Partida Rol por web

La senda del aprendiz

Hogar del Clan León

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23/04/2008, 21:37
Director
Sólo para el director
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23/04/2008, 22:09
Director

La estancia está llena de mapas, esquemas, maquetas, armas, armaduras...Piensas que esta habitación se han debido de preparar miles de batallas donde los León han participado honradamente.

Un hombre maduro, pero de aspecto respetable revisaba unos mapas cuando te oye entrar, por lo que se gira hacia ti.

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23/04/2008, 22:13
Akodo Toturi

- Ah, pasa. Te estaba esperando.

Se acerca a una mesa donde hay varios escritos y pergaminos.

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24/04/2008, 19:37
Akodo Heiro

En cuanto se dirige a mí, me inclino, haciendo una reverencia formal. Sin demorarlo demasiado, camino con paso firme hacia él, quedando la mesa interpuesta entre ambos. Coloco mis brazos paralelos a mi cuerpo e inclino la cabeza en una breve reverencia antes de hablar.

- Es todo un honor para mí que alguien tan venerable como vos espere a alguien tan inexperto como yo. Solo lamento no haber podido asistir antes.- Digo con el tono más formal y serio que soy capaz de poner.

Mientras hablo, evito el contacto directo con su mirada. – Debo ser extremadamente respetuoso con un miembro de la familia de su edad - Me digo a mi miso. Así, mientras mantengo la mirada gacha, veo los escritos y pergaminos. Por un instante, olvido donde y con quien estoy y presto atención a los documentos esparcidos por la mesa. La tentación me invita a recoger uno de esos escritos para verlo de más cerca. Pero el honor vence por fin al deseo y vuelvo a concentrar mi atención en el hombre que me mira.

- Mi señor dirá que es lo que puede desear de un sencillo joven como yo

Pacientemente, espero a que llegue la respuesta. - Esto es altamente extraordinario.... ¿Qué puede querer de mi?- Dejo pendientes las preguntas en mi mente y me concentro absolutamente en las palabras de Toturi.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: Inteligencia (comprender documentos)
Resultados: 1, 6, 8

Notas de juego

Lo primero de todo disculparme porque no conozco demasiado la cultura japonesa, no se cuales son las formulas de cortesia, etc, pero bueno, intento defenderme xD

Lo segundo, me gustaria saber si sé algo sobre este hombre (es decir, si sé que es un maestro de una escuela,o que és alguien importante de la familia, etc.), para saber si lo tengo que tratar como un desconocido, con más o menos respeto, etc.

Por último, thago una tirada de inteligencia(3g3) para ver si me percato de algo con el vistazo que le he dado a los documentos (es una tonteria, pero así practico este sistema de tiradas, que no lo conozco xD)

Entender documentos=8+6+1= 15

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24/04/2008, 20:52
Director

En los documentos ves informes escritos relacionados con el ejército y con las tierras que regenta el clan, que cada estación van reduciéndose por la presión del Emperador. También observas algún mapa, pero nada que puedas analizar a fondo desde tu distancia.

Akodo Toturi es el daimyo del Clan del León, todo samurai León le conoce. Tú pese a ser de su familia, no le tratas familiarmente, sino con gran respeto; al fin de al cabo tan sólo te ha dirijido la palabra dos o tres veces. En cambio tu conoces más sobre él, gracias a las historias que os narran sobre sus victorias en grandes batallas y su inmenso valor.

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24/04/2008, 20:58
Akodo Toturi

Se mantiene a varios metros de ti mientras te habla.

- Heiro, has sido seleccionado para una importante misión. Irás a Otosan Uchi, ya que el Emperador Hantei ha reclamado un emisario de cada uno de los Grandes Clanes, para representar al Clan León en dicha reunión. Trata con sumo respeto al Emperador y que él no tenga dudas de tu lealtad, tus actos serán los actos de tu familia, sé honorable y recupera la confianza del Emperador.

Revisa una de las mesas llena de papeles, coge un pergamino enrollado y atado y te lo da.

- Sabemos que el Ejército Imperial está en el norte de Rokugan peleando ferozmente contra las fuerzas de las Tierras Sombrías; si el Emperador te lo permite, recuerdale que el Clan León estará encantado de pelear junto a él contra las bestias. Ofrecele nuestros humildes servicios para expulsar a las fuerzas del mal, muestrale nuestra fuerza y valentía para poder volver a ser importantes en el destino del Imperio.

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25/04/2008, 20:37
Akodo Toturi

- Veo que has entendido bien tu misión, samurai.

Hace una parada para reflexionar sobre tus preguntas.

- Parte de inmediato hacia Otosan Uchi y preséntate en el palacio imperial; muestra el pergamino que te he dado para que sepan que eres el emisario del Clan del León. Una vez allí te informarán de cuando son las reuniones. ¿Alguna otra duda?

