Partida Rol por web

 Trato de inmovilizar a Nathan, mientras evito que haga una locura:

 - Cálmate, ya sabemos todo que el enano ha metido la pata hasta el fondo, pero matarnos entre nosotros no cambiará nada. - Le dije con severidad.

 A mi, personalmente, no me importaría que dieran su merecido al canijo por su estupidez, pero eso solo serviría para dividir el grupo y disminuir las probabilidades de salir con vida de esta... Por no decir de mi posibilidad de cobrar...

¿Jaime ha muerto?

La noticia le sobrevino al nórdico como un puñetazo de taberna: repentina e inesperada. Entre sus heridas y el frenesí del combate había estado muy concentrado en él mismo y cuando consiguió recuperarse se encontró con enfrentamiento entres dos de sus compañeros por unas razones que no lograba entender. Ahora parecía entenderlas. Todo se aclaraba poco a poco. Jaime Sanpanza había muerto. Era el precio de la lucha.

No sin dificultades el nórdico caminó hasta el cuerpo del mediano.

Deberríamos subirrle al carro. Se merrece un funerral y aquí no podemos entrretenerrnos. Más adelante podrrá encontrrarr descanso.

Agarrandose el trozo de tela con fuerza Walter observaba a sus compañeros si poder dar credito a lo que veia - ¡Maldita sea ese hechicero debe de haber lanzado una maldición que os ha reblandecido los sesos. Dejad de hacer el idiota y calmaros de una vez! - les grito enfurecido minetras se giraba hacia el carromato - Ire a ver como estan los heridos para intentar ayudar y vosotros deberiais de hacer lo mismo - y a continuación el ex-soldado comenzo a correr hacia el lugar donde estaba tendido Jaime.

- Lo de estos es de nacimiento. Trae el carro aquí como ha dicho Domochievski, Jaime estará tumbado dentro descansando junto con el anciano. -

Tras decir esto y desarmado el sacerdote, le practicó unos primeros auxilios para mantenerlo con vida. De todos modos estaba tan mal, que dudaba mucho que consiguiera prolongar la vida de aquél infeliz. 

Grunt había sido uno de los primeros en reaccionar ante el súbito arranque de furia de su compañero, pero apenas si había hecho algo para detenerlo. En verdad, jamás había terminado de dar crédito a lo que veían sus ojos, y se había tomado toda la escena como una broma pesada del humano. ¿Quién podía ser tan demente? De seguro todo terminaría en unas sonoras carcajadas.

Sin embargo, como ocurría demasiado a menudo, para cuando su analítica mente consiguió por fin llegar a una conclusión razonable sobre el asunto, ya era demasiado tarde. Sus compañeros estaban a punto de trenzarse en un combate verdaderamente mortal, y el azorado enano solo podía observarlo todo dese la primera fila, completamente impotente y anonadado.

Durante un buen rato, Grunt solo atinó a mover ausentemente su mandíbula, abriendo y cerrando su boca en un gesto de infinita incredulidad y estupidez. Ni siquiera intervino cuando el bretoniano comenzó a forcejear con Nathan, al parecer incapaz de decidirse por un adecuado curso de acción.

Su confusión era total y absoluta. Y a ella se sumaba el agotamiento propio del combate que acababa de terminar. Grunt no estaba acostumbrado a tanta agitación, y pronto comenzó a sentir que sus rodillas empezaban a flaquear. Por fortuna, las palabras de Domochievski lo sacaron bruscamente de su mutismo, devolviéndolo de un cachetazo a la dura realidad.

- ¿Ehh… ? – respondió aún con gesto ausente, sin poder apartar su mirada del revoltijo de piñas y patadas en que se habían convertido sus camaradas - ¿Explorar…? Si, si… ya estoy con eso…

El enano asintió varias veces, aunque quizá de manera demasiado vigorosa, casi alienada, como si en verdad no hubiera escuchado una palabra de lo que su camarada le había dicho. De todos modos, siempre sin dejar de observar los revolcones de Nathan y Hugo, poco a poco se fue apartando de la escena. Un poco dubitativo al principio, pero ganando en resolución con cada paso.

Finalmente, movió su cabeza en un claro gesto de frustración, y se alejó del grupo. Sus pasos se encaminaron hacia la senda principal, donde aún estaba el voluminoso tronco que atravesaba la ruta. Una vez allí, comenzó a hurgar por los alrededores.

No podía creer que aquél tipo fuera tan estúpido, ¡ maldito Nathan! con lo precaria que era la situación del grupo y él peleando como un marinero en la puerta de una taberna...

- ¿ le tienes bien agarrado Kurt? no dejes que se escape, inmovilízale hasta que se lo piense mejor.- viendo que ya estaba el loco" a buen recaudo se puso en pie y buscó con la mirada a Grunt que se alejaba y rebuscaba en los cuerpos de los cultistas caídos.

Así que echó a andar en dirección al enano - ¡ Grunt! espérame que voy a ayudarte con eso - dijo mientras llegaba a la altura del enano.

