Partida Rol por web

La reacción de los lobos más cercanos al lanzarle las piedras te sorprende. Algo te dice que son inteligentes, su actitud salvaje le impide acercarse tanto a un carromato lleno de personas armadas, no se suelen dejar ver a menos que pillen a un grupo reducido de gente y tengan hambre. Estos lobos os están siguiendo en la distancia pero no terminan de acercarse ni de alejarse. Sospechas algo.

No recuerdas ningún sitio ahora mismo para tener una buena acampada. Principalmente el tramo del bosque que estáis atravesando tiene grandes claros que podrían ser perfectos para acampar. Aún no habéis llegado a la zona más boscosa. 

Veo como Aramis se acerca al carruaje en el cuál viajo. Lo escucho y asiento con la cabeza. Me incorporo y chiflo con todas mis fuerzas para alentar a todos mis hombres, indicando el claro que me ha dicho Aramis.

- ¡Acampamos!

Me vuelvo a sentar y  miro hacia los lados del Gran Camino del Este. Los lobos nos están siguiendo, pero no nos atacan. Tengo miedo, para que negarlo. Tengo a los guerreros que he contratado a parte de mis hombres, estoy seguro de que si algo pasara, ellos me defenderían. Pero a pesar de eso, sabe que tanto sus criados como los mercenarios contratados, si su vida corre peligro, saldrían corriendo. Estudio una situación para salvar mi vida en caso de que los lobos ataquen. Observo el techo del carro y sopeso la posibilidad de que aguante mi peso y que los lobos no sean capaces de llegar allí.

Algo alerta a los lobos y se esconden más en la profundidad del bosque de los trolls, pero sin alejarse demasiado de vuestro cargamento. El ruido de un rebaño de ovejas y el ladrido de perros os confirman que es eso el que ha hecho que los lobos se resguarden. Pronto aparecen un grupo de montañeses por el Gran Camino del Este con un rebaño de ovejas y unos perros custodiándolas. Dagar hace parar los carros para que los bueyes no se asusten cuando pase el rebaño por vosotros.

Me mantengo al lado del carro principal, con mi benefactor.
Me sorprende que aquel rebaño aun este en movimiento, y los perros, grandes fieras, igual de peligrosas que un lobo me llaman la atención.

Sea como sea, los norteños estarán buscando llegar a algún sitio.

¡Bienhayados!

Dice alto para indicar a los pastores que estaban al tanto de que pasarían por allí, sin embargo la cordialidad acabo allí. No pretendía actuar como líder y dirigirse a ellos ya pasado ese punto.

En voz baja, se giro hacia Dagar.

Le sugiero que sea agradable, pero que mienta si le preguntan a dónde vamos. No es que desconfíe por defecto de todos los extraños, pero es más seguro que ir siempre de frente. 

Asiento a Aramis mientras me mantengo de pie en el carro, esperando a que lleguen los norteños, pues su rebaño se apiña alrededor de mis carros.

Se nos acercan unos norteños, permanezco alerta, aún recuerdo el último encuentro que tuvimos con un grupo como ellos. Agarro disimuladamente mi arma para en caso de que hagan algún movimiento extraño atacarlos sin dejarlos reaccionar.

- Mantened los ojos abiertos,  y en alerta. No podemos fiarnos de nadie en estos lares - susurro a mis compañeros.

Kramghrat se adelantó en dirección al rebaño de ovejas, tal vez aquellos pastores fueran los mismo que se cruzaron la otra vez cerca de la fortaleza. Al menos la región era la misma y el enano supuso que el Camino del Este debía comunicar con las diferentes rutas de trashumancia habituales en la región, de ser así seguro que los pastores estarían encantados de saber del fin de los hechiceros y de la posibilidad de gozar de la protección de los muros de Gartholzahar. Fuera como fuese lo mejor era que corriera la voz, en el peor de los casos y con la noche encima siempre se podrían unir al campamento para mantener sus animales a salvo de las fauces de los lobos.

Los motañeses se acercan con el rebaño, portan zurrones llenos, y largos bastones que usan para apoyar su peso mientras andan. También se le puede ver alguna espada corta colgando de su cinto. Su olor se camufla perfectamente con el resto del rebaño. Cuando Aramis saluda, ellos levantan la cabeza. Van cerrando la comitiva y tras ellos solo quedan algunos cachorros que aún no han aprendido su trabajo y juegan entre ellos.

