Partida Rol por web

- ¡Ninguno de los que están muertos aquí es el de la recompensa! - Grita Pancho sorprendido. Al ver a Joe pasar a su lado a galope, corre hacia su caballo dispuesto a montarse y seguirle - ¡Espérame, pendejo! 

Los rostros pálidos, pardos y amarillos parecen tener mucha prisa por atrapar a uno de los bandidos que se han escapado. Me encojo de hombros mientras llamo al mío. Será difícil que lo pillen al galope, porque su caballo está más descansado, aunque puede que tengan suerte.

Me encojo de hombros y camino tranquilamente hacia donde está el patrón, él es es el que tiene que decidir qué es más importante, si proteger los tubos rompe-montañas o seguir al fugado.

- ¿Qué hace Cuerno Quemado? -le pregunto, sé hablar mejor, pero los blancos siempre esperan que un indio hable así y se confían- ¿Sigue al rostro pálido que huye y a sus compañeros o se queda y protege el tren? 

Miro hacia el horizonte: la nube de polvo se va desvaneciendo.

- Si siguen galopando así, los caballos se reventarán -señalo la distante mota- Cuerno Quemado podría rastrearles y seguirles al trote. Volverá antes de que anochezca.

Sigo a Rubio situandome justo a su lado. Mi caballo cabalga en paralelo con el del cazarecompensas, por un momento pienso en disparar al fugitivo pero me doy cuenta de que no podre alcanzarle y si alertarlo. Guardo mi pistola y procuro no perderlo de vista, si todo sale como creo no tardaremos en llegar a su cuartel general.

Desde muy atrás, el viejo Billy ha observado vuestra actuación con una mezcla de horror y satisfacción, aunque sin perder su sonrisa. Cuando emprendéis la marcha hacia el norte, sus labios se tuercen hacia abajo.
-¡Eh! ¿Adonde vais? ¡Hay que recoger esa dinamita antes de que.. de que...!
Viendo que solo el indio parece interesado en sus órdenes, le hace un gesto para que siga a los demás.
-Muy bien. Ya lo recogeré todo yo.

Cabalgáis hacia el norte siguiendo el claro rastro del jinete que huye a toda velocidad y pronto os dais cuenta de que parece dirigirse al Monte Balin, cerca de Goldentown, auqnue en el lado opuesto al pueblo.
Ya anocheciendo os detenéis en una elevación desde la que podéis observar la falda de la montaña donde un agotado caballo con su jinete entran en una pequeña fortificación de madera que se levanta al abrigo de las paredes rocosas del monte.
La construcción consta de tres altas empalizadas fabricadas con troncos, una puerta que permite el paso de carros y dos pequeñas torres de vigilancia. En su interior se levantan varias tiendas y podéis ver, por lo menos, a una veintena de hombres en el interior.

Me bajo del caballo porque no estoy acostumbrado a cabalgar al galope durante mucho tiempo y el dolor en la ingle ya es totalmente insoportable. Luego, de espaldas al fuerte, me dirijo a mis compañeros:

-Señoles y señolita: ahí escondel el Cuatlodedos -digo señalando con el pulgar por encima del hombro, sin mirar atrás-. Cleo que he visto todos nosotlos buenos en el combate contla los bandidos, así que podemos con veinte más. Pelo, entlal ahí sin más selía muy abulido, además de peligloso, ¿no cleel? Selá mejol telminal esto con buena fiesta y pala eso nesesitamos un plan. Es una pena que nadie lecogido un poco de dinamita. Hubiela sido buena pala fuegos altifisiales.

Hago una pausa mientras recuerdo con morriña china los fuegos artificiales de mi tierra. Suspiro y continúo:

Yo plongo, quielo desil, yo plopongo: los que sel buenos en dispalal, podel aselcalse con caleta pol delante. Caleta como vendedol de medisina blanca pala clesepelo. Así despistal a lufianes pala podel aselcal hasta puelta. Los de nosotlos que buenos con puños rodeal fuelte y entlal pol algún lugal. Antes de tiloteo, vosotlos celal puelta pala que no escape ningún lufián. Luego, que empiese el baile. ¿Compleldel? ¿Gustal plan?

