Partida Rol por web

La Sociedad Fénix 2

Conteniendo la marea (Capítulo V)

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09/10/2013, 01:27
Prudence Urquart

-Hasta mañana Winsel!!

Exclamó jovial antes de que se cerrara la puerta

-Y no te retrases o te perderás mis deliciosas tortitas!!

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09/10/2013, 01:27
Prudence Urquart

-Hasta mañana Winsel!!

Exclamó jovial antes de que se cerrara la puerta

-Y no te retrases o te perderás mis deliciosas tortitas!!

Prue quedó sumida en la oscuridad, abrazada al estuche, parada ante la puerta pensando. Winsel tenía la misma mirada que Will, la misma que sus niños de Talbot. La mirada de los que se han sentido muy solos, excluidos, faltos de raices y cariño y además monstruosos por ser diferentes. Era algo inherente a ella, nada le conmovía más en el mundo que esa mirada y su único deseo era colmarles de atención y cariño, en realidad Prue era muy “mami”. Mientras fue profesora en Talbot los compañeros la apodaron “mamá pato” por que iba siempre con una estela de niños detrás. Se encargaba de las actividades físicas e incluso creó un grupo extraescolar llamado “Club de Exploradores” una suerte de Boys Scouts pero indudablemente mas divertido.

En su cuarto, el lienzo de pared entre la ventana y la cama, donde estaba el tocador, era un enorme mural compuesto de fotos, postales y recuerdos de todo tipo de todas las personas con las que se había cruzado y tenían significado en su vida. Entre todos ellos había una foto, tipo orla, con todos sus alumnos y al rededor los dibujos que le habían regalado.

Que no les nombrara no quería decir que no sintiera dolor por su pérdida, que no les llorara, quizás los sentía más que a Durand, al fin y al cabo él había tenido tiempo de vivir una vida larga y feliz.

-La seño Persia y sus cachorros de león...-

Aunque fuera ya noche cerrada y no hubiera ni una luz Prue se movía por los pasillos sin problema, conocía el castillo mejor que la palma de su mano. Caminó pensativa, sin prisa pero sin pausa guiada... por el instinto? Sin pensar los pasos la llevaron de nuevo al exterior, donde tímidos copos de nieve caían para fundirse en sus mejillas. Llenó los pulmones de aire frío, le encantaba la nieve, le encantaba el olor de la tierra y los árboles húmedos, el soplo de la brisa nocturna, amaba escocia. Ahora mas que nunca se deleitaba en esos detalles cotidianos que el común de las gentes y el ajetreo de la vida diaria impiden apreciar, el redescubrimiento de sus sentidos la había abierto a un mundo nuevo de sensaciones.

Había dado un rodeo considerable, acabando por salir junto a la cocina, estiró los brazos y la espalda y cuando iba a regresar al interior se dio cuenta de que Katia estaba allí fumando

-Eh!!! No te había visto...

Bailó los ojos buscado señas de si molestaba o había alguien cerca rondando

-...¿Quieres compañía?

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09/10/2013, 03:50
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

-Por favor -me apresuré a decir mientras le daba una calada al cigarro -La fiesta ha sido muy emotiva a nivel familiar -comencé a hablar -Nunca había pasado por algo así, ha sido muy reconfortante. Qué simpáticos tus familiares y qué atentos en gastarse en regalos, quisiera que me contaras más sobre Tupolev cuando tengas tiempo -expresé dándole una suave sonrisa de lado. La miré unos instantes, ¿sería impropio preguntarle por lo ocurrido alrededor de ella y Remí? Preferí dejarlo así como estaba y que ella lo mencionara si le venía en gana -Dime, ¿cómo te ha ido con Rickard? Ha estado taciturno toda la velada y Eric ha estado charlando con tu padre e ignorándome así que... menudos hombres los que me rodean -manifesté molesta.

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09/10/2013, 12:13
Prudence Urquart

-A veces puede ser muy abrumador, incluso para nosotros mismos.

El rostro de la escocesa reflejaba cansancio, sin embargo sonrió y se acercó a Katia, apoyandose en el bordillo a su lado.

-Somos un clan, una tribu...- dijo divertida, caricaturizando la situación -Mi madre no puede evitar ser oriental, le encanta tener invitados y agasajarlos, disfruta organizando comidas, buscando regalos... y esperate! Seguro que ya ha empezado a contar leyendas sentada junto al fuego- Alzó la vista al cielo pensando en lo lejos que estaba Candance de su mundo y como había logrado, de ese modo, que formara parte del legado de sus hijos, una mujer sabia... -Tio Mijail... Sigue siendo un hombre imponente pese a los estragos de la edad y la dura vida que le ha tocado llevar... un caballero de la vieja escuela. Aspecto impecable, íntegro, leal, disciplinado, siempre moderado en su expresión, muy cerebral... el héroe perfecto- la misma admiración o mayor que la de Candance se reflejaba en las palabras y gestos de Prue, le quería como a un segundo padre y sentía un respeto reverencial hacia él. -Ofició la boda de mis padres, sabes? A bordo del acorazado Suvorov- se rió al recordar el detalle, una boda única desde luego -mi madre le regaló un colgante egipcio, un amuleto “djet”, es el jeroglífico que simboliza la columna vertebral, el pilar maestro. Así es Tupolev, el hombre y el almirante- pensar en él le hacía sonreir -sufrió mucho, perdió a su esposa y al hijo que esperaban en las revueltas populares mientras trabajaba para la Sociedad, se pasó años buscando a su hija mayor, nunca la encontró, luego vino “la revolución”, la muerte del zar, la caída de la rusia blanca...-

