Partida Rol por web

La Tumba de los Cinco Confines

Hijos del Sol Invicto

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13/04/2013, 16:13
Narrador

La Primera Edad fue un tiempo dorado de paz y armonía. Los hombres, ungidos con el poder personal de los dioses, gobernaban el mundo con mano suave y benevolente. Estos seres eran conocidos con el nombre de Exaltados y disponían de unos pavorosos poderes ancestrales para luchar contra los enemigos de los dioses.

Los Exaltados estaban divididos en dos clases desde su creación: Terrestres y Celestiales. Los Exaltados Celestiales eran los elegidos de los grandes dioses y podían manejar el poder de los cielos. Sus poderes eran demasiado importantes como para poder ser transmitidos de padres a hijos. Cuando uno de ellos moría sus poderes surgían en otro individuo, como una especie de reencarnación en la vida adulta. Los Exaltados Terrestres, también conocidos como los Vástagos del Dragón, era los elegidos de los Dragones Elementales. Eran menos poderosos pero su número era mayor y sus hijos tenían muchas posibilidades de convertirse en Exaltados al alcanzar la pubertad.

Los Exaltados triunfaron sobre los enemigos de los dioses. Como recompensa por su heroísmo, los dioses les concedieron el control de la Tierra. Durante una era sin tiempo, los Exaltados gobernaron La Creación, y su inexpugnable territorio se llamó el Reino. Pero los agonizantes enemigos de los dioses lanzaron una terrible maldición sobre los Exaltados. Su oscura magia penetró lentamente en el Reino así como en los corazones de los Exaltados. La benevolencia de los gobernantes del Reino se tornó en tiranía, y la guerra civil acabó con la paz. Como no había otra alternativa, los Vástagos del Dragón se alzaron y acabaron con los Exaltados Solares, que eran los que gobernaban el Reino en aquel tiempo.

Algunos Solares sobrevivieron a la emboscada inicial. Entonces tuvieron lugar terribles guerras, pues los supervivientes decidieron luchar contra los Vástagos del Dragón. Durante décadas, las guerras resquebrajaron la integridad del Reino mientras los últimos Solares luchaban causando gran destrección. Muchas de las glorias de la Primera Edad se perdieron, así como gran parte del saber de entonces. Los Vástagos del Dragón edificaron un gobierno militar sobre las ruinas y fueron los reyes durante siglos. Su reinado carecía de la grandeza de los días del Reino y tampoco gozó de una paz completa, pero habían desaparecido las atrocidades y terribles indulgencias que habían conducido a los Vástagos del Dragón al regicidio.

Un poderoso grupo de Exaltados Celestiales, los Siderales, había ayudado a los Vástagos del Dragón a acabar con los anteriores gobernantes. Poco después de la destrucción de los Solares, los Exaltados Siderales acordaron desaparecer sin dejar rastro. Los textos que los mencionaban fueron destruidos y todo recuerdo suyo desapareció de las memorias de los mortales hasta que sólo fueron una leyenda. Para conservar su influencia sobre el mundo, los Siderales crearon desde su escondite una religión, la Orden Inmaculada, que predicaba a su rebaño de mortales la superioridad espiritual innata de los Vástagos del Dragón.

Se vigiló estrechamente a los pocos Solares que seguían reencarnándose en el mundo. La vigilancia se materializó en un comando llamado la Partida Salvaje, que utilizaba el poder de la astrología y los instrumentos mágicos para detectar la presencia de los Solares. Armados hasta los dientes, los miembros de este ejército caían sobre cualquier Solar renacido y lo destruían antes de que tuviese la oportunidad de ejercitar sus poderes. En muchos casos el objetivo era destruido antes siquiera de que hubiese notado cambio alguno en su interior.

Entonces llegó el Gran Contagio. Se extendió por el mundo como el fuego en la tundra. Perecieron nueve de cada diez hombres. No había cura y nadie sabía cómo aliviar el sufrimiento de los que padecían la enfermedad. El mundo agonizaba pero el horror sólo acababa de empezar.

En el caos informe que había más allá de las fronteras de la creación acechaba la Buena Gente. Hasta entonces no habían podido operar gracias a la solidez de las creencias de los humanos, pero tras aquella gran epidemia la población estaba diezmada y los que ostentaban el control habían pasado ya a otra dimensión. La Buena Gente forzó las puertas de las cuatro esquinas del mundo y sus interminables legiones se abrieron paso a través de ellas. Incluso en los lugares que no habían sufrido tantos daños, el paso de los ejércitos de la Buena Gente no dejó otra cosa que locura.

Las hadas trajeron consigo grandes vórtices de caos y arrasaron la tierra. Una buena porción del mundo se perdió  para siempre. Campos y mares cambiaron de apariencia para siempre. En los lugares que no fueron destruidos, la Buena Gente dejó una realidad llena de cicatrices, inundada por una especie de locura fluida llena de distorsiones.

A medida que los ejércitos de la Buena Gente marchaban hacia el centro del mundo, una oficial de los Vástagos consiguió hacerse con el control de los sistemas de defensa del Reino, impidiendo de nuevo el avance de la Buena Gente. Esparcidos como hollín unos, otros derritiéndose como cera en una forja, huyeron aullando hacia el Kaos, más allá de la Creación. Con el control de los sistemas de defensa del Reino, la oficial se convirtió en el ser más poderoso del mundo. Desde su isla situada den el centro de la Creación, aceptó juramentos de lealtad y propuestas de matrimonio. Consolidó su poder y se proclamó a si misma Emperatriz, y como tal fue tratada desde ese día, hace casi ocho siglos.

Entre los más importantes aliados de la Emperatriz estaban los supervivientes de los Exaltados Siderales, que compartieron sus conocimientos con ella y le dieron buenos consejos. A cambio, la Orden Inmaculada se convirtió en la religión oficial del Reino, y los Siderales gozaron de una gran autoridad, con la que dirigieron y mantuvieron a la Partida Salvaje.

La Emperatriz controlaba sin problemas la Isla Bendita, pero carecía de un contingente de soldados fieles lo suficientemente grande como para poder gobernar el mundo, que en aquel entonces se tambaleaba arrasado por mil guerras. Optó por demostrar su poder utilizando sus tropas de Vástagos del Dragón y su control de las defensas del Reino para acallar a muchos de sus obstinados opnentes.

Aunque tardó muchas décadas, la Emperatriz consiguió que el mundo se arrodillase ante ella y le rindiese pleitesía. Sólo en el antiguo corazón del Viejo Reino, rebautizado con el nombre de las Tierras Carroñeras, vivían algunos de los supervivientes de la resistencia a las fuerzas de la Emperatriz. Como no estaba dispuesta a sacrificar sus ya exiguas tropas, dejó a su suerte a las Tierras Carroñeras.

