Partida Rol por web

La Ultima Cena

Acto I:El arte del buen comer

Cargando editor
17/05/2009, 19:56
Director

Escena I: En compañia de extraños

Te encuentras en el norte de Rumanía, a los pies de los Cárpatos, donde resides. Hace varias semanas recibiste la visita de un mensajero ricamente ataviado. Te llevaba una invitación perfumada para que asistieses a un sintuoso banquete en la mansión del señor Claudius Giovanni. Una invitación como ésta es un gran honor, que no puede ser desdeñada a la ligera, ni siquiera aunque provenga de alguien tan misterioso y de tan siniestra reputación como Claudius Giovanni.

Cuando un elegante carruaje llegó para recogerte, reuniste tus posesiones y, tras despedirte de tus asombrados parientes y amigos, emprendiste lo que sería probablemente el viaje más largo de tu vida...a los oscuros bosques de los Cárpatos..
Tras dos semanas de incómodo viaje por malas carreteras, a través del barro y la lluvia, llegas a últimas horas de la noche al Cordero Rojo, una acogedora posada donde hoy pernoctarás pues la cena se celebra mañana.

Notas de juego

Para cada uno es diferente, dependiendo de donde sois. Necesito un post privado en el que me digais como preparais el viaje

Cargando editor
31/05/2009, 19:06
Fernando Esparza
Sólo para el director

Al recibir la carta, me extraño tremendamente de que alguien que, obviamente, cuenta con tanta riqueza —para lo cual no hay más que mirar el criado que envía a mandarme la carta— me invite a mí a cenar en su casa en los Cárpatos. No obstante, no me viene en absoluto bien rechazar invitaciones de gente importante, necesitaré apoyo para cuando llegue a ser la cabeza de los Esparza, que para entonces serán los Medina.

Enseguida informo del asunto a mi tía Sara y su familia, incluyendo a mi hermana Ester, a la que prometo que volveré sano y salvo para verla de nuevo, tal y como hice hace años. Aún así, comprendo su miedo, y lo comparto en parte: tengo por delante un viaje largo por las montañas, ¿quién sabe qué puede haber? Me imagino que el señor Giovanni asegura la seguridad de sus invitados durante el viaje, pero los salteadores de caminos no se lo piensan dos veces por mucho escudo familiar nobiliario que vean. Me despido también de Ana María, a quien dedico un rato a solas, pues no nos veremos en bastante tiempo.

La última persona de quien me despido sinceramente es doña Teresa. La pobre mujer, mi desgraciada segunda madre fantasea, como siempre con que ella fue quien me parió, ajena a las atrocidades que su marido Fermín perpetró para no oírla gritar por la ausencia de un pequeño que perdió sin esperárselo. Tras un beso en la frente y su bendición, pido a los criados que preparen mis maletas y mi ropa de viaje. En especial les digo que aseguren que mi ropa de gala quede completamente protegida, pues será lo que me ponga para ir a la cena.

Más tarde, en el silencio y la seguridad de mis aposentos, guardo entre mis ropas los pequeños rollos de pergamino que ha confeccionado Zacarías, mi tío, con salmos y otros pasajes de los textos sagrados, escritos en la lengua de nuestro pueblo. Esa misma noche, me acerco a Fermín para decirle que he de irme, que he sido invitado por Claudius Giovanni para asistir a una cena. Su descontento es más que obvio, pero parece tener en cuenta que soy su hijo y un mejor representante que cualquier otra persona de su casa para ir a un acontecimiento como ése. No obstante, la desconfianza que sé que aún tiene hacia mí es evidente en las miradas de asco que se le escapan mientras me recita una y otra vez cómo debo comportarme y cuántas veces y de qué manera he de hablarle al señor Giovanni de las fantásticas espadas toledanas. No puedo evitar, mientras lo miro a los ojos, conteniendo mi visceral odio hacia él, pensar una y otra vez en la humillación que he jurado traer sobre él, algo mucho peor que la muerte para alguien como él: la mayor de las deshonras.

Una vez preparado todo, espero el comienzo del viaje, expectante ante la idea de pasar una noche de cena en casa de alguien tan rico, seguramente entre muchos otros señores de gran postín.

