Partida Rol por web

Yo ya estaba acostumbrada a cerrar la comitiva, así que esperé a que ellos se organizaran para ir como quisieran y yo, me dedicaría a cubrirles las espaldas. 

- Espero que se hayan acabado los cubos asquerosos... - Pensé mientras les seguía, aunque claro, seguro que si no había cubos habría otra cosa que ninguno de nosotros querría haberse encontrado. Estaba claro que no íbamos a encontrar nada que no fuera letal ahí abajo. Nos tendríamos que conformar con aquellos goblins del principio, que sin duda, era lo que menos miedo había dado. 

La comitiva comenzó a descender a la luz de la antorcha que Fette portaba. Las telarañas, el polvo, la brea y las goteras sobre las paredes parecían ser los elementos decorativos que les acompañarían durante un buen trecho, junto con el silencio, los ecos de sus propias respiraciones y sus pasos, pero entonces algo hizo un sonoro CLACK! bajo el pie de Fette, quién notó cómo toda la superficie del escalón descendía bajo su peso. Estaba claro que aquello activaba algo, pero todavía no sabía qué podría ser...

—¡Mierda!—soltó Fette apretando sus dientes.

Aunque su primer instinto fue saltar, dejando que la trampa se activase e intentando evitar el daño, la cercanía con sus compañeros y la estrechez del lugar le hicieron cambiar de dirección.

—Alejaos. ¡Alejaos de mí!

Con gran equilibrio, extrajo una pica de su mochila. La colocó con cuidado en el tracionero adoquín sobre el que se encontraba y tanteó por la pared un hueco en el que poder bloquear la posición de la pica. Cuando Fette creyó que la trampa estaba bloqueada dio un paso hacia atrás. Parecía que la trampa había sido inutilizada... o eso creía él.

Levanté la cabeza para mirar al mediano cuando escuché como exclamaba. Estaba claro que algo había pasado, así que presté atención. De todas formas, no me había parecido que algo estuviera atacando. 

Al decir que nos alejáramos, todos supimos que allí había alguna clase de trampa, pero claramente le dejé proceder, pues el hecho de que yo pudiera acercarme a meter las narices no iba a solucionar nada, como mucho, complicaría las cosas. 

En cuanto se movió de donde estaba me quedé atenta, por si tenía que echar rápidamente una mano a cualquiera de ellos, que puede que no fuera el alma de las fiestas, pero siempre estaba por allí por si alguien necesitaba que le echara una mano. 

Fette se las apañó para trampear el mecanismo, viendo cómo los engranajes habían respondido a su peso, mientras no se moviese, lo que quiera que hiciese aquella trampa no se terminaría de activar, así que, echando mano de las picas que portaba en su zurrón, consiguió bloquear las ruedas en las muescas que habían determinado su intrusión. Tras esto, pudo saltar al siguiente escalón, tras el de la trampa, y comprobó que seguía teniendo el toque mágico en sus cortos y rechonchos dedos.

Pudo indicar a sus compañeros que estaba solucionado, pero que saltasen por encima del escalón con cuidado de no dar a los extremos de las picas que sobresalían de la repisa del escalón y así pudieron continuar con su incursión.

Al llegar a la parte inferior de las escaleras, todos pudieron ver que había varias rendijas en la plataforma del piso inferior. Posiblemente varias cuchillas saldrían por ellas. El mecanismo de la trampa debía de hacer que los peldaños formasen una rampa que terminaba en un lecho de espadas y dagas. Menos mal que el mediano había logrado salvarles de esa suerte.

Más allá se abría un gran espacio: una sala de piedra, de planta hexagonal, similar a una arena. En sus paredes estaban fijos varios escudos con distintos emblemas, pertenecientes a pueblos y reinos que habían sido conquistados siglos atrás por los reyes serpiente. En el centro de la estancia había una escultura, un caballero de piedra con una armadura tallada. Empuñaba una enorme espada dentada en una mano. Su otra mano, en alto, estaba vacía.

