Partida Rol por web

Konrad debio haber supuesto que el tipo feo seguía escondido en algún lado de la casa y que seguramente iría armado; un descudio por su parte. Por fortuna, la puntería de aquel hombre era tan mala como su cara, y Konrad se giró rápidamente para dispararle.

Sin darme tiempo a pensar en nada siento el disparo fallido en la pared. Me giro y disparo tan rápido como puedo contra el intruso.

Las pistolas hablaron. Y lo hicieron para bien en el caso de los investigadores. Los dos tiros fulminaron al tipo de la escopeta con un tiro en el pecho y otro en la cara. El tipo se agarró a una mesilla y se desplomó muy lentamente, pero apenas pudísteis daros cuenta pues en seguida un puñetazo voló a la cabeza de Konrad y le hizo ver las estrellas y soltar la pistola. Era el otro tipo, el que os había abierto la puerta.

El hombre echó a correr fuera de la cabaña todo lo rápido que pudo.

Cuando termináis de hablar se hace un silencio un tanto incómodo entre vosotros. Cuando Joe va a decir algo, se escuchan dos sonidos inconfundibles: disparos.

Konrad no perdió un instante y salió corriendo detrás del tipo, tratando de alcanzarlo antes de que se metiera en la espesura. Con un poco de suerte, Dillinguer habría oído los disparos y estaría por allí cerca para cortarle el paso. Y si no, es posible que aquel idiota acabase sirviendo de cena de algún cocodrilo.

Me asomo a la puerta y apunto como puedo al agresor que huye, no debe escapar, menos aún después de haber golpeado a Konrad.

En cuanto oyó los disparos George miró al señor Dillinger, mucho más versado en esos temas. No hicieron falta palabras para confirmarle que no se había imaginado el ruido ni que tampoco había fallado con su interpretación.

- ¿Deberíamos entrar? - preguntó.

Vaya puñetera casualidad. Justo ahora tienen que oírse disparos. Miro en dirección a la casa y trato de divisar a nuestros compañeros entrecerrando los ojos para adaptar mi vista a la oscuridad. Sin perder el tiempo saco mi revólver del 45 de la sobaquera y rebusco el revólver del 38 en el bolsillo de mi gabardina. En cuanto lo encuentro se lo tiendo al señor Bangs.

Le miro dudando obviamente de si un hombre como él será capaz de usar un arma, y de si se atreverá a apretar el gatillo llegado el caso. Debería dejar a Bangs aquí y acercarme a comprobar el ruido, pero un amago de conciencia me impide dejar a un anciano desprotegido y sólo.

- Debemos ir a comprobar si Konrad y Harper están bien. Puede que necesiten nuestra ayuda. – digo al señor Bangs. – Sígame en silencio y haga lo que le diga, ¿de acuerdo? - le miro con firmeza – y no tenga redaños en disparar. Ellos no dudarán en dispararle si le ven. – Le aprieto el hombro con suavidad para transmitirle mi apoyo, espero un segundo para asegurarme de que ha oído todas mis palabras y luego me doy la vuelta para encararme en dirección a la casa y comenzar a acercarme agachado, procurando no ser visto desde el interior del edificio y atento a cualquier señal de peligro o de mis compañeros.

Voy sin prisa pero sin pausa, y me aseguro de que Bangs continúa cerca de mí en todo momento, por si tuviera que protegerle.

El disparo de Harper se pierde entre los árboles y el tipo huye en un principio siguiendo el caminito, Konrad sale en su persecución pero el tipo pronto se interna en la espesura, Harper va a su ritmo tras Konrad.

El investigador se interna en la espesura pero no hay ni rastro del fugitivo, aquello no es excesivamente grande, es un recinto cerrado pero es está totalmente a oscuras y la selva dentro de la finca es espesísima.

George y Joe se internan en la finca despacio, cruzan dejando a los lados jaulas con cocodrilos y caimanes de diversos tamaños y al fondo ven la casa, a su derecha, ven cómo Konrad sale de la selva (han dejado un trozo de selva en el interior de la finca) y niega con la cabeza ante Harper. Ambos se giran al ver llegar a George y a Joe. Gracias a Dios, todos están ilesos.

Espero hasta que estemos justo al lado de Harper y Konrad y bajando la voz les susurro.

- Hemos oído disparos. ¿Están bien? – Sigo con el revólver en mi mano y aunque mis compañeros parecen ilesos lo más seguro es que les hayan descubierto. Si alguien les persigue sería un buen momento para que lo digan y corramos sin discreción hasta el coche.

Konrad entró primero en la cabaña a recoger su arma, y luego volcó de una patada la silla donde había estado sentado el tipo que se escapó.

- Si, estamos bien. Pero no hemos sacado nada; un tipo ha escapado y hemos tenido que matar al otro -dijo contemplando el cadáver- Vaya un error de novato; tendría que habermelo imaginado.

- ¿Por dónde huyó? - pregunto mirando alrededor. - Quizá dos de nosotros podamos intentar darle alcance mientras los otros dos registran esto, a ver si encontramos alguna pista. - sugiero.

Obviamente me sienta tan mal como a Konrad que se nos escape uno. Es un cabo suelto, un cabo con mucha posible información que no nos vendría nada mal ahora mismo. Y Baxter sigue en el calabozo... maldita sea.

El anticuario siguió pistola en mano a Joe. Las jaulas y sobre todo sus ocupantes le ponían los pelos de punta, había oído historias de lo que eran capaces de hacer esos animales y no le apetecía acabar entre sus dientes.

Si queréis salir en su búsqueda, yo podría quedarme a rebuscar por aquí.- Se ofreció George.

Konrad señaló hacia los árboles

- Se ha adentrado en los árboles. Yo no lo seguiría por ahí, y menos aún siendo de noche. Podrían haber cocodrilos.

Llego corriendo desencajado tras Konrad y tras un rato recuperando el resuello al fin puedo articular palabra:

- Fallé el tiro por poco... creo que deberíamos mirar en la cabaña... yo no salgo por ahí a buscar al tipo ese.

Poco a poco mi respiración se normaliza y me voy tranquilizando.

Pues menos cháchara y más búsqueda hijos.- Refunfuñó el viejo anticuario mientras dando ejemplo a los jóvenes entró en la cabaña y comenzó a rebuscar indicios que pudiesen exculpar al crio de los Baxter.
 

- Tienen razón. - digo mientras acompaño a Bangs al interior para explorar esa cabaña. - Pero démonos prisa, no vaya a ser que ese advenedizo regrese y nos sorprenda. -

- A mi me preocupa más la policía. Lo que acabamos de hacer aquí no es precisamente "legal" -respondió Konrad mirando el cadáver del tipo feo. Luego se puso a rebuscar en la cabaña a ver si encontraba alguna pista que le pudiese indicar que habían hecho con el cuerpo del sacerdote.