Partida Rol por web

Aeródromo de Cloverhill, 20 días después

El jeep en el que iba montado Cahun se detuvo en el control de entrada del aeródromo. El guardia comprobó sus credenciales y se cuadró, ordenando que levantaran la barrera y le dieran paso. En el jeep iban una aburrida Prudence masticando chicle, Rèmi, con unas gafas de sol, apesar de que este no lucía muy fuerte (había caído la primera helada del invierno tres días antes), Eric, que conducía, y Katja, que miró con asombro el gran número de aeronaves que estaban preparadas en la pista o en los hangares.

Richard los identificó inmediatamente como varios bombarderos de Havilland Mosquito, Lancaster pesados y cazas Spitfire de escolta. Lo que más les sorprendió fue ver a varias unidades de commandos, centenares de hombres, ensayando entrar dentro con todo el equipo a cuestas. ¿Que demonios pensaban invadir? Muy posiblemente estuvieran allí para eso.

Sin más dilación, Eric siguió las señalizaciones de la radio y se detuvo frente a un edificio del complejo, donde una suboficial de la RAF salió a recibirles y rogó que le acompañaran hasta la sala de conferencias. Allí estaban el coronel, el sargento MacDonald, varios oficiales de las unidades de commandos que habían visto fuera y dos civiles que Prudence identificó inmediatamente como su hermano Darius y su hermana Sarasvati, que para variar estaba enterrada en una montaña de papeles y diapositivas que se le habían caído con cierta torpeza al paso de Cahun, al que se quedó mirando con las gafas medio bajadas, como si se hubiera quedado embobada.

Cuando llegaron a la sala, todos se quedaron mirándoles con cierto silencio y respeto. El coronel reclamó luego su atención, pidiendo que tomaran asiento "ahora que estaban todos". Sarasvati fue repartiendo unos cuadernos de color rojo con un TOP SECRET muy grande en la portada. Mientras, MacDonald destapó un mapa en la pared, a modo de diagrama. Mostraba el perfil de Noruega.

-Operación Yggdrasil. Este es el nombre en clave del primer asalto a gran escala utilizando commandos que se realizará en la Europa ocupada. Un puñetazo en la boca de Adolf Hitler, si todo sale bien. Los commandos B y C, sumando 200 hombres, serán nuestra fuerza principal, a lo que sumaremos elementos del Comando Fénix al mando del comandante Cahun. Yo mismo estaré al mando de toda la operación sobre el terreno.

Señaló a la ventana, a los aviones que había fuera.

-Volaremos sobre la Noruega ocupada por los nazis en bombarderos mosquito y lancaster saltando de noche con todo el equipo necesario. Esta misión posee varios objetivos que se concentra en el área de Telemark. Este es un altiplano aislado en el norte del país, donde esperamos que las temperaturas sean extremas.

Fue señalando en el mapa los objetivos.

-Primer objetivo: deshabilitar la central hidroeléctrica de Vemork. Sospechamos que los alemanes están utilizando esta instalación para la producción de agua pesada, un elemento necesario para la fabricación de armas de destrucción masiva basadas en el uranio. Esta instalación es crítica en el desarrollo de la bomba nuclear alemana, bomba que sería lanzada contra objetivos en Gran Bretaña. Además, Vemork suministra energía a toda la región, incluyendo una excavación arqueológica de la que hablaremos más tarde. Para cumplir este primer objetivo, el commando B y elementos de la resistencia noruega operarán con gran diligencia saltando en paracaidas sobre el altiplano, y avanzando luego hasta contactar con nuestro enlace de la resistencia, nombre en clave Thor. Su misión será, en un primer momento, sabotear la producción de agua pesada, robar toda la información que encuentren acerca del proyecto de bomba atómica de Hitler y en último término, volar la central. Se quedarán entonces como equipo de reserva defendiendo la presa de Tinn, nuestra vía de escape hacia la costa, colocando cargas para destruirla si la situación se vuelve comprometida.

Señaló otro punto más al este, en el valle.