Se hizo un largo silencio en el que Katia pudo apreciar la angustia contenida en la garganta de Prudence, algo extraño -Perdona...- dijo con los ojos lacrimosos -esta noche estoy muy sensible y... bueno... no se si sabes que Tupolev es mentalista, hombre de pocas palabras por ello, (“como Will...” pensó) El me educó durante mi adolescencia y establecimos un vínculo mental muy intenso. Cuando me hablaba de su vida yo podía sentir lo mismo que él y... esa impronta emocional ha quedado en mi memoria- miró a su compañera y al parpadear asomó una lágrima

-Debo pedirte perdón, me temo que estos recuerdos y mi amor por mi tío me hicieron desconfiar de ti desde el principio. Lo siento, me avergüenza reconocerlo, pero... tu representabas para mí cuanto le hacía sufrir- paró para sorber la nariz y recuperar la voz -por encima de zaristas o volcheviques tío Mijail es ruso y ama a su país, le preocupa el bienestar de sus compatriotas, les dedicó lo mejor de su vida, grandes esfuerzos y sacrificios y hoy tiene que vivir escondido bajo la amenaza continua de sicarios enviados por el gobierno comunista.- el resto de lágrimas calleron en silencio -Se que eso no justifica el haberte prejuzgado pero... confío en que lo entiendas-

Conscientemente omitió detalles como que estaba casado con tía Artemís y que era el padre de Diana, confiaba en Katia pero nunca se sabe quien puede leer mentes y para que propósito.

-Hablando en términos de narrativa épica, Mijail Tupolev fue un héroe clásico, y siendo poéticos... “el protector de Rusia”, legandote su sable te lega también ese título- le apartó el pelo cariñosamente, parecía algo preocupada -Así que ahora la gran Rusia está en manos de una chica bajita, tetona y algo promiscua... me gusta, si fuera lesbiana te follaba ahora mismo- típico de ella hacer chistes absurdos en medio de situaciones solemnes y pasar del llanto a la carcajada. -Lástima que me gusten tanto los pantalones- dijo enjugandose las lágrimas, esta vez de la risa. -Ahhh, hombres, hombres, hombres... ¿Quien los entiende? Y luego las complicadas somos nosotras...- se apoyó de brazos cruzados en el hombro de Katia, suspiró sonriente aunque volviendo un poco a la seriedad -Winsel esta jodido, está en ese momento en el que tiene que decidir que hacer, si lo de siempre, su santa voluntad o dejar de pensar solo en si mismo y asumir sus deberes. Le entiendo bastante bien, es una decisión difícil pero se que es buen tío, creo que acabará eligiendo correctamente, solo hay que dejarle su espacio-

Con una sola mano, pues la otra sostenía el estuche del collar, sacó la pitillera del bolsillo y habilmente la abrió sacando un cigarro, al cerrarla Katia pudo ver el repujado de plata con el escudo del imperio ruso, era la pitillera de un oficial de la marina zarista.

-Y Russel... bueno, los francotiradores son gente extraña, muy introvertidos como los pastores, pasan tanto tiempo solo que se les olvidan las habilidades sociales. Puede que simplemente no sepa manejar estar en público y lo que tiene contigo, emmm... si es que teneis algo, que no lo se ¿Lo teneis?- preguntó con el pitillo entre los labios. Se estaba metiendo en un jardín, pero el suyo propio, y Remí y ella? ¿Tenían algo?

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10/10/2013, 18:39
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

-Sí, he notado que ha pasado algo entre bambalinas entre Remí y tú pero no te he querido preguntar porque no es mi estilo, más bien me gusta estar disponible y si la gente así lo desea se acerca y me confía sus cosas -le expliqué, por fin tenía ocasión de exponer mi forma de ser, muchos pensaban que era una desalmada o que nada me importaba pero en realidad era que no me gustaba entrometerme ni invadir los asuntos privados de los demás. -Por lo que me cuentas tu tío es un gran héroe, qué raro hallar proezas y heroísmo en tu familia -bromeé mientras exhalaba el humo del cigarillo a la noche fría y oscura, por momentos la luz de los faros en el camino hacia la casa hacía que la nieve se viera azulada, detalle que me pareció bellamente curioso. -Guardaré esa espada entre mis pertenencias más queridas, espero estar a la altura de ella algún día. Sé que el habérmela entregado es más una esperanza, una promesa, que una realidad -acoté con una breve sonrisa, mirando hacia el vacío de la noche.
-Entiendo tu recelo, era natural por ser yo quien era y venir de donde venía -asentí -Siempre he representado para los demás mucho más que lo que soy por mí misma, quizás por mi padre, quizás por mi carrera militar... -deslicé -Pocos son los que logran verme a mí tal como soy, sin todas esas capas de pasado encima, me alegra que tú lo hayas podido ver -afirmé y le apreté el brazo suavemente.
Solté una carcajada ante su comentario -¡Las cosas que se te ocurren! -terminé de fumar el cigarrillo -Si fuera lesbiana también te hubiera echado el ojo encima, sin dudarlo -afirmé todavía jocosa -Y Russel, Russel... No sé si tenemos algo, creo que no, hemos estado juntos una vez y luego no hemos vuelto a hablar de ello ni él se me ha acercado tampoco -me sinceré -Y tampoco yo estoy segura de que quiera tener algo con él más serio, no es por desmerecerlo pero creo que me aburriría mucho estando con él, necesito alguien más avispado, más proactivo pero... es la cruz de las mujeres fuertes, Prue, tú debes conocerla: los hombres huyen de nosotras, la mayoría. Y encontrar aquel que se quiera embarcar en la aventura de estar con nosotras es difícil de hallar, una aguja en un pajar -solté.
Dejé pasar unos minutos de silencio antes de proseguir, la noche estaba despejada y helada, me recordaba a mi servicio en Siberia, aunque, claro, esta temperatura era casi primaveral al lado de aquel frío glacial.
-Y Rickard... me parece un sujeto sumamente interesante pero bastante críptico, por lo menos por ahora. ¿Qué quieres que te diga? Me gusta mucho -retomé la conversación -¿Así que está en el momento decisivo? Espero que elija bien, yo creo que lo hará -dije más como un deseo que como una afirmación. -¿Sabes qué se me está antojando? un chocolate caliente, ¿quieres que te prepare uno?