PG: 20 Defensa: 16 Moral: 12
1. El Guardián llama a un escudo colgado del muro de la arena. El escudo trata de hacer d6 puntos de daño (Salvación de reflejos niega) a cualquier criatura entre el muro y el Guardián. Este sostiene el escudo en su mano vacía, garantizando +1 a la Defensa. El escudo puede romperse (reduciendo el daño recibido en 1d12 y destruyendo el escudo).
2. Salto y Golpe. El Guardián salta al aire y cae hasta 6 metros de su posición inicial. No aterriza directamente a las criaturas, pero cualquiera adyacente sufrirá 1d4 puntos de daños. Salvación niega. Las criaturas que reciben daño son derribadas.
3. Golpe doble. El Guardián golpea a dos objetivos con su espada. Los objetivos deben estar en el mismo lado (frente, lado izquierdo, lado derecho, a su espalda) y deben estar adyacentes a el Guardián. La tirada de ataque se hará por cada objetivo separada, haciendo 1d8+ Bono de Fuerza puntos de daño en un golpe.

- Esto hubiera tenido muy mala pinta... - Dije a mis compañeros, como haciendo un cumplido a nuestro compañero Fette que era el que nos había librado de esa. De todas formas, eso era lo que se le daba bien, bueno, eso y meter la mano en donde debían poner carteles para que la gente no tocara. 

Llegamos a la entrada de aquella estancia y claramente me detuve mirando a aquella estatua. 

- Eso no empezará a moverse ¿no? 

Después de haber visto a esqueletos reptilianos que daban soberanas palizas y el cubo roecosas que casi acaba con uno de nosotros, ver como una estatua intentaba darnos una paliza tampoco me parecía lo más raro que pudiera ver. 

Incliné la cabeza hacia abajo para mirar al mediano. 

- ¿Ves algo? Porque sino creo que igual es mejor lanzar una piedra o algo. No me frío ni una mierda de eso. 

La suerte del mediano parecía no tener fin, y Fette se alegraba de ello, desde luego. Habría cantado conforme descendían las escaleras pero estaba algo mosqueado por seguir en un sitio dan defendido. Demasiadas molestias para unos simples ladrones de tumbas.

Ya en la sala, frente a la estatua, el mediano iba a explorar como siempre hasta que Lagakh habló.

—¿Moverse? Oye Skarlkja, tus amigos son unos pesados con tanto truquito desagradable, ¿eh? La próxima vez vamos a una cervecería enana. Los peligros son más llevables.

Cogió una piedra y la lanzó a la estatua, probando la teoría de la semiorca, y empezó a explorar con cuidado la habitación.

—Vale, la sala está completamente libre de trampas. Estoy seguro.

Bajo mucho más pensativa de lo normal tras un par de días de arrebato emocional, efecto secundario, sin lugar a dudas, de las drogas curativas.  El elfo se mantenía al margen, contestando con secantes monosílabos sin rastro de humor.  Si, es mejor no ponerse muy pegajosa, mantenerse profesional, atenta a la mazmorra, fría como una víbora*. Porque me ponía en el lugar de Zoexx y era bastante triste todo este asunto de aburrirte infinitamente con la manera tan tranquila de llevar la vida de tus congéneres elfos y, por otra parte, lo deprimente que era que tus compañeros de aventuras envecieran y muriesen en lo que para tí es un parpadeo.  A partir de ahora, me mostraría más fría y más letal, una verdadera serpent fatale, rescataría a mi hermana y demostraría al mundo lo que era...

-¡¡Sser una Ssalter!! - grito entusiasmada, en vez de simplemente pensarlo con entusiasmo. - Jahk, Jahk, perdon, perdón, que esstaba penssando y me he venido arriba ,Shhh, shhh ya me callo, ya.

La trampa que desactiva Butlers era un tobogán de la muerte, en cuyo final se habrían acumulado nuestros cadáveres convertidos en un macabro puzzle. ¿Que harían con los restos de los fallecidos? ¿Habría un ejército de carroñeros, limos, ratas zombie rondando la mazmorra constantemente? ¿O habría uno de esos odiosos hechizos contingentes de naturaleza necromántica que convertía en no-muertos a los caídos.  -Buen trabajo, Butlerss, te hass ganasdo un almuersso. Cuando ssslagamos, esso ssi.  Mi dedo ponzoñoso se retorcía, contento por la pericia del mediano.

