Partida Rol por web

La primera en reaccionar, después de que Jade pusiera el arco sobre la mesa, fue Arriana. La negrita bajó su cabeza más bien pensando que avergonzada y, después de meditar unos pocos momentos, miró a la otra chica.

- Oh, valla fallo. ¡Tenía que apuntarlo con el arco por debajo de la mesa...! Si mis antiguos amos estuvieran aquí... No siguió la frase, pero sus amigos sabían a que se refería. Probablemente, los que la criaron y “educaron” hasta ahora, le hubieran dado una paliza cercana a la muerte y no le darían alimento una semana. Como era normal, el rostro de la chica no mostró ningún gesto que traicionara sus sentimientos.

La discusión de los otros iba por un camino que a Jade no le interesaba mucho. El trabajo estaba hecho y no había más que decir. Tampoco le importaba que los otros gastaran su saliva en hablar sobre ello. El jefe sabía lo que hacía y Jade no le iba a decir que puede o que no contar.

Juggernaut vio acercarse a Mordecai al que pidió una cerveza negra. Al punto, un pichel que desbordaba una espuma espesa como la nata pareció materializarse ante él. Acodado en el amplio mostrador miraba al inusitadamente hablador Dace y al recién llegado. Su petición de ver los pies de Botines parecía haber generado un desasosiego que no entendía y esa era básicamente la razón por la que había abandonado la mesa, confiando en la diplomacia de su líder para calmar los ánimos. 

Suspiró, desentendiéndose de la mesa y tomando el pichel, le dio un buen trago. 

-Oye, Mordecai, ¿habías visto antes a ese tipo? ¿Al tal Botines? ¿O habías oído hablar de él? Nada como una taberna como la tuya para que las noticias corran de boca en boca. 

- Dace, vas a abrumarle con tanto detalle…- comentó con un desapego que en realidad no sentía. La locuacidad de la que Dace estaba haciendo gala ante un completo desconocido le importaba, y mucho. Le gustaba demasiado alardear de la última y reciente hazaña del grupo de mercenarios que lideraba sin percatarse de que el reconocimiento podía suponer un problema aun con la protección del Consejo. Además ante la última revelación el muchacho se había mostrado demasiado interesado.

- Como puedes ver el destino nos unió como el destino ha obrado a través de una inocente moneda para que regreses a Nexus. Y no me enfado si se toca ese tema, créeme- añadió retomando el comentario hecho segundos antes.- No sé por qué tienes esa impresión. Una gruesa piel y un buen fuego es la única manera de sobrellevar el frío, más aun en el norte. Eso no admite discusión. Si Botines ha estado allí estará de acuerdo conmigo.

Sonrió ante la frase de Jade, siempre con esa visión particular suya de todas las cosas.

-No Jade, no hacía falta que apuntaras a nadie esta vez, estamos entre amigos tranquilamente tomando algo juntos e intercambiando historias, aunque no está mal que estés alerta ante cualquier situación que se pueda producir.

Echó una mirada a su alrededor comprobando que los de la mesa de al lado habían vuelto a sus asuntos y observando como Juggernaut se había refugiado en la barra junto a una jarra de cerveza temiendo incomodar al hombre que él mismo había invitado a comer con ellos. Estuvo tentado de llamarlo para que volviera a unirse a ellos pero pensó que era mejor darle un tiempo y dejar que lo hiciera por si mismo. La voz de Arianna le hizo volver a la mesa.

-Tienes razón Arianna, hay que abrigarse con algo frente al frío ¿Verdad?

Mordecai acude rápidamente a atender a Juggernaut, sirviéndole la bebida que ha pedido y escuchando atentamente las preguntas que éste le hace.

- Bueno... ha venido por aquí dos o tres veces, pero nunca le había visto antes - contesta él después de hacer memoria.- Yo diría que es alguna especie de comerciante o algo así, pero de lo que estoy seguro es de que no es un marinero, he pasado muchos años de mi vida en el mar y reconocería un marinero sólo por el olor... Lo cual no deja de ser curioso - dice, esta vez con un aire misterioso.- pues a pesar de que esta taberna está en el distrito de los mercenarios, la mayor parte de mis clientes son marineros, por los viejos tiempos, ya sabes... Hay quién no aguanta el bullicio y la inmundicia de las tabernas del puerto, y yo les ofrezco justo lo que van buscando.

