Partida Rol por web

El equipamiento de la cocina es una mezcla de los fogones de leña del antiguo castillo y el ultimo equipamiento de hace 300 años, sin embargo, las vitroceramicas no funcionan por el paso del tiempo, los electrodomésticos están todos desconectados salvo la gran cámara frigorífica donde está la sangre almacenada.

Erik puede cocinar, tiene una cocina completa, pero en donde no puede contar con los electrodomésticos ya que están todos aparentemente estropeados, los cacharros, platos, sartenes cacerolas aparentemente solo están muy sucios y llenos de polvo y el agua de los grifos corre, con poca fuerza pero corre, se notaba que llevaban tres siglos sin usarse las cosas, de todas formas, para que necesitaría una vampiresa aquellas cosas?

Se levantó tranquiamente del asiento que ocupaba junto a Lía, haciéndole un gesto con la cabeza para que le disculpara. Le había sentado bien el gesto reconfortante. Muy bien. Le sonrió con sinceridad, sin rastro de sorna. La muchacha tenía razón, lo mejor que podían hacer era descansar.

Pero no iba a dejarlo pasar. Si lo dejaba pasar ese capullo de Erik se iba a crecer y creerse más duro que él. Y nadie era mas duro que él. Puto bastardo desagradecido, con su discursito y su moralina. Había comido porque otros habían dado caza al ciervo mientras él se rascaba los huevos en la cueva. Y estaba ahí, ahora, porque lo había despertado ¿A patadas? Que se jodiera. Lo tendría que haber dejado tirado en la puta cueva, a ver si seguía siendo parte de un todo cuando se despertara solo. Valiente hijo de puta. 

Caminó hasta dónde estaba Erik y se le plantó justo delante, a apenas un palmo, mirándolo con los ojos entrecerrados. Eran dos pozos de rabia contenida. Apenas si le sacaba un dedo de altura al cocinero y no era tampoco mucho mas ancho, pero su postura, totalmente agresiva, lo hacían parecer mayor.

- Te lo voy a advertir para que no haya cabida a error, pedacito de mierda - Siseó entre dientes, con todos los músculos del cuello tensos como cables - Yo no soy como los niñatos esos de ahí fuera. Si me tocas los cojones, te doy una paliza. No es una puta amenaza, es un aviso. - Torció ligeramente la cabeza - Y te aviso porque estamos en la misma mierda ¿Entendido? - Le dio un ligero empujón en el pecho, solo con la punta de los dedos - Ahora piérdete a hacer tus mierdas. - Y aguantó ahí, mirándolo fijamente, esperando ver que hacía Erik, con la mano cerrada en un puño, deseando que se revolviera para estamparle una buena hostia en plena cara.

Ni siquiera se percató de que la pequeña Kat había entrado, tan tenso y centrado como estaba. 

Los que entran pueden ver además de lo citado anteriormente como TJ y Erik están muy juntos el uno con el otro hablando, parece que están los dos a punto de pegarse

Entra

Himiko camina tranquilamente hacia el comedor, cuando ve la escena, mira de reojo como Liz está sentada con uno de los abrigos térmicos, Katz y Viky no hace mucho que han entrado y Erik y TJ parecen a punto de pegarse, la vampiresa no les hace mucho caso y se sienta en una de las sillas que está en mejor estado, se hecha para atrás un poco y se sienta con las piernas cruzadas mirando a los dos chicos, hace un gesto como indicándoles que sigan, rebusca algo entre sus bolsillos y saca un pequeño libro mientras dice:

- Cuando estéis todos hablaremos, mientras haced lo que queráis

Para ponerse a leer distraídamente el libro que tenía en las manos

Sintió como se le cerraba el estómago. Quizás ellos habían pasador noche, pero los de la cueva estaban más agitados. Permaneció en la silla viendo como ambos chicos se plantaban cara mútuamente, y echándose achacándose sus méritos. Se frotó las manos para desentumecerlas algo más. Agradecía la ropa del soldado muerto de sobremanera, puesto que por fin empezaba a notar la sangre circular, provocándole un cosquilleo.

No era ajena al conflicto, pero si se metía de por medio lo único que lograría sería posponer un asunto pendiente que arrastrarían y como una bola de nieve explotaría más adelante. Así que no interfirió y permaneció sentada. Si la pelea se ponía fea con riesgo grave para alguno de los dos los separaría con un golpe de viento.

Vio entrar a Kat y Victoria. Imaginó que poco a poco llegaría el resto, así que les saludo con la mano.

-Hola chicas, me alegro que hayáis llegado al Castillo sin problemas-les deseó. Había entendido que habían comido ciervo caliente, ya era más que ella misma. Aun así les señaló las latas de los estantes-Comed algo y descansad, os vendrá bien...-miró a los chicos. Pensó en decirles algo pero justo entró Angelicoa y luego Himiko. Verla era casi doloroso para Lia. Se aclaró la voz.
-¿Entonces toca reunión? ¿Aquí mismo o la sala de audiencias?-preguntó dando cuenta de lo que quedaba en su lata.

