Partida Rol por web

     -- Revise mi equipo y armamento, una vez comprobado lo coloque en un carro de la caravana, devolví el saludo a Kramghrat, sabia que no estaba muy conforme con que nos acompañaran Thorin y Aramis, aunque interiormente desee que no nos hiciesen falta siempre era mejor que sobraran hombres dispuestos a combatir.

   -- Asi como también pensé en quien podía asaltar a una caravana de trigo, esperaba que solo fuesen bestias salvajes en busca de alimentos, pues si eran personas quizá necesitadas no sabría como podría llegar a reaccionar, lo que me llevo a intentar fijarme disimuladamente en el cargamento que transportaríamos.

Das una vuelta por el cargamento de los carros, y solo descubres trigo. Tras varios minutos mirando y estudiando todo lo mejor posible, te das cuenta de que posiblemente sea verdad, que solo transporten trigo.

Me despido de Nassen con un abrazo. Contento por perderle de vista y comenzar por fin a trabajar solo. Mi padre confía en mi y debo cumplir con mi palabra. Me dirijo ha donde está el grupo de soldados que he contratado para la protección de la caravana para este difícil viaje que pocos comerciantes se atreven a hacer en esta época del año, cuando la guerra está tan próxima. Estos últimos días ha refrescado, anunciando que pronto llegará el invierno y las nieves cubrirán todo. Cuando llego a la altura del grupo de enanos le sonrío. Estaba contento.

- ¿Estáis listos? Vamos a partir, tenemos que llegar a nuestro destino lo antes posible.

Giro un poco mi cabeza para ver todo el trabajo que los wealis están realizando. Están a punto de terminar. Bien. Todo va saliendo según lo planeado.

Aramis habia aprovechado la mañana para estar hablando un poco con todo el mundo. O con casi todo el mundo. Evito molestar al enano gruñon.

Ahora estaba listo, con sus ropas de invierno puestas, y listo para hacer un viaje que había realizado sin mayores contratiempos varias veces a lo largo de su vida.

Vio mucho brazo fuerte alrededor de la caravana. Y aquello no lo hizo sentir más seguro. Pero tampoco menos.

Mi señor. Cuando quiera, iré con los demás hasta salir de la parte transitable del camino. Luego abriré la marcha.

Tras mirar el cielo.

Parece que hoy no hará mal tiempo del todo. Es una gran noticia. 

     -- Por mi parte en cuanto usted diga podemos marchar, supongo que ya habra hecho otras veces esta camino, que nos podemos encontrar y supongo sabra los lugares donde deberemos extremar las precauciones, le comento a Dagar, mientras me coloco a su lado.

Asentí con la cabeza a la propuesta de Aramis. Ellos eran los encargados de cuidar de mi cargamento de cereal. Yo no tenía ni idea de como hacerlo, así que lo que había propuesto me parecía sin lugar a dudas una gran idea. 

- Está bien. - Me giro sobre mis pies con una gran sonrisa de triunfo. - Comencemos el viaje. - Me dirijo al primer carromato para indicar que comenzamos el trayecto.

Poco a poco, los carruajes comienzan a abandonar la Última Posada a paso lento, con el ruido de los bueyes que los arrastran, los hombres que charlan para amenizar la caminata y el sonido de las juntas de los carruajes, que a oídos expertos y no tan expertos, indican que no durarán mucho antes de romperse.

 Kramghrat  se acercó al Viejo Pad a medida que los carros empezaban a moverse con un horrible chirrido de madera contra madera.-¿Ese ruido es normal?No tiene muy buena pinta.- luego sacó el mapa para orientarse y conocer la ruta de antemano por si se perdía.-A ver, estamos aquí saliendo de la posada ¿qué ruta tomaremos y cuanto tardaremos en llegar?Creo que tú y yo nos podríamos quedar atrás, Nig y Cigsid uno en cada flanco con uno de los enanos. El "todopoderoso" mago ya se ocupa de abrir la marcha, pero pensándolo mejor ve tú delante con Dagar y ya me ocupo yo de la retaguardia. Cualquier cosa rara haré sonar el cuerno para dar la alarma, esperemos que el inminente invierno mantenga alejados a los indeseables de los caminos.-el tono con el que se refería al hablar de Aramis era totalmente irónico, el enano estaba totalmente convencido de que aquel charlatán huiría a la menor señal de problemas. Tenía tanto de mago como el de médico.