-Rjukan, pueblo más grande cerca de la central Vemork, y sede de la presencia alemana en el altiplano. Será tomada por la compañía C, lanzada en una segunda oleada despues de que el primero equipo destruya la central, y por tanto, inhabilite la posibilidad de que los alemanes usen radios de largo alcance para informar de la situación. La misión del commando C es llegar, matar a todos los alemanes que puedan, capturar el pueblo y hacer prisioneros. Hay una pista de aterrizaje en Rjukan para aviones de la luftwaffe, pista que será tomada como objetivo prioritario. De esta manera se asegurará la vía de escape A, siendo la alternativa el camino de la costa que arranca desde la presa de la central, defendida en última instancia por el commando B. El objetivo de este ataque no es otro que quebrantar el mito de la invencibilidad de la wehrmacht, capturando un pueblo aislado en la geografía noruega. Quizá no es una decisión táctica brillante, pero servirá para molestar a los tipos de Berlín, y de paso distraer al grueso de las fuerzas alemanas en la región mientras el comando fénix cumple el objetivo más importante de esta misión, aparte del asunto del agua pesada. Pero de eso les hablará la señorita Urquart.

Parpadeó, como solía cuando estaba concentrado explicando algo.

-La misión, en general, es sencilla: ataque por sorpresa, golpear duro, recabar información sobre el enemigo, destruir infraestructuras importantes en la región y luego marcharnos poniendo pies en polvorosa. La RAF nos mandará transporte de nuevo si la pista es asegurada. En todo caso, la Royal Navy mandará una flotilla compuesta principalmente por dos submarinos y unas embarcaciones camufladas como buques de transporte alemanes para recogernos y regresar a Inglaterra.

La hermana de Prue sonrió, colocando una diapositiva aunque no pudo a la primera, sino a la tercera. Mostraba el Yggdrasil.

-Yggdrasil, el árbol del mundo, el árbol de la vida. En la mitología nórdica, este árbol se ramificaba conectando a los diversos mundos entre si: las moradas de los dioses, entre las que destaca Asgard, con el mundo de los hombres, Midgard. El nombre escogido para la misión no es baladí.

Puso otra diapositiva.

-Recibimos información de que Hermann Bauer, general de las SS al mando de la división Thule, nuestros enemigos -aclaró innecesariamente- Visitó Telemark hace unas semanas, llevando consigo a una compañía de ingenieros con escolta de soldados de su división, siendo su segundo al mando el capitán Jürgen Hamel, doctor en física de partículas y una de las cabezas del programa nuclear de Hitler. Bauer, como Hitler, está muy interesado en todo lo relacionado con el ocultismo, pero sobretodo con poderosos artefactos antiguos que puedan utilizarse como armas. No estamos hablando del típico mito del martillo de Thor ni de la lanza de longinos...

Puntualizó con un gesto de pinza en los dedos antes de proseguir.

-Estoy convencida de que están detrás del mito de los hiperbóreos. Se trata de una raza antiquísima con un gran poder, que se supone habitó estas tierras del norte. Una raza que poesía una fuente de energía limpia y muy potente basada en un mineral muy raro llamado plechbenda. Deducimos que la presencia de Hamel y el que Bauer haya visitado las instalaciones responda al descubrimiento de un yacimiento de plechbenda. Su misión será llegar hasta el complejo y obtener pruebas de lo que están haciendo exactamente los nazis. El sitio arqueológico está al norte de la central, en plena sierra, a unos siete kilómetros por un paso muy angosto con una sola carretera que fue asfaltada este verano por los alemanes para comenzar a construir el complejo de la excavación, con el que se han tomado muchas molestias como para que sea un simple bulo. El señor Bauer no viaja a un sitio tan recóndito si no es para asuntos de la mayor importancia. Y esos asuntos nos perjudican, créanme, muy seriamente.

William se vió en la necesidad de aclarar algunos puntos.

-La misión del comando Fénix, al mando del comandante Cahun, es saltar junto al commando B y reunirse con el contacto de la resistencia. Este designará un guía para llevarles a través de las montañas hacia el complejo, mientras el commando B cumple la misión en la central de modo sincronizado para sembrar el desconcierto. Esperamos que cuando la central caiga, el complejo quede totalmente a oscuras, lo cual puede ser aprovechado a nuestro favor. Una vez allí, obtendrán datos acerca de lo que traman los nazis, capturen algún miembro de las SS, si es posible, sobretodo al capitán Hamel y por último coloquen cargas y vuelen el sitio. Se replegarán luego hacia la central y se reunirán con la compañía B para la evacuación.

Anticipándose a sus preguntas, el coronel añadió algo.

