Partida Rol por web

Espoloneado por un aliento del cual no hallaba explicación, el rico y culto Vivant se zambullía entre las calles de aquella ciudad infestada de mujeres con rostro de insecto. Sí insectos. Lo que había visto era tan real como tangible. Jamás podría arrancar la imagen de esos bellos rostros destapados dejando al descubierto la verdadera esencia de aquellas hospitalarias anfitrionas. Esa hilera de ojos junto a los quelíceros...

Corría en pos del templo y no sabía muy bien por qué. Quizás allí, encontrara el remedio para el miedo tan descomunal como primitivo que atenazaba a su habitual mente despierta y apta para la deducción... No lo tenía claro, pero lo único que sabía era que necesitaba correr tanto como respirar. Mientras lo hacía, unas bocanadas de aire cargado de humedad hinchaba sus pulmones, poniendo a prueba su forma física, más dada a festejos y cortesía que al propia actividad extenuante.

Entre los callejones creyó detectar la silueta del Dr. Leblanc. Se detuvo y lo llamó, pero éste hizo caso omiso. Mientras todo esto se sucedía, contempló como si el destino guiara a sus propios ojos, a un par de siluetas estilizadas que se deslizaban por las paredes laterales a gran velocidad. Tales siluetas estaban vestidas con sedas y telas, que para mayor detalle, le resultaban familiares. Durante unos segundos que parecieron meses, Vivant permaneció inmóvil, casi lastrado de su propio alma. Quería negarlo, pero sus sentidos los abocaban nuevamente a ello. Esas figuras no eran más que un par de mujeres que poblaban aquella desafortunada ciudad de Seadom, pero ahora estaban deslustradas, deformadas bajo el amparo de las sombras de una noche cerrada...

Zarandeó su cabeza y prosiguió su carrera. En la lejanía podía escuchar los ruidos de la incesante batalla que se estaba desarrollando en la calles, de la refriega que llevaban a cabo tanto los hombres de Guerin como los pocos leales a la bandera de la magna Francia. Aquello resultaba cuanto menos ridículo en aquellas horas de locura.

Giró una calle. Todas parecían iguales: estrechas, oscuras y destartaladas. Podía notar como aquellas mujeres insecto lo acechaban a cierta distancia, controlando sus movimientos. No tenía claro cuánto tiempo más tardarían en echarse sobre él. Iba a morir.

De repente giró una calle y su sorpresa fue supina cuando frente a él topó con Guerin, un escamote de cinco guardaespaldas y el pobre Duvalier. 

Su antiguo aprendiz e hijo de anticuario, caminaba con la mirada perdida, como si de un autómata se tratara. Lo último que recordaba de él, era justo en el momento en el cual se abandonó a los vicios más bajos a lo que podía opositar un ser humano, y estaba claro que ahora estaba exento de voluntad o capacidad de decisión... 

- ¡¡Qué gustosa sorpresa, monsieur Vivant!!... No pensé que nos volveríamos a encontrar, pero ahora puedo ver que usted está hecho de una madera diferente a la de los demás... Usted es algo más que simple rebaño...- argumentaba de forma ambigua aunque relajada el hereje.

Todo era muy confuso. Extraño. Imposible... Lo imposible era creer que lo que había vivido hasta aquel día era la realidad. Ahora vivía la realidad. Una realidad de pesadilla poblada por mujeres insectos y seres más allá de nuestra comprensión. Dioses desconocidos que se mostraban al mundo... Y la locura humana que luchaba contra la verdad. Así se comportoban sus compatriotas. Luchando con sus armas de hierro y plomo contra la verdad. Una verdad inmune a las armas.

Entonces me topo con Guerin, sus leales y Duvalier... Pobre Duvalier. Las palabras del sacerdote me dejan descolocado.

Él, él ha visto. Ha visto lo que yo he visto.

Las grandes almas están llamadas a encontrarse, páter.

Digo, a la espera de saber más de las intenciones del padre Guerin.