Para asegurar su posición, la Emperatriz fue parte contrayente en una serie de matrimonios de conveniencia y uniones extramatrimoniales. Los resultados de sus esfuerzos recibieron el nombre de la Dinastía, una gran familia endogámica: la Dinastía atesora gran parte del poder en el Reino. Aunque comenzó con algunos supervivientes harapientos, la Dinastía ha crecido. Hoy día está formada por once casas principales e incontables linajes menores. Cuenta con miles de Exaltados Terrestres.

Durante 760 años, la Emperatriz manipuló a sus descendientes, que se lanzaban a menudo a la guerra para adular su talante belicoso. Conservar su posición de poder era lo más importante para ella, así que se aseguró de tener todos los cabos bien atados frente a cualquier amenaza interna o externa. Durante los siglos que duró su reinado, la Partida Salvaje nunca le falló, el Reino jamás se vio amenazado seriamente por un ejército enemigo, y la Dinastía adquirió cada vez más poder.

Hace cinco años todo cambió. La Emperatriz desapareció un día sin dejar rastro. De la noche a la mañana el imperio del Reino comenzó a desvanecerse. El gobierno no había sido creado para que lo ejerciese un sucesor, simplemente carecía de los mecanismos necesarios para colocar a un nuevo gobernante en el trono. Ni siquiera había pruebas que demostrasen la muerte de la Emperatriz.

Las semanas de indecisión se convirtieron en meses de disputas políticas, hasta que se colocó a un hombre de paja en el gobierno. Las provincias fueron desprovistas de fondos, se retiraron guarniciones de los estados tributarios. Todas fueron a parar a la Isla Bendita. Cualquier intento de enviar las legiones al exterior era visto como una maniobra para controlar el trono. Los miembros del Reino estaban ociosos, paralizados. Incluso la Partida Salvaje estaba arrinconada, mientras los aspirantes al trono iban acumulando poder.

Conscientes de que los ejércitos del Reino y sus defensas mágicas eran meros tigres de papel, muchas de las regiones sujetas a su gobierno dejaron de pagar su tributo. Pero no fueron los tributarios los únicos en detectar la debilidad del Reino. Las tribus de bárbaros que acechaban más allá de la civilización comenzaron a realizar frecuentes ataques. Desde sus fuertes en la Creación, y también desde otros lugares, la Buena Gente planea una guerra. Los señores del Inframundo han comenzado a enviar nuevas monstruosidades contra los vivos, y en todas partes flota el oscuro presagio de una futura contienda.

Después de siglos de vigilancia, la Partida Salvaje no está en su mejor momento. Y en este momento de debilidad reaparecen los Exaltados Solares. No unos pocos, sino un número considerable. Es como si se hubiese abierto una puerta y todos los héroes de antaño hubiesen regresado a la tierra.

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13/04/2013, 17:01
Narrador

Los Exaltados Solares son los más poderosos entre los Exaltados y durante la Primera Edad fueron los gobernantes del mundo y los líderes de los Exaltados. Su condición era ejemplo e inspiración para toda la humanidad, habían sido dotados de un fulgor del que todos debían aprender. Su poder procedía del sol, y el día les pertenecía. Lógica, heroismo, inspiración y nobleza eran las palabras que mejor los definían.

Los Vástagos del Dragón asesinaron a los Solares durante el crepúsculo de la Primera Edad. Aunque algunos siguieron reencarnándose constantemente, solían ser despachados de inmediato por las fuerzas del Reino. Hace sólo un par de años, desde la desaparición de la Emperatriz Escarlata, los Solares han comenzado a resurgir en un número cada vez mayor. Esto, unido a la inestabilidad del Reino, constantemente amenazado, ha dado a los Exaltados la oportunidad de mostrar al mundo su poder.

 

- Casta del Alba -

La Casta del Alba está constituida por los guerreros del Sol Invicto y llevan los gallardetes de la gloria del sol a toda batalla y todo lugar oscuro. En la antigüedad, antes de que los Vástagos del Dragón usurpasen su poder, los Solares de la Casta del Alba eran los generales del Reino, comandando los ejércitos y vigilando las fronteras.

Los Solares del Alba son fieros guerreros, aunque su ferocidad no equivale a sed de sangre ni a estupidez. Algunos de los que se han reencarnado recientemente en el seno de esta casta han resultado ser asesinos implacables, aunque no estaban exentos de algún rasgo redentor. Otros se han convertido en generales eruditos, soldados de élite que han protegido sus hogares, monjes duchos en la artes marciales, gladiadores, guerreros callejeros y hasta en guardias de la ciudad, dirigiendo su propia guerra contra los oficiales corruptos y parásitos criminales que infestan las ciudades del mundo.

Los miembros de la Casta del Alba son gente muy dotada para cualquier disciplina de combate. Son maestros naturales en el manejo del arco, la espada y el combate cuerpo a cuerpo. Cuando canalizan esencia para que su ánima se manifieste, se convierten en terroríficos gigantes. Sólo los más aguerridos guerreros se atreven a mirarles a los ojos, que son como el oro incandescente.

 

- Casta del Cénit -

La Casta del Cénit está formada por sacerdotes, místicos, profetas y visionarios. Como el Sol Invicto al mediodía, mostraron su poderío y gloria a todo el mundo. Dirigieron a los Solares Deliberativos, que contaban con el poder ejecutivo del Reino, y gobernaron con el consenso, la bendición y la sabiduría del Sol Invicto, el ahora olvidado patrón de los Solares.

Los Cénit se volvieron soberbios y comenzaron a creerse portavoces del Sol Invicto cuando en realidad no lo eran. Airado, el Sol Invicto les dio la espalda y puso los corazones de los Vástagos del Dragón en su contra. Los Exaltados Solares fueron perdiendo poder y comenzó el gobierno de los Exaltados Terrestres.

Con todo, los actuales Exaltados de la Casta del Cénit poseen todavía la capacidad para ver al Sol Invicto. Han visto que él lamenta haber sido tan duro en sus juicios y que pretende hacer justicia en un futuro no muy lejano. Ha plantado la semilla de la equidad en su interior, y todos y cada uno de ellos sabe que deben hacer lo posible para que sus visiones se conviertan en realidad.

La Casta del Cénit es la más variada en su composición. Muchos de sus miembros son chamanes o sacerdotes de la Orden Inmaculada, mientras que otros simplemente son individuos apasionados sedientos de justicia. Aunque sea sacerdotes, encajan más bien en el tipo de misionero, evangelista o cruzado que en el de sabios o teólogos pretenciosos.