No estaba de acuerdo con recibir órdenes de alguien que no fuera Dagar, pero cuando éste pasaba cerca suya, escucho la conversación y conociéndome, me miro y asintió con la cabeza. Gruñendo, miré al enano. Tenía pensado decir un par de cosas, pero era mejor no entrar en conflicto en este momento. Miré a mis dos compañeros y les ordené con la mirada y un giro de mi cabeza, que fueran a donde había ordenado el enano. Volví a mirar al enano con cara de pocos amigos y me di la vuelta sin decir nada, siguiente a Dagar para ponerme en la comitiva de la caravana.

Mientras caminaba por el lateral derecho de las caravanas, sin girarme, contesto a Kramghrat.

- Es normal ese ruido. Llevamos mucho grano y los carruajes lo resienten. Pero llevan un largo viaje a sus espaldas y aguantarán hasta nuestro destino. - No había ni siquiera mirado el mapa que el enano le había enseñado. Por lo que ni contestó a esa pregunta.

Si el enano notó la mala gana del Viejo Pad no hizo mención alguna a ello, no le dio importancia o sencillamente le importó un pimiento. Con el mapa a medio enrollar se dirigió al carro donde estaba Dagar, encaramándose a él de forma pesada para sentarse en el pescante junto al joven comerciante.-A ver muchacho échate a un lado, hazme un sitio. Imagino que debes ser el único que sabe a donde diablos vamos. Venga estamos aquí.- le señaló en el mapa.-¿A donde nos dirigimos?¿qué ruta vamos a seguir?¿cuanto tiempo nos va a llevar?¿y cuantas paradas hay que hacer?Mejor que todo el mundo lo sepa por si en algún momento dado hubiera imprevistos.

Estuvimos por esta zona no hace mucho, cerca del Bosque Yfel antes había un asentamiento allí, pero alguien o algo lo arrasó. Dado que tú te mueves más por esta zona ¿sabes algo de lo que pasó en aquel lugar?Si conocemos los peligros de la zona estaremos más seguros.-el enano prefería aprovechar para charlar ahora cerca de la civilización, cuando todavía podían permitirse el lujo de tener la guardia un poco baja.

Sonrío cuando uno de los enanos se acerca a mi carro, pero cuando comienza a subir y me pide que  me aparte, me siento algo incómodo, sin saber muy bien como actuar. Debería de estar vigilando el viaje. Miro por fuera del carruaje y apenas hemos salido de la posada, luego miro al enano. Tampoco pasa nada porque charlemos un rato, pero cierto es que le he pagado para que vigile. No se como actuar, pero me dejo llevar por la conversación.

- Nos dirigimos a la Torre Faro Tirthon. - Señalo con el dedo un punto incierto, cerca del Bosque de Yfel, pegado al Gran Camino del Este. - Tardaremos más o menos una semana en llegar, pues los carruajes van lentos y no quiero arriesgar a que se rompa ninguno por imponer una marcha más fuerte. Vamos con tiempo de sobra y según lo que tengo entendido, la climatología nos va a acompañar. Descansaremos cada cuatro horas, para que los bueyes puedan beber agua y descansar. Y cuando la luz se vaya, acamparemos y dormiremos.

Cuando Kramghrat me señala con el dedo el punto donde han arrasado el lugar, lo miro con extrañeza, pero recuerdo rápidamente.

- Es una Torre Faro, de las muchas que están semidestruídas por la guerra que disputan los Vulseggi y los Cultirith. De ahí el miedo y temor que tengo de completar el viaje, y por eso os he contratado. Esa guerrilla se ha convertido en un estilo de vida con sus propios ritmos y ciclos, no del todo diferentes al estilo de vida que llevan los granjeros.