- ¡Hablemos claro monsieur...!- inquirió con sus siempre rostro severo el hereje sacerdote - Ya sé que alguno de su grupo ha sustraído mi diario. Puede que lo hayan hojeado. Puede que piensen que todo esto es una pesadilla que jamás ha ocurrido y que en breve van a despertar, e incluso pueden soñar con la posibilidad de que todo volverá a ser como antes, pero... la realidad es otra.- aseguró con voz autoritaria Guerin

- Lo cierto es que este mundo ha pertenecido desde siempre a seres de gran poder... ¡¿Dioses?! Tal vez lo sean... Viven entre las estrellas a años de distancia de nosotros, pero poseen la capacidad de surcar el firmamento y de esclavizar a razas tan jóvenes como es el ser humano...- hizo una pausa antes de proseguir. - Hastur es uno de ellos y el conocimiento documentado que se posee de esta entidad se remonta al Imperio de Egipto. -añadió de forma contundente. - Desde estos tiempos inmemoriales, su legado ha ido pasando entre sus adoradores, entre los que yo me encuentro, con la única finalidad de que sea su voluntad la que rija en nuestro mundo...- Volvió a detenerse y miró fijamente a Vivant.

- Ahora usted tiene la posibilidad de creer, de formar parte de algo superior... ¡¡Cristo no existe!... pero Aquel cuyo Nombre no debe ser Pronunciado...

¡¡Decídase!! Únase a mí y no sólo obtendrá conocimiento... ¡¡Podrá salir de esta ciudad maldita!!- dijo enfervorizado mientras tendía una mano hacia el diletante francés ¡¡Niéguese y hallará la muerte en esta calle!!- Y tras decir esto, el séquito de hombres que caminaban a su lado, alzaron sus mosquetes apuntando al erudito noble.

Parecía que el loco (¿loco?) sacerdote sabía leer mi mente. Las cosas que había estado pensando él las dotaba de verbo. Era lo que pensaba expresado en voz alta. Algo que no me atrevía a creer.

Claro que está loco... ¿Cómo no estarlo? Todo esto no es posible, pero es... Salir de la ciudad. Volver a París... A buena hora vine a este asqueroso desierto... Volver a casa con lo que he vivido... Nadie me creerá... Napoleón quizás sí. Lo que me dio... Y toda esa patraña de su Estrella... Del enano rojo que habla con él... Quizás es otro adorador de ese ser que dice Guerin...

Sus hombres alzan los mosquetes y doy un paso atrás, de forma instintiva. Luego avanzo hasta ponerme ante el sacerdote.

Parece que tampoco me deja mucha opción, monsieur... Digo estrechando su mano. Pero no es necesario. Y debemos salir de aquí cuanto antes. Los soldados que venían conmigo han conseguido más aliados y avanzan hacia aquí... Quizás Aquel cuyo... Aquel cuyo nombre no debe ser pronunciado me ha enviado hasta usted para prevenirle de esto y que podamos salir de aquí y esparcir la palabra de Él por nuestra patria. Por el mundo...

Deseaba el conocimiento que me prometía el sacerdote, así como escapar de aquel extraño lugar. ¿Estaría el conocimiento en el templo? En ese momento recuerdo que aún tengo el mapa del sacerdote en el bolsillo de la chaqueta. Quizás eso en las manos adecuadas, y conocía a un buen puñado de astrónomos y astrólogos perstigiosos, conseguiría respuestas que ni Guerin conocía.

El sacerdote hizo un gesto con sus manos y sus guardaespaldas descendieron las armas. Se había firmado una tregua entre Guerin y Vivant. Estaba claro que el diletante era un tipo culto, sofisticado y versado en varios conocimientos y eso lo convertía en un activo valioso para la causa del sacerdote hereje.

- Está bien... ¡Debemos continuar nuestro camino!...- aseguró Guerin mientras reemprendía nuevamente la marcha por aquel entramado de calles. Mientras proseguían su particular procesión, el sacerdote continuó exponiendo aquella alocadas teorías de sectas, adoradores paganos, deidades extraterrestres y viajes a través del espacio y el tiempo... ¡¡Un sindiós de órdago!!