- ¡Oh, si! Por supuesto - exclama Botines.- Si no te proteges adecuadamente del frío encontrarás un amargo destino en el Umbral Norte... He viajado por allí alguna vez y es cierto que el clima es horrible, aunque también es un lugar dónde encontrar paz, a veces es agradable saber que te encuentras en un lugar inhóspito y que no hay ni un alma cerca, da qué pensar... - por un instante se queda con la mirada perdida, quizás algún recuerdo le cruza la mente.- Pero sólo por un rato, claro, luego enseguida quieres volver al calor de una hoguera y la compañía de otros viajeros en alguna taberna.

Vuelve a estar alegre, a pesar de las cosas que le han contrariado, tanto que hasta lo que dice Jade le resulta en cierto modo gracioso, obviamente no tiene ni idea de hasta que punto va en serio...

- ¿Es siempre así? - pregunta disimuladamente a Dace, mientras mira a Jade sonriente.

-¡Tienes razón! A veces uno necesitaba su tiempo y su espacio para estar solo y meditar pero tarde o temprano todos necesitaban la presencia y la compañía de alguien con quien charlar y compartir vivencias. Nunca he ido tan al norte, pero no parece una zona muy agradable por lo que contáis, recordarme que me abrigue bien si alguna vez nos encaminamos hacia allí. Jajajaja

Botines parecía más animado, incluso se inclinó para preguntarle por Jade y su comportamiento.

-Me temo que si. Le dijo con una sonrisa. Pero no te preocupes, ahora sabe que eres de confianza.

Al menos mientras no hiciera nada extraño Botines podía sentirse seguro allí entre ellos y poco a poco parecía que las mujeres comenzaban a acostumbrarse a su presencia.

-¡Juggernaut! ¡¿Estás fabricando esa cerveza?! Gritó a su compañero que aún seguía en la barra. Ahora que el ambiente era más distendido no tenía porqué seguir allí solo, a no ser que siguiera empeñado en que Botines le enseñara los pies, cosa que no parecía estar dispuesto a hacer. ¿Has estado alguna vez en el Umbral Norte? Dicen que hace mucho frío y es un lugar inhóspito. Le preguntó para que se uniera a la conversación. ¿Y vosotras?

-Gracias por la información, Mordecai. Eres un buen hombre sin duda. Pero dime una última cosa. En las anteriores ocasiones en que ese fulano ha venido por aquí, ¿le has visto hablar con alguien? O comer siquiera. No sé, tal vez sea un tipo normal y corriente y yo alguien que ha tragado tanta arena que su cerebro solo ve potenciales enemigos, pero hay algo en él que no me termina de cuadrar -señaló con un guiño que restaba seriedad a su adusto rostro.

-Nooooo -dijo alargando la negativa y reafirmándola con un fehaciente movimiento de cabeza-. Me la estoy bebiendo y pronto caerá otra -dijo acodado en la barra-. Se le llama sed -comentó y se echó a reír con fuertes carcajadas-. Respecto a las tierras del norte, nada se me perdió allí, así que para qué ir. Me gusta el calor y no ese frío que te cala los huesos y entumece tus músculos. Lo que no entiendo es que haya aumentado el comercio de pieles con el norte, pero bueno, de entenderlo sería comerciante o mercader. Y dinos Botines, ¿qué es lo más curioso que has encontrado en tus viajes? -señaló apurando el pichel-. Mordecai, otra más -pidió subrayando su petición con un estentóreo golpe de jarra sobre la barra.

Mordecai llena de nuevo la jarra de Juggernaut, no parece impresionado por su habilidad para beber mucho y muy rápido, está acostumbrado a ese tipo de alardes.

- ¿Me estás preguntando si ese hombre de ahí come? - la propia pregunta le hace reirse.- No sé, no puedo asegurar que le haya servido una comida pero... ¿hablas en serio? A mi me parece una persona normal, viene a la taberna a beber, como la mayoría de la gente - hace un esfuerzo mental por intentar ver más allá de lo evidente.- Quizás esté buscando a alguien... y viene a esta taberna como seguro irá a otras... claro que tampoco me ha preguntado nunca por nadie ni le he visto cruzar más de dos palabras con otra persona - se encoge de hombros, se rasca la coronilla y, finalmente, agita la mano delante de su cara.-¡Bah! No me hagas mucho caso...

Aunque su rostro seguía sin mostrar ningún gesto, puede que alguno de sus actos no pasaba tan desapercibido. De momento se dedicó a mirar a Juggernaut. Probablemente el grandullón estaba tan tenso por el asunto de antes, el de las putas.¿Que otra cosa podría levantarlo de la mesa y apartarlo? Aún así, Jade entendió de que no hay nada malo en invitar a alguien a la mesa, ponerlo en una situación incomoda y luego dejarlo en la compañía de los demás.

