Partida Rol por web

Al amanecer del cuarto día de viaje, casi desearíais avistar una bandera negra en el horizonte.

Os contrataron como parte de la guardia de un barco mercante destinado a las islas Lunshae, concretamente al reino de Caer Calidyrr. Diferentes motivos os llevaron a apuntaros al viaje, pero todos embarcásteis emocionados en el puerto de Athkatla ante la perspectiva de visitar unas tierras tan exóticas.

El viaje iba a durar una semana. En principio. Las velas del barco colgaban flácidas en los mástiles, hecho que os convirtió, junto al resto de la malcarada tripulación, en improvisados remeros. En poco se parecía a vuestro cometido original, que era defender la nave de los piratas que ejercían en esas aguas, pero así al menos manteníais las manos ocupadas.

El día transcurrió sin ninguna sorpresa, y llegó el atardecer. Los turnos de remar ya habían pasado, y los marineros preparaban el barco para pasar la noche. Durante el viaje y con tan poco que hacer, los miembros de la guardia, dos guerreros que parecían vender sus servicios conjuntamente, una bella clérigo y un semiorco, habían hecho migas. Nada demasiado íntimo, desde luego. La clérigo era demasiado alta y tenía demasiado carácter, y el semiorco, bueno, era un semiorco.

Jugaban a las cartas sentados en la proa del barco, cuando el risueño capitán, acompañado de su enigmático segundo de abordo, se dirigió caminando alegremente hacia el grupo. Los dos guerreros, al ver que se aproximaba el extraño individuo, musitaron una disculpa y se marcharon a los camarotes.

El capitán, un hombre viejo y tostado por el sol, se aproximó a vosotros sonriendo afablemente.
Bueno bueno, ¿Es que os pago por jugar a las cartas? Tranquilos, solo era una broma. Este temporal tan raro te hace sentir como una cáscara de nuez flotando en un charco, no os reprocho que hagáis algo para pasar las horas muertas. Pero tranquilos, aquí mi compañero, me ha asegurado que las cosas van a cambiar a partir de mañana. No sé cómo lo hace, pero es un cabronazo muy perceptivo-Palmea cariñosamente el hombro de su compañero-. Se llama Onur, por cierto. No habla mucho, pero lo poco que dice tiene más valor que un año de quejas de mis marineros.- Los dos hombres se sentaron en el suelo, en el lugar que habían ocupado los supersticiosos guerreros.-
Aunque no os lo creáis, tampoco yo soy inmune al aburrimiento. Sois un par de extraños individuos, y apuesto a que tenéis una buena historia que contar. Como viejo lobo de mar que soy, me encantan las historias, así que si no es indiscreción, me gustaría oir la vuestra.-Dicho esto, y en absoluto sintiendo que fuera una indiscreción ni esperando una negativa, encendió una pequeña pipa de marfil y se reclinó en el suelo, expectante-.

Lo primero que le habían dicho fue "no te metas donde no te llamen y no llames la atención" y Arek procuro hacerlo, se acercaba en silencio a los marineros, escuchaba su jerga, atendían en las instrucciones, evitaba meterse en el camino de aquellos expertos lobos de mar, pero al tercer día rodeado de agua por todas partes y habiendose pasado los mareos iniciales no pudo evitar explorar el barco, preguntar a veces insolentemente ya que aunque había sobrepasado la mayoría de edad Orca, no dejaba de tener 14 años y había estado siempre rodeado de niños. Cuando le pillaron en la bodega de carga, no suele ser bueno ponerse a dormir encima de los fardos que van a vender y más cuando no se supone que debes estar ahí, le pusieron a remar un turno adicional para que se le quitasen las ganas de seguir "cotilleando", aunque a él no le molesto, sufrían más los de babor, para seguir el ritmo.