- Como ya le he explicado, la existencia documentada de Hastur se remonta a tiempos del antiguo Egipto. Sin ir más lejos, el Faraón Niño formó parte de sus adoradores. Tal fue el calado de esta todopoderosa criatura, que dio pie a la formación de una hermandad que buscaban someter al mundo conocido al lejano dios. Éste, cada cierto tiempo realizaba un lejano tránsito desde su hogar entre las lejanas estrellas, necesitado de sacrificios y almas que esclavizar. Cada irrupción del Innombrable en nuestro mundo viene acompañado de fenómenos inexplicables o grandes tragedias...- tomó un poco de aliento deteniéndose en mitad de un oscuro callejón. Ya habían avanzado la mitad del trecho que les llevaría hasta el templo, pero ahora, las calles se empinaban pues debían ascender la colina sobre la cual se asentaba el restringido templo- ... ¡¿Le suenan de algo las siete plagas bíblicas de Egipto?!...- preguntó de forma inquisitiva- ¡Pues no fue Dios, monsieur!... ¡Las plagas fueron provocadas por Hastur!- sentenció revelando un macabro detalle que echaba por tierra toda la cristiandad - Fue aquí cuando el culto al Innombrable se extendió Pueblo de Moisés... Algunos rumorean que el mismo Moisés podría ser un miembro de la Hermandad adoradora de Hastur, pero... eso no está registrado ni se conoce a ciencia cierta. - continuó en una retahíla de datos descabellados, capaces de dinamitar la lógica y la salud mental de cualquiera. Tras el corto respiro, Guerin volvió a hacer una señal y sus hombres se pusieron en marcha. Junto a ellos, el autómata de Duvalier caminaba sin decir palabra, con la mirada perdida.

Avanzamos varios siglos en el tiempo y llegamos a la Pentápolis Bíblica... Seadom... Kanaán... ¡¿Conoce la lengua de Cristo, Vivant?!... ¡¿Sabe algo de hebreo antiguo?!...

Todo aquello me aturdía. Se notaba que el pobre diablo tenía ganas de explicar sus descubrimientos a alguien.

Cuidado Vivant... Los que juegan con una serpiente pueden acabar mordidos por ella...

Sin ser teólogo, al comentar lo de que las plagas bíblicas no había sido obra de Dios, no puedo evitar encogerme de hombros.

Bueno, técnicamente sí que fue obra de Dios... Lo que pasa es que no sabemos como es ese Dios... De hecho, tal y como me habéis presentado al... Innombrable, me recuerda al Dios de los judíos, que siempre dicen que no se puede pronunciar el nombre de Dios... Lo que me hace pensar que lo que decís de Moises bien podría ser cierto...

Desde que había visto las mujeres insectoides ya nada me parecía imposible... Y todo y nada me parecía creíble.

Ah! Y no. Mucho me temo que no estoy versado en el idioma cananeo... Pero por favor, continuad.

Lo que explicaba el sacerdote me interesaba, o al menos parecía comprenderlo desde la nueva perspectiva de mi percepción alterada... y curiosamente, la presencia de Guerin parecía darme una extraña lucidez demencial.

El padre Guerin sonrió ante la reconocida ignorancia que Dominique presentaba ante todos los temas que estaba exponiendo - Obviamente, nosotros conocemos esas ciudades por la traducción latina que se hizo de la Biblia, pero en el idioma de Cristo, el hebreo, Seadom es Sodoma y Kanaán es Canáan. Lo que me lleva a decirle que no fue el Dios de los cristianos y su armagedón el que acabó con Sodoma y Gomorra... fue el propio Innombrable en una nueva irrupción en nuestro mundo. La ciudad de la perversión, el vicio y la lujuria fue borrada y confinada a este plano de existencia mediante al cual, sólo se puede acceder cruzando el mismo portal que usa Aquel cuyo Nombre no debe ser Pronunciado para viajar entre los cuerpos celestes del firmamento...- Todo aquellas revelaciones resultaban sobrecogedoras cuanto menos, pero el sacerdote no tenía visos de haber finalizado. Aquella hermandad adoradora de una criatura tan poderosa como para borrar de la existencia al gran ejército francés, como para viajar a lo largo de constelaciones, parecía tener una forjada desde los primeros días de la historia.

- Pero no estamos sólos en este plano, si me permite llamarlo así. Sodoma fue tomada por una leal sirviente del Innombrable, una criatura que no pertenece a este mundo y que expandió a sus súbditos para corromper a los habitantes de la ciudad... ¡Lot pudo escapar!- tergiversando claramente la historia recogida en la Biblia. - ¡¡La Biblia miente!! En el Concilio de Nicea se ocultó toda esta historia retocando los detalles que se recogen en las Santas Escrituras...- Miró nuevamente a Vivant - Comprenda que soy su única opción para salir de aquí.