Sus ojos miel se posaron ahora sobre la otra chica del grupo. No entendía que había de malo en lo que contaba Dace, pero ella no entendía muchas cosas. La explicación del jefe sí que fue clara. Así que, acarició su arco como si fuera una parte de sí misma y lo volvió a quitar de la mesa.

En cuanto el extraño empezó a hablar, sus ojos lo miraron fijamente. La discusión sobre el frío del norte la hizo mirarse. Su ropa no era de las que abrigaba, justo lo contrario. Pero le servía para esconderse y moverse sigilosamente. La mirada inocente que el chico le dirigía, la empezaba a poner nerviosa. Salvo sus amigos, nadie la miraba sonriendo y ellos solo lo hacían cuando la pequeña decía inocentemente alguna tontería. Miró la mesa, miró a Botines, de nuevo a la mesa y luego empezó a jugar con la cuchara en el cuenco vacío, comprobando de vez en cuando, que había dejado de mirarla.

Si en la comida no se echaba atrás, en la bebida nunca se pasaba de una cerveza. No estaba acostumbrada a tomarla y más de una la haría decir incluso más tonterías de lo normal.

- Espero no tener que ir ahí nunca, respondió a la pregunta de Dace, tanta ropa impediría mis movimientos. Además, una negra en la nieve debe de ser imposible de esconder.

Percibes la tranquilidad de Ryuusei, que sigue afanado en su vigilancia de los tanseúntes desde la seguridad del tejado de la casa contigua. Parece que su tranquilidad va en aumento, lo que resulta ser un claro indicador de que ha decidido echarse una siestecita mientras vosotros seguís con lo vuestro.

-Pues claro que te lo decía en serio -dijo rascándose la coronilla, reconociendo lo absurdo de la pregunta-. No te lo haré, pero con una condición, que tú tampoco me lo hagas a mí.

Una sonrisa, un estrechameinto de manos y Juggernaut se encaminó hacia la mesa.

-Serías un blanco perfecto -dijo entre carcajadas Juggernaut que regresó a la mesa y sentó a ella-. Negra, blanco... -dijo moviendo dos dedos en el aire-. Bah, seguro que no lo pillas -sentenció meneando la cabeza. 

Dace se rió ante los comentarios de sus compañeros y la broma de Juggernaut, aunque tenía serias dudas de que Jade comprendiera del todo lo que significaba o le encontrara alguna gracia.

-Como puedes comprobar nosotros preferimos el clima cálido de Nexus. Dijo a Botines. Y si, Jade, creo que se os vería mucho en la nieve, pero ten en cuenta que no iríais así vestidos con lo que no quedaría mucho de vuestro cuerpo a la intemperie. Y supongo que el aumento del comercio se deberá a que se necesitan más pieles por algún motivo, quizás se prevea un invierno más largo o esté haciendo más frío de lo habitual, aunque yo tampoco tengo nada de idea sobre esos asuntos. En todo caso que haya buen comercio siempre es positivo para todo el mundo. Si los comerciantes tienen beneficios estarán dispuestos a pagar más por los encargos y eso también nos viene bien a nosotros.

Ahora mismo no tenían ningún trabajo a la vista, pero la protección de alguna caravana no era un mal trabajo para una compañía pequeña como la de ellos. Solían ser trabajos bastante sencillos y no estaban mal pagados y pocos tontos se aventuraban a atacar una caravana bien defendida así que practicamente eran viajes de placer, aunque Dace y sus hombres se tomaban muy en serio cualquier trabajo y nunca bajaban la guardia.

Botines parece ahora realmente contento, tiene hasta un brillo especial en los ojos. Os escucha atentamente, mirando con detenimiento a cada uno de vosotros mientras habla. Cada vez que decís algo, él asiente levemente, como confirmando sus propios pensamientos. En un momento dado, cuando se hace un silencio en la conversación, decide que es el momento de intervenir.

- Creo que ahora estoy seguro - dice paseando la mirada de uno a otro.- Creo que sois las personas que...

Pero su frase queda completamente interrumpida por el sonido de la puerta de la taberna...

Un golpe interrumpe toda la actividad de la taberna. Todas las miradas se dirigen hacia la puerta, que acaba de abrirse dando un portazo. Una delgada figura aparece atravesando el umbral y su nariz comienza a aletear, como si estuviese olisqueando algo...