteriores revelaciones del viejo frÿlle. Así que, a riesgo de parecer descortés, se vio obligado a interferir en la conversación... con intención de atajarla.

-. Mi señora Ydhûn...- Sus extraños ojos, jade y ocre, se habían prendado de los de la joven. -... por lo que pude deducir de la aciaga experiencia del señor Cassyr... creo que el hombre mismo es su propia ruina.- No tardaría en intentar aclarar sus palabras para no confundir aun más a la noble. -. Entiendo que sí, que alguien se ha traído algo más de esos lejanos e inhóspitos parajes que el recuerdo... algo con lo que parece pretender establecer, intencionadamente, el caos y desestabilizar la idiosincrasia que rige la capital del reino.- El flequillo oscilaba tenuemente sobre su frente, enmarañando el brillo de sus pupilas. -. Desconozco el fin último de semejante acto demencial, pero sí creo haber concluido algunos vestigios que nos permitan cercar al desalmado autor de los mismos...- El apremio se adueñó de su voz... de su cuerpo. -... debemos informar de ellos, sin demora, al Principal... debemos poner freno a esta cadena de macabros sucesos.- Dictaminó.

Poseído por la urgencia, se había aproximado al frÿlle, teniéndolo ahora justo enfrente y, con mirada agradecida, atajó la reunión.-. Ahora, le ruego nos disculpe, la dama Ydhûn y yo mismo tenemos asuntos, de renovada prioridad, que atender...- Seguramente, el joven noble sentía urgencia por poner al corriente de lo averiguado al Principal Jorgall. -. ¿Tendría la bondad, Cassyr, de acompañarnos a la salida?.- Solicitó amablemente el joven noble.

Así, durante el largo trayecto por la sombría espiral de peldaños, el frÿlle podría apaciguar el inquieto espíritu de la joven mujer...

Notas de juego

He editado mi post previo(cortado su parte final para ponerla aquí) para que concuerde mejor.

Listo, así moviéndonos tendré la sensación de que hacemos algo ;) y mi compi(a la que secuestro con "su permiso") podrá satisfacer sus ansias de conocimiento. ;)

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19/03/2009, 10:28
Jayrah Ydhûn

Sorprendida por la actitud de Hans, aunque no tanto como lo habría estado si no empezara ya a conocerlo a pesar del simple par de días que habían coincidido por primera vez, Jayrah asintió, cediendo a sus palabras.

Se dejó pues llevar de allí por su decidido compañero, confiando entender, aunque fuera a través de otro medio distinto al solicitado tan fehacientemente.

Notas de juego

Oooook. A sus órdenes, Míster. Pero como no me entere bien, sabrás lo que es una mujer con genio!

XDDDDDDDDD

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22/03/2009, 22:58
Director

El fryllë se encogió de hombros.

- Es mucho el conocimiento que buscas en una tarde. Yo no sé tanto en una vida larga y difícil, llena de un dolor que dudo mucho que estuvieras dispuesta a asumir como pago de eso que me pides. La ruina del hombre...es el hombre. Es un dicho antiguo entre los guerreros. El veneno es el hombre, no lo olvides. El Bufón no tiene que salir del Norte para dañarlo o perturbarlo. Le basta con rozarle, con susurrarle una pequeña historia al oído, y el hombre lo cree todo, si cree que con ello sale beneficiado.

Es igual que el veneno con el que han intentado dañarte. Es poca cosa, pero suficiente como para hacerte enfermar, eso se ve en tu rostro. Tú decidirás si mis palabras son ciertas o son locura.

Los hombres deciden la verdad, o la modifican a su antojo, o la esconden, o la transforman. En el fondo, al Woolg eso le importa muy poco. Lo único que le importa es que las personas no se pongan de acuerdo.

En ese momento intervino Hans, y el fryllë respondió con un gesto mecánico de cierto hastío. Les acompañó a la salida, como habían pedido, y se despidió de ellos.

- Hay muchas formas de volver loco a un hombre, señores. La peor de ellas es mostrarle la verdad.

El camino de vuelta al palacio fue silencioso, y al preguntar por el principal Jorgall fueron enviados hacia el sector norte de las murallas. Allí lo vieron aupado sobre el adarve, desde donde podía verse la mayor cantidad de ciudad para un guarda. Tenía las manos a la espalda, y las piernas abiertas como si se hubiera plantado allí para quedarse.

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25/03/2009, 23:21
Hans Peloreon

Finalmente habían llegado, el sector norte de las murallas...