Cargando editor
01/06/2009, 19:40
Ulrich von Carstein
Sólo para el director

Las huellas de mi hermano huido me llevaron hasta una pequeña ciudad al norte de Rumania, donde estuve buscandolo infructuosamente durante una semana entera sin hallar ni rastro de el. Mi ultimo dia en la ciudad recibi una invitacion para un banquete de Claudius Giovanni. Ignoro porque requiere mi presencia, incluso como ha sabido donde estoy, aunque no me importa en absoluto. Decido ir, tal vez alli encuentre alguna pista, puede incluso que incluso le encuentre a el.

Cuando el carruaje llego a recogerme reuni mis escasas pertenencia y mi leal baston-espada (tomando la forma de un simple baston, por supuesto) y me subi al carruaje. Nadie vino a despedirme. No tengo amigos desde que vago en una continua busqueda y el unico miembro de mi familia que queda con vida es aquel a quien quiero ver muerto.

Tras dos semanas de viaje llego al Cordero Rojo, donde descansare lo que queda de noche y todo el dia hasta la hora del banquete. Nada mas entrar observo atentamente a todas las personas dentro de la posada, como hago siempre que entro a un sitio desconocido.

Cargando editor
01/06/2009, 23:25
Milena Kozlov
Sólo para el director

Tras recibir aquella invitación, en principio ni creía que fuese para mí. Lo cierto es que tenía buen dinero pero desde que mi padre había muerto, había ido de aquí para allá sin quedarme en ningún lado, excepto el último año. Quizás es que ya no era tan joven como para andar de un lado al otro o quizás era simplemente que me había cansado de buscar a mi primo porque por mucho que lo ocultara, la verdad es que eso era lo que hacía. Buscarlo en cada rincón, sin saber qué haría al encontrármelo o quizás simplemente lo evitaba pues él sabía bien dónde encontrarme si me hubiera quedado donde vivía con mi padre. Recuerdo haber olido la carta aquella sin siquiera acercarla mucho a mi cara, sonreí con cierta picardía al mensajero, hasta parecía más un familiar del hombre que me invitaba que un sirviente.

Le dije que iría pero no así nada más, le entregué una carta igualmente perfumada, ese toque a vainilla propio de mí solamente y con una sonrisa le dejé entrever que pagaría perfectamente por entregar aquella carta personalmente a su jefe. No decía nada fuera de lo común, excepto un ligero coqueteo al aceptar su invitación y asumir que no estaríamos solos. Eso, un juego de palabras. Elegí un bonito vestido negro con rojo, de lo mejor de mi armario, aunque en realidad todo era lo mejor y el día de la fiesta, estuve todo el día preparándome para ello. Primero baño tibio con pétalos de rosa y luego, una mujer que arreglaba mi cabello con ahínco. Cuando al fin fue la hora, los sirvientes me despidieron observando el carruaje, sin duda digno de mí.

Ellos eran mi única familia y habían aprendido todo de mí, si eran buenos, callados, serviciales y condescendientes, obtenían más de lo que en realidad debían pero si me traicionaban de algún modo, sabían que podía ser una acérrima enemiga. Mery, la mujer más anciana de mi séquito de sirvientes se acercó a mí y con una sonrisa me pidió que me cuidara, dijo que aquella gente no me conocía, ni yo a ellos y que no eran los amigos a quienes yo invitaba a mi casa a fiestas. Ella en realidad odiaba aquellas fiestas pero era la única que podía hablarme como una madre. Bajé la mirada completamente maquillada y la miré acercándome mucho a ella.

-No te preocupes, viejecita, volveré con bien. Lo prometo.

Le di un suave beso en la punta de la nariz, no fue sorpresivo para nadie en realidad solía hacer esas cosas de niña aún, quizás no había madurado y pronto me subí al carruaje que habían enviado para mí. Desde dentro saqué una mano enguantada y les dije adiós a mis sirvientes.

Cargando editor
03/06/2009, 15:39
Tulio
Sólo para el director

Recibo la carta estando de visita en casa de mis amigos franceses. Tras la reacción inicial de sorpresa, decido que puede resultar una experiencia interesante conocer a tan ilustre personaje y que cenar siempre está bien. El día en que llega el carruaje recojo mis cosas y tras despedirme de mis amigos emprendo el viaje.

Debido a que no tengo demasiado claro como voy a volver hablo con el cochero para que ate a Pampi al tiro de caballos y tener así manera de continuar mis viajes tras la cena.

