Partida Rol por web

Leon se está recuperando de toda la fatiga, mientras Edrik obedeciendo a Isolda pero con temor en su rostro da su último ataque sin combatir a la defensiva. Ahora el Paladín demuestra otra vez su maestría dandole un temible tajo en el abdomen al soldado antes de retroceder. 

Edrik -que la maldición recaiga sobre ti.

El soldado intenta atacarle pero debido a su herida no consigue traspasar el escudo del paladín, que retrocede siempre mirando hacia delante.

El otro soldado avanza ahora cubriendo el hueco de Edrik, viendo que la doncella es la que se interpone entre el paladín y él, lanza una sonrisa - Por fin nos batimos en duelo Isolda, espero que sea el último para ti. Eleva su espada para arremeter contra la doncella, pero no calcula bien el ángulo de impulso y su espada acaba chocando contra el casco de su compañero, que desprevenido por el ataque recibe un tremendo golpe dejándolo moribundo. Se queda completamente descompuesto al ver la situación.

Isolda contempla la escena con ojos de luchadora, tan pronto como la espada de su adversario se pone en movimiento comprende que va muy desviada y con la guardia abierta, la fatiga parece no hacer mella en la mujer que sin apenas pensarlo golpea con la lanza, estirando el brazo y propulsándose con las piernas justo hacia el hueco que queda desprotegido entre el brazo de la espada y el costado clavando la punta profundamente y haciendo brotar un manantial de sangre.

Es terrble mirarla a los ojos en este momento, más allá del dolor o la furia, sus ojos aparecen fríos y terribles.

Tras atacar, retira la lanza y vuelve disciplinadamente a su guardia, como tantas veces había practicado en el pasado hasta hacer estos movimientos totalmente mecánicos. Mientras tanto no quita ojo a su adversario evaluando la herida y calculando las condiciones del combate.

- ¿Cuál es vuestro nombre? - dice con absoluta calma, expresando una frialdad extraordinaria - soy Isolda, ya lo sabéis, pero quiero saber el vuestro, no sea que os mate en este duelo y nadie recuerde quien sois o quien fuiste, esto os ofrezco, recordaros tras vuestra muerte en atención a que no hace mucho me ayudastéis y fuistéis amigo....es una gran tragedia que tengáis que dejar aquí la vida, estáis herido, solo, ya que vuestros compañeros han caído y vuestro jefe os ha abandonado....

- Es la última vez que os lo digo, ya habéis visto la destreza y la fuerza de mi brazo, ya habéis visto la bravura de Edrik y la habilidad de la que hacemos gala como grupo...estáis solo contra 4 formidables adversarios que os superan tanto en técnica como en táctica, no tenéis ni la menor esperanza de cumplir vuestra misión y matarnos...rendíos ahora, deponed el arma y sabré ser generosa.

El soldado mira su herida ensimismado, como si todavía no creyera el agujero que tiene ahí en el pecho borboteando sangre. La lanzada ha sido limpia y la sangre corre durante varios segundos para después entaponarse. El soldado os mira ahora estupefacto tira la espada y el escudo y se arrodilla ante vos.

No sólo sois una doncella sino una doncella guerrera como jamás he visto, soy un ladrón mi señora este traje es el disfraz que utilizamos para pasarnos por mercenarios. No somos más que ladrones, y el más temible de todos es Rowyn mi señora, no vayáis a por él os lo ruego es astuto y mortal, y su guarida está llena de trampas, aquí a vuestra izquierda os lleva a una sala cuadrada con una escalera de hierro, ésta sube por un pozo que lleva a la plaza de la fuente solemos utilizarla para ir a nuestra guarida mi señora. Subid por ella y olvidaros de este siniestro lugar mi señora.

Confuso pensáis quizás por preguntar su nombre os dice con voz temblorosa - me llamo Bened.

Adviertes que lo has dejado bastante herido y que su cuerpo no podría soportar otro combate más.

Edrik que está detrás vuestra os mira con gesto extraño, mi señora no podéis acoger a un ladrón en nuestro grupo, debe de ser ajusticiado o llevado a las autoridades, no puede estar en nuestro grupo ni luchar con nosotros. Nuestra misión como nuestros integrantes son hombres honorables, no podemos codearnos con esta gentuza. Si vos acogéis en el grupo a este hombre no me queda más remedio que seguir las directrices para salir de estos subterráneos. Os estaré esperando en la posada de los Gamos, es la más grande de Robleda. Y os seguiré siempre y cuando no admitáis a este tipo de gente en vuestro grupo.