- Tome aziento Capitán, no hay mucho que ofrezer, pero zeguro que gozará de la compañía, aunque zi no le importa la indizcreczión, ahora que eztamoz entre amigoz. Ze que mi madre negozio con uzted mi pazaje, pero no entiendo mi puezto como guardia, penze que me pondría de vigía para tomar el zol y aprovechar mi herenzia para el horario nocturno, máz que nada, porque veo como me miran el rezto y pareze que no lez zienta bien que ezte cuidando zu preziado pellejo o que ezte zentado al lado de Aine y lez joda que zea máz guapo que elloz. -Hizo una pequeña pausa dramática - Nunca entenderé a loz Humanoz-

- Mientraz le dejo meditar zu rezpuezta lez contaré algo que debería zer zabido por la mayoría de los tripulantez del barco, mi nombre ez Arek, hijo de Elleine, Zazerdotiza de Lathánder en la ciudad Athkatla y a mi padre no le conozí, zu relazión duro poco, lo juzto para que mama le reventará la cabeza con su mangual y hazerme a mi. Ziempre he zido un chico muy dezpierto y antez de que me metíera en problemaz... pues me han embarcado en tan magna incurzión, llena de aventuraz o al menoz ezo le han vendido a alguien que yo me zé. Puede que oz cuezte zeguirme algunaz converzaziones, pero no puedo evitarlo, zon cozaz de la zangre, mi mandibula viril no me permite pronunziar determinadaz conzonantez -

- Por zierto, algunoz marineroz dizen que da mala zuerte que haya mujerez en un barco que no ezten en el mazcarón de proa y eztoz díaz de "calma chicha" no augura nada bueno. ¿Zeguro que no habrá nada que no noz haya contado para evitar que cobrazemoz máz? -

Aún no sabemos la, apuesto por ello, interesante historia tras esta figura clerical que se haya ante nosotros. La curiosidad aboga por unas buenas aventuras. ¿Compartirás con nosotros que te llevan a tan exóticas tierras?

Onur habló lenta y cuidadosamente, no quiera transmitir ni cinismo ni ironia. No quería transmitir emoción alguna de hecho.

Miraba a ambos guardias con mucha atención, al joven  medio-orco también. Que podía hacer tan joven criatura en solitario a bordo de un barco, se preguntaba Onur.

Aine era una mujer demasiado dicharachera, le encantaban las canciones, las historias y en general cualquiera de las cosas que hacían de su credo un modo de vida. Adoraba a Oghma, tal y como decía a diestro y siniestro, orgullosa; y nunca evitaba una buena conversación si tenía tiempo para escucharla. Y en aquel barco parecían tener, por encima de cualquier otra cosa, tiempo a raudales.

Había hecho migas con el semiorco. Era jóven, incluso para los de su propia raza, pero al igual que Aine, había demostrado que tenía interés por la bebida, las risas y la amistad en general. Amante de las historias bardas, la clérigo siempre había sentido especial admiración por los juglares y cantores, y la oportunidad que le ofrecía el capitán no la iba a tener en muchos otros momentos. Aplaudiendo mentalmente la historia y la oratoria de Arek, se puso en pie mientras le decía:

- También da malfario enfadar a una mujer, Arek. Además, sabes que sería mucho peor no llevarme - sonrió y se llevó la mano a la espalda. Mientas, con suaves pasos, dejaba tras de si las sandalias sobre el suelo de madera, en su mano apareció una flauta que comenzó a hacer sonar mientras danzaba con lentos movimientos. El pelo, que hasta entonces había estado agarrado por la misma flauta, cayó sobre sus hombros mientras comenzaba el baile. Su mano izquierda estaba ya moviendose, mientras con la derecha hacía sonar su flauta.

Era una mujer muy alta, de casi 6 pies de alto. Su tez era morena, como lo eran sus largos cabellos. Normalmente vestía mucha ropa, que le tapaba casi todo el cuerpo, pero en aquella ocasión, quizás al ver todos los preparativos que habían hecho los marineros, vestía mucho más parecido a las mujeres que considerarian normales, salvo porque el tejido era de una clara manufactura oriental. Tenía unas sinuosas curvas que se acentuaban aún más con su extraño baile, con rápidos movimientos de cadera y algunos que parecían propios de una serpiente. Le caracterizaban también algunos tatuajes en su cuerpo, los cuales estaban la mayoría del tiempo cubiertos por sus anchas ropas; salvo el de la cara. Pequeñas punzadas de un color azulado cruzaban sus mejillas de un carrillo al otro, como ojeras que sombreaban los ojos y los remarcaban aún más en el contraste de colores.