Allí, a escasos pies de distancia, se hallaba el recientemente nombrado Principal de la ciudad, dom Jorgall. La vida de aquel hombre noble y llano había cambiado sensiblemente desde que el misterioso destino lo interpuso, amablemente, en el titubeante camino del menor de los Pelóreon durante aquel primer atardecer, próximo al ocaso, en la esplendorosa ciudad de Colmillo del Sur. Su vida había cambiado sí... y no se podía decir que a mejor; desgraciadamente había sido un cambio, a primera instancia transitorio, impulsado por los turbios sucesos acontecidos en la mismísima cuna del reino del buen Donner.

Ahora, aupada sobre el adarve, su imponente y corpulenta figura parecía había crecido en solemnidad... y en edad. El semblante severo, circunspecto, realzaba aun más las arrugas que pueblan su cara, y se podría decir que su rostro parece aun más dividido por la espesa cicatriz que lo cruza... o, quizás, sean las numerosas preocupaciones que fluyen en su mente y lo mantuvieron en vela durante estas últimas noches. Sus envejecidos ojos, hundidos en la densa sombra que los bordea, se dejan empapar por el formidable horizonte que rigen sus pies... bebiendo plácidamente de la intensa luz que luce ese día de Fajssel, 3 de Numa del 471 d.T.

Y hablando de cambios, no fueron los únicos sobre aquella muralla. Ahí tenemos también al joven Pelóreon y su acompañante, la dama Ydhûn, que se dirigen al encuentro anunciado del impasible Principal.

Haciendo únicamente mención al menor de los Pelóreon; decir que, originario de las plácidas tierras de la Baronía de Derenthal, fue arrancado de los tiernos brazos de su querida madre, que lo protegía celosamente del yugo de su severo padre, el Barón regente... afectado de una incurable dolencia que le llevaría a la tumba en menos de un año. Arrancado pues, por éste último, de los brazos indulgentes de una madre, para ser arrojado a otros de maciza piedra, el Marqués de Hyss, previo costoso pago de favores.

Hablan de él, del Marqués, como un hombre de buenos contactos y afamado, con creces, por hacer gala de una férrea disciplina, de la cual se jactaba incluso ante sus propios discípulos. Sea el caso, jamás llegó a caer en su pupilaje... ni tan si quiera conocerlo merced un imprevisible giro del destino que bien pudo salvaguardar la vida del joven noble. Pues el hombre que debía ser su severo mentor cayó irremediablemente, esa misma noche, presa del mismo mal de los ojos verdes... o quizás fuese empujado.

Desde entonces, el menor de los Pelóreon vaga huérfano y a contracorriente en un agitado mar de incertidumbre... en una Tierra que le es por completo desconocida. Pendiente de una citación con el mismísimo Donner, decidió colaborar voluntariamente con una de las pocas personas que lo había acogido con los brazos abiertos en su corta estancia en Colmillo del Sur... no es otro que el recién ascendido a Principal, dom Jorgall... su amigo, ahí sobre el adarve. Se había propuesto aligerar, ingenuamente, el creciente peso que recaía sobre los hombros de aquel buen hombre... peso que día a día parecía estar consumiéndolo, amenazando con quebrar aquella fornida espalda labrada en otro tipo de batallas... con doblegar aquellas recias piernas...

Quién sabe si además, sus acciones fuesen lo suficientemente valiosas como llegar a oídos del Donner. Aquello podría enaltecer el escudo de los Pelóreon y conseguir, de esa forma, que su moribundo padre se sienta orgulloso, por primera vez en su vida, de su bohemio hijo pequeño. Algo que se había propuesto cuando aceptó, a sabiendas de la secreta afección de su progenitor, el ultimátum de abandonar el cómodo lecho familiar.

-. Bien hallado, dom Jorgall...- Saludó con la adecuada cortesía, deteniendo su apurado paso a la distancia protocolaria. Sus extraños ojos, jade y ocre, se afianzaron en el destinatario de su reverencia... aun así no podían salir de su asombro ante el sublime y regio paisaje que se podía avistar desde donde estaban. -... al fin lo encontramos, alabado sea.- Añadió con claro alivio en el tono de la voz. -. La dama Ydhûn me acompaña.- Convino esclarecer al imponente y reflexivo hombre que les ofrecía la espalda, aun a sabiendas de que seguramente ya habría sido informado de la llegada de ambos. -. Traemos nuevas... y otras que seguramente no lo son tanto...- El apremio de sus pasos... de su corazón se vio reflejado en la entrecortada respiración que pedía paso entre cada palabra.