Veis como guarda su espada y se queda mirando vuestra reacción, mientras que la suya ha pasado de la extrañeza a un rostro frío y severo, que os escruta y os juzga como si estuvieseis apunto de cometer un acto vil.

En este momento sólo estáis Edrik y tú los demás os están esperando en el cruce.

La mirada de Isolda va recuperando poco a poco su tono normal, a medida que la tensión del combate va desapareciendo, si momentos antes la doncella parecía la encarnación de la misma Muerte, ahora vuelve a tener el aspecto de una joven, bien que algo acalorada y con las mejillas encarnadas por el esfuerzo y la excitación.

Baja ligeramente el escudo y la lanza sintiendo como una inmensa fatiga recorre todo su cuerpo, haciendo que su brazo parezca pesar toneladas. Los pulmones arden y la garganta se irrita por la respiración forzada, mientras un leve sabor metálico a ácido láctico se asienta en el fondo de la lengua, señal inequívoca de haber superado el umbral del esfuerzo anaeróbico.

Isolda mira al ladrón y después a Edrik. A continuación, con un gesto resuelto coge la espada de manos del agresor y se la tiende al paladín.

- Dadme también vuestro escudo Bened - dice con voz imperiosa que no admite réplica.

- Ahora decidme Bened, contadme algo sobre vos: ¿de dónde venís? ¿dónde habéis nacido? ¿qué os impulsó a uniros a esa organización criminal? - Isolda procura hablar ahora suavemente, mirando a Bened a los ojos.

- Habladme también sobre vuestro jefe Rowyn o como el dijo llamarse en realidad...¿Taud, era así?, contadme qué clase de hombre es y decidnos porqe nos tendió esta celada. Contadme también qué sabéis del asesinato de cierto prestamista acontecido hace poco...¿fue Rowyn quién lo ordenó?.

- Procurad colaborar Bened, estáis en mis manos y habéis fracasado, pero si colaboráis informandonos, procuraré que tengáis un futuro. Como comprenderéis, no voy a tomaros a mi servicio una segunda vez, ni siqueira yo soy tan ilusa, con una traición me vale. Os agradezco sinceramente que me intentéis mantener fuera del alcance de vuestro jefe, pero no tengo otro remedio que intentar extirpar este mal. Por favor, contadme todo lo que sepáis.

Luego añade dirigiéndose a sus compañeros: - Edrik, Borgar, vengan pronto vuestras mercedes, pongamos a Bened bajo fuertes prisiones, atemosle con fuertes ligaduras para que no pueda escapar y entreguemosle a la guardia para que sea juzgado por sus crímenes. Pero si colabora con nosotros y nos ayuda a deshacer este entuerto le trataremos con misericordia. Despojemosle de su armadura y de todas sus armas.

- Pero ahora estamos en un dilema señor Edrik, pues este hombre es mi prisionero, le he vencido en buena lid y su vida me pertenece, así lo dictan las Leyes y Usos de la Guerra como sin duda sabréis y la jurisdicción ordinaria no puede reclamarle si yo no le entrego. Querría ponerlo a disposición del Capitán Borka, pero eso nos retrasaría irremisiblemente por otro lado, no me gustaría que nadie quedara atrás a cargo de este hombre y con la gente de la Mano rondando, debemos permanecer unidos sobre todo ahora que hemos perdido tantos brazos y tenemos dos heridos por los que tenemos que velar...- añade en un susurro  para que solo lo oiga Edrik - lo más sensato sería despacharlo y dejar aquí su cadáver, sería lo más seguro, pero, ¿nos deshonraremos así habiéndose rendido a discreción?....no se que hacer... - continua en tono normal - ¿qué haremos con este hombre?.
 

Veis como el soldado también os da el escudo, ahora intenta coger un poco de saliva para seguir hablando, ya que la garganta se le ha quedado seca.

Mi señora, - ahora os mira con gesto suplicante- he nacido en las afueras de Robleda, en los alrededores de la Taberna La Sirena Alegre, allí entre mendigos y proscritos. Vi como a causa de la enfermedad que se cierne a nuestro derredor debido a la pobreza en la que nos hallamos, tuvimos que cometer actos delictivos. Lo mejor mi señora - ahora os mira con gesto sincero - es haber ingresado en el gremio, si me hubiese quedado viviendo en aquella zona la enfermedad hubiera acabado con mi salud y desearía antes morir con una lanzada en el pecho, que sufrir la muerte lenta de ver tus miembros pudriéndose poco a poco mientras que nadie se acerca para paliar el dolor sufrido.

