Partida Rol por web

Miro a Thuvalia

- No creo que seas de Puerto Enigma. Y dudo que Angmar lo sea. Así que dime, ¿donde pensabais encontraros si algo se torcía?, ¿como y cuando pensabais iros de la ciudad?, ¿donde habiais quedado con vuestro patrón para cobrar por el trabajo? y ¿donde os alojabais?

La chica se estremece visiblemente, a pesar de que quien le hacía las preguntas era la mediana, la cual la miraba directamente a los ojos ahora que la humana está sentada.

En los muelles... allí, allí debíamos ir esta noche. Y... y... y después debíamos ir al Distrito de los Desechos... allí habíamos sobornado a una desgraciada por un par de monedas de oro, en una mugre chabola donde pasar desapercibidos...

Veis como traga saliva.

- ¿Alguna trampa o defensa preparada en ambos lugares?, ¿algún plan de contingencia si algo se torcía? - sigue preguntando Aleena con paciencia

¡Que no, que no!

La muchacha se pone cada vez más nerviosa, ya que parece que no le creeis, o que le quereis sacar más información de la que tiene.

Por la noche nos reuniamos con el hombre, nos daba nuestra recompensa y despues dormiamos en la chabola. Mañana a la mañana nos disfrazariamos y nos iriamos de la ciudad tan tranquilos. ¡Pero no sé nada más!

- Tendrá que servirnos. - Mira a Sighvat. - Creo que ya puedes retirar tus manos. Por lo demás queda ver qué hacemos ahora con ella... - Mira al resto de los allí reunidos. - Yo creo que dejarla aquí hasta que veamos que sucede en la "cita" nocturna. Luego puede largarse con viento fresco por mi parte.

- En esa cita nocturna habrá que tener cuidado. Es muy posible que el "contratante" esté al tanto de que el robo se ha frustrado. En cuanto a ella, no debemos soltarla, ha cometido un robo y debe pagar por ello. El delito no debe quedar sin castigo.

-¿Y por qué acudir a esa cita?- Preguntó el bardo.- Hemos frustrado el robo, recuperado lo robado y tenemos a una de sus responsables para entregar a las autoridades. Por mí, este asunto debería quedar en sus manos, no se nos ha perdido nada en esa reunión nocturna a no ser que el señor Vancaskerkin esté dispuesto a pagar para que acudamos a ella. Por cierto.- Añadió.- Me llamo Leland, Leland Barrimore. -Y esperó alguna reacción en los presentes ante el sonido de su nombre.- Sí, ése Leland Barrimore. Llevamos un rato hablando y de todos los presentes sólo conozco a Aleena.

Aleena escucha al mago y al paladín pensativa y, antes de que pueda dar su opinión, escucha las palabras de Leland, y asiente con cierta diversión

- Sí, él es Leland Barrymore. Mi nombre es Aleena, como ha comentado. Y el grandullón todo cortesía y amor por la ley - dice señalando con una sonrisa al paladín- es Erion Dargath. En cuanto a lo del paseo nocturno estoy con nuestro inigualable actor: yo sólo iría a cambio de una paga. Seguro que habrá problemas y jugarse el tipo por nada no es muy apropiado, la verdad. En cuanto a Thuvalia... que el señor Vancaskerkin decida. Es a él a quien ha tratado de robar, después de todo - parece pensar algo y luego se encoge de hombros y mira a la prisionera- Le diré que has colaborado. Tal vez eso te libre de los peores castigos

El barbaro erupta justo al final de las palabras de Aleena.

- Sighvat - dice escuetamente - estoy deacuerdo en ir al muelle... previo pago... ¿que dices tu? - dijo mirando fijamente a Elanail.

Desde que habia contado todo lo que sabia, Sighvat no habia vuelto a poner los ojos sobre la muchacha, una vez que habia obtenido todo lo que necesitaban saber de ella, habia pasado a ser un mueble mas de la habitacion.

- Con dinero de por medio todo es mas agradable. - Paso una mano sucia y de largos dedos por el rostro y el enredado pelo y terminó con un resoplido de molestia. - Podéis llamarme Eleânail.

Toc, Toc, Toc!

Llaman a la puerta 3 veces, y quien sea acciona el picaporte para intentar entrar, pero al empujar no puede abrir porque habiais puesto una silla contra la puerta.

¿Hola? ¿Habeis terminado? Los alguaciles estarán aquí en breve, sería conveniente terminar antes de que lleguen...

Sin duda es la voz de Saul.

Aparto la silla y dejo pasar al señor Saul

- Saludos jefe - le digo con cierto desparpajo y señalo a nuestra prisionera- La pájara ha cantado. No son de la ciudad, los contrataron en los muelles una persona desconocida para fastidiar tu concurso. La voz cantante en el asunto la llevaba ella y el otro tipo que logró escapar, que se llama Angvar. Esta noche tenían que encontrarse con los muelles con quien les contrató para cobrar por su trabajo. Sabemos también que la chabola en donde pensaban descansar antes de huir mañana está en el Distrito de los Desechos. ¿Qué has pensado hacer?

Saul sonríe cuando le dejas pasar, y se le ancha aún más cuando le llamas jefe. Después, deja de sonreir y mira a la chica.

Buen trabajo a todos. Veamos... es tarde, y dado que no han conseguido robar nada y el daño de imagen ya está hecho, prefiero no empeorar las cosas. La entregaremos con los demás a las autoridades y que ellos se encarguen. Después de todo, ése es su trabajo. Yo solo regento un salón.

Tras una pausa, mira fuera y sale un paso fuera de la habitación, al enorme salón de juego.

Bien, casi todos los clientes ya han sido indemnizados y se han marchado, y está a punto de llegar la guardia. Me gustaría hablar con vosotros tranquilamente, cuando hayamos cerrado. Por favor, que os sirvan unas bebidas en la barra de la taberna, y en breve me reuniré con vosotros para discutir un asunto. ¿Lo haréis?

- A mi me place - respondo con una sonrisa- Y creo que ninguno de los que estamos aqui vamos a decir que no a una copa - dicho esto miro a Erion y a Leland- Me voy a la barra. Lo de beber algo me ha parecido buena idea. ¿Os apuntais? - y luego miro también a Eleânail y a Sighvat- Bebida gratis. Supongo que con eso está todo dicho

Y salgo de la habitación hacia la barra, contenta con las esperanzas de obtener mas beneficio económico de la noche

- Dudo que vuestra imagen haya sido dañada, Saul. No ha habido heridos entre los clientes y aparte de haber recuperado lo que se les había robado, les habéis indemnizado por el susto. Además, se ha evitado que estós pájaros llevaran a cabo su plan y se ha detenido a la cabecilla. Si acaso, vuestra imagen habrá salido reforzada de este brete, cualquier otro no se hubiera preocupado tanto por sus clientes.

- Y aunque no debo aceptar recompensas, no creo que Iomedae se enfade si acepto esa copa. - Hago una inclinación de cabeza a modo de saludo - Con vuestro permiso.

A la mención de las bebidas gratis, los ojos del elfo se iluminaron.

- Hay que refrescarse tras este tipo de esfuerzos y luego, con algo sustancioso en el estómago, será un momento perfecto para tratar dicho asunto. - Si lograba arrancarle a Saul el mas leve gesto afirmativo podría volver a cenar caliente por primera vez en muchas semanas.

-Reuniones, reuniones, reuniones...- Murmuró Leland mientras recogía su sombrero, guiñaba un ojo a Thuvalia y se dirigía a la barra para tomar una copa de vino. Gratis. No le apetecía mucho pero, maldición, era gratis. ¿Quién podía resistirse a eso?