Cargando editor
03/06/2009, 19:07
Caterina Doamnei
Sólo para el director

Estoy emocionada, vamos a viajar, aunque sea a la mansión que tantos rumores ha hecho correr por la zona. Soy feliz, voy a salir de las tierras de mi padre por unos días. Aunque siempre bajo la atenta mirada de Danka. No se si llevar el vestido azul, o el dorado, si hay más nobles invitados, mejor el dorado, resalta mi cabello. PAra el viaje estará mejor el verde, si, el verde. Tendré que llevar ropa para cambiarme varios días, por si acaso se complica algo y nos tenems que quedar allí. Cuando tengo todo preparado para meterlo en el cajón de madera me doy cuenta que no es suficiente, así que por si acaso meto un vestido más. Danka se queja de que parece que vaya a viajar durante dos años, pero prefiero ir preparada, es mi primera visita social lejos de casa, tiene que entenderlo.

Cargando editor
06/06/2009, 09:18
Alessandro Vespucci
Sólo para el director

Hacia un bello día y el sol bañaba la abadía cercana a los pasos de Venecia, donde yo disfrutaba del tiempo y la tranquilidad de la mañana. El día anterior había vuelto de mi última encomienda, debía escoltar un cargamento de especias que debía ser trasladado desde Florencia hacia Venecia. Aquel trabajo me había llegado gracias a la recomendación de mi mentor, quien ahora gozaba de una vida mas sedentaria en las tierras que había recibido como recompensa por su desempeño como caballero.

Ahora era mi turno de recorrer el largo trecho de la senda de la caballería, el honor, y la justicia, y aunque estos trabajos también servían para darme un sustento y poder ayudar al Abad Calieri con los quehaceres y manutenciones de la abadía, también me ayudaban a recaudar experiencia en el mundo que me rodeaba. El trabajo había sido sencillo, en un momento unos bandidos quisieron escurrirse por la carreta que llevaba las mercancías, pero los encontré a tiempo para zurrarlos un poco y darles una lección. No presentaron un gran reto para mi, ya que mis habilidades como espadachín eran bastas y bien desarrolladas, no había muchos caballeros que pudiesen pelear con dos espadas simultáneamente.

En fin, el día era hermoso y ayudaba a mi descanso y recuperación, cosa que todo caballero necesita... un buen descanso para estar fresco para nuevas aventuras. Y las nuevas aventuras no se hicieron esperar, ya que esa misma tarde llego a la abadía un carruaje ricamente ataviado y decorado con grandes ornamentos cuyas siluetas demarcaban el escudo de los Giovanni. Augustus Giovanni... ese nombre me sonaba muy conocido, incluso hasta en nuestras tierras se conocía lo misterioso y siniestro de aquel nombre. Grande fue mi sorpresa cuando pude verificar que el mensajero que venia en dicho carruaje tenia una carta para mi, y que através de la misma me estaban invitando a una cena en la casa Giovanni.

Esto no podía estar pasando, como había sucedido todo esto... de donde podría haberme conocido tal personaje para considerarme digno de atender a una de sus cenas. Todo esta situación era surreal, pero algo era cierto y eso es que la carta tenia indudablemente el sello de los Giovanni y era autentica. Según las instrucciones un carro pasaría por mí para hacer el viaje... hacia los Cárpatos Rumanos. Nunca había hecho un viaje tan largo en mi vida, nunca había salido efectivamente del Sacro Imperio Romano y este viaje de seguro seria una de las grandes aventuras de mi vida. No podía dejar de asistir, así que comencé los preparativos inmediatamente. Con algo del dinero conseguido en mis encomiendas, pude ir al pueblo y comprar algunas prendas apropiadas para la velada. Mi maestro y mentor me había explicado que es muy importante para un caballero su presentación ante la nobleza y el clero, así que debía intentar estar lo mas presentable posible para aquella cena. También cargue mi espada y mi armadura como equipaje ya que prácticamente son el alma de un caballero, y algunas pertenencias más para tener por cualquier situación (como ropas para el frio de los carpatos y algunos utensillos). Cuando el carruaje llego le pregunte al conductor si podía atar mi propio caballo a la guía del carruaje y me dijo que no habría problema, así que por eso pude llevar a "Ventisca Galopante", como había bautizado a mi caballo, conmigo en mi viaje.

Al entrar al carruaje, no podía aguantarme a mi mismo de la emoción que tenia, el interior estaba cuidadosamente decorado y acolchado con telas finas y cojines cómodos. Se notaba que aquella carroza estaba preparada para viajes largos. Antes de partir, me despedí del Abad Calieri, quien era como un padre para mí, y le jure que volvería para contarle todo acerca de mi próxima aventura. El me saludo calurosamente y junto a una plegaria de despedida me deseo muchos éxitos y salud. Todo estaba listo, el carruaje había comenzado su marcha, y mi aventura estaba a punto de comenzar...