Los Solares de la Casta del Cénit son excelentes oradores y poseen una gran capacidad de persuasión, pero ese no es su único fuerte. También son increiblemente longevos, poseen una resistencia al dolor fuera de lo común, y en sus misiones demuestran una impresionante capacidad de supervivencia. Cuando canalizan esencia a través de sus ánimas pueden hacer que el fuego consuma los cuerpos de sus enemigos muertos para que sus almas lleguen a la otra vida, en lugar de convertirse en fantasmas hambrientos o muertos vivientes. Los mimebros de la Casta del Cénit son enemigos acérrimos de demonios y muertos vivientes y canalizan esencia a través de sus auras para repeler y destruir a semejantes criaturas.

 

- Casta del Crepúsculo -

Los Exaltados de la Casta del Crepúsculo son sabios y brujos Solares. Antiguamente eran los magos y demonólogos del Viejo Reino. Aunque es posible que los Exaltados Lunares les superen en el manejo de las ilusiones, y la delicada magia de los Siderales les permita ver el futuro, no hay nada comparable al poder bruto de la sencilla magia, los encantamientos y las invocaciones de los Exaltados del Crepúsculo. De sus manos salieron incontables artefactos durante la Primera Edad, y cuando escuchan sus gritos o llamadas, los prícipes del Reino de los demonios y los señores de los elementos se ponían en movimiento.

Los miembros de la Casta del Crepúsculo destacan como brujos pero son algo más que simples eruditos. Son aprendices y diletantes, doctores y hojalateros. No sólo trabajan la magia con esencia, sino que utilizan también todo tipo de herramientas, aparte de su ingenio e intuición. Cuando canalizan esencia a través de sus ánimas se están protegiendo de cualquier ataque posible, algo muy importante si tenemos en cuenta su peligroso estilo de vida.

 

- Casta de la Noche -

Los Solares de la Casta de la Noche son los espías, exploradores y asesinos de los Exaltados Solares. Durante los días de la Primera Edad se encargaron del aparato de seguridad del Reino. Ocuparon sus asientos entre los Deliberativos para opinar también sobre la seguridad social y la cultura de los ciudadanos del Reino.

En la actualidad se dedican al timo y al vagabundeo, aunque no suelen robar con violencia ni matar. A menudo se dedican al contrabando, a la investigación y a trabajar como rastreadores, cazadores y cosas por el estilo. En general, se dedican a cualquier cosa para la que haga falta más ingenio y sigilo que fuerza bruta. Entre los miembros de esta casta hay algunos carteristas y asesinos, pero no son la mayoría.

Los Exaltados de la Casta de la Noche no tienen rival en todo lo relativo al sigilo, las acrobacias y meterse en lios. Poseen también una prodigiosa percepción de todo lo que les rodea. Canalizando esencia a través de sus auras, pueden camuflarse y hacer que su presencia sea realmente difícil de detectar. Pueden hacer desaparecer sus ánimas, algo que les permite utilizar encantamientos sin revelar su naturaleza exaltada.

 

- Casta del Eclipse -

La Casta del Eclipse está compuesta por embajadores y diplomáticos Exaltados. Durante la Primera Edad, negociaron tratados con los Reinos bárbaros que se concentraron alrededor de las fronteras del Reino, así como con los espíritus, la Buena Gente y otros seres sobrenaturales. También trabajaron como defensores del pueblo y censores del Reino, negociando pactos y tratados entre los diferentes tipos de Exaltados, procurando siempre que el gobierno actuase de forma justa y honesta.

Destacan por su capacidad para ganarse la vida mediante las palabras y los tratos. Mercaderes, diplomáticos, burócratas, hombres de confianza, mendigos, traficantes, profesores... cualquier Exaltado de la Casta del Eclipse se puede dedicar a estos quehaceres.

Los miembros del Eclipse son maestros del gobierno, los negocios y la política de la misma forma que los del Cénit lo son en la pesuasión y el liderazgo. Poseen también una asombrosa capacidad para aprender idiomas y son grandes jinetes y marineros (para negociar un tratado o hacer efectiva una transacción, el negociador debe llegar primero a su destino). Canalizando esencia a través de su ánima, un Eclipse puede jurar o ser testigo de juramentos que nadie se atrevería a quebrantar, ya que una terrible maldición pesará sobre el que lo haga. Los miembros de esta casta pueden caminar entre los espíritus y demonios sin miedo, pues están protegidos por antiguos tratados inviolables acordados durante el apogeo del Viejo Reino. Pueden adquirir y utilizar los encantamientos y poderes de otros seres, aunque les costará más caro que los que corresponden a su casa.

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13/04/2013, 17:06
Narrador

En la Primera Edad, los Exaltados Lunares eran los más poderosos emisarios de la Corte Exaltada. Eran los virreyes, generales y agentes de los Solares. En las ocasiones en las que la voluntad de los Solares debía ser reforzada y los Vástagos del Dragón no podían llevar a cabo el trabajo solos, los Lunares se ocupaban de enderezar las cosas. Los Lunares siempre pensaron que mientras ellos eran los dueños de la noche, los Solares eran los dueños del día. Mantenían el orden mientras los Solares descansaban, se movían entre las tinieblas como fantasmas, y conseguían con su dureza lo que se les escapaba al cegador brillo de los Solares.

Normalmente, los Lunares solían ser consortes de los Solares. A lo largo de la historia del Viejo Reino, se dio la tradición de que Lunares y Solares se uniesen en matrimonio y formasen hogares juntos. Se pensaba que tales enlaces proporcionaban equilibrio y buena fortuna. Lo cierto es que redujeron la tensión y competitividad que había comenzado a surgir entre ellos, ya que así compartían su autoridad sobre las tierras que gobernaban y sus relaciones eran más fluidas.

Cuando cayó el Viejo Reino, los Exaltados Lunares renunciaron bajo juramento a la defensa del Reino y se convirtieron en sus enemigos, exiliándose a las profundidades del Kaos, un lugar que, a diferencia de sus enemigos, podían visitar y frecuentar. A partir de entonces, los antiguos enemigos del Reino mantuvieron a raya a los Vástagos del Dragón, y sus propios poderes sobre las bestias y la ilusión fueron reforzados por un vasto arsenal de animales peligrosos y por la naturaleza cambiante y maleable de las regiones del Kaos. Muchos sucumbieron a la locura del Kaos cuando su mentes se tornaron bestiales y perversas, y algunos Lunares llegaron a convertirse en los más peligrosos monstruos que hoy moran en el Kaos. Aquellos que no se dejaron llevar se convirtieron en jefes de tribus bárbaras, en ermitaños solitarios o en brujos. Fueron defensores acérrimos de la civilización, pero el recuerdo de sus compañeros asesinados y la influencia del Kaos ha dejado en muchos de los Lunares más veteranos un profundo sentimiento de rencor hacia la civilización en general y hacia los Vástagos del Dragón en particular.