 

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10/10/2013, 21:43
Prudence Urquart

Caray! Si que era intuitiva la rusa... re quedó blanca como el papel cuando sacó el asunto de Remí, cualquiera que tuviera ojos se habría dado cuenta en el salón de que algo pasaba pero que lo nombrara justo cuando estaba pensando en ello... ¿A lo mejor también era mentalista? Le produjo el mismo vértigo que cuando Winchi la llamó “mujer de fuego” al conocerse. Por suerte la conversación continuó encadenando seriedad con ironías , tragó saliba y se sobrepuso, como venía haciendo toda la velada, al desánimo y los nervios. Sonrió ante la broma del heroismo

-¡Ni que hubieramos salvado el mundo!- bromeó a su vez -Espero que el sable no te suponga un problema, no se si mi madre pensó en el politburó al buscarte el regalo...- algún día su nueva amiga tendría que volver Rusia, no había pensado en ello hasta entonces y resultó ser algo que no le agradaba, al final todos cuanto quería, de uno u otro modo, se iban lejos. Echó una calada profunda, mezclando el aire frío con el caliente en la garganta y expulsandolo como si fuera la respiración de un dragón. Ya no era el Asha pero el fuego seguía habitando en su ADN e irradiaba un calor por encima de la media habitual. Pensaba mientras con la punta de la lengua saboreaba el tabaco al borde de los labios. -Algo se de eso- dijo refiriendose a la carga de la reputación familiar -¿Por que te crees que me hago llamar Persia? Hasta mi madre vivió mucho tiempo bajo otra identidad huyendo del peso y la soledad que suponía su pasado ¿Tu padre que era? ¿Un picatoste del partido o algo de eso? Que mas da, con el tiempo me he dado cuenta de que solo quien realmente está interesado en ti se toma la molestia de conocerte, así que al resto ya le pueden ir dando- eso le hizo recordar a Cahun.

-Oh!- exclamó al oir sobre Russel, estaba convencida de que la cosa era de mayor calado, si ella se hubiera preocupado así por cada “kki” que hubiera echado con algún compañero/amigo se habría muerto de la depresión a los... 20? -Emmm... no se si soy la mejor consejera en estos temas... lo mio ha sido siempre más de “aquí te pillo, aquí te mato”... he rayado peligrosamente la ninfomanía- se rascó el pelo algo avergonzada “si supiera mi lista de amantes creo que se aterrorizaría” -con razón mi hermana piensa que soy un putón- dibujó una sonrisa dolida -creo que está convencida de que no quiero que esté con Stark por despecho, antes de conocerle ese tío me ponía como una moto, pero eso fue antes de conocerle...- apuró el pitillo y lo calcinó entre los dedos , aprovechandolo como pausa para reconducir sus divagaciones. -No se... una buena pareja ha de contrapesarte, Will por ejemplo... es en general un tío serio y calmado pero en otros aspectos... me va a la zaga y me mete caña... - se quedó con la boca abierta como si la voz le hubiera abandonado. Giró la cara ocultando con el pelo la congoja a la par que apretaba el puño, las horas pasaban y el quebranto se abría paso.

Katia debió darse cuenta y prosiguió con otros asuntos que en oídos de Prue fueron como un eco muy lejano. La propuesta del chocolate, por ser tan desconectada del hilo de conversación, retomó su atención aunque no es que tuviera demasiada apetencia

-Hay chocolate hecho en la hornilla, siempre hacemos cuando viene Adrienne, aunque no se si se habrá enfriado- fueron palabras automáticas -¿Te importa si me quedo aquí un momento? Ahora después entro...-

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11/10/2013, 00:38
Adrienne Rosseau

Cuando Prudence volvió a marcharse con Katja, la veterana serendípica aprovechó el impasse para tomar de la mano a su hijo y llevarlo a un aparte. Concretamente al salón del té del castillo Urquart. Pero antes habían pasado por las cocinas, donde estaba calentándose lentamente al fuego una jícara de chocolate que habían colocado allí previsoramente. Su madre podía mordisquear el pavo de navidad y excusarse en que no tenía mucha hambre, pero con el chocolate era implacable.

Tomó asiento y sirvió un par de pocillos, con ademán elegante. No dijo nada hasta que su hijo también se sentó. Entonces inició la conversación de esta manera.

-Creo que puedo adivinar lo que te dirá tu padre en esa carta. Pero no quiero adelantarte acontecimientos. Creo que ha pasado algo entre tú y Prue cuando os habéis excusado un rato antes de la cena, por que lo veo en tus ojos. Así que no tardes más y desembucha. ¿Que pasa?, ¿qué es eso que querías contarme?

