Partida Rol por web

Mamá Tom sigue a la herbolaria hasta el límite de sus fuerzas.

Al cabo de unos segundos, los dos pícaros consiguen abrir el pedazo candado que os bloqueaba el camino hacia el oscuro túnel por el que se alejan las huellas. 

Era obvio que no iban a poder seguir el ritmo de las dos mujeres que corrían cual gacela asustada, pero al menos dejaban un rastro al que podían seguir.
Puerto Riesgo era una ciudad grande. Y además portuaria. Con lo que los mercadeos de tiendas y paradas de gente vendiendo cosas eran habituales. Al igual que bastante gente a casi cualquier hora del día.

Así que, con una persona caida gritando al viento, unas cajas derribadas, o algunos viejos verdes comentando que ricas estaban las dos mujeres que habían pasado, era un buen camino de migas que se les abria. Aunque a veces el capitán tuviera que amenazar con partir alguna cara, y en otras Raymond soltar algunas monedas.

A pesar del conjuro de aceleración, una incansable Zarskia mantiene las distancias con respecto a Mamá Tom.

Mamá Tom se da cuenta de que va a perder de vista a Zarskia de un momento a otro. Desesperada y rabiosa, se decide a invocar sus poderes ju-ju. Detiene su carrera un segundo y a toda velocidad hace unos gestos arcanos. Luego la señala y grita:

-¡Quémate con el sol!

Zarskia no parece inmutarse lo más mínimo tras el sortilegio de la wendifa, que contempla consternada como aquella presa se le escapa sin remedio.

Preguntado aquí y allá, Raymond y Feijud se las apañan sin demasiados problemas en seguir el rastro de las dos atletas de color, que parecen querer recorrer Puerto Riesgo de cabo a rabo. No obstante, al cabo de unos minutos, los tres integrantes del Grindylow Embrujado se vuelven a encontrar. Mamá Tom regresa frustrada con cara de pocos amigos.

-Al final ha escapado la muy...

Regresemos con los demás a la botica y registrémosla de arriba abajo. O vuelve allí o encontramos a dónde puede haber ido.

Tras coger la oportuna antorcha que hay en el sótano de la botica para iluminaros mejor, avanzáis con sumo cuidado, en fila india y por un estrecho túnel, unos cuarenta metros hasta que salís a las hediondas alcantarillas de Puerto Riesgo después de cruzar una puerta secreta. Justo en el muro de enfrente hay unas escalerillas que ascienden varios metros hasta la trapa que da a la calle, ahora mismo abierta y dejando pasar un cálido haz de luz.

Siguiendo las órdenes del capitán, Raymond, Mamá Tom y Feijud, desandáis vuestros pasos en dirección al ilícito establecimiento hasta que alcanzáis la intersección de calles en la que se encuentra el acceso a las cloacas por la que salió la boticaria. Para sorpresa de todos, por el mismo oscuro y maloliente agujero, justo ahora salen los tres integrantes del Grindylow Embrujado que se quedaron revisando a fondo la Botica del Hojaspe.

Al ver al resto del grupo ¿habéis encontrado algo? ¿o habéis llegado al mismo puntos que nosotros? digo señalando la salida por la que se fue la mujer hace apenas unos minutos.

Raymond se lamenta cuando Mamá Tom dice que ha perdido a la boticaria, pero no se puede hacer nada. De hecho la mujer ha ganado bastante de cara al magus. Se ha portado realmente bien y ha resultado de lo más útil en toda la situación. Si sólo no tuviera la mania de levantar a cada muerto que se encuentra.

Has hecho lo que has podido. E incluso más. Nosotros no hemos podido ni seguiros. A lo mejor encontramos algo útil en la tienda. Y si no podemos tratar de buscarla más tarde. La ciudad es grande, pero seguro que alguien sabe algo.

-Ha sido imposible cazarla. Tenía muchos recursos, pero al menos la hemos ahuyentado.

Dice Mamá Tom muy molesta con el resultado.

-¿Vosotros habéis conseguido algo? -Pregunta, al tiempo que recuerda a sus nuevos seguidores que se quedaron vigilando.