Los Lunares son unos maestros en el arte de cambiar de forma, y pueden tomar el aspecto (completo o parcial) de cualqueir animal cuya sangre hayan probado. Sólo esta habilidad hace de los Lunares unos enemigos muy peligrosos, pero combinada con el dominio que tienen sobre las bestias y su familiaridad con la noche y sus criaturas, los convierte en los más peligrosos oponentes del mundo. Aquellos Lunares que conservan sus sentido común poseen una profunda conexión con el subconsciente. Lo utilizan para crear ilusiones complejas y mortales o para evocar emociones primarias en las mentes de aquellos que les rodean, sean amigos o enemigos.

Los Exaltados Lunares muestran un desprecio total por la sociedad y las fuerzas de la civilización, y lo que es peor, los más viejos recuerdan la insolencia y la falsedad de los Vástagos del Dragón durante la caída del Viejo Reino, y aprovechan cualquier oportunidad para devolver el golpe a los Terrestres y al Reino. Muchos Lunares se dejan adorar como dioses por los bárbaros del Kaos, lo que les garantiza acceso a la esencia y les permite disponer de ejércitos con los que atacar al Reino. De entre todos los Exaltados, los Lunares tienen la peor reputación, al haber entre ellos auténticos monstruos y horripilantes seres nocturnos. Los peores se comportan como depredadores con los hombres.

Debido a su propia naturaleza, los Lunares son creiaturas de flujo, de misterio, de la intuición. Son la noche, con todos sus riesgos y peligros. Su número es el tres, pues significa la luna nueva, la llena y la luna en transición. Aquellos que han vivido en el Kaos durante una larga temporada suelen desarrollar ciertos rasgos bestiales: ojos felinos, garras, cola... no cabe duda de que los Lunares que se refugiaron en el Kaos han sufrido cambios irreversibles, por lo que intentar convertirles en auténticos Exaltados sería el más grande de los desafíos de los Celestiales.

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13/04/2013, 17:09
Narrador

Los Siderales son los reyes de la desaparición estratégica y del cumplimiento de las exigencias del arte de gobernar. Durante la Primera Edad, los Siderales fueron los visires y consejeros de los monarcas Solares. Su gran comprensión del destino fue la estrella por la que se guiaron los Solares.

Si los Solares eran maestros del liderazgo y la inspiración de sus seguidores, los Siderales dominaban la intriga, el subterfugio y el arte de persuadir sutilmente. Su habilidad innata para canalizar esencia tratar con espíritus les hace poderosos. Son consumados profetas y visionarios, y esto les garantiza una gran ventaja en el dominio de la intriga, algo en los que no hay humano ni Exaltado que se les aproxime. Además de la precisión y talento con que hablan del destino, cuentan con un gran dominio de las artes marciales. Estos peligrosos guerreros enseñaron sus técnicas menos apreciadas a los monjes de la Orden Inmaculada, adaptando sus estilos de lucha a los Vástagos del Dragón, cuyos poderes son más elementales y menos poderosos. Hoy, los Vástagos del Dragón están entre los más hábiles en el uso de artes marciales de toda la Creación, y se dice que algunos Inmaculados no Exaltados son capaces de canalizar esencia.

Cuando el Viejo Reino llegaba a su punto más alto de decadencia, los Siderales se reunieron, hicieron una lectura masiva de las estrellas y de ella extrajeron una profecía que analizaba tres futuros posibles. En uno habían convencido a los Vástagos del Dragón para acabar con los Solares y el mundo se empobrecía, pero seguía adelante. En otro, los Siderales intentaban reformar a los Exaltados Solares pero fracasaban y el Reino sufría una terrible escisión que acababa en una colosal guerra civil, dejando un mundo en ruinas sobre el que la Buena Gente se extendería en una gran oleada. En el tercer futuro profetizado no hacían nada, el mundo se corrompía definitivamente y las tinieblas se infiltraban en él, mientras que una salvaje entropía dejaba paso a un mundo que era una cáscara negruzca y sin vida.

Finalmente, los Siderales convencieron a los Vástagos del Dragón para que asesinaran a sus gobernantes. Luego, desaparecieron tras la Orden Inmaculada. De esta forma la gente común se olvidó de que en una ocasión habían existido los Exaltados Celestiales. Sólo algunos estuvieron en desacuerdo con las decisiones de sus hermanos, así que tuvieron que exiliarse más allá de las fronteras del Reino.

El poder de los Siderales procede de las estrelllas y las Cinco Doncellas del cielo nocturno. La profecía, la intuición y el mundo de los espíritus son las áreas de influencia de los Exaltados Siderales. Su número es el cero o el infinito, pues ambos representan el vacío de la mente disciplinada o el número de estrellas que hay en el cielo nocturno. Los Siderales se consideran a si mismos transgresores de umbrales, están donde todo comienza o acaba.

Entre los Exaltados, los Siderales son los profetas, los magos oscuros, los pícaros que manipulan los espíritus. Aunque suelen mantener un contacto estrecho entre sí, son parcos en palabras con el resto de los Exaltados, a no ser que las circunstancias indiquen lo contrario. Los Siderales tienen una gran comprensión de la magia, saben cómo utilizarla y lo hacen con frecuencia. Son capaces de cambiar el destino directamente u obligar a los espíritus a que les hagan el trabajo sucio. Son, sin embargo, muy cuidadosos con el uso de esta habilidad, todo Sideral que se precie deberá forjar una relación con los espíritus con los que ha de tratar.

El poder más importante de los Siderales reside en su conexión con las estrellas y los espíritus de las Cinco Celestinas del cielo nocturno. Todas ellas tienen una disposición favorable a los Siderales, y son muchos y muy variados los dones que les otorgan.

- Mercurio, la Doncella de los Viajes -

La Doncella de los Viajes es la diosa del ir y del hacer. De aquellos que poseen un incansable deseo de viajar se suele decir que han sido tocados por Mercurio, así como de aquellos que tienen episodios maníacos frecuentes.

- Venus, la Doncella de la Serenidad -

La Doncella de la Serenidad es la diosa de los sueños y la relajación, del ocio y el disfrute. Goldbrick y demás vagos recibían el nombre de "patanes de Venus" antiguamente.

- Marte, la Doncella de las Batallas -

Diosa de la guerra y el conflicto, las manos de Marte siempre han estado manchadas con la sangre de los muertos. Incluso hoy se utiliza la marca de Marte, una estilizada lanza con su correspondiente escudo, para señalar la presencia de una armería.