Con cierta dificultad entendía al oriental y mas de una vez ponía la cara de cuando cabalgo con el sol por delante:

-Oriental, te ha dado demasiado el sol en la cabeza, ¿Pretendes infiltrarte en un empalizada llena de cuatreros y maleantes intentando vender algo? cuando estemos a cincuenta metros nos acribillarán, y encima te querrán robar tu supuesto medicamento. Al menos es lo que yo haría. -comencé a recargar el revólver- hay que vigilarlos, y con cuidado. Saber a que hora salen y a que hora entran, cuando son vulnerables, cuando duermen y cuanta vigilancia tienen, y entonces será el momento de atacar.

Escucho atentamente el plan del chino. Je, para ser un oriental que se mueve por estas tierras, sabe muy bien de lo que habla.... No está mal el plan. de hecho me gusta pero... No creo que los de dentro se traguen que una carretilla de medicina crece-pelo aparezca allí como de casualidad, además de que es prácticamente de noche. Aunque con alguna variación podría funcionar. Sabemos que por lo menos ahí debe de haber una veintena de hombres pero a saber cuántos más? Si ya hemos sufrido lo nuestro (al menos yo) para acabar con 4 rufianes de mierda en el tren, qué te hace pensar que podremos contra veinte o más rufianes? Tampoco sabemos cómo de equipados están así que un asalto frontal sería un suicidio. No somos tantos como para tomarles por sorpresa y tampoco creo que tengamos tanto tiempo después de la "sorpresa" como para cargárnoslos a todos. Y una última cosa, los que nos gusta los puños estaremos en desventaja si cerramos todas las salidas porque nos podemos quedar atrapados si nos enfrentamos a armas de fuego, ya me entiendes.

Dejo un lapso de tiempo para que el chino y los demás asimilen mi contra-argumento y añado: Pero no me malinterpretes, astuto Lee, solo pido un poco más de prudencia y pensar un poco más en los detalles. Con la dinamita podríamos lanzar por encima del muro, si no es muy alto, unos cuantos cartuchos repartidos a lo largo y ancho del muro para causar un poco de caos, hacerlos salir y que los tiradores los acribillen desde una posición alejada y/o que unos cuantos entren rápidamente a cargarse unos cuantos mano a mano y salir por algún lugar oculto como tú has dicho. O hacer tu plan pero que el carro vaya cargado de dinamita, intentar reunir a todos los imbéciles posibles cerca del carro, alejarnos y...pum.

Después de dar mi larga explicación, espero a que cuaje en las mentes de todos los presentes y saber sus opiniones.

- No "gustal plan", chino - dice Pancho con un gruñido - Acaban de atacarles, es muy obvio que podría ser una jugarreta. Además, ¿Qué te hace pensar que no dispararían al bueno del comerciante para robarles sus crecepelos? Esta gente no deja propina en la taberna. Urgh... 

Pancho se queda pensando un momento, rascándose la cabeza. - Entremos de noche y matemos al líder. ¿Para qué queremos pelearnos con los demás? Es ese Cuatrodedos por el que dan recompensa. O, no se... Mandemos un buen cargamento de tequila envenenado, y esperemos que caigan todos. 

Me quedo sorprendido ante el simple pero efectivo plan de Pancho. Cómo no se me había ocurrido algo así de simple? Pues ahora que lo dices...también es verdad. Pero como vas a hacer entrar el tequila envenenado? Aunque lo de entrar a hurtadillas y cargarnos el líder también es factible aunque la vigilancia será extrema como tú dices.

Escucho a los otros parlotear sus planes mientras observo las rocas que hay sobre el fuerte. Tal vez haya alguna manera de subir hasta ahí arriba...