Ahora mira con cara de temor al paladín pero se recompone su cara para enfrentarse con la mirada a la misma justicia - La justicia no es tan justa como parece, y si hay un lugar como éste ¿cómo puede decirse que hay justicia en Robleda? ¿Acaso no somos personas para vivir como los demás? ¿A qué se debe que se nos margine y se nos haga vivir de esta forma mi señora?

Después se queda pensando en la próxima pregunta que le hicisteis - Sí señora, nuestro jefe se llama Taud y Rowyn es su nombre falso. Es hijo de familia adinerada no como nosotros, recibió buena educación y todo parecía indicar que seguiría los pasos de su padre y heredaría un próspero imperio mercantil. Sin embargo, los florecientes negocios de su familia entraban en conflicto con los de algunos de los ricos miembros del consejo de Vecería de Robleda, que no toleraron esa competencia.

Abusando de su poder e influencia,  consiguieron llevar a la ruina a su padre, que finalmente murió en el incendio de su mansión. Nunca se pudo demostrar, pero todos en Robleda saben que el incendio fue ordenado por el consejo; un ejemplo de lo que le sucede a aquellos que intentan alterar el statu quo de la ciudad. Sin dinero ni otros parientes a los que recurrir, Tauds y su madre se vieron literalmente en la calle. Ella, debilitada por la tristeza y las penurias, no tardó en enfermar y morir. Sin embargo, Tauds aprendió a sobrevivir a cualquier precio gracias a su astucia, convirtiéndose en un hábil ladrón. Con los años, formó un grupo de forajidos, La Mano Silenciosa, se ocultaron en las alcantarillas y se dedicaron a atacar a los nobles de la ciudad.

Necesito algo de agua mi señora no puedo seguir hablando con la boca así...

Edrik ahora os mira con un gesto más aplacado, no sabéis si por el argumento del soldado o por vuestra discreción de poner en su mano la vida de aquel hombre. 

No mi señora, este hombre no puede ser ajusticiado ya que le habéis hecho deponer las armas, debe ser llevado ante la justicia. Me conformo con que haya sido desprovisto de todas sus armas, y que nos lleve hacia una salida para así poder entregarlo, y llevar a Drake a la posada para su recuperación.

En cuanto a sus dilemas morales, la cosa está clara nosotros somos la justicia mi señora, y los argumentos deben de estar apoyados con hechos. Este hombre carece de hechos para demostrar la culpabilidad del consejo, por tanto sus argumentos quedan invalidados. No les de más vueltas a este asunto, incluso puede servirnos de ayuda para llevarnos a la guarida de su jefe, podemos ahora erradicar el mal de la ciudad de un sólo plumazo. - Veis que una sonrisa de triunfo sale ahora de su rostro.

Escucháis las pisadas ruidosas y el chapoteo de pisar aquel líquido inmundo que asola las alcantarillas, es Borgar que acude a vuestra llamada.

Habla con su voz caversona - Mi señora, sir Edrik ¿estáis bien? Os estamos esperando...Drildoc ha encontrado una sala a la izquierda con una escalera hacia arriba, puede ser nuestra salida. 

Ahora veis que mira la situación ¿Y ese truhán aún sigue con vida? Mi señora no os dejéis embelesar por sus falsas palabras, entreguémosle a la justicia, aunque hubiese preferido que hubiera muerto con el filo de mi hacha. Pero viendo su situación de gusano, que es capaz de arrodillarse con tal de no morir como un hombre, haced entonces que sufra el encierro en esta vida, y la humillación en la otra.

Al ver que el ladrón vencido está tan maltrecho, siente compasión de él y, tras recoger su propia cantimplora, le ofrece agua para beber, sin dejar no obstante de vigilarle.

Mientras está aun escuchando las palabras de sus interlocutores empieza a comprobar los cuerpos de los otros asaltantes que poco tiempo antes habían fingido ser sus guardaespaldas, entonces se da cuenta de que uno de ellos está inconsciente pero no muerto, así que tira de él con fuerza para sacarlo del líquido que llena el suelo, no sea que se ahogue.