Notas de juego

Aunque es totalmente opcional, te explicaré el formato que se suele usar en Umbría a la hora de postear:

Letra normal para los actos, movimientos, sensaciones, etc.
Letra en negrita ( y dentro el texto) para escribir lo que dice el pj (puedes ver el ejemplo en el daimyo)
Letra en cursiva ( y dentro el texto) para escribir los pensamientos profundos del personaje.

Te digo esto, porque creo que un 70-80 % de Umbria lo hace así. Así cuando interactues con los demas jugadores, tienes que darte cuenta de que lo que digan en cursiva es algo que tu personaje no podrá saber, ya que son pensamientos de ellos.

Espero que me haya explicado bien, si tienes dudas, te respondo encantado.

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26/04/2008, 13:24
Akodo Heiro

- No mi daimyo. Partiré de inmediato.- Con la cabeza gacha en señal de sumisión, avanzó marcha atrás en dirección a la puerta, sin darle la espalda a daimyo

- Que los dioses le concedan larga vida, honor y gloria mi señor – Digo justo antes de salir por la puerta.

Una vez fuera de la estancia, camino con paso rápido. Con los nervios a flor de piel por la emoción, solo tengo ganas de partir a todo correr. Sin embargo, tengo que estar bien preparado para el viaje. Fríamente hago una lista de todo cuanto debería llevar conmigo mientras me dirijo hacia mi dormitorio. Entro y rebusco entre mis pertenencias, cargando en una mochila todo lo que considero imprescindible. Empaqueto mi mejor quimono. Enrollo algo de de comida para llevar de viaje. Luego rebusco entre viejos libros y papeles, hasta que encuentro un mapa de Rokugan, de no mucha calidad, pero que servirá para guiarme. Guardo el poco dinero del que dispongo en una pequeña bolsa. Reviso el estado de mi katana y mi Wakizashi y sus fundas. Decido llevar mi fiel No- Dachi. Recojo mi Yumi y dos cuerdas de recambio, junto con un carcaj de veinte Yas. Por último, preparo mi armadura ligera y el respectivo yelmo. Dejándolo todo listo.

Antes de equiparme con todo ello, me siento en mi pupitre con una pluma cargada de tinta en la mano y una hoja en blanco:

Saludos amado padre:

Es posible que cuando reciba esta carta, usted ya este enterado de la noticia que le tengo que dar. Sin embargo, me siento obligado a dejarle al menos una nota, ya que me es del todo imposible visitarle.

Por orden de nuestro daimyo Akodo Toturi, debo partir de inmediato hacia Otosan Uchi en representación de nuestro clan. No puedo entrar en detalles con respecto al objeto de la misión, pero quiero que sepa que debo interceder ante el Emperador para lograr recuperar su favor.

Como podrá comprender sabio padre, esta misión es a la vez una honra y una pesada carga, puesto que recae sobre mí todo el honor del clan. Es por ello que ruego a los dioses y nuestros ancestros que me ayuden en esta importante misión. Espero poder llegar a la altura de todas sus expectativas.

Ruego de nuevo me disculpe por no poder darle esta gran noticia en persona, y espero que comprenda mi situación. Saludad a mi querido hermano y a mi amada madre. Siempre os llevo en el corazón.

Firmado: Akodo Heiro

Doblo la carta, la guardo en un sobre e indico la dirección de mi hogar. Me visto con la armadura ligera. Me ciño el daisho, la katana en el lado izquierdo y el Wakizashi en el derecho. Cuelgo la correa de la funda del No- dachi cruzada sobre el pecho , dejando que caiga a la espalda, la mochila cuelga del hombro izquierdo, el carcaj del derecho, junto con el Yumi. Guardo la bolsa del dinero en un hueco de la armadura cerca de la cadera y cuelgo de una cincha mi yelmo. Le doy un último vistazo al mapa y calculo cuanto podrá durar el viaje, luego lo vuelvo a meter en la mochila. Guardo el pergamino que me ha entregado Toturi en bolsa colgada del cinturón. Finalmente, recojo el sobre de la mesa y salgo de la habitación. Sin demora, busco a un sirviente.

- Entrega esta carta en la dirección indicada. Es muy importante, así que espero que no es extravíe, si se necesario, entrégala tu mismo en mano. - Digo con tono serio al sirviente.

Antes de partir, visito el mercado, para adquirir algo de equipo básico para el viaje. Busco una linterna de metal y varias antorchas, una yesca y pedernal, una manta de viaje y una tela impermeable. Volviendo a darle un vistazo al mapa, adquiero algunos paquetes de viaje.

- Bien, ya tengo todo lo que necesito. Es hora de partir.- Con paso firme, tomo el camino que me llevará hasta el palacio imperial.