De vez en cuando, hacía descansos para poder contar la historia.

- Hoy comamos y bebamos
Y cantemos y holguemos,
Contemos historias, hablemos.

Nacida en el seno de una familia noble, atada a las viejas costumbres y víctima de la extraña deshonra de ser mujer. Elegida para servir, esclava de su propia vida, nacida para aprender.
Siempre hizo, obediente, todo lo que le decian que tenía que hacer.
Mas, Oghma no lo quiera, el conocimiento de los libros no solo se puede obtener.
Desobedeciendo a sus padres, pero segura de si misma, huyó de la casa que le había visto nacer.
Necesitaba ver con sus ojos todo lo que el mundo le podía ofrecer.
Aprender idiomas, cultos, vivir aventuras, conocer nuevos amigos y cosas que comer.

Por honra del Señor del Conocimiento
Parémonos hoy bien anchos,
Embutamos estos panchos,
Recalquemos el descubrimiento.
 

Y asi sus pasos le hicieron vagar por la vida, fruto del azar eran sus pasos, el camino a seguir.
Miles de amigos hizo, adquirio conocimientos de todo tipo, yendo de aqui a allí,
Se enfrentó a duros peligros y ayudó a la gente a conervar su hogar donde vivir.
Y aunque no sabe a donde se dirige, a donde va, nunca cesa de sonreir.
La vida es hermosa, hay que protegerla, asi lo dice Oghma y así lo hemos de sentir.
Perpetuaremos el conocimiento que nuestros hijos, nietos y descendientes han de adquirir.
Y las palabras de esta humilde servidora nunca dirán lo contrario, o con sufrimiento he de morir.

Que costumbre es de concejo
Que todos hoy nos hartemos,
Contemos historias, hablemos.

Con el credo en la vida,el amor y las personas, nunca mira hacia atrás, solo hacia adelante.
Y si alguna nueva criatura pusiera en peligro la vida de un ser viviente, su arma desenvaine.
Aflore en ella y en sus amistades el valor para enfrentarlo y asi conseguir que la tormenta amaine,
No por algo será algún dia conocido en todas las tierras de este a oeste su nombre, Aine.

Quizás fuera por costumbre, pero al acabar hizo una reverencia. A veces obtenía unas monedas de oro por sus canciones, y ahora no tenía una misera moneda. Se colocó de nuevo sandalias y flauta en el pelo. Sonrió a Onur, figura misteriosa donde las hubiera y sonriendo le dijo:

- Espero que haya sido de su agrado y haya respondido a sus cuestiones, señor.

Después avanzó hasta su sitio, al lado de Arek y se sentó. Quizás ya estaba más que acostumbrado a sus pequeñas "actuaciones", pero eso no le quitaba a la chica las ganas de obtener buenas palabras al respecto de su nuevo amigo.

Has notado un cambio en el aire. Se respira la lluvia y un ligero escalofrío te indica que el viento está a punto de llegar, probablemente esta misma noche.

El capitán se ríe ante la mención de la madre del orco-.
Oh, sí. Negocié con tu madre. Una mujer dura como un callo, jajajajaja. Quería el dinero por adelantado, pero mi política es otra. Tú-señala al semiorco con la pipa- eres el que realiza un servicio para mí, y tú percibirás el pago. Y, ¿cómo que no entiendes tu puesto como guardia? La sangre orca intimida, y todo el mundo sabe que sois luchadores feroces. También he visto como remas, cualquiera diría que querías hacer mantequilla con el mar. Esas manos seguro que podrían partirle el pescuezo a un gnoll jajajajaja.
Agradece esta tranquilidad, amigo. Según mis cálculos deberíamos habernos encontrado ya con al menos un barco pirata, por nuestra proximidad a los dientes de la serpiente. Y no, no hay nada que no os haya contado. De hecho, a este paso os habré pagado por comeros mis provisiones.-Dicho esto, se recostó todavía más y esperó, ante la pregunta de Onur, a que la clérigo comenzara su historia. Su actuación le dejó los ojos como platos-.
¡Joder, así me folle Úmberli! Vaya una sacerdotisa más rara eres tú, ¿eh? No te pareces a esos estirados del templo con los que acostumbro a tratar. Confío en que sepas utilizar tus poderes clericales tan bien como esa flauta. Impresionante actuación. Venía a oir vuestras historias, pero esto supera mis expectativas.-Se puso en pie, desperezándose y gimiendo al crujir sus articulaciones-. Mañana os contaré mi historia. No es muy divertida, pero sí intensa. Ahora me voy a dormir, según mi amigo, es probable que el viento llegue esta noche y pienso estar ahí para aprovecharlo lo más descansado posible. Hasta luego, camaradas.