-La resistencia en la zona es la siguiente: en el pueblo de Rjukan hay elementos de la quinta división alpina de la wehrmacht, creemos que una o dos compañías de 60 hombres, sin artillería pesada, solo ametralladoras y un par de tanques de las SS como complemento. Vemork es una incógnita. Creemos que la guarnición es ligera, elementos de la división thule de las SS, quizá un pelotón de unos 20 hombres, aproximadamente, con ametralladoras y dos cañones antiaéreos flak 88. En el complejo, el asunto es un verdadero misterio. Sabemos que hay una compañía de ingenieros, unos 100 operarios, y un puñado de guardias, quizá otro pelotón, pero estén preparados para cualquier cosa desde la visita de Bauer.

Añadió algo que casi se le olvidaba, pero que era muy importante.

-El doctor Darius Urquart les acompañará, como experto en tecnología avanzada. Cuiden de su trasero y tráiganlo de vuelta. Este chico vale más que dos Einstein juntos.

Se detuvo a ayudar a la señorita que había perdido sus papeles antes de sentarse, después agradeció a la misma mujer cuando le entregó la carpeta y empezó a leerla con detenimiento mientras escuchaba al coronel, miró las diapositivas levemente, para continuar después leyendo los informes de la carpeta en profundidad. Memorizaría todo antes de comenzar la misión.

- ¿Sabemos si ese tal Hamel tiene alguna capacidad... Especial? - preguntó cuando la señorita y el coronel dejaron de hablar, no tenía muchas más preguntas, la misión estaba clara, solo había una carretera y estaría vigilada, por lo que tendrían que escalar aquella sierra y cubrir la distancia campo a través, entonces se hizo otra pregunta, ¿ese doctor podría con aquello? - Espero que sepa escalar, doctor. - dijo con una sonrisa amable.

Después de tanto entrenamiento por fin estaban en lo que a Eric se le daba bien. Y es que la posibilidad de volver al campo de batalla entusiasmaba enormemente al australiano. Quería volver a ponerse en acción y volver al combate contra los nazis y acabar con su destructivo sistema. Y esta misión era una buena ocasión para dar un buen golpe al gobierno alemán.

Tras coger la carpeta y echarle un rápido vistazo, decidió que era mejor atender a las explicaciones. Al fin y al cabo, la documentación se podía leer mas adelante. Escuchaba entusiasmado las palabras de William Talbot, asintiendo en algún que otro momento en la explicación de la operación en la que se verían envueltos. La doctora añadió un nuevo aspecto al asunto, ante la mención de una extraña raza. Poderes fuera de lo común, razas antiguas con gran poder y energía limpia... el mundo de Eric había cambiado en un abrir y cerrar de ojos. 

Y esa, plechenergía o como diablos se llame ¿es volátil o algo parecido?- pregunta- que, no se a usted, doc, pero a mi no me gustaría que una energía pueda estallar a un servidor en la cara si tocamos algo que no debemos. 

Habían pasado veinte días desde el entrenamiento, veinte días de normalidad, de no tener que demostrar a cada paso que podía y debía hacer algo. Y en aquel momento, en pie tras descender del jeep, mirando lso aviones, supo que el sueño había terminado. Volvían a la carga. Suspiró, con la cabeza puesta en una isla prisión.

Al entrar en el complejo, le sorprendió ver allí a los hermanos de Prue. Saludó a su paso a ambos y cuando vio cómo Sarasvati miraba a Cahun y su literal pérdida de papeles, no pudo evitar una breve carcajada que pronto trató de dismular como un acceso de tos. Se acuclilló junto con Cahun para ayudar a recoger lo caído, momento que aprovechó para susurrar al oído de su prima.

-Sara, aprovecha que parece que está libre. Y me apetece un nuevo primo.

Fue el único momento divertido. Pronto, la que debía ser su misión, les quedó más que clara. Sabotear la producción de agua pesada, robar toda la información acerca del proyecto de bomba atómica y volar la central. Por si ese fuera poco trabajo, deberían quedarse defendiendo la presa de Tinn y hacerla volar si fuera necesario.

Lo curioso era que no tenía preguntas. Le había quedado todo más que claro. Aquella era una misión suicida, de las que tenían billete de ida y no de vuelta. Y lo peor, que haría un frío de pelotas, con lo que lo de la invisibilidad no le iba a servir de gran cosa. No mientras no mejorara su capacidad para hacer desaparecer no solo su carne sino también lo que la cubría.