- Mi Señor Borgar, por caridad ayudadme también a amarrar a este, que sigue con vida aunque se haya desvanecido, no me parece bien matarlo así y no debemos dejar que recobre el conocimiento a nuestras espaldas. Despojemosle de sus armas y armadura y registremosle a ver que encontramos.

Mientras inician esta tarea, Isolda va pensando que hacer con los prisioneros:

No se que hacer, piensa Isolda, piensa, Edrik y Borgar parecen tener razón, pero no se si es prudente salir de las alcantarillas ahora...cierto que tenemos un hombre herido y que le necesitamos para el siguiente paso, además deberíamos entregar a estos dos, pero el tiempo apremia, si no llego a los calabozos antes del amanecer ajusticiarán a esa mujer...pero ni Borgar ni Edrik lo saben y así debe ser...¿no es mi obligación intentar preservar la vida humana? aun cuando sean culpables....

Este bandido ha intentado matarme...no me valen escusas, nada tiene que ver que de niño fuera pobre...si vale, la gente es muy mala porque no da limosna a los pobres...pero ellos en cambio ¿pueden matar a quién quieran y aun así sentirse bien? ¿no les ofrecí yo generosamente dinero y una empresa honrada en la que demostrar su valía?. En casa de mi padre nunca faltaba comida para compartir con los menesterosos que venían a nuestras puertas...y eso que nosotros no teníamos más que un modesto pasar...gracias al Cielo nunca pasamos hambre, pero...

- Mi Señor Edrik....¿vos creéis que un hombre puede redimirse por sus acciones virtuosas?¿creéis que el Bien puede triunfar sobre el Mal en el corazón de un hombre? - comenta de pronto en un susurro dirigiéndose al noble paladín.

Espera ahora la respuesta del paladín antes de continuar, pero es evidente que tiene algo que decirle.

Doncella Isolda, primero hay que pagar a la justicia, una vez pagada la deuda ya no hay delito, a partir de aquí lo que haga cada uno es lo que hará que sea. Sé que muchas veces se reincide porque la gente no le da oportunidades de redención, lo siguen juzgando como si ese delito no hubiese expiado. Lo difícil no es cumplir la condena sino vivir con ella, saber que nunca te considerarán ya un hombre virtuoso, tampoco te darán buenos trabajos, ni tampoco te podrás casar con mujeres decentes. Si a pesar de todo esto no te hundes y puedes llevar una vida virtuosa, entonces mereces todos mis respetos, es lo que puedo decirle.

- Borgar: Pero mi señora qué hace, ni por todo el oro del mundo...

- Edrik: No podemos ahora continuar con vos, está enferma venga a vernos dentro de tres días a la posada o al templo. Entonces hablaremos...

Borgar y Edrik se dirigen hacia abajo, - piensas que para irse por aquellas escaleras...

Drildoc y Leon suben al ver a los guerreros bajar para ver qué sucede, Drildoc te ayuda a quitar la armadura de abajo al ladrón vivo así no tendrás malos pensamientos.

Leon en cambio os ruega que le ayudéis a salvar al otro hombre y se pone manos a la obra con ayuda de Drildoc y de ti si le ayudas... Ves cómo hace parar la hemorragia y con una sonrisa en el rostro te dice - lo hemos salvado Isolda ¡está vivo! Después se dirige al ladrón sediento y le da agua de su odre al ver la herida de lanza.

- Ladrón: Gracias, después de recibir el agua. Os llevaré hasta mi jefe si queréis, ahora mismo supongo que estará sólo. Te das cuenta del cambio que ha sufrido el ladrón y no sabes si es por la ausencia de los hombres de ley, o porque le habéis dado agua y perdonado la vida.

Isolda mira extrañada como se alejan Borgar y Edrik sin entender muy bien porque se van, pero no le da más importancia: lo hecho, hecho está y era algo que debía hacerse.

- Ahora escuchad Bened, os amarraremos y deberéis cargar con el hombre inconsciente. Estos bienes incautados a vos y vuestros compañeros servirán a una noble causa, con estos bienes pagaremos a las familias de los caídos si las podemos encontrar. Estos hombres que han perdido la vida aquí fueron un día mis compañeros de armas...quizá esto no signifique nada para vos y quizá todas las palabras que me dijistéis eran solo mentiras...pero yo no mentía ni hablaba en vano y de verdad os consideré mis compañeros...por eso no quiero que queden aquí solos y olvidados devorados por las ratas sin que sus familias sepan nada. Quiero saber sus nombres y sus linajes para llevar consuelo a sus familias y, si no tienen familia, al menos sus bienes los emplearemos en socorrer a las gentes menesterosas. Os hago responsable Bened, de que así se haga. Estoy segura de que en el fondo sois un buen hombre y sospecho que vuestra conciencia os pide redención.