Arek hizo un hueco para que Aine se sentará comodamente y disfrutara de las miradas de agradecimiento y porque no decirlo de deseo que le mandaban de reojo algunos marineros que habían saboreado tan exquisita actuación.

- Que gran ezpectaculo, hazía tiempo que no veía a nadie moverze azí... - Se acerco a su oreja para susurrarle al oido mientras le ofrecía su vaso de vino - Pero ten cuidado querida, zé que zabez defenderte, pero cuanto máz tiempo paza la gente lejoz de zu familia, máz fázil ez que zucumban a los dezeoz de la carne... no ze zi me entiendez- Esto último lo acompaño con un brindis intimo con ella y se puso en pie. - Demoz graziaz a loz diozez por permitir que tan hermoza y poderoza Zazerdotiza noz acompañe en ezta empreza, bogemoz con Vigor y Brío hazía nueztro deztino - Tomando suavemente la mano de ella añadió en dracónico - "δεν χάνουν ποτέ τη φωτιά" -

Se dirigio hacía las cuadernas para ascender al puesto de Vigía, colocando a su espalda el arco corto y el estoque oscilando a su siniestra. - Creo que he bebido mucho, lo mejor zerá que me dé el aire - a mitad de camino dijo - Aine, a ver zi erez capaz de zacarle algo de informazión al miztico que pareze hombre de pocaz palabraz y no zé porque pareze un poco intimidado-

Una vez arriba, pudo contemplar toda la cubierta, el marinero allí apostado le miró un poco extrañado, pero ya se había acostumbrado a la presencia del Semiorco y aprovechaba su estancía para dar una cabezada, así que se arrebujo en su manta, cogiendo la bota de vino que le ofrecía Arek quedando este sumido en sus pensamientos mientras oteaba el horizonte.

"mama siempre dijo que es peligroso fiarse de la magia, en el caso de los sacerdotes, dependen de la volubilidad de su dios, pero aún así, es alguien superior quien otorga sus dones, un místico, en cualquiera de sus variables no depende de nadie salvo de si mismo, habrá que tener vigilado a Onur"

Un par de horas más tarde, tras despertar al vigía, se dirigio a su litera

Durante el transcurso del atardecer, y habiendo usado las horas de remo como parte de su entrenamiento diario, Rufus se dispuso a descansar un rato antes de dedicar unas horas a su estilo de combate. Hablo con su compañero de armas y acabo sentado junto a la mujer y el semiorco jugando a las cartas. Tras la aparición del capitan, su sentido del deber le llevo a dejar de jugar en horas de trabajo, por lo que decidió apartarse para continuar su entrenamiento.

Colocandose en una zona donde pudiera pasar desapercibido y utilizando una cuerda de seda y unos pesos atados se dedicó a realizar movimientos marciales que cualquiera que los hubiera visto bien podria haber sabido que un golpe de esos pesos podria hundir un craneo como se rompe un huevo al lanzarlo contra una pared.

Transcurridos unos minutos algo llamo su atención. Y es que podia oir a la mujer hablando de algo al otro lado del barco. Recogio sus utensilios y se dirigió a ver que ocurria, a tiempo de poder observar como Ain hablaba a la vez que danzaba dejando admirados a todos los que la miraban. El tiempo transcurrió veloz hasta que la clérigo finalizo su espectaculo. Fue en ese momento que se dio cuenta que llevaba ahi apoyado en el mastil bastante rato, como hipnotizado por la danza.