 

Cargando editor
14/06/2009, 16:59
Director

Al anocher mas o menos llegais a la posada, de madera y piedra, de dos alturas con los techos en paja y reja. De antigua estructura, cuando abris la puerta, entrais en la oscuridasd. Las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frio de la noche y resplandecen en la espaciosa sala comun de la Posada del Cordero Rojo, situada en los bosques de los Carpatos, cerca de la mansion Giovanni. Eres anunciado al llegar, los otros ocupantes de la posada son; el posadero y sus ayudantes, un joven soldado, un monje y una vieja mendiga. Es la ultima hora de la noche del 3 de abril.

Cargando editor
14/06/2009, 17:03
Director

Al anocher mas o menos llegais a la posada, de madera y piedra, de dos alturas con los techos en paja y reja. De antigua estructura, cuando abris la puerta, entrais en la oscuridasd.Las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frio de la noche y resplandecen en la espaciosa sala comun de la Posada del Cordero Rojo, situada en los bosques de los Carpatos, cerca de la mansion Giovanni. Eres anunciado al llegar, los otros ocupantes de la posada son; el posadero y sus ayudantes, un joven soldado, un monje,  una vieja mendiga y un joven que esta ahora hablando con el tabernero. Es la ultima hora de la noche del 3 de abril.

Cargando editor
14/06/2009, 17:04
Director

l anocher mas o menos llegais a la posada, de madera y piedra, de dos alturas con los techos en paja y reja. De antigua estructura, cuando abris la puerta, entrais en la oscuridasd.Las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frio de la noche y resplandecen en la espaciosa sala comun de la Posada del Cordero Rojo, situada en los bosques de los Carpatos, cerca de la mansion Giovanni. Eres anunciado al llegar, los otros ocupantes de la posada son; el posadero y sus ayudantes, un joven soldado, un monje,  una vieja mendiga,un joven que esta ahora hablando con el taberneroy un hombre que esta parado un poco mas adelante de la puerta . Es la ultima hora de la noche del 3 de abril.

Cargando editor
14/06/2009, 17:06
Director

l anocher mas o menos llegais a la posada, de madera y piedra, de dos alturas con los techos en paja y reja. De antigua estructura, cuando abris la puerta, entrais en la oscuridasd.Las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frio de la noche y resplandecen en la espaciosa sala comun de la Posada del Cordero Rojo, situada en los bosques de los Carpatos, cerca de la mansion Giovanni. Eres anunciado al llegar, los otros ocupantes de la posada son; el posadero y sus ayudantes, un joven soldado, un monje,  una vieja mendiga,un joven que esta ahora hablando con el tabernero, un hombre que esta parado un poco mas adelante de la puerta, una dama un poco mas atrasada del hombre . Es la ultima hora de la noche del 3 de abril.

Cargando editor
14/06/2009, 17:07
Director

l anocher mas o menos llegais a la posada, de madera y piedra, de dos alturas con los techos en paja y reja. De antigua estructura, cuando abris la puerta, entrais en la oscuridasd.Las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frio de la noche y resplandecen en la espaciosa sala comun de la Posada del Cordero Rojo, situada en los bosques de los Carpatos, cerca de la mansion Giovanni. Eres anunciado al llegar, los otros ocupantes de la posada son; el posadero y sus ayudantes, un joven soldado, un monje,  una vieja mendiga,un joven que esta ahora hablando con el tabernero, un hombre que esta parado un poco mas adelante de la puerta, una dama un poco mas atrasada del hombre, un hombre de estravagantes vestiduras . Es la ultima hora de la noche del 3 de abril.

Cargando editor
14/06/2009, 17:09
Director

anocher mas o menos llegais a la posada, de madera y piedra, de dos alturas con los techos en paja y reja. De antigua estructura, cuando abris la puerta, entrais en la oscuridasd.Las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frio de la noche y resplandecen en la espaciosa sala comun de la Posada del Cordero Rojo, situada en los bosques de los Carpatos, cerca de la mansion Giovanni. Eres anunciado al llegar, los otros ocupantes de la posada son; el posadero y sus ayudantes, un joven soldado, un monje,  una vieja mendiga,un joven que esta ahora hablando con el tabernero, un hombre que esta parado un poco mas adelante de la puerta, una dama un poco mas atrasada del hombre, un hombre de estravagantes vestiduras, una dama en el quicio de la puerta . Es la ultima hora de la noche del 3 de abril.