El doctor se adelantó unos pasos saliendo tras la mesa, con una pipa en la mano. Vieron que vestía un kilt tradicional de su clan. En general, parecía un tipo bastante excéntrico.

-No tenemos conocimiento de que tenga ningún poder somático, por lo que hemos de pensar que posee algún poder sensorial. Fundamentalmente relacionado con una visión microscópica de la realidad. Leí una teoría suya anterior a la guerra, en el campo de la física, en la teorizaba acerca de la realidad de la materia y el átomo, diciendo que existían muchas más partículas subatómicas, y describiendo su comportamiento. Su tono no era tanto un "yo pienso qué" como "yo he visto qué". Puede resultar muy significativo.

Respondiendo a la pregunta de Eric, sonrió dando una calada a la pipa.

-Yo me hice la misma pregunta, en verdad. Según las referencias que tenemos y algunas muestras de dicha sustancia conservada en museos, creo que la energía del mineral, como en el caso de los materiales radiactivos, no se libera mediante una reacción exotérmica... -puntualizó para profanos- Calor, una explosión. Creemos que reacciona de modo único y ante la electricidad solamente. Lo cual explicaría desarrollos tempranos de pilas en Egipto o como las encontradas en Bagdad a finales del siglo pasado y que pertenecían a la civilización Asiria. Es por esto que es tan importante cortar el suministro eléctrico de la central de Vemork. Sin electricidad, el plechbenda es, simple y llanamente, un mineral más.

Sin más preguntas que hacer, dedicaron el resto del día a preparar su material y familiarizarse con los commandos del equipo B y C. El segundo, que les acompañaba, estaba al mando de un capitán noruego que se había unido al ejército británico: Erikssen. Sus hombres eran parte ingleses, parte irlandeses, parte checos y parte noruegos y suecos que habían sido rescatados de las playas de Dunkerque y puestos a prueba con un entrenamiento que no desmerecía en nada al suyo propio.

Esperando una ventana de buen tiempo, embarcaron en sus bombarderos lancaster y mosquito el 23 de diciembre, con la intención de llegar a Telemark el 24 de madrugada. Los alemanes tendrían la guardia baja en las fechas navideñas, ya que a pesar del anticlericalismo de las SS, la mayoría de los soldados de la wehrmacht seguían siendo cristianos.

Madrudaga del 24 de diciembre, Telemark, Noruega

Richard estaba junto a la puerta de salida por donde debían saltar, mirando el agua oscura y fria que se recortaba contra el fiordo. Comenzaban a adentrarse tierra adentro, hacia el desolado altiplano de Telemark, cubierto de nieve y hielo. El viento era frío e inhóspito, y ofrecía gran resistencia al bombardero Lancaster que surcaba la noche junto al resto de la escuadrilla.

Rémi estaba fumando, o lo intentaba, porque con aquel viento (no entendía por que tenían que estar tanto rato con la compuerta abierta) era difícil mantener el cigarrillo encendido. Prudence estaba a su lado, con la cabeza apoyada en su hombro, inexplicablemente dormida. Frente a ellos, Katja, que dormitaba, y Rusell, que estaba limpiando su cuchillo de trinchera.

Tras veinte minutos sobrevolando la Noruega ocupada, la luz verde se encendió, y el bombardero descendió en su altitud. El capitán Erikssen (que estaba frente a Cahun) hizo una seña a los suyos para que se levantaran, y comenzó a dar las órdenes.

-¡En pie!

Los soldados obedecieron al punto. Luego hizo un gesto con el dedo similar a un gancho.

-¡Enganchen!

Los commandos engancharon sus correajes de paracaidas en la cuerda que recorría el avión, pegada al techo, y comprobaron que el mosquetón se deslizaba con normalidad.

-¡Revisen equipo!

Comprobaron que todo estaba bien sujeto en sus mochilas y arneses. Luego levantaron la mano indicando que estaba todo correcto.

-¡Salto en orden! -dijo.

Puso una mano en la espalda de Cahun, esperando a que saltara primero. Luego iría él, el resto del commando fénix, y los hombres del commando D. Abajo, solo había una enorme llanura cubierta de nieve.

Phénix sentía el calor de Prue sobre su hombro y cuerpo. Era agradable verla dormir mientras se acercaban más y más a su punto de salto. Él, desde luego, era incapaz. Su cabeza volaba hacia su madre. Aquella sería una de las pocas Nochebuenas en las que no estaría con ella. Ni con su padre. Para Adrienne fuera probablemente aún más duro, pero estaría acompañada de los Urquart y de Marie, que también viviría aquellas navidades sin su marido.

