Partida Rol por web

Aprovechando que la criatura estaba distraida con las luces del elfo, Mosest se arrodilló y sujetando el medallón de Gloranai, rezó una corta plegaria implorando la ayuda de la Diosa para él y sus compañeros. Una tenue luz blanca surgió de él y se dispersó alrededor suya, alcanzando al resto del grupo. El paladín alzó la vista y su mirada sólo abarcaba a aquella bestia maligna. Le daban igual los comentarios de Mama acerca de la naturaleza de aquella aberración que se presentaba suculenta delante de sus ojos. Cuando por fin había encontrado un enemigo digno de vencer... ¡nadie iba a estropearle la fiesta!.

Mientras todos se ponían en acción ante la visión del monstruo Mamma murmuró unas palabras señalando los ojos de piedra de la gárgola. Sin embargo aquella criatura horrenda, que por primera vez se percataba de la presencia del resto del grupo, giró la cabeza observándolos fríamente. ¡El conjuro había fallado!

Arthedain hiperventila un par de veces para consegir una punta de energía extra, y se prepara para caerle encima a la gárgola con su espada (ahora) mágica.

Viendo que solamente dos de sus compañeros se habían acercado a la Gárgola, Robin se acercó a ellos y preparó su lanza para recibir una carga: al menos, si el monstruo decidía lanzarse sobre ellos, recibiría una buena estocada antes de poder sacudirles.

Silvania no sabía nada de gárgolas, para ella toda la situación se reducía a un objetivo y una flecha. Un tiro muy difícil porqeu sus compañeros no habían sabido desplegarse para hacer sitio a sus disparos. Todo el mundo sabía que a los arqueros hay que protegerlos, pero dejándoles línea de tiro.

Aquella ineptitud impidió que su mente se relajase lo suficiente para hacer un buen disparo. Ya no era fácil con línea de tiro, y más aún sin línea de tiro y con la mente revuelta.

El disparo no fue bueno, lo supo en cuanto relajó los dedos en la cuerda y la flecha salió volando, pero aún podía dar al monstruo si tenía una pizca de suerte.

Mientras la hilera de guerreros (y asimilados) se prepara para el combate contra la gárgola, Arthedain le da vueltas en la cabeza a la situación táctica, lamentando de entrada no haber dejado línea de visión a Silvania, pero hay otra cosa que puede ser de interés.

"Mosest, avanza a la línea de Bain y Robin para cubrir a Gaius, que entonces se puede ir atrás. Yo avanzaré a esa línea por la izquierda de Bain y entonces aguantamos allí sin movernos y que la gárgola venga. Según a quien ataque habrá uno o dos de los otros que tendrán flanqueo, así que nada de avanzar más y quedarse aislados en punta, ¿estamos? Una vez veamos quién queda libre, gritaré FLANQUEOS y los que este libres avanzan 5 pies para buscar esos flanqueos."

Las palabras del elfo, como siempre, intentaron organizarlos y el mediano, fiel a su caracter no pudo dejar de expresar su propia idea del combate - Pues yo, con Remo, creo que lo podemos rodear. Si lo atacamos desde varios frentes seguro que resulta más sencillo que lo golpeemos -

Pese a su tamaño, el druida parecía bastante seguro de lo que decía y Romulo parecía dispuesto a obedecer sus ordenes.

La flecha de Silvania rebotó contra la dura piel del monstruo, que ahora rugía amenazador ante la llegada de los combatientes...

Arthedain, en pose defensiva, musita "Aguantad, que venga él para nosotros."