- Júpiter, la Doncella de los Secretos -

Júpiter es la diosa encargada de medir el reparto y duración de todas las cosas, incluidas las de los dioses y el mundo. No comparte esta información con los hombres, que se sepa. Se la suele representar como una ama de casa comedida sonriendo de lado.

- Saturno, la Doncella de los Finales -

La más oscura y menos querida de todas las Celestinas. Se dice que cuando el tiempo de cada cosa llega a su final, Saturno hace una señal sobre ella y se acabó. Saturno marca también el final de los ritos de transición, de las cosechas y del año.

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13/04/2013, 17:12
Narrador

Se desconoce el origen de estos Exaltados, lo único que se sabe es que aparecieron hace poco. De hecho, ni siquiera estamos seguros de que sean realmente Exaltados. Los soldados de los Vástagos del Dragón han tenido una serie de encuentros con los Abisales y, por lo que dicen, los oscuros manipulan esencia para hablar con los fantasmas y para controlar los cuerpos de los muertos. Aunque esto parece señalar que son alguna clase de Exaltados, nunca antes se habían mencionado en los libros seres similares que hubieran sobrevivido a la Primera Edad, por lo que su origen es un enigma, un enigma que no inspira ninguna tranquilidad.

Los Exaltados Abisales son la antítesis de los Exaltados Celestiales. Mientras éstos canalizan energías radiantes y estimulan la vida y la naturaleza, los Señores de la Muerte son maestros de la oscuridad y la necromancia. Son capaces de manipular las sombras para diversos propósitos, y el poder que tienen sobre los muertos es como una versión de pesadilla del orden Celestial. Lo más terrorífico de todo es que los Abisales no parecen muy inclinados a utilizar el flujo natural de la esencia a través del mundo: no tienen Moradas ni Dominios. Aunque podrían extraer esencia del Inframundo para reponer sus reservas, suelen optar por un método más rápido: se la sacan a los seres vivos. Pero lo peor de todo esto es que parecen difrutar haciéndolo. Su alimentación es muy variada, lo mismo se comen un hombre, que se beben su sangre o le roban el alma.

Una vez que han drenado la esencia del ser vivo, los Señores de la Muerte pueden emplearla para realizar Encantamientos y hechizos igual que cualquier otro Exaltado, aunque parecen tener una especial inclinación hacia actividades tales como invocar fantasmas o reanimar a los muertos. Los Abisales se consideran muy superiores a sus seguidores vivos, por lo que suelen adoptar fantasmas, zombis y otras criaturas relacionadas con la muerte y la noche como sirvientes. Aunque ya sólo eso les convierte en oponentes peligrosos, los Señores de la Muerte son muy diestros en el combate, tanto como los Exaltados Lunares o los Solares de la Casta del Alba.

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13/04/2013, 17:16
Narrador

 

La Orden Inmaculada enseña que los Exaltados Terrestres son seres avanzados espiritualmente, a medio camino entre la mortalidad y la perfección de los Dragones Elementales. En realidad se trata de una simple cuestión de herencia. Como son los más comunes entre los Exaltados, los Vástagos del Dragón son a la vez despreciados y temidos. Son sustancialmente más poderosos que el común de los mortales y han utilizado sus poderes para establecer un poderoso Reino propio. La mayoría de las naciones les rinden tributo, pues poseen una influencia económica y política tremenda sobre ellas.

Es irónico que los Vástagos del Dragón gobiernen el Reino. Contrariamente a la creencia popular, los Vástagos eran lo más bajo entre los Exaltados del Viejo Reino, los soldados rasos de los Exaltados Celestiales. Los Cinco Dragones Elementales les dieron una cota mínima de poder sobre los elementos, y sobre ciertos espíritus, para que actuasen como escuderos y sirvientes de los Celestiales. Sus vidas, aunque duran tres o cuatro veces más que las de los humanos normales, siguen siendo cortas en comparación con las de los Celestiales. Su fuerza radicaba en la naturaleza hereditaria de su poder. El poder de los Celestiales era demasiado grande como para pasar de padre a hijo, pero los Vástagos sólo necesitaban reproducirse para aumentar el número de los de su especie.

Hay cinco clases de Vástagos del Dragón, cada uno cuenta con cierta afinidad con uno de los elementos. Cada clase de Vástago tiene poder sobre los elementos terrestres y posee también influencia sobre los espíritus elementales. Aunque carecen de la capacidad de controlar los espíritus de los Siderales, muchos de los que pertenecen a la alta aristocracia son capaces de formalizar duraderos pactos y acuerdos con los señores elementales de la Primera Edad.

Con la desaparición de la Emperatriz, los Vástagos del Dragón fueron forzados a entrar en lucha abierta con las fuerzas que amenazaban la Isla Bendita. Aunque su magia era mucho menos poderosa que la de cualquiera de sus nuevos enemigos, particularmente los Señores de la Muerte y muchos de los invasores del Kaos, los Vástagos seguían un riguroso régimen de entrenamiento en artes marciales, que combinado con sus talentos elementales los convirtió en formidables oponentes en el campo de batalla.

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12/05/2013, 18:43
Narrador

Aunque cualquiera puede acabar formando parte de los Exaltados Celestiales, los Exaltados Terrestres, que son los más débiles, suelen nacer de padres Vástagos del Dragón, aunque no todos los hijos de los Vástagos serán Exaltados. La Exaltación no suele manifestarse hasta pasada la adolescencia. Las reglas que rigen la herencia de los Terrestres son complejas y de momento no están muy claras, y la única recurrencia que se ha encontrado en los casos de exaltación Celestial es que el individuo Exaltado había sido especial desde su infancia, tanto en su potencial como en sus logros vitales.

Aquellos Exaltados que se manifiestan durante su niñez tienden a ser muy poderosos (y testarudos), y no es fácil controlarlos. Muy pocos Exaltados de cualquier tipo son maliciosos de nacimiento. Los Exaltados jóvenes y sin entrenar cutos poderes sobrepasan su madurez pueden ser bastante peligrosos para los que los rodean. Sería el caso del Exaltado Celestial cuyos padres no tengan ni idea de lo que le ocurre. Pueden acabar pensando que el niño ha sido poseído por un espíritu y obligarlo a seguir el tratamiento acostumbrado asumiendo, por supuesto, que la comunidad tenga el poder suficiente como para tratar con un Exaltado infantil fuera de control.

Cuando un humano sufre el proceso de Exaltación y comienza a manifestar sus síntomas, la transformación no es nada sutil. La marca de la Casta aparece y desaparece durante semanas o meses al comienzo del proceso. En el caso de los Exaltados Lunares, el cambio es más drástico, pues sus instintos se multiplican dramáticamente, y los obligan a vivir casi como bestias.