Entro tras Kat, siguiendo a lo lejos el camino que toma. Iba pensando en que necesitaba entrar en el cuarto, estar un rato a solas para mentalizarme sobre todo esto y empezar a afrontar las cosas de otra forma en lugar de hundirme, y mis decisiones reflejaran mis esperanzas en lugar de mis miedos. El fuego, la caza, el castillo, aunque con algunos problemas, estábamos cumpliendo nuestros objetivos...

 Caminaba con un brazo cruzado y jugando con la otra mano con las puntas de pelo cuando vi a los chicos. Dios, solo quería estar tranquila un rato, incluso pensaba que sería más fácil ahora que habíamos llegado al castillo, pero parece que los nervios aún estaban a flor de piel. Se suponía que ya teníamos comida, agua e incluso cuarto, ¿Se puede saber qué coño pasaba ahora? Estaba a punto de replicar cuando vio a la chica que estuvo en la cueva el día anterior saludarla. -Gracias- Le contesté seca. ¿Se alegraba? ¿Nos habrían dejado en la cueva mientras pasaban los días si no hubiéramos llegado? Como fuera, preferiría pensar que habían tenido sus propias razones para no avisarnos antes en lugar de tomar conclusiones precipitadas y enfadarme más, además de que me parecía más urgente que esos dos no se matasen entre sí.

 -Eh, chicos, ¿Qué pasa? Venga, dejad eso, ya estamos en el castillo.- Les dije avanzando unos pasos hacia ellos y alzando la voz, con las palmas de las manos hacia arriba. Himiko parecía bastante indiferente ante lo que hiciéramos entre nosotros, así que no creía que le molestara que interviniera.

A Katarzyna le fue imposible seguir el ritmo de los chicos.  Llegó hasta el comedor guiándose por la voz del alemán, viendo a Giulia sentada y a T.J. levantándose hacia la cocina, en su actitud agresiva de siempre.  Intentó ignorarlo, enfadada con él como estaba, cuando llegaron la vampiresa y Vicky.  Cuando ésta última tuvo que mediar entre T.J. y Erik, Kat tuvo que asumir que estaban peleando.

- ¡ Hola, Lia !, me alegro de que ...  -  había empezado a corresponder el cálido saludo de la italiana.
- ¡Ah, no!, ¡eso si que no!, ¡Esos dos si que no!  -  dijo para si misma, corriendo como una posesa.

Pilló carrerilla hasta los dos combatientes que eran como dos enormes torres al lado de ella.  Cargó contra T.J., que era el más cercano a ella, con toda la fuerza de su carrera ... tan solo para desplazarlo ni 10 cm, pero al menos del empujón, logró que se girara un poco hacia ella.

- Dejadlo ya ¿no?  -  encaró al americano, teniendo que alzar la cabeza, dada la diferencia de altura.  Resopló.

Kat supo instintivamente que era T.J. quien mantenía viva la pelea.  Estando a pocos centímetros de ambos, apretó los dientes y lo miró fijamente a los ojos, , desafiante.  Por unos instantes temió que su genio le dominara, pero se negó a ceder ni un ápice. Podían pelearse con quien quisieran, pero no entre ellos: eso si que no.

Elizabeth me abre la puerta del comedor, para que pueda pasar. No le hace gracia que me haya negado a dejarme ayudar por ella cargando al ciervo, que los demás han dejado abandonado en la entrada y estoy cargando al hombro con un poco de dolor, pero yo lo prefiero así. De modo que, por el camino, va abriéndome las puertas para que pueda pasar más fácilmente.

Cuando entramos al comedor, unos cuantos de los chicos andan por aquí. Pero dos de ellos llaman mi atención sobre todos los demás en cuanto entramos. Erik y T.J. parecen estar discutiendo, a punto de comenzar una pelea, aunque Victoria trata ya de mediar y que no lleguen tan lejos.

Chicos... ¿Algún problema? -Digo elevando la voz para llamar la atención, con una sonrisa socarrona- Porque me vendría bien vuestra ayuda para almacenar esto en un lugar adecuado, si no estáis muy ocupados...

En cuanto llegó, Katarzyna, que había entrado un poco antes que él, justo se e encaminaba hacia  T.J y Erik, los cuales parecía que estaban siendo el centro de atención del lugar, por algún tipo de disputa.

-¿Enserio, chicos? ¿En serio no tenéis ninguna otra preocupación que demostrar cual es el macho dominante?

La actitud de algunos del grupo le empezaba a molestar. Esa actitud de "el malote de la clase" que demostraban algunos le empezaba a aburrir.

Ignorando de momento aquella disputa de la que realmente no sabía nada,se dirigió hacia las sillas.

-¿Alguien ha visto algo de ropa o... mantas o lo que  sea para los que vamos vestidos de verano?

En cuanto Benjamin preguntó por unas manos ociosas para ayudarle, Mike se levantó.

-Deja que te ayude con eso, podemos llevarlo a la cocina

Cuánta gente!