Ambos jóvenes, comedidos, esperaron pacientemente una señal indulgente por parte del dom que les permitiese aproximarse a sus cercanías...

Durante el trayecto en la esplendorosa calesa, el noble Pelóreon reveló gran parte de sus inquietudes a la dama Ydhûn... que había demostrado gozar de la suficiente confianza de dom Jorgall, aun así le pidió absoluta discrepción con el tema. Tuvo a bien detallarle la evidente discordancia que supuso el informe pericial, respecto a las circunstancias de la defunción del denostado Rannedh, y el testimonio de un reputado mayordomo... del que no quiso hacer mención hasta estar en presencia del Principal. ¿Qué razón tenía para faltar a la verdad?... ¿acaso también había sido engañado?... ¿acaso estaba siendo obligado a encubrir a alguien de mayor rango?. Ninguna de esas preguntas, y más similares, se podrían esclarecer sin interrogar al sospechoso de nuevo... con renovada vehemencia...

Notas de juego

¿Te parece bien así, compi??, creo que es la forma más idónea con este ritmo de partida.

Intentaré darte algo más de luz cuando toquemos el tema de la "maldición", aunque con cada paso descubrirás nuevas sombras que tendremos que resolver. Por el momento espero una de esas magníficas descripciones de mavros, en una especie de post introductorio. Luego, en el siguiente post de Hans, tocaré primero el tema de Rannedh (tengo una ligera mitiquez ideada... a ver si puede ser ;)). Estoy casi seguro que esa información ya llegó a sus oídos a través del intrépido Trevor... de todas formas tenemos que asegurarnos, y quizás no hayan llegado a la conclusión del falso testimonio... de haberlo hecho sería bueno averiguar que han averiguado...

Te agradezco que me estés dejando llevar la iniciativa, no es sencillo ser mujer... ni plebeyo en esta ambientación.

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17/04/2009, 23:21
Jorgall

El principal, bien provisto de su brillante armadura y de la blanca banda que surcaba su pecho, se volvió de hacia la calesa. Sin estar muy seguro de quién andaría en su interior, prestó más atención, con cuidado de no engañar la vista.

Al distinguir a Jayrah, su rostro marcado sonrió, e hizo una gentil seña para que se acercaran. Parecía de buen humor, arriba en lo alto, en el pasillo de guardia, donde parecía observar el exterior.

La calesa se detuvo y ambos salieron. El capitán, ahora principal, no lo olvidemos, bajó del adarve con agilidad por unas escaleras de madera desmontables que había cerca, a pesar del peso que llevaba a cuestas.

- Me alegro de veros, dama y señor. Perdonad mi exceso de alegría, pero he recibido hace poco una noticia que hará avanzar mucho la investigación, y no puede llegar en mejor momento, por cierto. Pero decidme, pues sin duda venís porque algo queréis confiarme.

Notas de juego

Borrad vuestros mensajes si queréis, o si no, decídmelo y lo hago yo :D

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18/04/2009, 17:57
Jayrah Ydhûn

Jayrah devolvió la sonrisa al principal, aunque ésta era discreta, distaba de ser radiante como la suya. Demasiado había visto, demasiada dureza y violencia se acumulaban en sus retinas a su pesar como para apartarlas ahora desdeñosa, y sonreir sin más.

En la calesa el noble Peloreon había empezado a disipar alguna de las innumerables dudas que corroían su comprensión, pero ahora, suponía, eso mismo ocurriría con muchas más, tanto porque el muchacho quería contarle a Jorgall sus teorías, y había prometido que lo haría ante ella, incluyéndola en el secreto, como porque Jorgall mismo decía saber algo nuevo, algo revelador.

Bien, dispuesta a saber, se mantuvo junto a su acompañante, aunque aún en silencio. Inclinó la cabeza en señal de saludo hacia el principal, para vestir su pálida sonrisa, y esperó a que Hans tomara, de nuevo, la iniciativa.

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19/04/2009, 17:03
Hans Peloreon

Ambos se habían aproximado al Principal, nada más recibir su gentil señal. El imperativo apremio les obligo a recortar la distancia con suma rapidez... sin olvidar la refinada gallardía, mamada desde crío en el seno de sus nobles familias.

Las muestras de alegría y satisfacción se hicieron más patentes en el semblante del oficial, bien por la agradable e inesperada visita de ambos jóvenes, o bien por las recientes y provechosas nuevas que tuvo a bien titular. El contagioso entusiasmo del Principal se apoderó del menor de los Pelóreon, cuyo rostro se había iluminado atenuando cualquier acto protocolario. ¡Por la voz, estamos de enhorabuena!!- Su extraña mirada se entornó entonces hacia su acompañante para celebrarlo con una jovial y sincera sonrisa, sobre todo después de lo que habían tenido que recorrer ambos juntos, o por separado.

