Partida Rol por web

La representante de los ventrue es  Nova Arpad. Desean ganar el favor del emisario francés, así como echar un vistazo a los acontecimientos de la región. En realidad, poco les importa lo que pase con la Capadocia; están más preocupados por la estabilidad regional. Arpad ofrecen a los personajes dinero, pero no por María; a cambio, quieren que se acabe con el asunto de la Capadocia tan pronto como sea posible. Esta vez sí que aceptan la oferta y afirman que en el plazo máximo de dos mese la Capadocia desaparecerá de Transilvania, que es el plazo que María había pedido.

Sascha Vykos se encuentra en la fiesta, aunque su afiliación al Sabbat es conocida por todo el mudo. Este no se inmuta y trata de pasar desapercibido, e incluso entabla conversación con algún miembro de la secta rival. La petición de Sascha pilla por sorpresa a los dos vampiros. No quiero que la capadocia sea destruida. Como pago solo puede dar posición dentro del Sabbat, un regalo envenenado para los dos personajes de la Camarilla; y la remisión de la ayudada económica proporcionada por Radu. Los anfitriones se escusas de no aceptar el primer presente pero si aceptan el segundo, el pago de la deuda. Defenderán a toda costa a la Capadocia.

Un invitado llama aun más la atención que el extravagante Tremeré. Es un hombre negro que viste una túnica egipcia ricamente bordada. Se presenta como Bucaram y no tiene ningún problema en admitir que es un Seguidor de Set. Su petición es rápida y directa ofrece riquezas en forma de dinero y mercancías exóticas; e información de casi cualquier tipo que deseen, a cambio de la capadocia. No muestra sus intenciones acerca del destino que le esperaría a María, pero los dos vástagos se niegan, no confían en las intenciones del Setita.

Lucita y Anatole, con pocos cambios en cuanto a apariencia y comportamiento respecto a los actos anteriores, se aproximan al  grupo y les suplican para que protejan a María Asunción.

¡Demasiada muerte! exclama Anatole, lo bastante alto para ser oído sobre el ruido de fondo, y provocando que varios Vástagos cercanos se paren a escuchar. Las señales dependen de la muerte, y aquí todo el mundo comercia por añadir otra a la fosa. Escuchad mis palabras, como nunca habíais escuchado antes: ahora está en vuestras manos; ¡os convierte a todos en testigos o en perpetradores! ¡Los augurios ya no pasarán de largo ante vosotros, sino que dependerán de vuestra mano! Si la noche de la encarnación ha de ser detenida o anunciada, dependerá de vuestra elección. ¡Elegid bien! Lucita arguye con más moderación a favor de la vida de María, pero finalmente no hace ninguna oferta monetaria o de influencia para tentar a los personajes

Ansen viste ropas elegantes, pero no llamativas. Tiene el cabello negro azabache, tez refinada y ojos oscuros. Se mueve como un depredador, pero su voz es calmada y nada parece perturbar su comportamiento despreocupado. La oferta de Ansen es oscura, tentadora y poderosa; posee la Taumaturgia Oscura de la Senda del Conocimiento Secreto y, información ritual. Pero a cambio pide la vida de la capadocia por lo que vuelven a rechazar la oferta.

Octavio, llevando aún su harapienta armadura romana y portando su lanza, acecha en los alrededores del festejo. El simplemente murmura en latín: No tengo nada que deciros salvo lo que ya se ha dicho. Se expresa con claridad, ¿no? Quizá él tome mi cáliz. Prometedor. Octavio murmura y tartamudea sentimientos parecidos durante toda la fiesta, sin entablando ninguna otra conversación con nadie.

Otro Vástago conocido en Zelios, el maestro arquitecto. El Nosferatu vaga por la fiesta, hablando con libertad con todos los presentes, sin importar la secta a la que estén afiliados ni el clan al que pertenezcan, hablando únicamente de arquitectura. Cuando Claudio le pregunta por la que le parece la fiesta este contesta. Bien, aunque es impresionante contemplar la imponente sencillez de la arquitectura de vuestro monasterio.

La fiesta comienza a decaer, los invitados y sus ghouls se marchan paulatinamente hasta que los salones de baile y las salas están casi vacíos. Durante toda la fiesta, María permanece metida en su habitación sabe perfectamente lo que está pasando en esa sucia reunión de vampiros. Sin embargo, ella ha llegado a aceptar su papel. Una vez acabada la fiesta  María llama a los personajes a su habitación, esta con las piernas cruzadas cuando entran, y habla bajo con voz cansada y suave.

