Sabedor de que aún nos quedaba un camino por recorrer y resignado ante ello inquirí:
- No conocemos al tal Dimitri ni a Vasily, nosotros venimos enviados por la universidad. ¿Nos podría poner en antecedentes? Comprenda que no queremos meter la pata recién llegados.
- Allí arriba tienen una o dos casitas en las que viven y en la que dejan a los huéspedes, como les he dicho, nadie vendría a este pueblo de no existir el observatorio, por eso no tenemos posada. El tal Dimitri es el jefe y el otro es su ayudante. Tendrá Dimitri unos cincuenta y muchos sesenta y su ayudante unos cuarenta, poco más puedo decirles yo.
Perfecto. Ya sabíamos dónde encontraríamos alojamiento. Además, contábamos con la ventaja de eran rusos, y yo también. Seguramente, eso podría abrirnos alguna puerta.
Ahora sólo quedaba esperar a ver si el resto tenía algo más que decir. Si no, la cosa estaba clara. Teníamos que buscar a esos rusos...
- Entonces está todo dicho... comento mirando a mis compañeros... cuanto antes partamos, antes llegaremos al observatorio... y descansaremos.
Asentí con aprobación los comentarios del antropólogo, realmente me reconfortaba la idea de tomar una ducha.
-Gracias por todo. – añadí agradeciendo su amistosa conversación.
-Sus indicaciones han sido de gran ayuda, Hank... – Mi diestra se alzó para recolocar el bombín en un gesto cordial de despedida.
- Si, mejor salir cuanto antes. Espero poder cenar caliente al menos
- Que tengan mucha suerte caballeros y si necesitan alguna cosa, ya saben dónde estamos- dice el hombre a modo de despedida.
El grupo sin tiempo que perder, toma el camino hacia el observatorio, primero en llano y después tras un serpenteante sendero hacia arriba durante unos 8 ó 9 kilómetros que se os hacen eternos, llegáis hasta una bifurcación, bien podríais haber venido sin guía hasta el observatorio, pues hay dos indicaciones: la de la izquierda señala "Rancho Englund" y la de la derecha señala "Observatorio".
Obviamente seguís la de la derecha durante otros 12 Kilómetros aproximadamente, llegando al observatorio a primera hora de la tarde (15 : 30).
Bueno, el camino no había sido tan penoso como esperaba, y quizás tuviesen tiempo de comer algo si los responsables del observatorio se mostraban hospitalarios. Konrad bajó del jamelgo (estúpido animal...) y se acercó a la puerta del edificio que, suponía, servía de residencia a los dos rusos que residían allí. Llamó un par de veces y esperó respuesta.
Sigo los pasos de Konrad sin perder detalle de los edificios de alrededor, algo me dice que nos esperan nuevos peligros en este apartado lugar.
El señor Hall se quedó en la retaguardia, sujetando las riendas de los caballos que les habían traído y mirando los edificios cercanos, mientras esperaba la respuesta proveniente de aquella puerta que Konrad había golpeado.
Le sorprendió la amplitud del lugar y los numerosos edificios que allí se erguían.
—No es que sea un experrto orradorr, perro tal vez podrría ayudarr que hablase dirrectamente con mis comprratiotas, o que nos prresentasemos como mi grrupo o algo así. Ya se sabe que los rrusos somos rrecelosos en nuestrros asuntos, y algo me dice que estos lo serrán aún más.
Tras decir esto, miro al resto, y añado—. No obstante, sólo es una idea. No soy muy bueno con los planes y no es que estemos muy descansados...
- Tiene razón profesor Kuznetsov ...respondo asintiendo con la cabeza.... en esta parte de la investigación es usted quien debe guiarnos con el idioma. Es mejor que lleve la voz cantante.
Tras llamar a la puerta y esperar un par de minutos con Vladimir al frente, la puerta se abre y un hombre de mediana edad (suponéis que es Vasily) se asoma por ella con extrañeza. Lleva bigote, moreno y repeinado , va muy elegantemente vestido.
A Konrad le pareció buena idea que fuese el parapsicólogo el que conversase con los encargados del observatorio; así al menos podría crearse cierta familiaridad. Se apartó de la puerta antes de que abriesen, dejando a Vladimir que fuese él quien llevase la conversación.
Miro al hombre de arriba a abajo. Sin lugar a dudas, se trata de Vasily. Así, antes de que pueda decir algo, digo—. ¿Vasily Kalyetka? He oído que es usted quien rregenta este lugarr. Mi nombrre es Vladimirr Kuznetsov. Hemos rrecorrido un larrgo camino parra llegarr hasta aquí...
De momento no digo mucho más, quiero esperar a ver su reacción.
¿Si hablo en ruso lo marco de alguna manera?
- ¡UN CAMARADA!-véis cómo se le ilumina la cara al escuchar el nombre y el acento de Vladimir - en verdad no dirijo yo este sitio, sino Dimitri-dice en inglés para pasar al ruso y decir algo más que sólo entiende Vladimir*.
Ojo a tu % en Ruso, puedes decir algo pero con poca fluidez y un discurso sencillito. Márcalo con cursiva por ejemplo, o en mayúsculas, o entre comillas... como más te guste.
- Tengo aquí una botella de Vodka de mi pueblo, Krasny Bor que estoy seguro de que te encantará probar más tarde*
—"Bonito lugar, Krasny Bor. Y nunca rechazo un buen vodka" —digo en mi idioma a mi paisano—. Esperro que me disculpe si mantenemos la converrsación en inglés, perro no quierro serr maleducado con mis acompañantes —comento, ya en inglés.
—Antes de nada, decirrles que han hecho un grran trrabajo con el obserrvatorrio. He leído marravillas sobrre él —cuando digo esto, me estiro un poco para decir—. Me gustarría alarrgarr más la converrsación, perro venimos desde muy lejos, y necesitamos descansarr...
Tras decir esto, espero la respuesta de Vasily. No sé muy bien donde apretar y donde aflojar, así que prefiero que sea él mismo quien nos vaya indicando las cosas sin darse cuenta.
Al fin y al cabo, soy psicólogo, sé bien como hacer esto sin que se note.