Los miembros del clan se movían presurosos a realizar sus labores, tenían intenciones de marcharse lo mas pronto posible en precaución de que nuevos atacantes surgieran de entre las cercanías.
Lorantha tendida en el suelo junto al sacerdote no había logrado aun estabilizar al moribundo sacerdote y tal parecía que este se le iría de las manos. Mientras lo despojaba de cualquier arma u objeto que pudiera usar para atacar en caso de que despertase, Lorantha se dio cuenta que este no llevaba realmente nada de valor o importancia, excepto por una curiosa botellita con un liquido dentro que encontró atada a su cinturón y que por suerte no se había roto en el combate.
Dando vueltas en los alrededores Grunt exploraba las cercanías en busca de cualquier problema que pudiera merodear en las cercanías; al parecer por su comportamiento todo seguía tranquilo. Ayudado por el caballero Bretoniado, Grunt había logrado reunir todas las cosas que considero de importancia colocándolas entre la ubicación de Domochievski y el tronco que entorpecía el camino.
Junto al respectivo tronco se encontraban Grim y Walter, el segundo había llegado allí en su búsqueda de alcanzar la carroza, el enano lo había detenido indicándole que le ayudara con eso. A lo lejos podían ver que la carroza avanzaba lentamente guiada por Valdia. El enano y el ex-soldado del imperio tenían la intención de levantar solos el pesado tronco y apartarlo del camino.
Por ultimo estaban Trojan, Domochievski y Kurt que acompañados por un bien amarrado Nathan custodiaban de este, esperando que pronto cobrara el sentido de nuevo.

-Trojan, en vez de vocifera tonterías ve y ayuda a Grim y Walter con el tronco, tenemos que alejarnos de aquí cuanto antes- vocifero el fiero humano – Y no quiero escuchar palabra alguna de que Jaime esta muerto, el mediano no morirá por ningún motivo, yo mismo me encargare de que eso no ocurra- Los allí presentes no estaban seguros de si lo segundo que murmuro fue dirigido hacia ellos o para si mismo.
Domochievski levantando su espada miraba fijamente a Nathan –Que crees que debemos hacer contigo?- le pregunto secamente a este esperando que el mismo se ahogara solo. Kurt y Trojan que estaban junto a él podían ver claramente la frialdad e ira que se expresaban en el rostro del Kislevita.

- Vamos bastardo, no te vayas a morir ahora, tenemos muchas preguntas que hacerte - murmuraba Lorantha mientras trataba de arrancar al sacerdote de las garras de la muerte. - Me estoy pringando de tu apestosa sangre, todo esto tiene que valer para algo, respira joder, respira. -

Durante un instante se mantuvo en suspenso, acababa de cerrarle una arteria y ya no perdía sangre, sin embargo su estado era bastante grave y los medios con los que contaba muy burdos como para cantar victoria.

De pronto notó que la respiración volvía al sacerdote, si bien esta era muy débil y todavía permanecía inconsciente. - ¡Sí! - exclamó satisfecha mientras apretaba el puño. - Domochievski, este creo que no morirá por el momento, aunque por su propio bién será mejor que lo atemos y lo amordacemos. -

Tras decir aquello, aprovechó para hacer un hatillo con la túnica vieja envolviendo todo lo que había encontrado y esperó paciente la llegada del carromato sin perder de vista al enemigo abatido.

Lo siento, Domochievski crreía que el mediano había muerrto.

Por suerte no era así. El mediano estaba vivo y todos los temores de Trojan eran infundados. El kislevita estaba enojado, al nórdico no le gustó el tono que empleó con él. Trojan había sido herido mientras él estaba lejos del combate. Pero se guardó su opinión. Dejando a los demás con el sacerdote, caminó hasta Grim y Walter mientras se ataba la gran hacha a la espalda.

Dejad que os ayude

-Gracias compañero, a mi no se me da mucho esto de la fuerza, esperemos poder mover esta cosa rápido antes de que nos den alcance de nuevo...de por si ya perdimos mucho tiempo por ese niñato-
Me preparo para levantar el tronco, espero aun contar con la fuerza suficiente para hacerlo después de combate.

Apenas eran capaces de cargar con todo lo que habían encontrado, desde el punto de vista material tampoco habían perdido mucho, claro que desde el punto de vista humano era muy distinto...

- ¡Caray! hemos encontrado un verdadero botín... ¡hey! ¿alguien nos echa una mano? podríamos vender todo lo que no podamos aprovechar en el próximo pueblo en el que paremos. Si es que topamos con alguno... - dice mientras camina de vuelta a la carroza y su caballo.

Trojan intentaba, ayudado de sus camaradas, apartar el tronco. La corteza del árbol se desprendía cuando la tocaba y le raspaba las palmas de la mano. pero no iba a aquejarse de ello delante de sus compañeros.

Yo opino que deberríamos conserrvarrlo hasta llegarr a Karak Azgal- le contestó aSir Hugo-. Podrría serrnos de utilidad.

Nunca se sabe qué podrían necesitar en el viaje. En el carro podrían guardar todo hasta poder repartirlo más adelante. Cuando se detuvieran a pasar la noche. Allí también revisaría a conciencia sus heridas.

El caballero se encoge de hombros...

- Bueno si no hay problema de espacio podríamos conservarlo sí.

 Asentí conforme:

 - Si, podemos necesitar las armas y luego venderlas para repartirnos el dinero, aparte de quedarnos con lo que queramos.

Observo directo a los ojos a Domochievski, y respondo con toda sinceridad.

-Lo que pienso es que deberías soltarme para ayudar con las cosas del Clan, ya sea ayudar con ese tronco, o explorar con mis animales.

Después, cuando el jefe despierta, el se encargará de todo lo demás.