Notas de juego

No se a cuanta distancia estoy de Otosan. Paquetes de viaje compro lo suficente para llegar, o lo máximo que pueda llevar sin que se pudra (es decir, si aguanta 10 dias y el viaje es de 20, compro para 10 dias xD).

Por otra parte, si el dinero me alcanza, me dirjo al establo y alquilo o compro un caballo para que me lleve a Otosan (a menos que esté a menos de un dia de camino xD).

Ah gracias por el aviso del formato de escritura, así es como lo suelo hacer yo, aunque en el anterior post, con lo que pasó no se guardo el formato xD

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27/04/2008, 12:33
Director

Uno de los sirvientes de tu daimyo prepara todo el equipo en un gran y fuerte caballo; seguramente te llevará a Otosan Uchi a gran velocidad, mientras se retira haciendo múltiples reverencias.

Partes en dirección Este para llegar cuanto antes a la capital.

Notas de juego

Por cierto, comentame un poco sobre tu amor perdido, por si tengo que usarlo para putearte que aparezca en la historia.

No te preocupes por el viaje ni por la comida, lo importante sucede en la capital, por lo que obviaremos el viaje a caballo por los mundos de Rokugan xD

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28/04/2008, 21:35
Akodo Heiro

Cabalgando a lomos del corcel que él gran Toturi me había concedido, el tiempo pasa rápido, pero no lo suficiente como para alejar los tristes pensamientos. Y como es bien sabido, la soledad solo sirve para despertar dolores antaño olvidados.

Durante las largas noches acampando bajo las estrellas, mi mirada recorre las constelaciones que marcan los senderos tanto del aprendiz, como del maestro. Con un deseo irracional, rezo para ver aparecer una nueva figura en el oscuro firmamento. Querría volver a ver su hermoso rostro, pero me conformaría con que él cielo le concediera el honor de escribir su nombre con estrellas rutilantes. Pero no, los dioses no la consideran de valor, aunque para mi fue, es y será lo más preciado que jamás tuve, tengo y tendré.

Con lagrimas recorriendo mis mejillas, recuerdo la primera vez que la vi. Desde un viejo puente de madera observaba el riachuelo que corría bajo ella. Vestía un quimono azul oscuro, bordado con hermosas flores de los más variados colores. Su pelo negro como el azabache esta recogido en un recatado moño adornado con un lazo azul. El brillo de su blanca piel compite con el de la más prístina nieve. Sus delicadas manos reposan cándidamente sobre la baranda. Su pose se mantiene erguida incluso cuando más relajada parece.

Es increíblemente hermosa- Recuerdo que pensé. Y pese a su hermosura, mi orgullo me impedía ceder tan fácilmente. – Pero eso no significa nada, un verdadero samurai no puede permitirse el lujo dedicarse a placeres mundanos. Si deseo entrar en las leyendas, no puedo dejarme cegar por su encanto.- Recuerdo que mi primer impulso fue marcharme, pero el honor me retenía. Mi padre había concertado él mismo la unión con la primogénita de Yaiba Matsu. Si rechazaba a la mujer que mi padre había elegido para mí, tanto mi honor como el suyo se verían seriamente dañados, incluso ella quedaría avergonzada al ser rechazada. – Si es mi obligación casarme con ella, es lo que haré, pero pienso postergarlo tanto como pueda. – En ese momento sabia que los noviazgos largos eran habituales, e incluso se consideraba honroso postergarlos hasta que el nuevo padre de familia hubiera obtenido al menos una victoria en batalla, con la que poder agasajar a su amor. Y aunque pensaba que sabía mucho y lo tenía todo bien atado, el futuro fue engañoso y traicionero.

Me acerque con paso firme, decidido a no dejarme engañar ni seducir. Teniendo en mente lo que le quería decir. – Nuestra boda será cuando logre mi primera victoria en batalla- Sin embargo, cuando estaba a escasos pasos, ella se giró.
- Saludos Heiro Akodo. Como ya debéis saber, mi nombre es Oruichi Matsu. Es un honor para mí haber sido elegida para amaros y serviros como ninguna otra mujer. – Dijo ella mientras hacia una grácil reverencia.

Su dulce voz me desconcertó por completo, todas mis maquinaciones planes y discursos se desvanecieron en el aire, sacudidos como el polvo de una estera. Boqueando inútilmente, solo dos palabras pudieron salir de mi boca.

- Eres.... preciosa....- Al instante me percate que el pensamiento se había hecho palabra. La vergüenza corrió por mi cuerpo y coloreó de un rojo intenso mis mejillas. A sabiendas de mi inadecuado e irrespetuoso comentario, baje la mirada sin atreverme ni tan siquiera a contemplar sus pies. Y pese al impulso irrefrenable que me obligaba a correr lo más lejos posible de allí y huir de mi vergüenza, había algo que me retenía, no podía ni quería alejarme de ella.