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12/10/2013, 05:38
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

La miré a los ojos, sopeando si contarle o no la verdad de mi origen. Pero era evidente que estaba sobrepasada con los acontecimientos y sumar uno más a su lista de preocupaciones no era mi plan: a esta altura ya me había reivindicado ante todos y si no la verdad es que no me preocupaba, mis obras hablaban por mí.
-Nooo, no te creas -negué ante su comentario -Yo también era conocida por mis andanzas con los hombres, no sé por qué se me ha metido en la cabeza toda esta historia de los sentimientos, debe ser porque en el fondo debo querer tener alguien que me ame por una vez en mi vida -dije e inmediatamente me mordí la lengua -Aghhh, yo no suelo ser tan sentimental, debe ser la fecha... No me hagas caso, ¿quieres? -solté apoyándome contra la barandilla.
La vi que estaba tratando de contenerse al hablar del coronel Talbot, así que por ahí venía el río... -No te frenes, Prue, cuéntame lo que necesites para estar mejor o para simplemente desahogarte, te hará mejor, créeme -musité mirándola de reojo, tratando de que sintiera mi intención de darle apoyo pero sin invadirla.

 

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13/10/2013, 15:47
Rémi Phénix Rosseau

Nada escapaba a su madre. Tampoco era necesario ser especialmente hábil para darse cuenta de que las cosas no iban bien. Y si algo había aprendido Phénix de su madre, es que era alguien que sabía escuchar.

-Sí, las cosas no van bien entre nosotros. De hecho, decir que no van bien es un eufemismo. Creo que no podrían ir peor. Trataste de advertirme. Pero ya sabes que los hijos siempre nos creemos en posesión de la verdad -comentó con un gesto ambiguo-. Tanto tú como tía Candance teníais razón. Ya sabes. Prue y yo. Siempre hemos sido amigos y hasta ahora no había constituido un problema. Sin embargo, en esta última misión... Algo pasó. Ella casi muere y yo... No sé, supongo que la quiero. Y creo que ella a mí, pero es complicado. Está William de por medio y... No sé, mamá -dijo apretando el puente de la nariz con dos dedos-. Todo se ha complicado. Yo mismo me he encargado de ello. Estupidez, ingenuidad, arrogancia, romanticismo mal entendido, ignorancia. Mézclalo todo y al cóctel ponle mi nombre. En este momento, William Talbot me odia. Quizá con sus razones. Y te aseguro que es un hombre con recursos a la hora de querer joderte -señaló con una grosería que nunca había empleado ante su madre-. Prudence... No sabe ni lo que quiere. Lo quiere todo y al mismo tiempo, no quiere nada. Y yo me encuentro bastante perdido. Necesito distanciarme, tomar aire, respirar, centrarme y saber qué hacer con mi vida. No puedo vivir en este caos. Y estar en este grupo no me facilita las cosas. Mamá, no sé cómo era vuestro grupo, los problemas a los que debisteis enfrentaros, pero siempre he tenido la sensación de que entre todos vosotros hubo una química especial. Érais un grupo, un algo consolidado, firme. Con vosotros solo compartimos el hecho de tener un objetivo. Luchar contra un enemigo muy poderoso. Al margen de ello, es como si fuéramos desconocidos. Y aquellos que en un momento dado podíamos ser familia... estamos al borde del abismo. Mamá, sinceramente, no quiero renunciar a mis responsabilidades en esta guerra, pero si sigo en este grupo perderé demasiadas cosas. A Prue, a su familia, a nuestros amigos. Y me perderé a mí mismo. Hoy me reuní con Will dispuesto a ofrecerme a alguna misión en solitario. Ni siquiera tuve opción a planteárselo. Hizo todo un panegírico acerca del sacrificio. El suyo, obviamente, cediendo como un caballero a Prue y diciendo que yo era su mejor opción. Amor mal entendido sin duda. Y yo, como un idiota le dije que no era necesario que la dejara de lado, que podíamos... Ni siquiera era compartirla. Fui tan estúpido que el propuse un enlace a tres -bajó la mirada levemente avergonzado ante su madre-. Fui tan necio como para pensar que al menos se lo pensaría. No lo hizo. Y lo que siguió... Ese es un puente que ha sido destruido. William Talbot me dejó las cosas muy claras. Y Prue también, pues nos sorprendió en un momento muy poco ortodoxo. Mamá, ¿siempre he sido tan imbécil?

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13/10/2013, 20:17
Prudence Urquart

Cierto, Katia sabía bien poco o nada del asunto, no entendería el por que de su estado.

Volvió el rostro hacia su interlocutora, luego inclinó la cabeza hacia atrás, el negro mas negro se extendía en el cielo y las alfombras de estrellas arrastraban la vista hasta miles de millones de años luz al fondo en alguna parte. Se sabía insignificante y sin embargo el dolor que sentía la abrumaba como la masa de todo el universo colapsando y concentrandose en un único punto, su alma.

-La única solución que tenía esto era que yo no hubiera salido viva de Creta. Lo he reanalizado millones de veces y sí, ese hubiera sido el momento justo para colgar las zapatillas y abandonar el baile. Pero no... sigo aquí-

Acarició el hombro de la rusa devolviendole una fugaz sonrisa sardónica, estaba realmente muy cansada, era un cansancio existencial y este empezaba a reflejarse en sus rasgos pese a ser aún juveniles.