- No puedo garantizar que la Ley no os condene...y no podríais decir que eso no sería justo, pero si os puedo dar mi palabra de que hablaré por vos...no soy doctora en leyes, pero se que si el ofendido no presenta cargos contra el ofensor, no hay caso para la Justicia, también se que en estos difíciles tiempos, tiempos de guerras y tribulaciones, la Ley puede perdonar a un hombre si toma la Espada en defensa de la Justicia....no os hablo de la débil ley y justicia de los hombres, sino de la Justicia con mayúsculas.

- Bened, vuestras palabras me impresionaron...yo misma he sido testigo de la pobreza y miseria de las condiciones de vida de esos desfavorecidos, por eso pienso que es a los que hoy viven de esa manera a quienes debéis vuestros actos, de ahora en adelante, emplearemos nuestros esfuerzos en ofrecer una alternativa digna y justa a quienes viven en la pobreza....tengo una idea en mi mente, dijistéis que la Mano era lo mejor porque os había sacado de la miseria...yo os ofreceré algo mejor, una nueva organización, una nueva Milicia fundada sobre los principios del Honor, la Lealtdad y la Justicia, consagrada a la defensa de los débiles y los oprimidos, y sus miembros saldrán precisamente de ese lugar.

- Un día, tendremos una fortaleza, donde se adiestren los mejores defensores del Reino, una tropa aguerrida y orgllosa que será el asombro de la Marca y que infundirá respeto entre los enemigos, dónde nadie preguntará por el pasado, ni por la pureza de la sangre ni por lo abultado de los caudales, sino por la nobleza de los actos y la generosidad de los sacrificios.

- Hoy podemos empezar este trabajo, hoy podemos cambiar algo...hoy abatiremos a Taud, limpiaremos estas cloacas y luego asaltaremos la Torre de la Ciénaga y allí, encontraremos nuestro Destino.

- Quizá no soy mas que una muchacha débil e impresionable, una ingenua por creer en vos y en estas cosas, quizá los esfuerzos de los hombres nunca lleguen a nada nuevo....pero yo no lo creo...¡MIRAD! - exclamó de pronto en alta voz dirigiéndose a todos - ¡MIRAD TODOS!, ¡DRILDOC, LEON, BENED!....Aquí hay tres hombres que por lógica deberían estar muertos pero están vivos, Drake, Bened y el otro ladrón estarían muertos si no fuera por nosotros....por la virtud de nuestros actos...¡MIRAD!....¡LEON! ¿no es esto obra de los dioses bienaventurados? ¿no es una señal del Cielo?.

Finalizado este nuevo discurso deja indicado a Leon que lleve las cosas de los ladrones en la entrada secreta de Tom meintras ella, tras amarrar por el cuello a los ladrones prisioneros, continúa la marcha hasta el cruce donde antes estaban sus compañeros.

Isolda recorre con cuidado el pasadizo de la izquierda hasta la sala cuadrada.

Sin duda esta es la sala por que indicó Bened, por aquí salían de las alcantarillas....seguramente la guarida de Taud esté siguiendo más adelante...¿qué hacer?, Bened dijo que Taud estaría solo, pero el tiempo apremia para rescatar a la mujer y a Garm...Creo que seguiré por aquí, a ver si vemos el escondrijo de ese malvado.

Tras detenerse unos segundos a reflexionar, Isolda continua decididamente por el pasadizo de la izquierda dejando atras la escala que sube. Camina con sumo cuidado, tanteando con la lanza ante ella y con el escudo permanentemente embrazado. Tiene la respiración agitada y siente como la sangre fluye a gran velocidad por su cuerpo, sus músculos están en tensión, listos para reaccionar en cualquier momento, mientras el miedo se mezcla con la excitación de la aventura. Algo me dice que debería hacer que Drildoc fuera delante, es más astuto que yo y conoce mejor esta clase de pasadizos...pero ha sido herido, no consentiré que corra riesgos innecesarios por mi.

- Señor Bened, ¿está por aquí la guarida de Taud?.