Durante el reinado de la Emperatriz, los primeros síntomas de la Exaltación llevaban al asesinato del Celestial en cuestión por parte de la Partida Salvaje. En aquella época, los Vástagos del Dragón buscaban ávidamente cualquier signo de Exaltación Celestial. Estos incipientes Exaltados eran asesinados o llevados ante la Emperatriz. Los propios Vástagos rumoreaban que la Emperatriz devoraba sus almas, pues era tal su comprensión de la esencia que era capaz de fortalecerse y alargar su existencia celebrando aquellos ágapes.

La purga fue más que efectiva, y muy pocos de los Elegidos se libraron de ella. Algunos Exaltados Lunares fueron rescatados por sus compañeros y llevados a refugios en tierras del Kaos donde las fuerzas del Reino no se atrevían a venturarse. Los Siderales, qe habían conseguido esconderse tras la fachada de la Orden Inmaculada, o que se habían desvanecido en el exilio, invirtieron muchos esfuerzos en detectar a los nuevos Exaltados Siderales que se fueran manifestando. Los Solares, sin embargo, habían sido aniquilados, por lo menos en apariencia, y sólo cinco años después de la desaparición de la Emperatriz comenzaron a aparecer los niños con la marca de los Exaltados Solares. Algunos de ellos consiguieron salvarse del genocidio.

Las tensiones entre las casas del Reino comenzaron a hacerse más fuertes, y los recursos del Imperio comenzaron a desviarse hacia las propias facciones que competían por el trono. La antes omnipresente red de espías e informadores que informaba a la Emperatriz de las incipientes manifestaciones Celestiales, fue absorbida por los distintos servicios de inteligencia de cada casa y destinada a investigar las cada vez más frecuentes traiciones de los aristócratas. En ese aciago instante comenzó la invasión de los Solares: una oleada como nuca antes se había visto penetró en el mundo justo cuando los Vástagos del Dragón no podían hacer ya nada para solucionarlo. Hoy, la Partida Salvaje recurre a menudo a asesinos profesionales y a cazadores de recompensas, y ya no es el ejército de comandos bien organizado de antaño.

Por qué el número de Solares se ha disparado desde la desaparición de la Emperatriz es algo que no sabemos. Ciertos Siderales sostienen que las alamas de los Solares se están reencarnando en recipientes de gran valía. Aseguran que las almas de los Exaltados Celestiales asesinados han hecho un viaje increíblemente largo para renacer y acabar con las injusticias que se cometieron con ellas durante la Primera Edad.

Los poderes de los Exaltados se manifiestan frecuentemente después de un periodo de crisis, ya sea por culpa de un accidente, de una seria enfermedad o de una situación angustiosa. Las causas varían mucho en cada Exaltado. Pero lo cierto es que es en un momento de desesperación, cuando el sujeto se ve provisto de nuevas fuerzas para resistir y triunfar. Algunos Celestiales también se manifiestan al ser expuestos a una cantidad importante de magia, o cuando alguien canaliza esencia en abundancia cerca de ellos. Finalmente, algunos parecen manifestarse debido a una exposición masiva a su elemento; muchos Solares sufren su Exaltación debido a una insolación.

El mundo no es estático; fluye, expandiéndose y contrayéndose de acuerdo con millones de pequeños ciclos y patrones. La Esencia es el poder que hay detrás de esos ciclos eternos. Cada tormenta, cada nacimiento, cada ola del mar, está regida por el fluir de la Esencia, la corriente energética que discurre por los conductos invisibles del Universo. Los Exaltados, a diferencia de la mayoría de los humanos, tienen la habilidad de percibir y manipular el flujo de la Esencia, y es este don el que les diferencia del común de los mortales.

La detección y manejo de la Esencia no es una tarea sencilla, ni tampoco está exenta de peligro. El estudio y la manipulación del flujo de las fuerzas de la naturaleza debe hacerse con respeto y sutileza. Algunos Exaltados comparan la experiencia de manipular Esencia con la de "robarle la bolsa a un dios". Muchos Vástagos del Dragón se refieren al acto de controlar Esencia con la expresión "cabalgar sobre el dragón". Los que se precipitan en su manejo, o no están lo suficientemente serenos cuando la utilizan, pueden fácilmente encontrar en sus manos una fuerza de la naturaleza enfadada y volátil. La naturaleza es más pródiga con unos Exaltados que con otros, pero todo tiene un límite.

La Esencia es demasiado primaria como para ser sensata. Si la razón del Exaltado no la orienta apropiadamente se convierte en un latigazo eléctrico irracional que irá directamente hacia su objetivo. La Esencia irritada utilizará al infeliz Exaltado como medio para lograr sus fines. Los resultados de una experiencia de este tipo dependen en gran medida del tipo de Exaltado implicado en ella. Los Solares tienden a la megalomanía, por lo que si manejan mal la Esencia, los dominará la vanidad y la furia destructiva. Cuando la Esencia se apodera de un Exaltado Lunar, éste tendrá alucinaciones monstruosas y violentos ataques de locura. Se comportará de una forma brutal  y si la airada Esencia no lo abandona, podrá llegar al asesinato. Los Siderales sufrirán convulsiones y catatonia, auque la reacción dependetá de la Doncella de la que sea devoto el Elegido. Los Vástagos sufrirán una sobrecogedora querencia hacia su elemento cuando la Esencia los domine. Un Vástago afín a la tierra puede enterrarse vivo mientras que otro afín al fuego quizás decida quemarse a lo bonzo.

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15/05/2013, 20:42
Narrador

La Orden está dirigida por Siderales leales al reino, y en sus filas hay Vástagos del Dragón que pretenden apartarse de la vida política de la Morada Imperial, y forajidos que ven la Orden como un camino hacia la comprensión del mundo y la vida. Los monjes con los que cuenta la Orden proceden de todas las clases sociales, incluso esclavos. Con todo, la Orden está integrada mayoritariamente por hijos e hijas de patricios que no heredaron tierras ni títulos.

Controlando la Orden desde la Morada conocida como Palacio Sublime está el llamado Vocal de Paz, bautizado con ese nombre porque aconseja a menudo a la Dinastía que no haga la guerra. Las únicas personas que ven al Vocal de Paz en su Cámara Contemplativa son miembros importantes de la Dinastía, los ancianos de la Casa Iselsi, los Siderales y los Vástagos del Dragón de graduación superior. La actual Vocal de Paz es bien conocida porque viaja, a menudo de incógnito, a través del Reino para estudiar el estado espiritual de su gente.