-Will y yo... llevamos... casi 20 años juntos... que se dice pronto. En realidad, toda la vida- pausó cruzandose de brazos- Me sostuvo en brazos por primera vez cuando yo apenas tenía 3 meses de vida, él tenía... 8 o 9 años creo. Mi madre siempre ha sentido debilidad por él y cuando se quedó huérfano practicamente lo adoptamos, Talbot era su casa y no le faltaba dinero pero... aquí siempre ha tenido su cuarto y su familia. El era mi... “Pepito Grillo”*, mas de una trastada me ha cubierto siendo niña- sus ojos claramente rememoraban esos instantes -Madre mía como me enfadé cuando entró en el ejército... dejé de hablarle años! Pero cuando regresé de África y nos reencontramos... wow! Fue un flechazo y todo el mundo loco de contento- La sonrisa dio paso a un ademán tembloroso con el que las primeras lágrimas cayeron en silencio -Él me hacía sentir que de verdad había vuelto a casa, nadie nunca me había mirado como él, ni me había hecho el amor como él... a su lado el Asha se calmaba y yo me sentía tranquila y feliz- a juzgar por el color que momentaneamente recuperaron las mejillas debían ser recuerdos muy hermosos. -Pero el tiempo pasaba y mientras Will cumplía años yo seguía con esta misma cara. Los Urquart somos muy longevos pero el Asha tiene la capacidad de mantener a sus recipientes jóvenes durante cientos de años, y he ahí la clave del problema. Yo me había trasladado a vivir a Talbot Manor, la casa de Will, antigua sede de la Sociedad Fénix y por tanto también hogar de los Rosseau. Allí conocí a Remí, el niño con los ojos mas bonitos que he visto jamás y un autentico plasta -bromeó -Dirigir la sociedad absorbía el tiempo de sus padres y aunque se lleva los mismos años con su hermana que conmigo (10) yo era infinitamente más divertida, así que no se me despegaba ni con agua caliente. Creció junto a mi compartiendo borracheras, amoríos, peleas, discusiones, problemas... todo. Con los años el deber requería más de Will y la mayoría del tiempo lo pasaba con Fénix, volviendonos inseparables, no sabes hasta que punto- hubo un silencio, ese hilo invisible que la unía a él ahora le estrangulaba la garganta -al menos en mi aparecieron sentimientos que me empezaron a hacer dudar- se estaba volviendo a perder, inclinó la cabeza y presionó el entrecejo. Debía calmarse, después del derrame debía tener cuidado con los dolores de cabeza y en ese momento se le estaba atornillando uno en la frente. Miró a Katia con cara de circunstancias, era la primera vez que lo decía en voz alta.

-Pero eso vino después, mientras me pateaba el mundo en busca de una reliquia que diera a Will juventud y longevidad como las mías. Fue extraño por que yo estaba obcecada en esa búsqueda por él y sin embargo cada vez estábamos mas distanciados, el Asha estaba endemoniado y la busqueda no fructificaba así que... nos desinflamos. Remí también se había ido por ahí a hacer mundo... pero estalló la guerra , bombardearon Talbot y ahí es donde comienza la historia del comando y nos reencontramos... los tres.- Varias veces golpeó la coronilla contra el muro en un ademán infantil. Se quedó de cara al cielo, callada, con la nieve nublandole la vista al deshacerse en las pestañas

-La pasión y las palabras dulces volvieron a la par que veía a Remí sumirse en un pozo profundo. Justo antes de marchar a Creta Will me pidió matrimonio... y yo acepté, me prometió licenciarse, dedicarse a mi y a disfrutar de los años que nos quedaran juntos, hicimos un montón de planes...- poco a poco las palabras se atropellaron y empezó a llorar -...era lo justo... yo quería darselo, quería darle hijos, hacerle feliz, recompensarle por su amor y paciencia... juro por lo más sagrado que le quiero! le... quería... pero el puto Asha de los cojones tenía que joderlo todo como siempre!!!!- Se llevó las manos a la cabeza escurriendo la espalda por el muro hasta quedar sentada en el suelo -En la colonia el Asha me mato- dijo quedando en una abatida quietud tras el grito -y todo cambió. Lo que sentí en ese proceso... no puedes hacerte una idea de lo que es, lo ves todo tan claro, con tanta paz... no temí la muerte ¿Sabes que temí? Alejarme de Remí. En el último instante, antes de apagarme del todo, después de repasarlo todo, mi pensamiento último, mi último latido fue para él...- el tono de su voz se volvió muy calmo -Diana tiene un poder con el que pudo resucitarme, pero... me quedé como catatónica, no se era... estaba perdida dentro de mi propio cerebro, no sabía como hacerlo funcionar.- mientras hablaba miraba el estuche de su regalo, una preciosa caja de taracea egipcia con un esmalte en el centro que representaba a Ahura Mazda. La nieve y las lágrimas se escurrían sobre el barniz y ella lo limpiada cariñosamente con el pulgar, al parecer las ideas se iban ordenando, lo cual le hizo resoplar, al menos para ella empezaba a tener sentido -Mamá siempre dice que la energía mas poderosa del universo es el amor- sonrió mirando a la rusa -¿Sabes que paso? Fenix me besó... ¡Como en los cuentos!... y funcionó!- Extendió los brazos representando su sorpresa, con los ojos brillantes y abiertos de par en par -y sentí... fue una explosión reventandolo todo a su paso, todos los diques que había construido para evitar precisamente eso. Desde entonces estoy desbordada. Will... donde queda él en todo esto? Llevo meses pensando en él, en las promesas que le hice, en que le quiero, en todo lo que me ha dado, en lo que es justo, en lo que deseo, en que necesitan los dos, en como es Remí, en como soy yo... he construido y reconstruido todas las variables tratando de encontrar la salida correcta, la mas adecuada, la menos dolorosa... pero esa salida no existe y yo se perfectamente lo que quiero... quiero a Remí, la vida sin él es... en blanco y negro.-

Dejó caer la cabeza sobre una mano, cansada, haciendo una pausa -Esta noche, cuando te he dejado en el salón, estaban hablando. Will había decidido retirarse para dejar el camino libre a Fénix, pero el muy idiota tiene el mismo don que yo para cagarla y le propuso un disparate- volvió a pinzarse el puente de la nariz mientras negaba -se que lo hizo con buena intención y quiero creer que lo hizo sin pensar pero... ¡¿A quien se le ocurre sugerir si quiera un menage a trois?! ¡¡Y a Will!! que está super chapado a la antigua!! Pffff te puedes imaginar la reacción, soltó sapos y culebras por la boca y entonces aparecí yo y roja de... de... yo que, se me fue la cabeza y abofeteé a Remí- hizo otra pausa mordiendose el labio inferior, temblaba -nunca podré olvidar esa mirada... no dijo nada solo... me miró y se fue. Le he roto el corazón a Will y Remí ni me mira ni me habla... y yo... yo... no se que hacer, ya no puedo más, he llegado al límite de mis fuerzas...-
Y se acabó, era cierto, no tenía fuerzas ni para levantarse, solo quería quedarse en un rincón llorando y desaparecer.