Seguidamente, regresó con suma inquietud y curiosidad al renombrado Principal, dom Jorgall. -. ¿El señor Eddyck, el mayordomo??- Sus pensamientos brotaron caudalosamente por aquella boca, de cuyos labios se habían borrado con anterioridad la sincera sonrisa. -. ¿Lo habéis interrogado de nuevo, señor?- Expuso con cierta ingenuidad, pues cabía la posibilidad de que no estuviesen hablando de lo mismo.

Aquella simple pregunta, aunque atropellada, daría a entender al Principal que sus jóvenes interlocutores estaban al tanto de las incongruencias del testimonio sobre el asesinato del señor Rannedh y el informe pericial aportado por el veterano frÿlle al cargo. Siempre y cuando, el primero hubiese sido informado y llegado a la misma conclusión. En caso contrario, el joven noble tendría que dar alguna que otra explicación para apuntalar sus sospechas...

Notas de juego

No era lo que tenía pensado, ya que el post del mavros... digamos que cambió un pelín todo lo que tenía en mente. Conste que hubiese preferido reunión en el adarve, con vistas y tal ;)

Toda dar pasito atrás, aunque no lo parezca, y ver que terreno estamos pisando.

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05/05/2009, 21:38
Jorgall

El Principal hizo un gesto de desagrado cuando escuchó el nombre del mayordomo, y aunque su optimismo destiñó un poco, no fue suficiente la alusión a aquel individuo para que Jorgall se reprimiera.

- Ya quisiera yo poder hacer tal cosa - confesó -, pero su posición lo hace tan intocable como yo, de momento, y estoy bien seguro de que trabaja duro para asegurar su puesto y su futuro cuando se le pase el favor del Donner.

Jorgall miró a uno y otro lado, algo inquieto.

- Subamos donde no nos molesten, mis señores.

El capitán subió al adarve de nuevo, con la misma agilidad con que había descendido, a pesar de la armadura. Una vez arriba, tras otro examen alrededor para asegurar intimidad, dijo unas palabras inesperadas.

- Después de los ataques producidos en la ciudad baja, hemos determinado que el autor de todo esto es un plebeyo. Tiene que serlo. Hay múltiples testimonios de un individuo que desaparecía dando tumbos por las calles en lugares donde se producían repentinos ataques de locuras. Es seguro que es portador de una magia antigua, pero es también muy posible que haya sido herido, y que esté agonizante o enloquecido a su vez. Y eso es bueno, porque le augura una corta vida.

Hemos cerrado las murallas. No vamos a permitir el paso de nadie durante unos días, excepto de los hombres de guardia y los soldados que rastrearán la ciudad baja, protegidos por las bendiciones de los corregidores, hasta que den con ese advenedizo.

Os informo de esta situación para que tengáis en cuenta que de momento, el paso por las murallas será negado excepto al portador de un permiso muy especial, que deberá extender el mismo Donner.

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08/05/2009, 11:02
Hans Peloreon

No es necesario decir que aquella resignada respuesta por parte del Principal contravino al joven noble, que enmudeció. Al igual que hiciera el primero, su jovial rostro se deslustró someramente, aunque previamente no desprendiese tan buen humor... y se tensó aún más a la petición del dom, imitando su gesto nuevamente.


Cita:

-. Subamos donde no nos molesten, mis señores.-

Había ascendido al adarve siguiendo los pasos del anfitrión por una de aquellas desmontables escaleras de madera, aunque con mayor torpeza y apuro.

Su gentileza le había obligado, esta vez, a no ceder el paso a la dama que le acompañaba... no fuese a ser que, en un descuido imperdonable, se pudiese topar con las enaguas de la mujer. Aquello podría haberle resultado incómodo... e incluso poner en peligro su tambaleante equilibrio. Sea el caso, eso nunca hubo sucedido y, una vez arriba... en el pasillo de guardia, había tendido su mano para ayudar a la joven a encaramar el último tramo con mayor seguridad.

En lo más alto de la muralla, la imponente y majestuosa capital prácticamente se desplegada ante sus pies... más allá de lo que pudiesen abarcar las retinas. Allí mismo, una vez asegurada la intimidad con inusual y sumo recelo, la augurada confidencia tuvo lugar... con la ajetreada capital del reino como testigo fiel.