Por debajo en autoridad de la Vocal de Paz están Los Más Justos Parangones, que son cinco, en representación de los Cinco Dragones Inmaculados. Los Parangones son aquellos Vástagos del Dragón que han emulado con mayor fidelidad a su Dragón Inmaculado. Bajo ellos, la estructura de poderes se torna confusa. Después de la Vocal y los Parangones, hay un territorio de nadie. La Orden así lo quiere; después de todo, están en busca de la Iluminación. La cadena de mando en la Orden varía tanto como las interpretaciones de los Textos Inmaculados.

La Orden de los Dragones Inmaculados es quizá la facció política más importante del Reino, más aún que la Dinastía y los patricios. Una simple acusación de la Vocal de Pazes suficiente como para acabar con la carrera del más prometedor oficial o hacer que cualquier Vástago caiga en desgracia. La Orden no utiliza su poder a la ligera, así que cuando lo hace resulta aún más formidable.

A pesar de que muchos campesinos dan culto a los espíritus al margen de las estrecheces del culto oficial, los Inmaculados provocan el temor en todos los débiles. Están considerados como guerreros implacables y sabios más allá de los límites convencionales. Hasta los que no son supersticiosos dudan cuando sus acciones pueden atraer la atención de la Orden. Cuando uno se enfrenta a un Vástago del Dragón Inmaculado, lo hace contra un guerrero casi perfecto, contra uno de los sabios del Reino y uno de los más poderosos Exaltados.

Aquellos Vástagos que se presentan al Parangón de Sextes Jylis en el Palacio Sublime han dado su primer paso en el camino de los Inmaculados. Después de un breve periodo como acólitos (diseñado para enseñar humildad y desechar a candidatos de poca valía), el aspirante escoge a cuál de los Cinco Dragones Inmaculados emulará. Tras esa elección se le confirmará oficiosamente que ha ingresado en la Orden. El nuevo Inmaculado comienza entonces a entrenarse durante toda su vida en los estilos de combate particulares de la Orden, a estudiar con los Inmaculados y a aprender a utilizar sus poderes de Exaltado. Aquellos que lo hayan aprendido todo se convertirán en profesores o "andarán por el Reino", buscando avanzar en el camino de la Iluminación.

Los humanos que deseen formar parte de la Orden recibirán un entrenamiento similar, aunque en lugar de cultivar unos poderes que no tienen, tendrán que asistir a los Vástagos del Dragón, traducir pergaminos y buscar nuevos Textos Inmaculados. Aquellos que no tengan poderes de Exaltados no ascenderán mucho en la organización. Una de las reglas principales de la Orden es que uno debe aprender a manejar su esencia interior para avanzar espiritualmente. Por eso los Exaltados son considerados como seres aventajados en el camino a la Iluminación, y por tanto como superiores a los humanos.

La Orden de los Dragones Inmaculados busca constantemente información sobre la Primera Edad. Viajan habitualmente a otros lugares en busca de reliquias de la época. Los que más éxito tienen suelen aventurarse en el Kaos, donde se encuentran las más raras y mejor conservadas reliquias de la pasada edad.

Aunque los vericuetos de la Filosofía Inmaculada se debaten dentro de la Orden, y cada Inmaculado tiene una visión diferente de la filosofía del Dragón que han decidido emularm existen algunas reglas elementales. Aunque desconozcan muchos detalles, ciudadanos y campesinos por igual saben que las siguientes son las reglas básicas de la filosofía:

• Toda alma debe hacer el camino de la Iluminación. Nacemos y morimos muchas veces, y con cada reencarnación damos un paso adelante hacia la Iluminación. Siempre que no nos extraviemos, claro.

• Para avanzar en dicho camino, uno de aprender a manejar Esencia. Cuanta más Esencia pueda utilizar una persona, más habrá avanzado en dicha senda. Los Dragones de los Elementos controlan infinita Esencia.

• Los Cinco Dragones Inmaculados fueron las encarnaciones mortales de los Dragones de los Elementos. De ellos aprendieron sus encantamientos los Vástagos del Dragón.

• Los Dragones de los Elementos fueron seres perfeccionados y lograron la Iluminación. Aquellos que imiten sus Inmaculadas encarnaciones estarán en el buen camino.

• El nacimiento de un Vástago del Dragón no es un accidente sino la señal de que el alma ya casi ha alcanzado la perfección experimentada por los Dragones de los Elementos. Los Vástagos del Dargón están en la cúspide de la Jerarquía Perfeccionada para poder guiar a otros en el camino de la Iluminación.

• Los espíritus existen, pero no se les debe culto como si fueran dioses. Así mismo, los individuos que poseen un estatus espiritual bajo no deben bajo ningún concepto adorarlos. Aquellos que idolatren a los espíritus o les rindan culto pasarán tiempo en el Inframundo, donde se prepararán para reencarnarse de nuevo. Sólo los Vástagos del Dragón están capacitados para tratar con espíritus y rendirles culto.

• Los Anatema que sobrevivieron aal Contagio viven en el Umbral y el Kaos. Desean conducir a muchas almas a la herejía. El Reino debe conquistar esas tierras para purgarlas de la peligrosa influencia de los Anatema. Todas las almas tendrán la oportunidad de regresar al camino de la Iluminación.

• La herejía debe ser suprimida allá donde surja.

Los Textos Inmaculados son supuestamente unos escritos de finales de la Primera Edad que describen las vida de los Cinco Inmaculados. Son sagrados porque el que los escribió era un Dragón o por lo menos fue testigo de la vida de uno de ellos. Aunque algunos aspectos de la Orden parecen monolíticos, los Textos Inmaculados son una excepción. La Orden está siempre hambrienta de información sobre los Inmaculados y sus vidas. Cuanto más sepan sobre ellas, mejor podrán imitarlas. Cada pocos años se añaden libros nuevos a los Textos Inmaculados, a medida que los sabios van dándoles el visto bueno. La Orden se vale a veces del secuestro o el robo para hacerse con textos útiles, sobre todo en los casos en los que el dueño no se aviene a negociar con ella.

La Partida Salvaje es el método del Reino para destruir a los Anatema (particularmente los Exaltados Solares) antes de que se hagan con todo el poder del mundo. Ser elegido por la Partida solía considerarse un gran honor, pero con el actual clima político, la Dinastía lo considera una pérdida de tiempo comparado con las cosas que están ocurriendo en su propia casa. Pocos jóvenes Vástagos del Dragón añaden sus nombres al Libro de la Partida cada año, escogiendo en su lugar permanecer en sus hogares, donde pueden ser más útiles para sus familias.