Notas de juego

*Pinocho se estrenó en 1940

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20/10/2013, 04:15
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

Mi semblante fue trastocándose a medida que su relato se tornaba más y más denso, en mi interior sentí unos abrumadores deseos de consolarla. Cuando ella me apretó el hombro yo apreté su mano, cuando lloró le sequé algunas lágrimas, pasé mi brazo por su espalda para sostenerla por si acaso flaqueaba, me senté a su lado para darle calor y apoyo; se notaba que el peso de lo ocurrido le carcomía el alma.
Pensé en Will, 20 años... qué difícil le debe haber resultado a ella dejarlo atrás, aunque en realidad todavía lo estaba intentando. Y Remí... era un hombre complejo, saltaba a simple vista. Ahora... ¿proponer un trío? Demasiado avanzado su pensamiento para la época y en todo caso era una solución bastante física a un problema por demás sentimental.
-Creo que has hecho bien al dejar ir al coronel, Prue, el buen hombre se merece seguir adelante si tu corazón ya no es suyo -dije, a riesgo de que me riñera -Has repetido una y otra vez que le quieres pero no has dicho que le amas, es evidente que tu corazón y tus pensamientos están en otro, en Remí -solté -Las situaciones como esta no tienen una salida amable, como bien has dicho -suspiré y le sonreí suavemente -Dale un tiempo para que se le pase el enojo, si te ama de verdad el episodio de hoy no puede poner en jaque sus sentimientos; está herido -expresé con el mayor tacto posible -Pero su amor por tí prevalecerá finalmente.

 

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22/10/2013, 00:13
Adrienne Rosseau

Adrienne miró a su hijo con una mezcla cambiante de severidad y compasión. Severidad, ya que estaba sobre aviso de que algo así podía suceder. Compasión, por al fin y al cabo aquel era el fruto de su vientre, y como la madre protectora y amante que siempre había sido, no podía enfadarse demasiado con su vástago. Siempre buscaba la manera de justificarle. Y si no podía, al menos de entenderle. Cuando terminó de hablar tomó su mano tratando de confortarle. Y sin embargo le habló de modo franco y directo, como él había hecho con ella.

-No eres tonto, hijo mío. Nunca lo has sido. Eres cabezota, como tu padre -movió la cabeza negando- No, hijo. Nosotros tampoco éramos un grupo totalmente compenetrado. De hecho nos peleamos en varias ocasiones, y casi se disolvió el grupo en Sudán. Tu padre era un bocazas y se las daba de muy macho, casi le partió la cara a Sherlock Holmes en el piso parisino de tu tía Candance, y yo me distancié un poco de él para que aprendiera a no ser tan impulsivo.

Sonrió, despacio, acariciando su mano.

-William es un hombre muy clásico. Solo concibe una relación entre un hombre y una mujer, como hace el 90% de las personas en este mundo occidental. Bueno, quizá más. Imagino que le habrá sentado mal que le dijeras eso, y más cuando te había propuesto eso. Pero ya hablaré con él, tranquilo. Se que es un buen hombre, y se que se va a tranquilizar. Y sin embargo, tengo que decirte que tu tía y yo ya sospechábamos que esto podía pasar. Prudence estaba muy rara desde que regresasteis de la última misión. Creo que ella ya sabe perfectamente a quien ama, y con quien quiere pasar su vida. Piénsalo, hijo mío. Has cambiado su mundo. Ahora no puede echarse atrás, y volver con Will, porque ya le ha rechazado en el peor momento posible, y él tiene una edad en la que no puede seguir esperando milagros.

Le señaló con un dedo de la otra mano.

-Tu padre no hubiera querido que abandonaras el grupo, y lo sabes. Sabes lo que tienes que hacer. Deja que esto se tranquilice, demuéstrale a Will que puede confiar en ti y en que eres un activo sólido para el grupo. Y entonces hablad de hombre a hombre. Pero antes tienes que volver a ganarte a la pequeña Persia. Ella te ama con locura, hijo mío. Lo se porque lo que he visto en sus ojos es exactamente lo que veía en los míos cuando me miraba al espejo, con tu padre.

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22/10/2013, 00:29
William Talbot

Con el abandono de la mesa de las chicas y Rémi, allí estaba todo el pescado vendido. Russell y Winsel no estaban agusto allí. De hecho Winsel había ido a su cuarto ya. Así que dejando a la familia reunida allí, disfrutando de lo que quedaba de velada, se acercó al australiano y le puso una mano en el hombro.

-Sígame, sargento -dijo de modo críptico.

Caminó por los pasillos y subieron las escaleras hasta la planta superior. Era evidente que algo le había sucedido al coronel que había afectado a su estado anímico, aunque procuraba enmascararlo tras una fachada de seriedad. Al cabo, picó a una puerta, y el que abrió fue Winsel ya en tirantes de camiseta interior.