Me pregunto si así es como se sintió Él en el jardín, cuando los romanos vinieron para apresarlo. Os agradezco, amigos, que hayáis intentado salvarme de aquellos que quieren... poseerme. Me he convertido en poco más que un objeto con el que comerciar, canjeada por poder o riquezas. Pero tú permaneces fiel a tu palabra, y te doy las gracias. Me queda poco tiempo, puedo sentirlo. No podrás darme refugio por mucho más tiempo, pero por tu lealtad, sólo puedo darte esta muestra de mi aprecio.

Entonces María extiende su mano. El aire parece retorcer y perforar la punta de sus dedos, hasta que el desgarrón hace que la mano y el antebrazo desaparezcan en la nada. Un momento después recoge su brazo de nuevo, y una pequeña tablilla de piedra destella entre sus brazos

Ésta es una de las últimas profecías que tengo. Deseo que la tengas.

En la tablilla, escrita en el lenguaje conocido de la placa de traducción, se lee lo siguiente:

MIENTRAS QUE EL PADRE ES DESTRUIDO, Y LOS PRÓDIGOS ENTERRADOS, Y LOS PRIMOS SE ESTÁN PUDRIENDO, UN ÁNGEL SOBREVIVE PARA GUARDAR LA ÚLTIMA LUZ DE SU LEAL CLAN. Y CUANDO LA OSCURIDAD LLEGUE, Y LA NEGRURA APAGUE LA LUZ DEL ÁNGEL, SE PASARÁ OTRA BARRERA, Y LA NOCHE FINAL SE ACERCARÁ ENTONCES DEFINITIVAMENTE.

Me llevó casi un siglo traducir esas profecías... y he examinado detenidamente esa durante muchas noches. Mi destino ha sido ya fijado por Dios, y mi miedo y mi orgullo me han hecho huir de él. Pero nada de lo que haga pasará mi cáliz a otro. Besa a cada personaje en la frente y les da su bendición, agradeciéndoles de nuevo su ayuda. Después abre su Biblia y pide que la dejen sola.

Aunque todos los invitados se han ido la desconfianza hace que Claudio envié exploradores, no se fía de la palabra de alguno de los invitados y cree que habrá un ataca pronto. Lo cual es confirmado por su explorador que le avisa de un contingente de fusileros austriacos se esta acercando.

Rápidamente Aymée y Clauido montan una defensa contra los atacantes, estos ocasionan la casi total destrucción del pueblo, y los dos vampiros no son capaces de contenerlos. Claudio se huele que esto es una trampa y vuelve junto a la monja. Al entrar en el convento ve que todo está cambiado las paredes se agitan extrañamente atravesadas por sombras, Claudio corre hacia la celda donde María Asunción descasa y llega para contemplar como, Ambrogino y Don Pietro se materializan en la celda. Don Pietro planta cara al monje guerrero con singular maestría impidiendo que este pueda hacer nada.

María Asunción  permanece quieta en el centro de la sala Ambrogino con los colmillos totalmente sacados, se acerca a la monja trata de morderla. Silba de dolor cuando trata de tocarla, pero arremete con determinación y clava sus colmillos en su cuello. María echa atrás su cabeza cuando la sangre empieza a manar de la mordedura de Ambrogino, y extiende sus brazos para hacer la señal de la cruz. Ambrogino grita mientras recula, con la sangre de ella ardiendo en su garganta y su boca. Iracundo, saca su sable y golpea a María. El mandoble atraviesa limpiamente a través de su garganta. De inmediato, el cuerpo de la monja cae hecho cenizas, antes incluso de que su cabeza alcance el suelo. Una luz resplandeciente luz marchita brota de su forma desintegrada, subiendo hasta los cielos como un relámpago. Lo que queda de su cuerpo explota en una nube de cenizas y humo, sin dejar nada atrás. Ambrogino brama de furia antes de desaparecer de la misma forma que entró en escena, y de repente todo acaba.

***

Ahora que María esta muerta y la profecía se ha cumplido solo se puede limpiar el estropicio. Las únicas pertenencias que María deja atrás son un carruaje vacío con un caballo, su Biblia y unas pocas ropas de recambio. Hay varias páginas de pergamino arrugadas pulcramente dobladas en la Biblia, son los componentes de un ritual Taumatúrgico basado en la Ofuscación que se tarda casi un siglo en ejecutar. El ritual borra el recuerdo del invocador sobre el mundo. María podía haber completado el ritual y dejado de ser reconocida por nadie, salvaguardando su clan y sus conocimientos de aquellos que querían destruirla. Claudio se queda con estos pergaminos.