Su cigarrillo se apagó una vez más para fastidio de Phénix que miraba la entreabierta compuerta como si fuera la entrada al infierno, un infierno helado eso sí.

Y llegó la hora.

-Despierta, Prue -dijo a su prima zarandeándola un tanto-. Es la hora.

El resto fue rutina. Comprobar el enganche, la sujeción del material y esperar el momento del salto. Fuera, la noche era oscura como la boca de un lobo y el viento mordía con furia.

Estaba sentada junto a Eric en el avión rumbo a nuestra primera misión, no podía dejar de cantar por lo bajo una canción que me había gustado mucho cuando niña, el ruido del avión hacía imposible que alguien más la escuchara así que no tenía temor de que me reprocharan mi mal desempeño.

Era increíblemente rápida la sucesión de los días y las noches, ayer se estaban entrenando, hoy ya estaban en misión. Sentía un nudo en el estómago difícil de explicar, no es que fuera su primer misión, al contrario: no se podía explicar semenjante reacción cuando había participado en tantas misiones anteriormente, aunque claro, quizás tuviera que ver con el hecho de que sentía el peso de la responsabilidad en sus hombros, una responsabilidad mundial como lo era esta guerra.
También había otra cosa, mis motivaciones con respecto a formar parte de este commando eran otras. Fue una súbita revelación entre el ruido del motor y el frío de la madrugada, que vino a mi mente con la rapidez del rayo: cuando entré al ejército ruso lo hice convencida de que no tenía otra opción en la vida para tener una existencia respetable, (eso o casarme con alguien de posición social elevada, que con mi avería del ojo no era del todo viable) y mi subida en el escalafón fue la consecuencia necesaria de mi orgullo y de la necesidad de tener un rango para que mis pares me respetaran (a pesar de la liberación femenina en Rusia seguía predominando un fuerte espíritu machista). Pero en el entrenamiento con este grupo había surgido en mí algo del todo inesperado, una verdera vocación y un arma de redención para mi poder, heredado de manera tan oscura por mí. Ahora podría usar mi habilidad especial para ayudar a aquellos que mi padre hubiera odiado y eso me producía un inusitado placer; pero mejor aún, podría usar mi poder para una causa justa y por primera vez sentía que estaba del lado correcto de la guerra. Todos estos pensamientos me daban una valentía creciente que sentía que se expandía por mi pecho y por mis venas, a la voz del capitán Erikssen me puse de pie de inmediato e hice los chequeos correspondientes al enganche y al equipo a la espera de la manda de Cahun, estaba lista para lo que fuera.

¡Al fin! después de tanto entrenamiento y preparación, ponían rumbo al continente con una misión importante en sus manos. El australiano estaba deseoso ya de entrar en acción y volver al campo de batalla para dar una buena tunda al ejército nazi. No podía negar que la idea le agradaba enormemente. Mientras el avión se acercaba a su destino, Eric silbaba una pequeña melodía mientras comprobaba que llevaba todo su equipo y que este se encontraba apunto: municiones, armas...

Cuando oyó el aviso para el salto, se levantó como un resorte- ya queda poco para saltar- piensa mientras cumplía las distintas órdenes que le iban dando. Ya solo faltaba que Cahun saltase y que le tocase su turno.

Estaba con el ceño fruncido mirando hacia el exterior por la portezuela del bombardero, le encantaba aquello, observar el vacío desde aquellos aviones, sintiendo el frío viento en la cara; le hacía sentirse vivo. Llegó el momento de las comprobaciones y prepararse para saltar. Cuando le dieron el ok, saltó el primero, como mandaba su rango superior al del resto de los presentes, además se suponía que era el mas experto en aquellos temas.

Sin embargo, ser un experto en algo no te salva de problemas inesperados, ya sean errores humanos o desperfectos en el equipamiento. Durante su entrenamiento en la RAF una vez leyó que uno de cada ciento cincuenta paracaídas era defectuoso y que uno de cada veinte de esos paracaídas superaban las revisiones de equipo y llegaban a los soldados. Desde que leyó aquella estadística, siempre tuvo claro que algún día le tocaría a él y aquel día llegó justo en esa operación.