En otras circunstancias me habría reído en la cara del sacerdote, pero ahora no. Y no eran sus matones quienes me lo impedían. Aquel hombre daba un sentido a lo vivido las últimas horas, y eso era reconfortante... Y desesperante.

Me tomé mi tiempo para digerir todo aquello.

Es decir... Sodoma fue confinada a algo así como un lado del espejo, y al otro lado, nuestro mundo, este lugar no existe. Tormentas de arena como la que vivimos son las que envian gente al otro lado del espejo, donde está este pueblo, Sodoma, y es aquí donde son sacrificados los humanso que entran. Un lugar seguro sin sitio donde escapar, ni sin temor a ser molestados por otros...

No estaba seguro en absoluto de si era eso, pero me parecía algo "muy lógico"

Muy astuto...

Rematé.

Comprendo que es usted mi única opción para salir, al igual que usted comprende que yo puedo ayudar mucho a su labor apostólica... Mire, ¿Sabe quienes son los gnósticos? Entre los primeros cristianos hubo unos de especiales, que veían en Cristo algo más que una religión. No soy teólogo, pero puedo decirle que esos gnósticos seg... Vivían los ritos iniciáticos antiguos y se valían de artificios, parábolas y metáforas para ocultarlos de la vista del hombre corriente... Volvamos a París. Tengo un palacio, el palacio del Louvre. Podría convertir ese palacio en un gran museo. El museo más grande del mundo. Allí exponer pruebas, de forma encubierta de la existencia y de como contactar con el Innombrable. Sólo aquellos preparados y dignos lo podrían conocer, y el resto de la humanidad servirí apara lo que siempre ha servido. Ovejas. Y para eso necesito de su sapiencia, monsieur. Ambos nos necesitamos.

Además de creer en ese proyecto que llevaba tiempo dando vueltas en su cabeza, le parecía una buena manera de seguir siendo útil al sacerdote. Quería vivir, y en cierta manera, quizás había sido gracias a las palabras del sacerdote y de todo lo vivido que se atrevía a acabar de dar forma a tan ambicioso proyecto.

Guerin no pudo más que sonreír ante las palabras de Vivant. Había estado acertado a la hora de revelar todos sus oscuros conocimientos a aquel noble amplio de miras... ¡¿Acaso valía la pena dirigir la vida en defender los preceptos de una nación?! Los Primigenios no entendían de países ni políticas. Ellos eran la única ley y verdad que gobernaban el universo y los planetas que lo plagaban...

- Me alegro de que sea una persona de conocimiento, Vivant- dijo con voz calmada el sacerdote, tras la correcta deducción del diletante - Su elección ha sido la acertada, y debo decirle, que a mi lado descubrirá cosas que muchos otros han intentado ocultar...- añadió como un addendum a toda la parafernalia que había desarrollado.

- Los siglos pasaron y la Hermandad del Innombrable pasó a llamarse la Hermandad del Signo Amarillo. Esta medida se tomó tras la Caída del Imperio Romano y es debido al regalo que Hastur hizo un presente a sus adoradores, ...- continuó con el largo relato - Aquel cuyo Nombre no debe ser Pronunciado, entregó un artefacto para que sus fieles lo pudieran convocar y así entregar las almas de aquellos que serían sacrificados en pos del Dios Primigenio. El artefacto, para que no fuera reconocido como algo extraño y sombrío, tenía la forma de una cruz con tres gemas encastradas...- Guerin tomó unos segundos en dibujar la runa que se grababa en cada una de las gemas...

- Los torpes cristianos pensaron que era la trompeta divina de un ángel anunciador y la denominaron como... La Cruz de San Telmo, pero en realidad era un talismán con el poder de permitir la entrada del Innombrable en nuestro mundo. Juan Escoto de Erigena lo bautizó como... El Signo Amarillo- remató esperando una nueva reacción reflexionada de Dominique.

Escucho con curiosidad evidente lo que me cuenta el sacerdote. La Hermandad del Signo Amarillo, la Cruz de San Telmo, Juan Escoto...