1680-1710 Introducción

En 1683 el ejecito turco es derrotado en la batalla de Kahlenberg, poniéndose fin al segundo sitio de Viena. El Turco se ve obligado a retroceder, oportunidad que aprovecha el ejercito Hamsburgo para volver a controlar Transilvania.

^{Rendicion de los turcos}

En 1703 Rakoczi, inicia una revuelta popular para independizar Transilvania del imperio Hamsburgo. Aprovechando que las tropas de los Hamsburgo están participando en las guerras de sucesión Españolas. Pero en 1708 durante la batalla de Trencsén es herido y se le da por muerto. Ante la supuesta muerte de su líder las tropas Transilvanas huyen y los Hamsburgo acaban de nuevo con el sueño de independencia de Transilvania. El pueblo transilvano vuelve a estar oprimido esta vez bajo la suela de la dinastía Hamsburgo

Ningún mes es tan duro en los Cárpatos como enero. La nieve y las heladas cubren la tierra, y los escalofriantes vientos silban constantemente a través de las estepas. Cualquier clase de viaje es difícil, y los carruajes más lujosos no resultan sino inútiles para atravesar los caminos nevados de las montañas. Las tropas de los Habsburgo pasan el invierno en las ciudades importantes de Transilvania, ya sea para proteger a sus soldados como para mantener a raya a los nobles locales.

Con este inhóspito clima llega al monasterio de Creck un emisario de Dracula, pide a Claudio y Aymée que se reúnan con su señor lo antes posible en su castillo de Castillo Arghen dentro de unas pocas semanas. ¿Qué querrá el conde esta vez? El mensajero también se ofrece de guía hasta el castillo a través de los traicioneros pasos de invierno.

El viaje es complicado, pero con la ayuda del sirviente de Dracula, los dos vampiros atraviesan con éxito las heladas sendas de montaña de los Cárpatos. La travesía por el Paso de Bran es relativamente fácil, incluso en invierno, pero una vez que lejos de la ruta comercial, el tránsito se vuelve más precario. La expedición se ve forzada a ir muy pegados unos de otros, y sólo los carruajes resistentes logran acabar el viaje sin romper sus ejes o perder las ruedas.

El Castillo de Arghes, parece negro y retorcido incluso con el telón de fondo del cielo nocturno, situado entre los escarpados picos cubiertos por la nieve de Valaquia. Los 1.400 escalones que llevan hasta la verja principal son más resbaladizos con hielo y nieve encostrada sobre la escalera toscamente tallada.

Cuando alcanzan la cúspide, los centinelas se inclinan y destrancan las verjas, que se abren con un pesado y profundo crujido. Dentro, a la luz de las velas, esperan varios sirvientes que inmediatamente cogen sus abrigos y demás pertenencias mientras conducen a los vampiros al salón principal del castillo. Allí, con una chimenea crepitante empotrada en una pared y ricos tapices adornando las otras, se encuentra Drácula. La escena es exactamente igual que hace siglos, el conde no ha cambiado nada su larga melena y su bigote oscuros están impecablemente peinados y cuidados; su ropa está desfasada pero es de la más alta calidad, y le rodea un aura de poder y dominio que es incluso más pronunciada ahora que es un Vástago. Da la bienvenida a su castillo.

Como las anteriores veces Dracula se extiende en largas discusiones, contando historias y hablando de cualquier tema, aunque uno resaltará sobre los demás: su crítica a la Camarilla. La organización se ha vuelto demasiado estricta con respecto al Sabbat, afirma, y tal tiranía no debería tener lugar en la existencia de los vampiros. Es irónico oír hablar a un tirano de la libertad.

Tras varias horas animada charla, Drácula pasa al “porqué” de la invitación. Desea recuperar su  espada, la espada de Dracula. Tanto Claudio como la gitana le proporcionan la información con sumo gusto. La espada está en poder de los Tremere, Ardan de la Senda Dorada nos la ofreció como pago por un vampiro que teníamos bajo nuestra protección. Dracula no necesita preguntar cuál era el vampiro que protegían, las historias de la Capadocia han recorrido ya todo el mundo. Tras dar esta información gratuitamente, los dos vampiros vuelven al monasterio con el agradecimiento del conde.

El invierno pasa dejando entrar a la primavera, el clima se suaviza. Pero no todo es calma, los rumores empiezan a recorrer las tierras de detrás de los bosques, varios niños han sido raptados de sus casa. El extraño suceso también salpica la aldea donde se sitúa el monasterio de Claudio. Aymée se sobresalta por los rumores y empieza a investigar, Claudio simplemente se conforma con saber que él no ha sido el causante, pero la gitana no encuentra ninguna pista.