- Cuerno Quemado tal vez pueda subir ahí arriba y usar su rifle -replico con voz segura- O arrojar algunas rocas sobre la casa de madera. Puede que tarde algunas horas, pero si hay un camino para subir, Cuerno Quemado lo encontrará.

Me encojo de hombros.

- O tal vez pueda regresar donde el viejo y pedirle algunos tubos de trueno. Si los tiramos desde ahí arriba o los usamos para derrumbar la montaña sobre ellos, les mataremos, o los haremos salir y les mataremos cuando salgan. Y si Cuerno Quemado no puede subir, intentemos quemar el fuerte. Es de madera. Gente de mi pueblo quema matorrales y los arroja sobre las casas de los hombres blancos. Arden mucho si son de madera.

Sonrío mostrando una dentadura amarillenta por el aguardiente y el tabaco.

Haciendo visera con la mano eres capaz de ver con más claridad que tus compañeros qué sucede en el fuerte.
Ves como el jinete al que seguíais, después de entrar descabalga y se dirige hasta la misma pared de roca, donde una cortina de tela cubre la entrada de una cueva. Del interior aparece un hombre con un llamativo chaleco rojo, pistola y sombrero y parece echarle una bronca soberana al jinete. Al final le sacude con toda la mano abierta (no puedes ver si ésta tiene cuatro dedos, pero lo supones, y regresa al interior de la cueva como una exhalación.
Puedes ver como a pesar de lo vertical de la pared de roca sobre la cueva, sería posible llegar hasta ella saltando la empalizada justo donde ésta se une con la montaña.

Me protejo los ojos del sol con la mano para intentar ver un camino que me permita trepar por la pared de roca, cuando me doy cuenta de algo más. El jinete al que seguíamos descabalga y se dirige hasta la misma pared de roca, donde una cortina de tela cubre la entrada de una cueva. Del interior aparece un hombre con un llamativo chaleco rojo, pistola y sombrero y parece echarle una bronca al jinete. Al final le pega una bofetada y regresa al interior de la cueva como una exhalación.

Se lo cuento todo a mis compañeros y les señalo hacia la pared.

- Es muy vertical, pero creo que se puede escalar hasta llegar sobre el agujero en la roca -explico hablando con lentitud para que me entiendan los rostros multicolores- Alguien muy ágil puede trepar justo por donde la empalizada se une a la montaña. Con la luna será difícil, pero habrá menos posibilidades de que le pillen.

- Eh, igual no tenemos ni que entrar en esa empalizada. Obviamente el del chaleco debe ser el jefe, Cuatrodedos. Una vez los descabecemos el resto se matarán entre ellos o se dispersarán, y al fin y al cabo solo Cuatrodedos tiene puesto un precio a su cabeza. Alguien ágil podría subir a la montaña, igual tú - dice mirando a Cuerno Quemado - o el chino. Pero y el resto? O subimos también o tendreis que pelear solos.

Me encojo de hombros. 

- Tal vez cara amarilla y Cuerno Quemado vean desde ahí arriba una manera de haceros entrar. A lo mejor podemos abrir la puerta desde dentro.

"En todo caso, es algo que no podemos saber desde fuera", piensa.

Observo el campamento desde lejos en silencio. Tengo balas en mi revólver con los nombres de algunos de los hombres que viven en ese fuerte, pero no quiero estropear el plan de los demás. Que vayan a por Cuatrodedos si quieren. Yo me encargaré de los demás.

Me quito el sombrero y me agacho para mirar hacia abajo or la montaña observando a los malenates:

-Sea como sea, hoy no podremos hacer gran cosa -me dirijo a mi caballo y saco una manta para luego atarlo- mañana igual quieren buscar una represalia contra nosotros y saldrán a buscarnos. Posiblemente sea el momento de hacer algo, cuando haya menos en su madriguera.

Me dispongo a tumbarme para descansar.