Durante todo el verano, los Vulseggi buscan los campamentos de sus enemigos y bloquean las rutas que llevan hasta Angmar, mientras que los Cultirith preparan emboscadas y realizan incursiones para robar caballos. En esta fecha, las caravanas de carros cargados de suministros que se dirigen hacia las Torres, como ésta, son asaltadas con cierta frecuencia, y cada una de las facciones suele realizar uno o dos ataques a gran escala.

El inverno pertenece a los Montaraces; de forma que los mercenarios se retiran hasta sus casi inexpugnables torres de piedra. Todos los Gondyrn son bloqueados, y una de las fortalezas es elegida para realizar un asedio. Como carecen de cavadores de zanjas y de artefactos de asedio, los Montaraces utilizan la traición y los ataques por sorpresa. Pero sólo han conseguido capturar una Torre Faro en tres ocasiones. No obstante, los Cultirith no tiene ningún interés en mantener una fortaleza capturada, puesto que no podrían aprovisionara debidamente durante el verano. Y los nórdicos podrían contratar rápidamente a un grupo de ingenieros enanos para que realizaran un asedio en toda regla. Tenemos que llegar a nuestro destino antes de que llegue el invierno.

Pocos enfrentamientos en esta pequeña guerra suelen incluir más de un centenar de hombres por bando. Y los grande señores de Eriador raramente suelen interesarse en los acontecimientos que tienen lugar en el norte del Ángulo. Por lo que si nos pasa algo, no tendremos más ayuda que la vuestra.

-Si, si no me cuentas nada nuevo, todo eso ya lo he escuchado varias veces, en estas tierras están un poco locos.¿Qué es un Gondyrn?¿Torre Faro en alguna otra lengua?No niego que los ingenieros de asedio enanos somos los mejores, pero no parece que por estos lares vayan a pagar lo que valemos.-el enano guardó el mapa de nuevo con mucho cuidado y tiento.-Pobres bobos, como se les ocurra asediar el Tirthon con enanos dentro poco futuro les espera.-el enano se permitió el lujo de reírse ante lo absurdo de la idea.-Parece que la ruta esta clara entonces, todo recto por el Camino del Este hasta el Tirthon.- no parecía muy entusiasmado con aquellos, pero le pagaban por ello. Maldita fuera la hora en que dio su palabra por una misera pieza de oro.-Una semana, menudo tedio, ya es la cuarta o quinta vez que hago este camino en poco días y todo estaba despejado. Bueno parece que va a ser un viaje aburrido, si me necesitas estaré en mi puesto en la parte de atrás, habrá que estar preparado por las noches. Los trolls durante el Tregtagan es lo único que me preocupa.-sin mucha más que discutir con Dagar el enano volvió a su puesto encaramándose a la parte de atrás del carro, vigilando la retaguardia. Al menos podía permitirse el lujo de no caminar y cuando el traqueteo de los baches del camino le hubiesen dejado el culo plano ya se levantaría a estirar las piernas. 

Escucho como dicen cual es nuestro destino. Yo solo espero que sea un viaje tranquilo y me valga para limar asperezas con Kramghat.

- Yo cerraré el grupo y os cubriré las espaldas. Me contestasteis para eso y ese será mi cometido. Evitare cualquier tipo de problema que podamos encontrar.

Veo bajar a Kramghrat satisfecho y quizás tranquilo por el viaje, pero no puedo más que avisarle de los peligros.

- No solo los trolls y los montañeses con su guerra es el peligro. Hay lobos, osos, dúnedain y dunlendinos. Y quizás algún elfo de Rivendel. En cuanto a las Torres Faro, no conozco mucho su historia o su ubicación, solo he trabajado con Tirthon, de las demás no tengo noticias.