Cargando editor
14/06/2009, 18:31
Tulio

Al entrar en la posada, miro todo con cara de gran interés. Saludo a los presentes y hago una ligera inclinación a las señoritas presentes.

- Buenas noches caballeros, señoritas. Encantado de compartir techo con ustedes.

Me acerco al posadero y le pregunto por una habitación. A continuación y una vez con la llave en mi poder, pido una jarra de cerveza y me siento en la mesa más alejada de la entrada y del hogar.

Cargando editor
14/06/2009, 22:16
Fernando Esparza

Con mi capa de viaje, una vez me he despedido, agradecido, del cochero, suponiendo que él se encargará de llevar mis enseres a la posada. Al entrar y oír que se me anuncia, miro a los presentes y los saludo con una muy leve inclinación de la cabeza, cortés pero sin excesivas florituras. Les dedico sendas sonrisas. Algunos de los presentes parecen también pertenecer a la nobleza, y me imagino que son también invitados a la cena de Giovanni. Aunque no me importa, sí me extraña el que se les haga compartir el espacio con una mendiga. De hecho, me fijo en ella, con cierta pena. Seguramente, si muchos de los que pasaban por esa posada eran nobles, se vería obligada a soportar miradas de asco, o directamente, que actuasen como si no existiese.

Me siento en la primera mesa que veo libre, y sigo con la mirada al posadero, esperando captar su atención, para que se acerque. De hecho, en el momento en que me mire, le hago un gesto, sin poder evitar sonreírle, para no parecer excesivamente autoritario.

Cargando editor
14/06/2009, 22:26
Milena Kozlov

Me despedí del cochero de una manera educada pero indiferente al mismo tiempo y entré en la posada con nada más que un pequeño bolso, asumiendo que mis otras cosas serían llevada a buen recaudo. Observé todo con atención, los hombres que ya estaban en la posada y me sentí un tanto fuera de lugar, la verdad es que pensé que nuestro anfitrión estaría por algún lado, me encogí de hombros y sin hacer mucho alarde, la estancia se llena del delicado olor dulzón a vainilla que desprende mi cabello, todo mi yo.

-Buenas noches...-dije sin sentarme.-Señor posadero, agradeceré algo fresco de beber.

Mi voz era tranquila pero firme, busqué una mesa cerca del hogar y me senté; dada mi naturaleza me habría sentado con alguno de los dos caballeros pero es mejor no tentar a la suerte, no aún. Además, si alguien quería hacerme compañía, ya se vería.

Cargando editor
15/06/2009, 10:02
Ulrich von Carstein

Entro a la posada en silencio, mirando a todos los presentes, pero sin decir ni una palabra. Me acerco al posadero lentamente y le pregunto: ¿queda alguna habitacion libre? Tras esto espero a que me prepare la habitacion. Miro con cierto interes a los pintorescos personajes que se encuentran en la posada. Me pregunto si ellos tambien son invitados a la cena del sr. Giovanni. Aunque en realidad no me importa. Yo he venido aqui por mis propios motivos, lo que tengan que hacer no me importa mas que lo que les importa a ellos lo que yo he venido a hacer. Le pido al posadero una copa de su mejor vino y lo tomo en una solitaria mesa medio escondida en la penumbra, desde la que puedo observar todo lo que ocurre en la posada pero lo que ocurre en la posada no puede observarme a mi.

Cargando editor
17/06/2009, 10:14
Caterina Doamnei

Miro a mi alrededor, buscando un sitio para sentarme. Cenar es mi primera prioridad, luego dormir, se está haciendo tarde y quiero levantarme pronto para arreglarme. Danka, pide la cena y que suban nuestro equipaje a la mejor habitación que tengan. Camino atravesando la sala y me siento en una de las mesas libres, saludo con una ligera inclinación de la cabeza a los presentes. No entiendo cómo dejan que una mendiga esté en una taberna junto a personas de bien, pero no es asunto mío.

Cargando editor
17/06/2009, 20:58
Tulio

Después de observar con una mueca de desprecio la cara de asco de los presentes al observar a la vieja mendiga, me levanto con mi jarra de cerveza y me acerco a su mesa.

- Buenas noches señora. Encantado de poder compartir mesa con usted.

Hago un gesto al posadero y le pido un plato de potaje para la señora. Una vez lo trae, continúo mi conversación con ella en voz baja.