-Vaya ssala mass sspantosa.  ¿Seguro que no hay trampass? Essa esstatua esstá pidiendo a gritoss que le pongan algo en la mano. Lo que no ssse ess ssi para activarla o dssactivarla.  Medito unos segundos -Pero hay que recordar que aquí no hay rsspuesstass correctass que noss hagan passar lass salass sin problemass.  Losss reyess sserptiente No quieren que ssaqueemoss suss tessoross.  O quizasss ssolo quieren que ssubamoss de nivel para drenarnossloss después.  

Me acerco a uno de los escudos y miro la estatua. ¿Por qué un caballero y no un Lord Escamoso o un Gran Barón colmilludo? No entiendo por qué había una estatua así.  -¿Se le podrá robar la espada ahora que está parada? ¿O romperla ahora? Podrías aumentar la espada de tamaño, Butlers. Así no podrá ussarla.  Esspero, jah,jah, jah.

Tan pronto como la piedra impactó contra la escultura, esta tembló de pies a cabeza, como si un terremoto brotase desde su interior, haciendo que se desperezase. El yelmo que ocultaba su rostro se giró para enfocar aquello que le había impactado, que giraba, alejándose de la figura, por el irregular suelo de piedra de la habitación. De repente, todas las articulaciones de la estatua, que puede que no fuese tal, se flexionaron hacia abajo, antes de impulsar a esta hacia las alturas, desde donde cayó sobre la piedra había arrojado Fette, resquebrajándola con la punta de su espada dentada, justo enfrente de los recién llegados, haciendo que el suelo temblase en derredor.

Levanté la mano que tenía libre cuando escuché aquellas palabras de Fette. 

- Oye yo me apunto a lo de la cerveza. - Sí, aunque no estaba demasiado segura de poder ganar el mediano bebiendo, porque viendo lo que comía, su estómago debía ser infinito. 

El mediano lanzó la piedra y dijo aquello sobre que no había trampas, así que, si él lo decía...

La mujer serpiente se acercó a la estatua y estaba viendo que allí se iba a empezar a liar. Aquellos dos eran un peligro y siempre estaban metiendo la mano donde había algún marrón. 

- Es que no aprendemos... - Pensé negando con la cabeza. 

Skarlkja no había terminado de llegar a la estatua cuando todo comenzó a temblar. 

- ¡Joder! Ya sabía yo que aquí había jaleo. 

—¡Casp...!

¡Otra vez! ¿¿pero es que no se iban a cansar??

Fette trató de esquivar la onda expansiva de la mole de piedra, pero esta vez sus cortas patitas no parecían haber sido suficientes. Cerró los ojos esperando el dolor que le iba a llegar.

Tanto Fette como Lagakh y Skarlkja (quien era la que más próxima estaba a la estatua cuando esta aterrizó y agredió contundentemente al pétreo proyectil de Fette) cayeron al suelo ante la imprevista contundencia de la caída de aquel pétreo guardián. Zoex, aun así, consiguió librarse de la mala suerte de sus compañeros. Aparte de conseguir tomar una postura que le permitió mantener el equilibrio, se las apañó para echar una mano a Skarlkja, ayudándola a levantarse.

Con lo que estaba temblando todo no conseguí mantener el equilibrio y terminé cayendo al suelo. No es que me hiciera demasiado daño, pero no me apetecía demasiado quedarme ahí quieta. 

- ¡Joder! 

No tenía a mano nada a lo que agarrarme, así que iba a tener que recurrir únicamente a mis habilidades, que por el momento no es que estuvieran resultando demasiado brillantes. 

- Al final lo de ir a descansar y volver quizás nos ha hecho más mal que bien ¿eh? 

Pensé mientras cogía aire para tratar de incorporarme de nuevo.