-¡Tú! cabeza de cagarro repleta de serrín y barba. Her repetido como mínimo tres veces, que ¡YO! cubría la retaguardia, lárgate a molestar a otro y librame de tú presencia.-esas fueras las únicas palabras que le dirigió a Thorin al verle en la posición que le correspondía. El guerrero era una causa perdida, a más tiempo pasaba peor era el concepto que Kramghrat tenía de él.-De los mejores guerreros de la zona ¡ni en un millar de años! hasta una cabra sabe mantener la formación con más entereza que ese patán.-Kramghrat farfullaba para si totalmente indignado por las bravatadas que Thorin se había atrevido ha hacer sobre su pericia en combate. Bien recordaba el joven capataz que la desidia del enano en combate había causado la muerte de Bodolf, cosa la cual posiblemente no le perdonase en toda la vida.

Aramis guardo silencio y camino junto a los carros. Aquel trabajo como tal, lo había echo unas pocas ocasiones. En una de ellas, incluso no llegaron a tener ningún percance.

Sin embargo, esta caravana llevaba menos hombres que las normales, al menos dos o tres más hubieran sido un acierto.

El sabia que no era una persona que se desenvolviera bien el combate. Y no estaba allí para proteger la caravana de esa manera. Sino para verlas por la integridad de las acampadas nocturnas y sugerir caminos alternativos en caso de necesidad.

Dejo pasar al enano barbiblanca a la retaguardia y lo vio despotricar contra su amigo una vez más. No entendía aquella extraña relación que tenían. 

     -- Volvia a escuchar a mis camaradas hablar y ya que todos querían ir a la retaguardia me adelante hasta el primer carro, observaría el camino por si hubiese algún sonido o algo extraño en el camino.

   -- Me fijo especialmente si los pájaros del camino se asustan o se desbandan, intentando aprovecharme de sus sentidos 

El camino está siendo tranquilo, lento y tedioso. Los carruajes que trasportan el grano llenan de ruidola falta de conversación entre los presentes. Un ruido que poco a poco comienza a molestar. La noche se está mostrando y pronto habrá que descansar y montar un campamento para descansar. El día ha sido largo y apenas se ha recorrido terreno por el Gran Comino del Este.

Habéis estado observando el camino y el bosque de los troll durante todo el trayecto y no habéis visto nada sospechoso, hasta que ahora, que se va a mecer la noche sobre la copa de los árboles, comenzáis a escuchar el aullido de lobos, y algunas siluetas de estos animales entre los arbustos y los árboles que rodean el camino. Se mueven como si os llevaran persiguiendo durante largo rato.

     -- Preparad fuego, intentaremos alejarles y que se asusten para que nos dejen en paz. Recojo unas piedras y se las lanzo a los lobos para ver su reacción y si se asustan y se alejan, para comprobar que sean animales salvajes y no adiestrados por un ser inteligente.

Kramghrat llevaba cierto rato pensando en donde podrían parar con todas esas bestias y carros, había recorrido el Gran Camino del Este con frecuencia estos últimos días. Por ello trataba de hacer memoria en busca de un lugar donde les fuera más cómodo montar un campamento al lado del camino. No había pasado por alto los malditos aullidos ni las sombras que les seguían por las veras del camino, ocultas entre los arbustos, por ello el enano llevaba embrazado el escudo así como su fiel martillo en la mano.-Habremos de encontrar un sitio adecuado donde parar antes que pensar en fogatas.¿No crees Olaf? Los lobos de momento no se acercan, nos temen, pero si descuidamos alguna res o alguno es tan idiota de alejarse demasiado bien seguro no volveremos a verle. Así que estad atentos, cuantos antes encontremos el lugar antes pararemos- 

El día había sido placido, y había transcurrido sin incidentes, más allá de los alaridos del enano malhumorado.

Ahora tocaba detenerse, y a menos de cien metros había una buena zona, nada alejada de la calzada, y suficientemente llana y amplia para juntar los carros.

No había prestado mucha atención a las bestias hasta aquel momento. Si bien era cierto que el fuego las alejaría, y que principalmente su cargamento era grano, dudaba que se libraran de ellas en los próximos días.

Podías espantarlos unas horas, pero volverían. En cualquier caso no pensaba que fueran una verdadera amenaza contra un grupo de personas tan nutrido.

Le preocuparía mas si se dejara de escucharlas.

Mi buen señor Dagar, cerca de aquí hay una explanada cómoda donde montar campamento. Ya la he usado otras veces.