Partida Rol por web

La carroza y el resto de sus compañeros habían quedado ya muy atrás. Frente a ellos se encontraba ya la salida de la ciudadela que daba al camino al paso de fuego negro, su próximo destino. A pesar de la hora, la puerta yacía aun cerrada, si de por si no era común que alguien viajara de noche por los caminos que iban a Nuln o Averheim, mucho menos común era que alguien viajara a esas horas hacia el paso de fuego negro.
A cada costado de la puerta había pequeñas torres de vigilancia custodiadas por un par de guardias. Frente a la puerta, en el interior de la ciudadela se encontraba un pequeño cuartel que debería albergar a cerca 30 soldados del imperio, aunque estas épocas apenas y llegaba a haber cerca de 10, la mayoría de las tropas de la ciudad se reunían en el cuartel de la plaza central, aunque tampoco conformaban una fuerza digna de mención alguna.

Susurra en voz muy baja - ¿Nathan... despertamos a los guardias o abrimos la puerta nosotros mismos ? - lo lógico sería despertar a los guardias, pero es que es tan extraño que duerman...

Casi en el último instante, el enano se había lanzado de cabeza al interior del carro, aterrizando con bastante poca dignidad en el embravecido mar de suministros e indumentarias que atiborraban el incómodo compartimiento. Demoró un buen rato en recuperar el equilibrio, pero cuando finalmente lo hizo, comenzó a tantear a su alrededor con gesto desesperado. Necesitaba encontrar un arma. Una ballesta sería ideal, aunque un arco o una miserable honda también servirían.

En verdad, el enano no había visto realmente la flecha que casi lo había alcanzado en plena pantorrilla. Pero había oído el inconfundible chasquido de la madera partida, y no necesitaba mayores precisiones. Era indudable que se trataba de un ataque desde lejos, pero a pesar de ello, aún no estaba del todo claro el lugar desde donde provenía la amenaza. Eso provocaba una incertidumbre bastante desagradable en el confundido enano, que no conseguía reunir el valor suficiente como para adoptar una posición más erguida.

Luego de largos momentos de tantear fardos y baúles en la difusa penumbra que precede al amanecer, Grunt se dio finalmente por vencido, y decidió ayudar a sus compañeros de una manera menos gloriosa, aunque infinitamente más eficaz.

Alzando muy lentamente la cabeza por el borde del carro, empezó a escrutar las inmediaciones en busca de los misteriosos atacantes que los habían sorprendido.
 

Una vez que Walter vio que Grim cojia las riendas se subio rapidamente al carromato manteniendo la cabeza gacha para presentar el menor blanco posible - ¡Venga arrea a esos caballos y vamonos de aqui antes de que nos conviertan en alfileteros! - grito viendo como seguian sin moverse. En ese momento asombrado vio como Igor intentaba acercarse al enano poniendose de pie asi que se abalanzo sobre el para que se agachara de nuevo - ¡Tranquilo capitan!. Mantenga la cabeza agachada que esos cobardes no dudaran en dispararle - y tiro de su hombro hacia abajo para que se quedara quieto.

Frunzo el ceño ante el comentario del "maldito enano" y si no fuera por la presencia de mis demás compañeros, miles de pensamientos de muerte y pesar recorrerían mi mente.

-Señora de los elfos, la compadezco por estar en manos de ese enano, pero seguro que cualquiera de los otros sabrá cubrir sus deficiencias.

Me adelanto en compañía de Sir Hugo hacia las puertas de la ciudad.

Prudentemente avanzo junto a Sir Hugo al llegar cerca de las murallas y agacho y doblo ligeramente mi cuello para escuchar mejor.

-Creo que lo mejor será despertarlos. Y para ello, bien podemos valernos de las sagradas visiones de vuestras dama, o de mi queridisimo Morr. Pero todo dependerá de el guardia que nos toque. Me adelantaré.

Acto seguido. Avanzo hacia el puesto de guardia, para ver si hay algún guardia dormido.

-Ja! Estas loco si piensas que voy a dejar pasar una oportunidad como esta! Ademas, al fin alguien tiene los huevos para traernos hasta aquí, voy a proteger a ese maldito mediano!- El Norsca no pensaba perderse una posibilidad como esta de partir unas cabezas, por lo que se lanzó contra sus enemigos.

-Y si después no hay lugar en tu caballo, pues mala suerte... correré.-

Finalmente gritó hacia la elfa. -Oye preciosa! No me extrañes que ya vuelvo!-

Asiente

- De acuerdo Nathan. Despierta a los guardias y que nos abran las puertas - mira hacia detrás - la carroza está apunto de aparecer por aquí- dice mientras sositene las riendas de su caballo con fuerza y mira nervioso continuamente hacia detrás, se han retrasado más de lo necesario en abrir las puertas, en parte debido a la indecisión de Sir Hugo.

- ¡Son tres arqueros sobre los tejados. Y además de esos tres gañanes se acerca una multitud un poco más atrás! -  Avisó Lorantha a Domochievski desde su posición en el carro.

Durante unos instantes pensó en disparar una flecha pero solo tenía 12 y a pesar de su puntería, el traqueteo y la velocidad del carromato, que se iban alejando de los posibles blanco y que estos tenían cierta cobertura, no lo hizo, disparar sería desperdiciar sus escasos recursos, así que se concentró en buscar enemigos que trataran de entorpecer su avance.

- ¿Ya estás pensando en huir a refugiarte bajo las faldas de mamá, Trøjan? - respondió la elfa.

Avanzando entre la oscuridad de la ciudad, Nethan y Sir Hugo cabalgaban a paso ligero en dirección a la puerta de la ciudadela. Después de una corta conversación donde debatían sobre que hacer a continuación Nethan avanzo a paso ligero hasta donde estaban los guardias que cuidaban la puerta desde dentro, sin duda estaban dormidos tal como habían sospechado antes. Pero mas aun, si Nethan no se equivocaba mas bien parecían borrachos, su sueño era sumamente profundo y no parecía que fueran a despertar pronto.
Frente a ambos estaba el dispositivo de palancas giratorias que permitía abrir la puerta de la ciudad, seria un trabajo pesado para ellos solos, pero si no contaban con los guardias tendrían que empezar pronto. Sin embargo había una dificultad extra en todo ello, debería haber dos guardias vigilando desde lo alto de las torres a cada costado de la puerta y no es que fuera un delito salir de la ciudad, pero abrir la puerta por su cuenta podría ser mal interpretado.

Frunciendo el ceño, Kurt escrutó los tejados oscuros y las esquinas,pero no vió nada hasta que, entre el grito de Lorantha, y la flecha que se clavó en su cobertura,pudo distinguir a uno de ellos,pero ya era tarde,pues vió aparecer a cinco hombres que se dirigían hacia ellos, especialmente hacia Trojan, que estaba haciendo el temerario,como siempre, y Demochievski.

-¡Me cago en la puta, casi me dan esos desgraciados! Trojan,no lo hagas,es un suicidio!- digo mientras apunto y disparo a uno de los cinco hombre que habían aparecido,acertando de lleno en el pecho del hombre.

Ya con mucha más seguridad de si Grim empezaba a conducir aquel carro con mas firmeza evitando dar tantos brinquitos y manteniendo una velocidad mas estable. El resto del grupo se mantenía dentro con un Kurt contundente que había abatido con un solo virote a uno de los bandoleros; mientras Trojan observaba como un decidido Domochievski cargaba contra los bandoleros logrando decapitar a uno de estos de un solo tajo y derribar a otro al pasar haciendo los otros dos desviaran momentáneamente su atención sobre el.