El joven noble, el menor de los Pelóreon, había prestado suma atención a cada una de las palabras vertidas inesperadamente por el Principal. Y una vez hubieron finalizadas, sumió pensativamente sus pupilas en aquel embriagador paisaje... meditando seguramente, como pocas veces había hecho antes, qué decir a continuación...

El susurrante viento mecía sus cabellos con suavidad, desvelando por momentos sus concentrados e inusuales ojos...

-. Antigua... y lejana...- Murmuró en tono bajo, sin despegar sus pupilas del esplendoroso horizonte. -. Indagando sobre la naturaleza misma del mal que nos asola, la dama Ydhûn y servidor, nos topamos con un hombre singular, ya entrado en edad. Nos habló de un tiempo lejano, en otro lugar, en el que los hombres impregnaban sus armas con extraños venenos...- La voz del noble Pelóreon adquirió un tinte de mayor gravedad. -. Uno de ellos, despertaba una terrible voracidad... un hambre insaciable que enloquecía las mentes de los afectados hasta llegar a consumirlos.- El joven Hans se volvió ligeramente hacia el Principal. -. Yo le creo, Señor. Pues entre otras razones, reconoció de mutuo propio el tinte sobrenatural que adquieren los enfermizos ojos: "Verdes como el fondo de la luz de una ciénaga antes de apagarse".- Tomó aire en profundidad. -. Uno de sus compañeros fue alcanzado en el cuello por una rústica flecha contaminada, describiendo al poco rato los mismos terribles síntomas que nos hemos encontrado. Nada pudieron hacer por salvarlo...- Afianzó su extraños ojos en su imponente interlocutor. -. Por aquel entonces, nuestro confidente era un joven soldado destinado en las sombrías montañas de Hassped. Su nombre, al igual que ahora, no es otro que Cassyr... y ostenta el cargo de frÿlle...- Regresó al esplendoroso paisaje, hundiéndose en aquella luz que desprendía el despejado cielo de aquel día de Fajssel. -. Podéis hallarlo en alguna de las torres de guardia de la muralla Norte...-

Aunque el joven noble se había detenido a contemplar pensativamente el imponente horizonte, su voz y sus ojos nos habían dicho que aun no había terminado de declarar...

-. Lamento contravenirle en algunos aspectos, Señor, a tenor de lo que he podido presenciar y vos habéis tenido a bien revelarme.- Irrumpió de nuevo su meditación, con voz suave y afable... con voz sincera como quien se dirige a un amigo al que se le presta auxilio.

-.Le ruego, tras lo que le voy a confiar, que contemple la posibilidad de que el individuo que buscamos no se trate de un plebeyo...- Se volvió hacia el Principal, afianzando sus serenos ojos en los de éste. -...aunque pueda parecerlo.- Había llegado el momento de exponer algunas de sus conclusiones.

-. Al igual que usted, sospecho de la obra de un sólo individuo... o quizás de un grupo muy reducido, esto último algo más improbable.- Sin mostrar excesiva convicción en la última afirmación. -. Me decantaría por alguien ajeno a la ciudad, pero con la suficiente familiaridad como para moverse sin problemas...- Rememorando los problemas iniciales que había experimentado para orientarse por la imponente ciudad a ambos lados de la muralla. -...quizás lleve algún tiempo hospedándose en ella antes de empezar a actuar.- Añadió insinuando claramente cierta premeditación.

-. Dada la fortaleza y destreza de algunas de sus víctimas, apostaría por un hombre aguerrido, arrojado y avezado en el combate... un hombre de armas.- Prosiguió, reseñando algunas de las virtudes que debía atesorar el sujeto que buscaban. El difunto Marqués de Hyss no era manco en el uso de la espada; y el vigoroso hombre de la taberna tampoco debió ser presa fácil.-. Además, hasta el momento, ha demostrado grandes dotes para pasar desapercibido a ambos lados de las murallas: un individuo que es capaz de no levantar sospechas, ni recelo.- Ciertamente, el último y esperanzador testimonio que había compartido con ellos el Principal no dejaba de resultar vago e impreciso. -. Eso, trasladado a la ciudad alta, podría indicar cierto refinamiento o educación; y trasladado a la ciudad baja, podría indicar falta de notoriedad.- Se aventuró a añadir.