Juan Escoto... Su nombre me suena. A él le debemos una excelente traducción de los texto de Dionisio Areopagita. Creo que fue un sacerdote algo peculiar.. Hablando de gnósticos, eh?

Comento con un guiño.

Por desgracia no he oído hablar de ese artefacto que comentáis. Y os he de decir que estoy muy intrigado por lo que decís. ¿Es una cruz? Es una trompeta? Se puede hacer sonar? Me parece fascinante la existencia de un artefacto divino y que con él se pueda llamar a la divinidad.

Guerin volvió a dar una orden y sus secuaces se levantaron. Había llegado el momento de continuar el camino hacia el templo. Era vital llegar allí. Reemprendieron la marcha y siguieron ascendiendo por aquellas calles que tomaban un aspecto más sombrío tras la revelación del sacerdote.

- El caso es, que la Cruz de San Telmo fue llevada a Tierra Santa durante la Tercera Cruzada por las fuerzas de Ricardo Corazón de León. Cuando fue empleada, tanto el ejército de los cristianos como el de los sarracenos desapareció...- Hizo una pausa para humedecer sus labios - Lógicamente lo que sucedió se lo puede imaginar porque usted ya lo ha vivido de primera mano...

Los ojos se me iluminaron por un repentino entendimiento.

Claro! Es cierto... Ahora recuerdo al padre Descoteux comentar algo al respecto cuando nos encontramos con los cruzados... El Innombrable se los trajo consigo... Y se vale de las expediciones francesas para engrosar sus sacrificios... ¿Es eso? Pero... ¡Quien envía a sus tropas una detrás de otra hasta aquí es Napoleon! ¿Es él uno de los miembros del Signo Amarillo? O quizás es otro quien le ha puesto bajo la persecución de Tut Ankh Amon? Es quizás un intento de proteger el sueño del faraón que descubrió la Divinidad?

Pero entonces recuerdo todas aquellas extrañas anotaciones astrológicas del sacerdote que guardo en mi bolsillo.

¿O quizás es el momento ideal para el sacrificio? Todos los cultos antiguos tenían fechas especiales para propiciarse el favor de los dioses con sacrificios.

Nuevamente Guerin sonrió. Había acertado plenamente confiando aquellos secretos a aquel hombre - ¡Sois un hacha monseiur!- exclamó esbozando una sonrisa en ese rostro severo y habitualmente mustio. - Ahora sigamos nuestro camino. Debemos apresurarnos...- instó el sacerdote.

Todo aquello ha ido haciendo mella en mí. Lo que había empezado siendo un poco charada para seguirle el cuento al sacerdote había acabado encajando bien. Demasiado bien. Aquella era LA Verdad. Y la inmensa mayoría de humanos eran simplemente unos completos imbéciles.

Sí, debemos apresurarnos. Los soldados que vinieron conmigo han estado haciendo amigos entre los menos leales de los vuestros... Esta ciudad debe ser ahora mismo un baño de sangre... Y si llegan hasta el Templo... No quiero pensar en esos ignorantes hollando con sus pies inmundos el recinto sagrado de Él.

Comento mientras sigo al sacerdote.

No veo el momento de volver a París e iniciar nuestr... Los planes de Él. Me ha dado un sentido superior a mi existencia... Digo con un hilo de voz, emocionado.

Las religiones no andaban tan equivocadas. Sólo que la Divinidad está más presente de lo que creen todos esos sacerdotes de despacho... Ja! Sólo de pensar en la cara que se les quedaría a toda la chusma cartesiana racionalista que puebla nuestras academias, cuando vieran la verdad, cara a cara... Algunos podrían volverse a nuestra causa, y ser de utilidad. hay algunas mentes brillantes entre tanto majadero. Estoy convencido. hemos de usar las herramientas de nuestro tiempo. El arte y la cultura. Son los últimos reductos donde aún reside Dios. Podemos valernos de ello para hacer saber la pronta venida del Innombrable. Que le adoren o que perezcan ahogados por las cenizas de los ignorantes. Sólo los dignos de entender el mensaje están llamados a ser testigos de su gloria.