Entre las generaciones más antiguas, servir en la Partida Salvaje se considera en parte el cumplimiento del deber espiritual y en parte un noble deporte. Cada Partida Salvaje está compuesta de cinco a diez Vástagos del Dragón y un grupo de asistentes mortales. La Orden contribuye con un monje a cada Partida para probar que lo consideran un deber lo suficientemente importante como para poner en peligro a uno de sus miembros. Esta práctica hace que cada Partida esté más especializada, puesto que la Orden considera la destrucción de los Anatema como una tarea de gran importancia.

Lo que más preocupa actualmente a los líderes de la Partida es el aumento en el número de objetivos a eliminar. Antes, aparecía un Anatema cada década, pero ahora hay docenas en las Tierras Carroñeras y cientos en todo el Umbral, incluso llegaron a aparecen unos veinte en la misma Isla Bendita. La Orden ha llegado a considerar formar una Partida permanente para encontrar y destruir a los Anatema de forma continua, en lugar de tener que pasar por el laborioso proceso de formar un nuevo grupo cada vez que se profetiza un nuevo renacimiento.

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15/05/2013, 20:51
Narrador

En el Umbral todavía existe gente que recuerda la fe de la Primera Edad. De dicha fe todavía quedan señales en la liturgia de la Orden Inmaculada, que venera a Gaia como la madre de todo. Aunque esta fe es oficialmente una herejía, su recuerdo sigue vivo y no es muy perseguida. Sólo cuando una secta adopta la forma de religión se convierte en un peligro, y como tal será perseguida por los Inmaculados.

El Sol Invicto es el dios que sugirió derrocar a los Primigenios, y fue él quién condujo a las Doncellas hacia la victoria. Aunque la Doncella de Batalla no le va a la zaga en materia de combate, nadie se acerca al Sol Invicto como estratega y líder. Se representa frecuentemente como un joven andrógino completamente afeitado y con cuatro brazos, suele llevar un escudo brillante, una rama de laurel y un cuerno. Tras la matanza de los Exaltados Solares, todos los templos del Sol Invicto fueron derrumbados o transformados en templos para dar culto a los Dragones Elementales. Hoy, salvo algunos eruditos, nadie sabe que una vez existió el Sol Invicto, y sólo en algunas comunidades aisladas del Umbral se le rinde culto.

Gaia es la diosa del mundo como conjunto. Su poder era equiparable al de los Primigenios, o puede que incluso mayor. Algunos se refieren a ella como la Doncella de la Abundancia. Gaia es venerada de forma abstracta por los Inmaculados, para ellos es la fuente de toda vida. Aunque muchos le ofrecen sus oraciones de acción de gracias, pocos le piden que interceda. Aunque es benevolente, Gaia es tan distante como las Doncellas. La compasión de Gaia por la vida no tiene límites. Durante la guerra contra los Primigenios fue Gaia quien salvó de la muerte a los Primigenios que se habían rendido.

Luna es la compañera de Gaia. No es una Doncella, aunque podría serlo por la cantidad de poderes que su consorte ha delegado en ella. Mujer de mil rostros, astuta, y quizás algo desequilibrada, Luna es tramposa y no tiene rival en su capacidad para mudar de forma. Durante la Guerra contra los Primigenios aconsejó al Sol Invicto regalándole algunas de sus estratagemas. Se dice que Luna mantiene una relación muy distante con los Exaltados, nada les pide y menos les ofrece.

Esta herejía no es una religión, sino un término colectivo que abarca a todas las sectas del Reino que dan culto a los espíritus naturales que habitan en la tierra. Estas sectas normalmente están basadas en las religiones paganas ancestrales que tanto abundaron en las regiones cercanas al Umbral y al Kaos. Aunque la Orden de los Dragones Inmaculados reconoce la existencia de estos espíritus, los considera más bien como funcionarios espirituales, distraidos de sus deberes por el culto y la oración. Los miembros de la Orden dan gracias de forma ritual a los espíritus durante las festividades apropiadas, y esto es, ni más ni menos, lo que piensan los Dragones que hay que hacer.

Cada ciudad, y muchas de las aldeas del Reino, cuentan con sectas que rinden culto a alguna deidad local. Algunas veces, comunidades enteras fingen pertenecer a la fe de los Inmaculados cuando, en realidad, adoran a dioses más antiguos. En el Umbral la cosa es diferente. Varía muchísimo según la región de la que hablemos. Todos los tributarios mantienen las formas hacia la religión imperial y en algunas partes hasta son sinceros en sus creencias. En otras sonríen y asienten hasta que los misioneros y los magistrados se marchan.

Por debajo de los Dioses Antiguos hay cientos de dioses menores encargados de vigilar la Creación. Todos los dioses sin excepción tienen un rango en la Burocracia Celestial, no importa si cumplen o no con su deber, e incluso aquellas deidades que han sido degradadas por conductas impropias son aún parte del sistema divino. La Burocracia se divide en cinco secciones, sobre las cuales recaen todas las funciones de la Creación y el Cielo. Hay dos criterios que determinan la posición de una deidad en la Burocracia Celestial: el poder y la historia.

Cada dios, desde el de más bajo rango hasta el más alto, conoce sus deberes y debe desempeñar las tareas que le son encomendadas. Incluso los dioses menores que han sido creados a través de las acciones de los mortales (como el espíritu de un barco) son conscientes de su estatus relativo y sus obligaciones. Los dioses se definen por las tareas que se les asignan (sin importar si las cumplen o no) y por sus áreas de influencia.

No todos los Siderales se alían con aquellos que desean la muerte de los Solares y que quieren a toda costa que los Vátagos del Dragón sean los dueños del mundo. Muchos Siderales huyeron al exilio, donde vivieron unas existencias solitarias mientras el mundo bullía a su alrededor.

Tras la desaparición de la Emperatriz los Solares comenzaron a reaparecer, y una serie de Siderales se reunieron para aprovechar todas las oportunidades que se les ofrecían entonces. Utilizando sus poderes instauraron una secta apocalíptica relativamente benigna llamada "Secta de los Iluminados". Los seguidores de esta secta pensaban que pronto unas poderosas entidades vendrían al mundo para transformarlo en un lugar de paz y armonía.

Los Siderales rápidamente asumieron el liderazgo de la secta, relegando a una posición secundaria al loco inofensivo que hasta entonces la había dirigido. Instituyeron un programa secreto de búsqueda y asilo de los Exaltados Solares. Desde entonces han conseguido salvar a bastantes Solares de la Partida Salvaje y han enseñado a otros tantos a controlar sus poderes. Aunque los Siderales tienen sus propios planes, la secta es a menudo el único aliado con el que puede contar un Solar joven. Muchos Solares ingenuos o desesperados han aceptado efectivamente la doctrina de la secta y ahora se ven como salvadores divinos, al no tener otra cosa en la que creer.