Dedico un repaso rápido a la estancia y me encuentro con que cerca de la entrada Mike trata de ayudar a Benjamin con el ciervo, cerca de ellos Elizabeth les observa.

Erik y T.J. están tratando algún asunto con Katarzyna, aunque ninguno de los tres tiene muy buena cara. Mi recorrido finaliza cuando veo a Giulia no muy lejos de Himiko.

Cruzo una mirada con Rina y le aprieto levemente la mano antes de empezar a caminar hacia la italiana, dedicando antes un saludo y una leve inclinación a Elizabeth, Ben y Mike. Luego levanto la mano saludando también al resto, antes de ocupar una silla, a la vez que dedico una sonrisa a Lia. Es la clase de persona que uno desea encontrar en momentos cómo ese.

- ¡ Lia ! - miré lo que ahora me parecía una discusión al centro de la sala y me volví de nuevo hacia la italiana - ¿se acabó la tranquilidad? - bromeé. Una broma forzada, un comentario que echaba de menos los días en los que podíamos permitir reírnos con la pequeña...

De reojo miré a Himiko. Clavé los codos en la mesa para acercarme algo más a Giulia y poder hablar con ella.

- ¿Cómo estás Lia? ¿Llegásteis bien? Estaba preocupado... - dejo por un momento la mirada fija en la mesa antes de volver a mirar de reojo a Himiko.

- Está tan cambiada... - moví la cabeza de lado a lado con gesto abatido, al hablar de la niña de la que aún recordaba el calor al dormir entre ellos dos  - cuánto habrá sufrido... que habrá vivido... 

Recordar la corta conversación que acabábamos de mantener en la entrada del castillo, no hacía sino aún preocuparme más.

- Parece que nos desprecia, que casi preferiría que no estuviéramos aquí. 

Al reecontrarse con Makoto sintió un alivio. La situación era áspera e incómoda, y volver a ver caras conocidas era recomfortante. Recibió la compañía de la pareja con una sonrisa, aunque su rostro se veía cansado por apenas haber dormido.

-Hola Rina, Mako...-saludó-Llegamos anoche al castillo, pero hasta ésta mañana no hemos podido entrar, así que hemos dormido casi en la intemperie, afuera... la nieve no es muy cómoda-se leía en su rostro el leve agotamiento-Me alegro de ver que ya estáis aquí...-alargó la frase viendo la trayectoria de su mirada hacia Himiko. Asintió a sus palabras.

-Sí... ya no es lo misma...-los recuerdos de la alegre Himiko intensificaban el hecho de que hubiesen pasado tantos años sin saberlo, y lo sola que se habría podido sentir- Himiko... es como la primera vez que la vi. Sin sentimientos, o emociones. Simplemente seria y ajena a todo... Quizás esperaba que llegásemos mejor, con un plan, o más fuertes...no se, Mako...-negó levemente con la cabeza- La echo de menos. A nuestra Himiko de.. bueno, "ayer"-.

Sostuvo la mirada de Kat durante un largo instante. En el fondo de sus ojos ardía una rabia que cada vez amenazaba más y más con consumirlo. La miraba sin reconocerla. Para el muchacho solo era una chiquilla que se había metido en un asunto de hombres, que lo había empujado interrumpiendo lo que hubiera podido ser una buena pelea. Estuvo a punto de soltarle un guantazo del revés para quitársela del medio, pero los demás estaban llegando ya al comedor. Apretó los dientes, tensando los músculos del cuello. Bufó por la nariz, cada vez mas agitado. El corazón le latía a cien por hora, la glándulas le bombeaban adrenalina al torrente sanguíneo, aumentando su ansiedad, su necesidad de descargarse con alguien o algo. 

Hizo un esfuerzo que sobrehumano para contenerse y no pegar a la muchacha. Un esfuerzo titánico en su estado. 

- No vuelvas a hacer eso nunca. - Le dijo. Rápido como un relámpago la sujetó por los brazos con unas manos callosas por el trabajo. Era más fuerte de lo que parecía a simple vista. La tensión deformaba su voz, que sonaba mucho mas gutural - ¿Me oyes? Nunca, jamás, vuelvas a ponerme un dedo encima - Su mirada era peligrosa, la de un depredador a punto de destrozar a su presa. Kat también pudo ver dolor en el fondo de sus ojos azules. Un dolor profundo y arraigado.

Soltó a la chica y le dirigió una última mirada a Erik, cargada de ácido desprecio.

- Has tenido suerte esta vez, pedazo de mierda. Pero no te creas que te has librado. Ven a buscarme cuando no haya nadie que salga a defenderte si tienes cojones, tan machito que eres. - Se volvió, sin esperar su respuesta. Se tragó la rabia, la frustración y las ganas de partirle la cara a ese gilipollas que iba de guay. Pasó al lado de Vicroria, apartando la mirada y fue directamente hasta Ben.

- Te ayudo - Dijo, cortante. Cualquier cosa por estar ocupado y quitarse del medio.