-Por Dios, vístase un poco, que no estoy hecho de piedra -le dijo con cierta sorna.

Le tiró luego algo para que lo cazara al vuelo, algo que tintineaba. Eran las llaves de un coche.

-Dejemos a la familia disfrutar de su noche. Y vayamos a tomar una copa. Invito a la primera ronda a un pub del Inverness, y tienen mi permiso para emborracharse hasta caer redondos.

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22/10/2013, 02:52
Prudence Urquart

Confesarse con alguien que no fuera de la familia era algo nuevo, y visto de un modo racional era lo mejor, ya que analizado en profundidad era un asunto opresivamente endogamico.
La amistad fuera de la Sociedad Fenix era algo esquivo y complicado, los serendipicos no eran precisamente un dechado de sociabilidad por causa de sus poderes, incluso entre ellos mismos era algo dificil si no estaban dentro del mismo circulo, como ilustraba el caso de Winsel. 
La familia Fenix, que era como Prue habia bautizado al nucleo formado por los miembros de la sociedad durante la anterior guerra, se protegian los unos a los otros, pero... que pasaba cuando el problema venia de dentro? Tal era el caso, aunque Prue no estaba para semejantes analisis, estaba agotada, no de esa noche, era un cansancio de años sintiendose como Sisifo, tratando de construir algo destinado a destruirse y en el hombro de Katia, por primera vez, encontraba comprension y apoyo, lejos del tipico “te lo dije” o “te lo has buscado” habituales. Era pues el redescubrimiento del concepto amistad.
-Perdoname, perdoname- sollozaba con la frente clavada en el hombro de la rusa, estrechandole el brazo -eres nuestra invitada y yo... te estoy arruinando la noche-
Fue un llanto a trompicones, mas respiratorio que realmente lacrimogeno y es que no le quedaban ya mas lagrimas, el dolor que sentia era muy superior a lo que el lamento mas roto pudiera expresar. No dejaba de ser sorprendente la calidez que desprendian las palabras de la rusa, demostrando un esfuerzo sincero por confortarla y devolverle la fe en el futuro, pese a lo dura que se adivinaba habia sido su vida parecia mantener el corazon intacto y eso era, de algun modo, esperanzador  pero Will era un peso demasiado pesado, tal parecia que su corazon roto la arrastrara consigo a las profundidades. Apenas se habia atrevido a mirarlo durante la cena, parecia de piedra, imperterrito, indescifrable, deshecho... y le partia el alma y sentia miedo. Miedo por el, de lo que pudiera hacer...  “tengo que devolverle el tiempo, tengo que encontrar esa reliquia” se repetia a si misma.
 
Dejo pasar un largo rato en el que recupero el aliento y el control sobre si. El calor de las personas era algo significativo para Prue, un algo primitivo que destacaba a las personas que le importaban, y en ese momento el de Katia era balsamico.
-El mundo se desploma y nosotras pensando en pantalones... el amor nos vuelve a todos locos...- balbucio intentando frivolizar, recordaba la maldicion que decian pesaba sobre todas las Ashas, la locura de amor que las conduce a la muerte, la tragedia que persigue a sus seres amados... tal vez Candance fuera la unica en la historia capaz de escapar a tan triste sino...
 
Le dolia la cabeza, mucho, tanto como le hormigueaba el cuerpo, hecho que no le impidio darse cuenta de que su actual cansancio no era el mejor escenario en el que seguir meditando, todo cuanto podia salir de ello seria obsesivo y pesimista, asi que desenterro la cara e inspiro hondo buscando refrescarse en todos los sentidos con el relente invernal. De pronto una timida sonrisa asomo en ella
-Gracias por estar aqui aguantando el chaparron... esta Navidad va a ser inolvidable pero de entre todo lo que ha pasado... lo mejor es el regalo de tu amistad- lo hecho hecho estaba y lo que estuviera por venir... llegaria inexorablemente, hasta entonces Katia se merecia la atencion que le habia prometido y llevaba posponiendo toda la noche, ya estaba bien de hablar de ella -Asi que... ¿Por que no lo celebramos con ese chocolate y me cuentas la historia del parche o... lo de Winsel?-

 

Notas de juego

Lo siento, por la falta de tildes, estoy con un portatil prestado, con teclado aleman, mac y no le funcionan algunas teclas. Una perla vamos XDDDDDD

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22/10/2013, 12:34
Rémi Phénix Rosseau

El mundo siempre se ha medido por las propias experiencias y no tanto por los consejos bienintencionados. Las heridas de Phénix estaban demasiado frescas como para que las palabras de su madre permearan con facilidad. Y si bien aceptó cuanto se le dijo, no estaba tan seguro de lo que su madre afirmaba acerca de Prue y sus sentimientos. Y a un tiempo, sus propios sentimientos encontrados, luchaban por encontrar la luz. Lo que sentía en aquel momento era la necesidad de distanciarse, de encontrar su propio punto de equilibrio, de analizarse a sí mismo y cuanto sentía. Pero sus necesidades individuales, una vez más, estaban sometidas a las necesidades de otros. Sí, podía actuar egoístamente, pero... ¿llegaría a perdonárselo algún día? Era consciente de que una decisión precipitada haría que un día acabara arrepintiéndose. 

Suspiró quedamente y extrajo la carta del bolsillo, el regalo hecho por su madre, aquella misiva póstuma de su padre. 

-Quiero leerla. Contigo. De hecho, dudo que tenga el valor de leerla yo mismo -dijo tendiéndosela-. Por favor, haz los honores -una media sonrisa acompañó el gesto. Sí, estaba dirigida a él, pero encarnada en la voz de su madre, adquiría la intensidad necesaria. Nadie como ella conocía a su padre. Ella sabría dar las inflexiones necesarias donde hicieran falta. Leída por Adrienne sería como si la leyera su propio padre. 