Por suerte le había tocado a él y no a ningún otro, sabía como reaccionar y que hacer para no matarse, tenía poco tiempo, se liberó del paracaídas roto en el aire mientras abría su chaqueta y la extendía, frenando ligeramente su descenso y consiguiendo planear hasta una zona más despejada y que parecía ser de nieve alta, entonces abrió el paracaídas de emergencia a treinta metros del suelo, el impacto fue fuerte, pero la nieve y el saber caer del comandante le hicieron acabar entero. No fue así para su equipo, la óptica del rifle de precisión se había roto, igual que su brújula y sus prismáticos. Desde luego, podía haber sido peor.

Los paracaidas descendieron lentamente hacia la nieve. No sucedió así con el de Cahun, que se dió un buen golpe. Eric perdió el control en el último momento y cayó de boca al suelo, con el paracaidas encima. Algunos compañeros se rieron mientras él luchaba por salir de la lona.

Reunidos tras unos minutos, dejaron allí sus paracaidas (pesaban mucho y eran blancos, en menos que cantaba un gallo caería nieve sobre ellos y serían prácticamente indetectables) y tomaron esquíes y raquetas, la única manera de moverse ágilmente en aquellas circunstancias. Los commandos habían recibido entrenamiento para saber esquiar, por lo que no tuvieron ningún problema para ponerse en marcha.

El camino fue largo, y duro. Esquiaron durante tres horas, hasta llegar a un bosque de pinos enclavado en un pequeño valle. En el valle, había un refugio de madera, con una caseta adjunta. Uno de los hombres del commando D, un francotirador llamado Girwood, que le había dado su óptica de repuesto a Cahun, dió un aviso mientras apuntaba con su arma.

-Movimiento, a las siete en punto, entre los árboles.

Los hombres se desplegaron y ocultaron de la vista. Lo que vieron fue un esquiador, vestido de azul, que deslizaba valle abajo hacia la caseta. Llevaba un fusil a la espalda, pero no parecía tener uniforme alemán.

-¿Disparo, señor? -preguntó Girwood.

El noruego miró a Cahun, como si temiera que ordenara abrir fuego. Estaban cerca de las coordenadas de encuentro con su enlace de la resistencia.

-Puede ser "Thor", comandante -le dijo en un apunte.

Sonrió al noruego mientras negaba con la cabeza a Girwood, aun así era mejor ser precavidos - Seguramente el capitán tenga razón. - dijo señalando el bosque - Aun así nos aseguraremos internándonos en el bosque y rodeando la cabaña, - explicó haciendo un gesto para que todos empezasen a moverse - mas vale prevenir que curar. - alegó antes de impulsarse sobre los esquís hacia el bosque.

El descenso había sido tranquilo pese a todo y cuando las piernas se flexionaron al tocar suelo, Phénix suspiró aliviado, un suspiro que se convirtió en una densa bocanada de vaho tan pronto fue expelida. El frío era intenso. Miró alrededor y comprobó que todos parecían estar bien. Cahun había tenido ciertas dificultades y su impacto contra la nieve bastante duro, pero al verlo en pie y sin ninguna herida aparente, respiró satisfecho.

Las siguientes tres horas fueron tan duras como cualquier sesión del mes de entrenamiento, pero pese a todo se le hicieron soportables. Sin duda, su cuerpo se iba endureciendo y la intensa sesión de esquí por aquellas lóbregas tierras le hizo sentirse especialmente vivo. Ello y la adrenalina cosustancial a toda misión verdadera. La advertencia de una presencia hizo que se pusiera en tensión, arma en mano, pero aguardó, impaciente, una respuesta de Cahun. Cuando esta llegó, inició su movimiento, de cara a adoptar una posición en torno a la cabaña, sintiendo una extraña calma, la del depredador acechando una presa.

El esquiador se metió en la caseta, y los commandos se desplegaron silenciosamente alrededor. Rémi avanzó, en silencio, situándose junto a la puerta. No había forma "silenciosa" de entrar, cerradas como estaban las ventanas desde dentro. Así que hizo una señal, un soldado abrió la puerta y acto seguido entró con la Sten apuntando. Otros dos soldados entraron cubriendo toda la visual.

El hombre les apuntaba con su fusil, y se mantuvieron apuntándose durante un momento tenso. Luego pareció fijarse en sus uniformes, y habló en inglés con un acento noruego marcado.

-Os esperaba más tarde.

Bajó el arma, quitándose las gafas y el gorro que llevaba, descubriendo su rostro. Vieron entonces que era una mujer.