Sacudió la cabeza para recuperar la compostura que le caracterizaba y bufó mientras se daba la vuelta para regresar a su entrenamiento. Por su cabeza solo pasaba un pensamiento, que mas bien parecia una forma de evadir la responsabilidad ante el tiempo perdido mirando a la chica:

- Dios mio, ¡esa mujer habla por tres!

Onur permaneció pensativo, evaluando las capacidades de aquella curiosa pareja. Un medio orco muy hablador, buen orador y una una mujer humana tocada por la diosa de la danza y la canción. Un debate interno se inició al pensar en la palabra diosa. Por supuesto que el concepto de deidad no era apropieado, pues no dejaba de ser una criatura mas avanzada en el camino del poder que El mismo. Adorar a una "supuesta" deidad suponia marcarse unas limitaciones, pues siempre te veras a la sombra de tu venerada "deidad", nunca aspiraras a comprenderla y alcanzar semejante estado del ser. Sin embargo de donde manaba el poder clerical. ¿Acaso la autodeterminacion personal y la conviccion de un poder superior que es controlado a voluntad desbloquea dichos limites autoimpuestos? ¿Quizás al invocar poderes superiores usaba sin saberlo sus capacidades inherentes?.

Sea como fuere Onur no creía en los dioses como tal, les veia como seres mas profundos, seres que habian alcanzado una comprensión del ser superior. Los veía con curiosidad como el que mira a un profesor de una materia que un dia le gustaria enseñar.

Volvió a centrarse en el presente y abandonó su laberinto interior. Quizás el medio orco se había sentido incomodo. Aveces las criaturas mas sencillas son las mas perceptivas. No quería ser identificado y estigmatizado como lo eran sus hermanos que habían dado a conocer su identidad.

Era el momento de continuar la mascarada de humanos. Se concentró un instante para hacer desaparecer las marcas de deterioro de su carcasa de músculos, órganos y piel; y así parecer un humano de verdad antes de descubrir su rostro.

Pero por más que se esforzase siempre se retrataría con un rostro perfecto, sin defectos. Definiéndose como atificial. Y era evidente para cualquier observador que le mirase a la cara.

Cuídate ahí fuera joven Arek, la tormenta se cierne sobre nosotros. Esperemos que la lluvia y el temporal que nos aguardan esta noche no apagen el ánimo de nuestra dazarina de abordo, ni tu amable tertulia.

Veloz se había exaltado y estaba nervioso. Ese pequeñajo odiaba estar esperando y estaba deseando que ocurriera algo interesante. Como parte de sus sentimientos mas limitantes, Onur había encerrado hacia largo tiempo la parte de su propia personalidad impaciente y nerviosa en el psicristal. Librándose para siempre de sus sentimientos de impaciencia, pero ligándose al mismo tiempo al psicristal para siempre.

Ahora este diminuto ámbar tenía consciencia propia y una herencia emocional de Onur. Y más en concreto ahora mismo se hallaba escondido en la bota del propio Onur y luchaba por salir.

Volvió a mirar a la noble danzarina y después a Arek, sobretodo le había impresionado el. Tan joven y lleno de ambición sin limites.

Abrió la falsa suela de su bota y liberó a Veloz, su psicristal para que siguiera a Arek y que con curiosidad aprendiera todo lo que pudiera enriquecer a Onur.

- No te preocupes, Arek. - dijo Aine sonriente - Puedo parecer enclenque, pero soy más dura de lo que parece.

Desde luego, en aquel barco no pasaría nada interesante, pero estaba llena de gente que sí que lo era. Aquel hombre, Onur... Tenía algo extraño. Quizás fueran solo sus ojos, pero había algo más... ¿Un poder interno? ¿Era acaso un hechicero? 

¿Qué pasaría al día siguiente? Y, ¿por qué estaba él tan seguro de que pasaría algo?

Comenzó a juguetear con su flauta, dándole vueltas sobre el suelo. Echó su velo por encima de su cabeza y miró a su compañero, encogiéndose de hombros.

- ¿Crees que deberíamos descansar un poco? Si mañana va a haber tormenta... - lo decía sin mofa. Sino como una afirmación y una pregunta seria.

¿Algo o alguien me observa? O... es solo mi imaginación.