-. Parece tener especial predilección por la noche... como algunas oscuras bestias.- Evidenció. -. Algo que no es de extrañar dado el sigilo y discreción que requieren sus infames actos.- Hizo un pauso, durante la cual su jovial rostro se ensombreció pensativamente. -. Si no recuerdo mal, según diferentes testigos, las víctimas habían presentado alguna herida previa a sus trágicos desenlaces... alguna puerta de entrada necesaria para el almizclado veneno impregnado en el acero.- Situó, tanto al Principal como a la joven noble, en el hilo de sus pensamientos. -. Lo cual, me hace deducir que, sin aparente necesidad, a nuestro sujeto le gusta abordar de cerca a sus víctimas; quizás éstas hayan sido tomadas por sorpresa... o quizás nuestro sujeto, con algún filo oculto, les resultase familiar o inofensivo.- Apuntó, pues el filo de una flecha bien podría ser también el fómite de la maldición.

-. No busca la muerte directamente, sino que más bien se conforma con transmitir el veneno y abandonar a sus víctimas.- Evidenció otro asunto curioso. -. La aparente aleatoriedad de éstas, sobre todo en la ciudad baja, también es desconcertante.- Añadió contrariado. -. Es como si su intención... sus esfuerzos no fuesen otros que sembrar el terror entre los habitantes... fomentar la inseguridad... el pánico...- Hizo una pausa para reflexionar. -. Quizás pretenda colapsar los recursos existentes... incluso desviar nuestra atención.- Insinuando, nuevamente, una posible planificación a contrario de los que pudiese parecer.

-. La posesión y empleo de semejante veneno, podría indicarnos un contacto previo con las tierras de Hassped...- Aventurándose, empleando el relato del frÿlle. -. Quizás sea originario de allí... o quizás haya prestado algún tipo de servicio militar por aquellos tenebrosos lares...- Aquello no era en absoluto concluyente, pero podría ayudar a crear un marco contextual por el que empezar. -. Otra opción es que el veneno fuese adquirido recientemente... aquí mismo...- En eso, sus extraños ojos se afilaron... y brillaron con intensidad. -. Vos mismo me habéis informado de las sombrías inquietudes del difunto señor Rannedh.- Rememorando las confidencias compartidas durante el torneo ecuestre. -. Cabe la posibilidad de que semejante ungüento fuese un encargo especial, o le fuese abstraído de sus posesiones la noche que fue asesinado... quizás hasta fuese el motivo de su muerte.- Aquello tenía unas graves implicaciones... implicaciones que escapaban de sus manos. Sus inquietos ojos se hundieron aun más en los del Principal... y el apremió se apoderó de su voz... de su cuerpo. -. Para que eso fuese probable, su asesinato debería haber sido anterior a todos estos terrible sucesos... haber sido el primero, ¿tiene usted constancia de eso?...- Preguntó directamente al dom... al hombre que disponía de todos los datos existentes... al hombre que comandaba la investigación…

Notas de juego

Hay más deducciones, espero respuesta a la pregunta.

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12/05/2009, 18:08
Jayrah Ydhûn

Notas de juego

Estoy por aquí, pondré un post meramente descriptivo en cuanto haya leído y me haya asentado. Lo haré editando este mismo, os lo digo para que sepáis que no me he evaporado, pero podéis seguir, yo me adaptaré.

:)

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25/05/2009, 11:24
Jorgall

El Principal enmudeció un instante. Sus ojos se hicieron opacos y su boca adquirió un gesto férreo, como una puerta remachada de buen metal. Tras la disertación del caballero, Jorgall miró hacia el exterior y luego negó con la cabeza, con gesto de lamento.

- No creemos que haya una intención verdaderamente grave en los ataques. Los muertos han sido gentes que hemos encontrado en lugares apartados y oscuros. Varios eran hombres grandes que no podrían haberse arrastrado hacia allí sin mucho esfuerzo, o sin haber llamado la atención. En realidad, hay que reconocerlo, un caso, el señor Veeryn de Hyss, se sale de esa norma. Él fue encontrado enloquecido en sus aposentos. Atacó a una mujer y tuvo que ser derribado. Pero el señor de Hyss sólo...- Jorgall se detuvo de repente -...sólo fue requerido en la corte como testigo y jurado en la reunión que se celebrará en la torre...

El principal miró al suelo de repente.

- No, pero no puede haber más relación. Además, no dimos con el asesino de Rannedh. Si hubiera sido un enloquecido, no lo habría lanzado por la ventana, ni luego lo hubiera tirado al pozo. Los enloquecidos que hemos visto simplemente devoran carne y se dejan matar.

Notas de juego

Aquí hay información jugosa, compañeros. Atentos :D.

