Partida Rol por web

- Podríais intentsr encontrar un antídoto efectivo, Iona, las criaturas del desierto son peligrosas y mortales. Mejor que no nos piquen, pero si pasa un accidente será bueno tenerlo.

- Mirando a Talitha - Eso sí me parece acertado. Voy a mirar, os veo luego - Y despidiéndome del grupo me dirijo a buscar tal en el mercado

Despues de un ajetreado día en el gran bazar, donde los sonidos, los olores, los colores saturan los sentidos, volveis a la taberna para la que será vuestra última noche en Zamboula. A la mañana siguiente llegais al punto de encuentro y no os cuesta mucho identificar entre la multitud un buen carro, en el que no solo podríais ir todos, también una gran carga y aún iríais a gusto, además, lleva una lona que puede cubrir la carga que en él se porte. Sujetando las riendas de las dos yeguas que tiran del carro, hay un negro de unos dos metros, de complexión atlética y cabeza afeitada. El negro es facilmente identificable con un esclavo darfario, de los que son tan típicos en Zamboula. Sin mediar palabra os tiende las riendas y se despide de vosotros con un simple gesto de su mano. Y así abandonais la ciudad rumbo al horizonte.

Por más que te esfuerzas en el mercado no hay ningún mapa, muy pocos sabios se dedican a la cartografía y no tiene tiempo de buscar algun comerciante especializado, sin embargo puedes visitar un templo de Eerlik que es es conocido por su biblioteca. Tras una breve charla con el bibliotecario del templo este te deja acceder a sus fondos "más superficiales", a cambio de una pequeña donación de 10pp. A pesar de la gran ayuda que son los libros poco más puedes encontrar acerca de los secretos que intentas desentrañar.

Por la noche repasas el libro rojo, y obtienes algunas respuestas más acerca de lo que ya medio leiste en la taberna. En él encuentras que la ciudad cayó ante el asalto de un imperio rival y que los pocos supervivientes se ocultaron entre las ruinas olvidando con el tiempo lo que fueron. Llegas a unos pasajes que hablan de la religión que guiaba a esas gentes:

El hombre es imperfecto y es culpable de la muerte del uno
El uno otorga al hombre la capacidad de purgar su culpa
El hombre debe purgar para mantener al hombre calmado
El hombre castigara a los impios con su reptar justiciero