Esto se preguntaba Rufus en la cubierta mientras la mayor parte de su atención se centraba en sus movimientos con la cuerda. Un giro en falso y podria terminar el viaje para el, no es agradable que un peso impulsado por la fuerza que se genera al lanzarlo atado al extremo de una cuerda te golpeara, fuera donde fuera.

Por el rabillo del ojo, ves una pequeña y reluciente figura arácnida, que al percatarse de haber sido descubierta, se aleja rápidamente y desaparece por una esquina.

El psicristal te informa:
¡Onur! Estaba curioseando, como tú querías, ¿eh? ¿eh?, pero me ha descubierto ese tipo bruto y extraño que juega con la cadena, así que he vuelto corriendo, como tú querías, ¿eh? ¿eh? ¿Puedo hacer algo más? me aburro dentro de tu bota y te huelen los pies. ¿Crees que querrá jugar conmigo ese tipo? O quizá me pise, la gente siempre intenta pisarme- La pequeña figura arácnida corretea en círculos y empieza a escalar por tu pierna, ansiosa.

Mientras los últimos rayos de sol se sumergen en el horizonte, una débil y extrañamente cálida brisa infla las velas, empujando el barco lentamente hacia delante. Al mismo tiempo, y como contrapunto al aire caliente, llovizna helada empieza a repiquetear contra los tablones del barco. El aire se nota cargado, pero no acertáis a saber de qué. Pareciera que el sueño de un primigenio y gigantesco ser estuviera llegando a su fin, a punto de desatar su furia sobre el mundo. Nadie en el barco puede ya dormir ante esta sensación de incómoda expectación, aunque los marineros agradecen el viento que les pueda transportar lejos de allí, por lo que rápidamente todos se ponen manos a la obra.

Me voy a la cubierta a esperar y ver que ocurre, dada la sensación que nos constriñe las vísceras.

Dejo a veloz que corra por la la cubierta inferior y los camarotes, pero que intente que no le pillen.

Yo centro mi atención en la atípica tormenta quiero saber todo lo que pueda sobre la peculiaridad de la misma. Si fuera una tormenta normal no prestaría atención, pero siendo extraña voy a permanecer las horas que sean necesarias en cubierta observando inmovil. Como no tengo necesidades fiseologicas básicas como comer mientras haya gastado el punto de poder voy a dejarme ver como un ser que ha trascendido lo físico. Así que permanezco la noche en vela observando inmovil desde la cubierta, si al amanecer todo sigue tranquilo meditaré mis cuatro horitas de rigor, y gastaré un punto de poder para renovar el cuerpo.

Aine se había levantado a una hora temprana, y para cuando sus compañeros de viaje hicieron lo propio, ella ya había elevado sus plegarias al dios Oghma.

Apoyada sobre una de las barandas de popa, observaba el mar meditativa. Si los dioses así lo querían, podrían acabar hundidos en el fondo del mar con un simple soplo de aire. Pero, pese a la extraña sensación que la embargaba, sentía que estaban de su parte. Que empujaban el barco lentamente acercándoles a un nuevo destino. Que guiaban su rumbo y orientaban su viaje en una dirección correcta.

¿Que se escondería tras las aguas? ¿Que habria más allá del horizonte?

Arek disfruto esa noche la novedad del movimiento, el ritmo en constante aceleración de la nao, soño con aventuras inenarrables, ver tierra, pisar tierra, oler algo distinto a la putrefacción de la sentina, Si, tengo que portarme bien para que no me toque bajar a limpiarla pensó para sí. Notaba una sensación de incomodidad en la gente que le rodeaba serán teorías de marineros, o cansancio acumulado, nada mejor que acostarse agotado para evitar pensar, como dice mama, la vida es una aventura y no debes acudir a ella con miedo. mientras les saludaba con la mano.

Con el animo elevado subio a la cubierta, de reojo vio a Aine haciendo sus cosas raras en popa, se le paso por la cabeza darle un susto, pero después se acordó de la última vez que se lo hizo a su madre e inconscientemente se acaricio el trasero no, no es bueno distraer a una sacerdotisa durante su oración.

Agilmente se encaromo al mascarón de proa sintiendo como la brisa mesaba sus cabellos que sucederá, de verdad existirán criaturas capaces de comerse el barco como el Kraken