Casi todas las ciudades sufren el secuestro de un niño y tanto en los pueblos con sólo unos cientos como en las ciudades con varios miles de habitantes, tales incidentes no quedan ocultas. La noticia se extiende con rapidez. Enseguida, todo el mundo habla de la plaga de secuestros. Los ministros y sacerdotes locales predican que el Diablo anda por Transilvania. Extravagantes rumores acerca de brujas y demonios fluyen entre el populacho, desesperado por encontrar una respuesta a las fortuitas y extendidas desapariciones. La Inquisición romana nombra rápidamente al obispo local, Dmitri Idigo, como cabeza de la Inquisición en Transilvania, y le encarga encontrar y destruir el influjo demoníaco de su región.

El obispo se traslada rápidamente al monasterio de Creck que es uno de los putos con mayor número de rumores sobre misas negras, brujería y actos satánicos. El primer mandato de Dmitri son unos oficios a primera hora de la mañana, estos oficios son inexcusables y la simple falta a ellos es motivo suficiente para iniciar una acusación formal por el santo oficio.

Claudio y Aymée se ven con la soga al cuello y deciden escapar del monasterio. Para ello recuren a falsificar una carta donde su amigo Javier Ruiz les pide ayuda urgente. Mediante esta treta consiguen escapar del monasterio. Pero las sospechas recaen sobre la pareja de vampiro y no será seguro acercarse hasta el monasterio en una buena temporada, de forma que deciden dirigirse hacia Francia donde Noël d'Artois de París le había cedido unas tierras.

Una noche en especial oscura y tormentosa, tras una semana particularmente dura esquivando a la Inquisición, los dos vampiros reciben a un visitante conocido en una posada. El visitante es Octavio, de su armadura cuelgan carámbanos y la nieve helada brilla en su barba y cabello. Inmediatamente cae de rodillas.

Al fin encuentro sus brazos abiertos, mi señor Vástago ¡A pesar de que el tiempo me retrasó y la fatiga clavaba sus garras en mí y las mismísimas fuerzas del Infierno entorpecían mi camino, he llegado!

Tengo una última tarea que cumplir, una última misiva que entregar. Las obligaciones del Señor son una carga para mí, y me temo que Él escogió un sirviente que no podrá sobrevivir para detener a la oscuridad. Pero seré capaz de cumplir esta última tarea, y después podré al fin descansar.

El Dragón muestra de nuevo sus garras para arañar el poder. Utiliza su espada, la espada de Drácula, la cual hace sus planes posibles. Pretende arrancar el corazón del demonio de la tierra de Transilvania y doblegarlo a su voluntad. ¡La tierra grita al comenzar su ritual, y el Dragón no sabe que poder está desatando en realidad! Cien almas ha tomado, cien puras e inocentes vidas para hacer volver a Kupala, e incluso ahora sigue reuniéndolas. No faltan sino unas pocas, y pronto las tendrá. ¡El demonio caminará de nuevo!

Rápidamente se dan cuenta que esta es la causa de las desapariciones los niños es la mano de Drácula, son las cien almas puras y también se dan cuenta que el conde no solo quería recuperar la espada para resarcir el deshonor, la necesitaba para el ritual. Los dos vampiros preguntan por la espada y su función.

No lo sé. Los Brujos lo saben, ya que la robaron para sus propios propósitos, mas el humilde siervo que hay ante vosotros lo desconoce.

Octavio no responde a nada más, no importa cuántas preguntas le hagan. Dice que el grupo están en el centro de sus visiones, y que son los únicos cuyo destino se sitúa en el camino del Dragón, pero no tiene más información. Después de entregar su mensaje, Octavio se incorpora dice que su misión está cumplida, y que ahora debe irse. Se marcha, desapareciendo en la oscura tormenta de nieve que hay afuera.

Como punto de partida los dos vampiros deciden acercarse hasta Ceoris, y preguntar a los Tremere si aun poseen aun la espada. Ninguno de los dos personajes conoce realmente donde se encuentra la fortaleza de los brujos, pero recuerdan el pueblo donde entregaron a Goratrix a Tremere siglos atrás, en el pueblo de Alceditz. El viaje es difícil por las tormentas y la continua persecución de la inquisición.

Tras un día de espera en la posada del pequeño pueblo, Ardan de la Senda Dorada aparece. Pregunta por el motivo de su visita y estos le interrogan sobre la espada. Tuvisteis oportunidad de conseguirla en su momento. Ya no se encuentra en mi poder, pero no es debido a mis designios. ¿Qué sabéis? Los dos vampiros informan de que la espada se encuentra en poder de Darcula y le explican los oscuros propósitos que tiene para ella, convencen a Ardan de que Dracula es la causa de las desapariciones y la Inquisición. Al saber esto, Claas explica a regañadientes lo que sabe sobre ella.