El nuevo grupo avenido con la incorporación de Vivant consiguió su imparable marcha hacia el gran Templo. Las calles de Sodoma se elevaban a cada paso con desgastadas escalinatas de piedra. Los gritos de lucha y dolor se alzaban en la oscura noche bajo un telón negruzco y privado de estrellas. Todo aquello tenía tintes del poema de un artero dramaturgo, pero la realidad era la que era. Más tarde habría tiempo de reflexionar sobre todo, de documentarse, de formarse como un seguidor acérrimo del Signo Amarillo.

- Cuando el ejército cruzado usó el talismán, una de las gemas encastradas se desprendió del artefacto, como recogieron las Crónicas Prohibidas de Ricardo Corazón de León...- desarrollaba el sacerdote mientras se le escapaba el resuello - Y creo que dicha gema se encuentra en el interior de ese templo.- La afirmación era cuanto menos arriesgada, pero a estas alturas de las circunstancias, resultaba demasiado difícil negarle a Guerin su grandes capacidades. En cualquier otro momento, hubiera sido fácil poner sus argumentos en duda, pero ahora... tras sus revelaciones... después de que desentrañara los secretos más ancestrales del ser humano como especie...

Corrían y corrían alentados por una sensación tan confusa como era la emoción mezclada a la par con el miedo, hasta que finalmente llegaron al punto más alto de aquella ciudad. Allí, un templo de grandes piedras y un arte arquitectónico difícil de discernir gobernaba majestuosamente la plaza que daba acceso al mismo. No existían medios humanos para contruir una pulida cúpula de cristal en los tiempos del Antiguo Testamento... La visión de aquel edificio de elevada cúpula central, era realmente sobrecogedora a la vez que inquietante...

- ¡¡Vayamos adentro!!- ordenó el sacerdote.

Sin perder tiempo todos avanzaron hasta el umbral sin puertas que daban paso al interior del templo, pero en ese instante, unos gorgoteos acuosos resonaron por la plaza pilares desgastados y semiderruídos...

Todos miraron a un lado y a otro viendo a las anfitrionas de aquella urbe legendaria descender por las paredes cual arañas, con sus cuerpos abotargados y deformados. Mientras bajaban por los laterales de las paredes del templo, los jirones de ropas de colores chillones ondeaban a la brisa de la noche como banderas dañadas por el ostracismo. Sus rostros ya no mostraban los rasgos propios de la belleza femenina, si no detalles más propios de un arácnido con sus cuatro ojos rojizos minúsculos, aglomeraciones de vello táctil y dos poderosos quelíceros que temer...  

Todo aquello era como un sueño alucinado. Todas las cosas increíbles que se iban sucediendo las aceptaba como una realidad palpable. Exactamente igual que cuando soñamos... O cuando vivimos. Ambas cosas son igual de reales y ya no sabía qué era qué. La imagen de las mujeres insectoides reptando por las paredes era una prueba más de la Verdad. Lo que ya no podía saber era si eran guardianas o secuestradoras de uno de los ojos de Él.

Dejad pasar a los miembros de la Hermandad y vuestra lealtad será recompensada por Aquel cuyo Nombre no debe ser Pronunciado! 

Si son aliadas lo habrán entendido... Y si no lo son han de conocer el poder de Él y entenderán que lo mejor que pueden hacer es buscarse su favor.

A punto estuvieron de abalanzarse sobre ellos, pero súbitamente, aquellas aberraciones se detuvieron frente a ellos. La guardia personal de Guerin, continuaba con sus mosquetes en todo lo alto, pues no confiaban en aquellas terribles abominaciones.

Poco a poco, las anfitrionas que tenían frente a ellos se fueron apartando formando un pasillo por el que podrían pasar. Al parecer, las palabras de monsieur Vivant habían tenido éxito entre aquellas depredadoras y les recompensaban con el paso a su recinto sagrado, allá donde albergaba la reina de aquella ciudad de Sodoma...

Inseguros, el grupo fue avanzando entre aquellas hambrientas hembras de sólo sabe dios que monstruosidad, controlando hasta el más mínimo movimiento de las mismas.

- ¡Esto no me gusta Guerin!- exclamó uno de los escoltas claramente nervioso por aquella tensa situación, pero las criaturas no hicieron el más mínimo ademán de saltar sobre el sacerdote y sus acompañantes. A medida que avanzaban, el umbral que daba entrada al templo quedaba más cerca...