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25/05/2009, 20:03
Hans Peloreon

El joven Hans fue testigo directo de cómo su prolongada disertación había endurecido, aun más, las curtidas facciones del imponente Principal allí presente... de cómo, una vez finalizada, se había sumido en el glorioso horizonte que, empantanado, parecía estar esperándoles en el exterior.

Sea cuales fueran las íntimas conclusiones de dom Jorgall, éstas trajeron consigo la asolación de su semblante... un semblante que finalmente se pronunciaría, ante la penetrante y expectante mirada del joven noble y su enmudecida acompañante...


Cita:

-...sólo fue requerido en la corte como testigo y jurado en la reunión que se celebrará en la torre...-

Pudiese, o no, estar de acuerdo con la percepción de gravedad de los ataques, el cuerpo del menor de los Pelóreon... su mirada... se tensó ante la revelación que seguiría a aquella repentina pausa. ¡Por la voz!!... ¿es eso posible??... Sus abrumados y encendido ojos, abierto de par en par, buscaron de inmediato a dama Ydhûn... buceando en la reacción que tendrían aquellas palabras en la joven. Sin embargo, la disyuntiva del Principal atrajo su grave rostro...

-. Cierto Señor, no dimos con el asesino de Rannedh y éste no pudo ser un "enloquecido"...- Acordó, con voz suave, las misma afirmación del turbado Principal. -. No obstante, intuyo que es el mismo individuo que está detrás de la expansión de la maldición.- Añadió en tono grave, a sabiendas que no disponía de ninguna evidencia palpable que pudiese relacionar ambos hechos... por el momento. -. Como le he dicho antes, la aparente aleatoriedad de las víctimas, incluido el marqués de Hyss, me resultaba desconcertante... pues bien, ahora ya no... ahora ya no, al poder haber un motivo probable en la defunción del marqués: alguien no estaba interesado en su testimonio... o alguien nos quiere hacer pensar eso.- Sentenció con firmeza y un tenue halo de misterio. -. Es posible que el único objetivo fuese, desde el principio, el señor Veeryn de Hyss... siendo el resto de las víctimas una maniobra enfermiza para encubrirlo... una distracción...- Llegado hasta este punto, el joven noble ignoraba por completo cualquier asunto en el que estuviese inmiscuido el próspero marqués... al que tan si quiera había llegado a conocer en persona.

Las terribles implicaciones que acarreaba aquella teoría eran, cuanto menos, abrumadoras para todos ellos, incluido el Principal; pues señalaba directamente, como artífice de semejante confabulación, a un poderoso e influyente Señor, relegando a simple ejecutor al que lo llevó a cabo. Aquello, sin duda, dejaba en una complicada situación al bueno de dom Jorgall, que seguramente hubiese rogado todo lo contrario... y de eso, era también consciente el joven Pelóreon.

-. Si pudiésemos relacionar ambos asesinatos...- Masculló entre dientes, tras una efímera pausa, con cierta frustración. -... el falso testimonio del señor Eddyck adquiriría mayor relevancia a los ojos del Donner, pudiendo privarle de su favor...- Los ojos del noble se habían encendido con renovado brío, pues estaba convencido de que el mayordomo protegía con su mentira a alguien. Seguramente, en sus planes, el farsante no tuvo en cuenta la aparición del cuerpo de Rannedh... cuyas estigmas contradecían lo que en su momento alegó sin ningún tipo de rubor.

-. Mi Señor, según todo lo dicho hasta ahora*...- Afianzó, finalmente, su penetrante mirada, jade y ocre, en el dom. -... ¿le viene algún nombre a la mente?...- Finalizó, sabiendo que aquella pregunta pudiese resultar incómoda al Principal... aunque no esperaba más contestación que una vaga afirmación.

Notas de juego

* Falso testimonio de Eddyck + el marqués de Hyss como testigo(y jurado) en una reunión que se celebrará en la corte.

He dejado algunas cosas pendientes, que tocaré en su momento si mi compi no lo hace antes. Espero que se haya entendido lo que quiso decir o insinuar mi personaje.

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25/05/2009, 21:19
Jayrah Ydhûn

Notas de juego

Caballeros, estoy muda porque no tengo ni idea de qué estáis hablando. Y ahora ya no sé si es que no me entero, o es que no tengo la información. ¿Debería saber de qué reunión estáis hablando? Si es así reconozco que con las pausas me he perdido. ¿Puedes sacarme de dudas, Mavros? Y vayan por delante mis disculpas si estoy obviando lo que debería saber.

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03/06/2009, 21:27
Jorgall

El Principal advirtió la perplejidad de la mujer y miró con torpeza al caballero.