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23/10/2013, 11:43
Eric Rusell

Creo que eso es un buen plan- dice Eric- creo que todos necesitamos un buen trago esta noche- indudablemente, el coronel era el que mas lo necesitaba de todos. Quizás alguna discusión con Prue o Remí era el motivo de su estado- yo invito a las segundas y Rickard invita a las restantes. 

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26/10/2013, 14:19
Rickard Van Winsel

Mirando a los recién llegado, esbozó una sonrisa irónica y cogió la chaqueta de abrigo, mirando a Eric diciéndole:

- Con que dinero te voy a invitar si no me pagan nada.- lanzando una carcajada. En ese momento William se lanzó algo y lo cogió. Eran las llaves de un coche.

- Seguro que queréis que conduzca yo? 

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26/10/2013, 17:12
Eric Rusell

Mientras no te estrelles y lleguemos a nuestro destino te dejamos conducir- responde- sino te ves capaz ya cojo yo el coche

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28/10/2013, 02:14
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

-No me arruinas la noche -declaré negando suavemente con la cabeza -La verdad es que has sido la única además de tu padre que me ha hecho sentir que soy más que un florero -me reí tristemente -No te preocupes, me haces sentir útil, me alegra serte de ayuda y confortarte -le apreté suavemente una mano y me paré, luego le extendí la mano para ayudarla a pararse -Como decía mi abuelo, la vida sigue; estamos en plena guerra pero seguimos siendo humanas y teniendo sueños y debates internos... Vamos ya por ese chocolate -dije mientras le daba un tirón hacia mí para alzarla del suelo y le guiñé el ojo.
Ingresamos a la cocina, allí empezamos a buscar los implementos para llevar a cabo nuestro dulce plan. Mientras abríamos y cerrábamos alacenas comencé a decirle -Luego de todo lo que me has contado decirte lo que te voy a decir me parece banal -repuse -Pero ya que me lo has pedido, te diré -añadí -Aunque también lo hago porque quiero compartir mis pensamientos y sensaciones con alguien que no sea yo misma -me reí -Y confío en tí.
Una vez que tuvimos una pequeña olla de cobre en nuestro poder pusimos el chocolate negro y aromático a que se disolviera a fuego lento junto con un poco de crema, poco a poco el penetrante y suculento olor fue impregnando el aire de la cocina -Me atrae Van Winsel, pero no sé si esa atracción es legítima o solo lo siento porque es nuevo y misterioso -callé unos segundos y luego proseguí -Me gustan los hombres misteriosos -sonreí de lado. -Por otro lado está Russel, no puedo evitar pensar en él varias veces al día pero es tan críptico, tan poco comunicativo que no puedo siquiera sospechar qué está pensando -confesé con cierta desilusión -Y tú sabes cómo es esto, Prue, la atracción física puede durar un tiempo, pero si no es alimentada por otras cosas se marchita y se muere -me encogí de hombros. A esa altura el chocolate estaba a punto, aparté del fuego e inmediatamente empecé a agregar la leche que había entibiado previamente, la fusioné con el chocolate, comencé a revolverlo y lo devolví al fuego -Creo que mi único amor hasta ahora ha sido mi maestro de Kenjutsu... -dije pensativa, más para mí misma que como declaración, con la vista en el fuego. Luego de unos minutos el chocolate ya estaba listo y lo serví en dos tazones, no sabía si ella le agregaba azúcar así que dejé la azucarera cerca por si acaso. -Entonces, ¿Quieres que te cuente de mi ojo? -me reí. Pensar que si eso hubiera ocurrido un año antes hubiera querido batirse a duelo con Prue, o al menos aflojarle algunos dientes; aquella época en la que canalizaba mi inseguridad y mi frustración con violencia me parecía lejana.

Notas de juego

Perdón por el retraso, es que ha regresado de su viaje mi marido y me he dedicado a él estos días :) no lo veía hace 10 días.

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30/10/2013, 23:37
Adrienne Rosseau

Su madre abrió el sello de lacre de la carta. Era la primera vez que ella leía aquel documento, ya que había sido deseo expreso de su marido que nadie lo abriera si no fuera su propio hijo, después de su muerte. Ella había respetado ese deseo, pero también se mostraba curiosa por su contenido. En realidad, su contenido fue una sorpresa mayúscula, a juzgar por su reacción.

-Querido Rémi. Sabes que no soy un hombre de muchas palabras, y no te voy a torturar con intentos de retórica e inflexiones propias de un letrado. Te escribo esta carta en este año de 1939, ya en mi ancianidad. Una nueva guerra con Alemania ha empezado, y yo siento que a mis viejos huesos no les queda demasiado. Podría escribirte un montón de tonterías acerca de lo que espero de ti, pero en realidad eso te sería de poca ayuda. Así que prefiero decírtelo en persona. Entrega esta carta a tu tío Irvin, y él lo arreglará todo para que nos veamos en un momento que yo mismo escogí, en el pasado. Mientras escribo esto estás de viaje, buscando a tu prima Prudence. Pregúntale si quiere venir también, aunque no es del todo necesario. Lo dejo a tu criterio. Tu padre que te quiere, Durand.

Dicho esto, su madre le entregó la carta con gesto sorprendido. Aquel viaje al pasado no la incluía a ella, e imaginaba por qué. No podría aceptar su muerte si conocía la posibilidad de advertirle en el pasado. Y eso creía una paradoja de consecuencias indescriptibles. Y sin embargo, se la notaba molesta.