La espada de Drácula absorbe sangre de aquel al que hiere, pero eso no es lo único. Si mata a alguien, realiza una especie de absorción del alma, no por completo, pero lo suficiente para consumir parte de la esencia de su víctima. Adras asiente que Drácula necesita la sangre o la esencia de los niños, y que la espada es la mejor manera para almacenarla hasta que esté preparado para llevar a cabo el ritual.

La única forma de detener el poder de la espada es una protección que el mismo Adras puso en la espada como dispositivo de seguridad. La protección descarga todo lo que contenga la espada si oye una simple palabra de mando. El poder de la protección es limitado; debe ser capaz de "oír" la palabra, lo que significa que la hoja debe estar al alcance del oído y que la orden debe ser pronunciada lo bastante fuerte para ser oída. El brujo les enseña la orden, la cual suena a galimatías. Después de proporcionar la información, les desea suerte. Ahora sólo tienen un sitio donde ir: el castillo de Drácula.

La expedición al Castillo de Arghes es dura. La ventisca cubre los pasos, la nieve cegadora restalla en el aire, y vientos helados hacen que la temperatura baje en picado. Los carruajes y carretas no tienen ninguna oportunidad de atravesar los caminos de montaña. La única forma de viajar es a caballo. Al llegar Curtea de Arghes la nieve impide ver el castillo desde el pie de la montaña, tan sólo la tosca escalinata que conduce a la rebosante oscuridad. Las antorchas y linternas sólo iluminan un radio de unos pies, y hay que estar constantemente atento para que no se apaguen.

Una vez en la cima, no hay ningún guardián soportando el temporal; golpear las verjas es la única forma de llamar la atención de los centinelas de dentro, estos se excusan diciendo que en una noche como esta no esperaba visita. Rápidamente un sirviente les conduce a presencia de Dracula.

El castillo está exactamente igual que en la primera. El conde da la bienvenida de la misma manera, pero parece sospechar. La mayoría de los Vástagos no afrontaría el temporal por nada que no fuera una visita importante, aunque el viaje que realizaron apenas hace un año fue en unas condiciones igual de precarias. Pero la atención de Claudio y Aymée no está en la reacción de su anfitrión, si no en la espada que lleva colgada del cinto.

El salón principal, como recuerdan de anteriores visitas, está iluminado y calentado por una gran chimenea, pero esta vez hay una elegante mesa en el centro de la habitación. Alrededor de la mesa se sientan seis niños, aseados y vestidos con exquisitas ropas nobles. Drácula toma asiento a la cabeza de la mesa y ofrece las sillas restantes a los personajes. Los niños están hablando y riendo tranquilamente, y cada uno está cenando una humeante sopa en grandes platos.

Esta vez ni Claudio ni Aymée se dejan embaucar por las largas charlas del conde, esta vez atacan directamente y preguntan por el ritual. Drácula ordena sus guardias que se lleven a los niños. Después de irse, habla con libertad. Los niños son los últimos seis que necesita para completar los sacrificios que debe realizar para su ritual koldúnico. Ha quitado el símbolo geomagnético que los personajes pusieron en su castillo, debilitando la red que apresa al espíritu de Kupala, y su ritual atravesará lo que queda para hacerse con su control. Dracula ve a Kupala como un poderoso espíritu de la tierra, que una vez que lo controle, podrá utilizarlo para calmar el clima místicamente empeorado y limpiar la tierra corrupta. Para él, Kupala es una posible cura, no la causa, de la enfermedad de Transilvania, y afirma que él puede restablecer Transilvania controlando al demonio.

Claudio y Aymée deciden informar a Dracula de sus conocimientos de Kupala y sus implicaciones en la Gehena y el final de los días. Kulpala no es la solución, es la causa de todos los problemas de Transilvania. La discusión es ardua pero finalmente Dracula decide ceder por ahora, y no realizar el ritual. Después de todo Claudio y Aymée siempre le han servido bien, informándole de todo y sirviendo a sus propósitos.

Cuando los personajes dejen el Castillo de Arghen, el panorama es muy diferente. La tormenta ha cesado. Los dos vampiros descienden del castillo para ver un cielo cristalino y lleno de estrellas, con la luna llena bañando con su luz serena las brillantes montañas blancas de los Cárpatos. Un silencio tranquilo cae sobre la región. Ahora queda otro viaje, deben de dirigirse a Paris lejos de los ojos de la inquisición.