- Si pensáis lo que yo creo, un Principal es inmune a las acusaciones, ya que al haber sido elegido por el mismo Donner, se le atribuye la gracia de la verdad. La Voz está con él, luego culparle de algo es culparse uno mismo. Sin embargo, una vez desposeído - se detuvo un instante - bien, diré que las llamas han acariciado la piel de algún Principal tras su cometido.

Siguió observando a Jayrah, indeciso.

- Mi Señora. Éstos son temas de dudosa seguridad. Deberíais desconocerlos ya que, de hecho, se ha procurado mantenerlos ocultos. Veeryn de Hyss era un hombre poderoso y, por cierto, puedo asegurar que tenía determinada relación con vuestra familia, por lo que de algún modo imaginé que estaríais informada. Murió hace unos días tras ser convocado a la corte en calidad de...testigo. Su muerte se ha ajustado a la norma de los ataques producidos en estos últimos días funestos. Se volvió loco de un hambre inhumana y atacó a una sirviente. Tuvo que ser derribado y, ante su insistencia, incapacitado. Desafortunadamente murió debido a las heridas. Los responsables han pagado por ello.

Rannedh, sin embargo, es...era un asiduo de la Corte. Sin embargo, se trataba de un individuo que quizá no conociérais, ya que era poco dado a las compañías de sus iguales y tenía más trato incluso con los sirvientes o con los hombres menores. En todo caso, su muerte se ha atribuido a sus prácticas. Hay quien cree que era un brujo, uno de esos de la antigua estirpe, apocado, tímido, parco en palabras y solitario. Murió en silencio y su cuerpo fue arrojado por la ventana. Y desde allí de nuevo a un pozo cercano. Son las muertes que se han dado dentro de los muros del Palacio, mi Señora, lo que han provocado el malestar y la reacción final del Donner. Hasta ahora, aunque graves, los ataques se habían producido en el exterior de las murallas, en la ciudad alta, y en la ciudad baja, sobre ciudadanos.

...Quizá...bueno, olvidaba el chico del Norte. No recuerdo ahora su nombre. Era hermano de Mydoyrn de Nyrr, un señor de una tierra en el Norte...Diré que está aquí en misión diplomática. Y lo diré por deferencia a vos, mi señora. Es uno de los importantes oradores en la reunión que se celebra.

Jorgall se detuvo de repente y miró hacia las ventanas abiertas en la cercana pared blanca del palacio. Inmensa como una montaña vista desde allí, la piedra parecía un gigante que estuviera decidiendo si aplastarlos.

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03/06/2009, 23:25
Jayrah Ydhûn

Jayrah se mantenía quieta, con la mirada clavada en el rostro de Jorgall, aunque su gesto había empezado a cambiar. Empezaba a mostrar una pequeña luz de comprensión, aunque era evidente que se le escapaban las implicaciones de cuanto se estaba desvelando, pues del lienzo sólo se descubrían puntas, y el retrato aparecía a retazos, y éstos inacabados.

Sin embargo entrecerró los ojos y por fin se atrevió a intervenir. Sin duda, sin resolver, sólo para entender, sólo para hilar lo que iba asimilando.

-Decidme, entonces, Mi Señor. Ya a estas alturas, y dado lo que ya sabemos, no os importará revelarlo.... ¿cual es el motivo de esa reunión? ¿de qué era testigo, y sobre qué iba a declarar de Hyss? Ciertamente tenía relación con mi tutor, Norro. Pero, aún más, debo deciros a ambos en confianza... Norro me explicó que no sólo tenía tratos con mi familia adoptiva... de Hyss también los tuvo, y muy poco amistosos, con mi madre natural. Algo ocurrió entre ellos, un conflicto de tierras, que acabó en una enemistad acérrima. De Hyss era un hombre preocupado y receloso, porque su poder se había extendido, y temía que llegara a volverse contra él. Incluso repartió sus tierras en vida entre sus hijos... 

La mujer había bajado el tono imperceptiblemente, y hablaba tanto para sí como para los dos hombres que la escuchaban. Siguió con su ruego, sin embargo, porque le faltaba la pieza clave, el sillar sobre el que sostener toda la teoría planteada por el Pelóreon, y quizá la suya propia.

-¿Qué va a debatirse en esa reunión, Mi Señor...? ¿Y qué, o a quien,  se va a juzgar...? ¿Quién ese chico del Norte...?

Notas de juego

Bueno, si sigo preguntando, me voy a terminar los signos de interrogación del teclado. Preguntas, a montones. Respuestas, lo confieso, ninguna.