La misma voz que antes había sido pura dulzura volvió a hablar.

- Heiro Akodo, mírame.- Esta vez la voz estaba cargada de autoridad. Resultó imposible no doblegarse ante su poderosa voluntad.

Poco a poco alce la cabeza. Recorriendo con la mirada su cuerpo de los pies a la esbelta cintura, recorriendo su cuello de cisne y sus finos labios, hasta llegar a sus oscuros ojos, hechos del marrón de la madera más noble, con brillos dorados de la miel más dulce. Y allí me quede perdido, en la profundidad de su mirada.

Solo el hechizo se rompió cuando de nuevo habló.

- Heiro Akodo, por todos es sabida tu destreza con la espada y tu habilidad para contar historias. Todo eso tiene un gran valor para mí, sin embargo, no hay otra nada más valioso que la sinceridad de los amantes. Por eso yo te pido que jamás te vuelvas a avergonzar por decir lo que realmente piensas. Quiero ser parte de ti y que tú seas parte de mí. Seamos un solo pensamiento y un solo sentimiento.- Y como remate de tan hermosas palabras, un rayo de sol alumbró su delicado rostro y su sonrisa brilló como el sol.

Así fue como prendado quede de la que hubiera sido mi hermosa esposa. Era delicada, dulce y perfumada como la más hermosa de las flores. Sin embargo, en ella ardía una fogosa llama de tal magnitud que encendía las más ardorosas pasiones de aquellos que la escuchaban. Por eso era mi Flor y mi Llama.

Sin embargo, lo que el destino nos da, el destino nos lo quita. Una buena mañana, el maestro nos anunció un viaje inminente. Mi amor por Oruichi prevalecía ante el deseo de aprender y mejorar mi destreza como samurai. Sin embargo, ella sabía que yo debía continuar con mi formación. Deseaba que consiguiera mis sueños, aun a costa de estar alejados el uno del otro. Así, partí con el resto de alumnos en un viaje a las lejanas fronteras del clan. El viaje era largo y agotador, y el entrenamiento más duro de lo habitual, sin embargo, pensar en mi Flor Y Llama me devolvía el vigor y el ánimo. Al fin, cuando regresábamos fatigados a casa, cansados pero contentos de volver al hogar, un mensajero apareció por el horizonte. Las nuevas eran funestas, Oruichi padecía una terrible enfermedad. Los médicos no lograban descifrar cual era la causa de su mal, y su pronóstico no era favorable. La noticia me hizo enrojecer de furia e impotencia. Liberado por el maestro, cabalgué a la máxima velocidad que me permitían los caballos, sin pararme a descansar, dormitando apenas con las riendas en la mano. Fatigando a los animales que me acercaban galopando hasta mi amada.

Pero los hados son traicioneros, y pese a mi alocada cabalgadura, regresé un día después de su muerte. La noticia me dejó conmocionado, anonadado, aturdido, descentrado.... No fuí capaz de llorar, gritar ni tan siquiera hablar. – Es imposible, no es verdad. No es cierto, es un sueño, quiero despertar.- Era lo único que acertaba a pensar. Pasado medio día, logré recobrar cierto nivel de cordura. Con triste pesar, me acerqué a la casa Matsu, el hogar de mi amor. Allí, me olvidé del ritual y la parafernalia. Yaiba y Cauri Matsu, los padres de Oruichi, se habian recluido en un santuario a las afueras de la ciudad, para recuperarse del dolor de la pérdida. Dejando el funeral en manos del hermano de Yaiba y tío de Oruichi, Maredo. Aun con el dolor a flor de piel, me derrumbé ante Marengo y le supliqué ver por última vez su hermoso rostro. Sin embargo, la familia se negó. Me humillé y arrastré, olvidé mi honor y el de mi familia y rogué por lo más sagrado. SIn embargo la familia se negaba obstinadamente. La frustración y la pena fue engendrando rabia, que concentré ante la familia que se negaba a dejármela ver. Al final, aduciendo que las extrañas fiebres habían desfigurado su rostro y cuerpo, me negaron el paso.

No recuerdo bien como pasaron los siguientes días, mezcla de un profundo rencor hacia la familia Matsu y un terrible dolor por la tremenda pérdida. Finalmente yo mismo enfermé, pasé largas semanas en cama, hasta que la razón por fin volvió a mí.

Ahora todo ha pasado, solo queda el recuerdo, la tristeza y el odio por marcharme cuando no debía. No puedo dejar de pensar que si hubiera estado allí, pudiera haberle dado ánimos, tal vez pudiera haber hecho algo por ello. O al menos, podría haberla visto por última vez y haber podido despedirnos.

Los recuerdos se van volviendo oscuros, cuando el sueño al final hace acto de presencia. Y mientras los pesado parpados comienzan a cerrarse, veo en el firmamento la señal esperada. La Flor y la Llama.