- Yo de vosotros daría la vuelta. Los Cultirith con Hirgrim al mando están asediando la zona y matando a todo lo que se encuentra en su paso. Huimos de nuestros hogares en dirección al oeste, más allá del último puente hasta que pase el invierno y la guerra descanse.

     -- Recojo mis armas y sin dejar de vigilar los lados el camino, pues sospecho que los lobos andan cerca le pregunto a Dagar:

   -- Tu decides, ya has escuchado a los pastores si decides que avancemos debemos extremar las precauciones, por ahora lo mejor sera acampar donde nos ha indicado Aramis y mañana sopesaremos nuestras opciones... 

Escuché a los pastores sin creer demasiado en lo que decían. No nos podíamos fiar de nadie en esta zona, eso lo había aprendido hace tiempo. Cuando terminaron de hablar, contesté.

- Muchas gracias por la información, amigos. Espero que tengáis buen viaje y que no tardéis en llegar a vuestro destino. Y tener cuidado con los lobos, pues están merodeando por la zona.

Los pastores asintieron y siguieron su camino. Me giré hacia Aramis.

- Acampemos, los animales necesitan descansar y es peligroso viajar de noche.

Luego añadí a Olaf.

- Continuaremos nuestro camino. Tenemos que entregar esta mercancía para cobrar mi dinero. Sois un grupo nutrido de guerreros que nos defenderán en caso de que alguien nos asedie. No hay de que preocuparse.

Visto el poco interés que demostraban Dagar y los demás en los pastores Kramghrat se adelantó ha hablar con ellos, alejado de oídos indiscretos.

El enano se acercó decidido hacia los pastores, favor con favor se paga, pensaba para si.-Saludos Vulseggi, recientemente me encontré con algunas de vuestras buenas gentes y me advirtieron sobre los hechiceros que vivían en la loma. A penas unos días atrás acabamos con ellos y ahora junto con Matholuich el Dunedain hemos empezado las obras para reconstruir la fortaleza. Una cima con tres muros defensivos, un estratégico lugar defensivo donde alzar un enclave que revitalice las tierras del angulo.

Buscamos gente que desee establecerse allí, en estos tiempos no se cobran impuestos solo algunas jornadas de trabajo para el bien de todos. En la Posada del Último Puente no se comenta otra cosa, en primavera llegará un gran cargamento de mercancías y trabajadores para empezar las obras, creo que es un camino más corto que no el tener que huir al oeste. Tal vez os interesaría pasar la noche con nosotros y mañana separar nuestros caminos para que os pudierais poner a salvo tras sus muros. Dudo que encontréis oferta mejor en todo el Camino del Este.

Si os quedáis haré formar un triangulo con los carros para que el rebaño esté en el centro protegido por los lobos, alternaremos guaridas entre todos y con eso podremos mantener alejadas a esas bestias sedientas de sangre.-el enano hablaba con un tono confiado y tranquilo, como aquel que sabe que es el poseedor de la verdad. Quería que poco a poco Gartholzahar empezase a ver la luz, no solo por el sino por la memoria de Bodolf su compañero caído.

- No somos dunlendinos, - dijo con desprecio uno de los montañeses, - nosotros estamos en estas tierras mucho antes de que ellos llegaran. Nos pertenece aunque nos lo hayan arrebatado. Y no necesitamos ayuda de nadie, preferimos seguir nuestro camino. Y nuestros perros mantendrá alejados a los lobos.

Sin más continúan con su rebaño resguardado por su jauría de perros pastores, alejando el olor a ganado del ambiente.

Veo como Kramghrat se separa para hablar con los pastores. Le dejaría tranquilo, viendo que nuestra relación de momento no iba a mejorar. Me centraría en mis funciones, ya que para eso se me había contratado.

- Esta bien Dagar, acamparemos aquí. No parece mala zona. Pero creo que deberíamos hacer turnos de vigilancia y no descansar todos a la vez por lo que pudiera pasar. Es cierto que esos lobos aun no han mostrado síntomas de querer atacarnos, pero no dejan de ser animales salvajes, por lo que nunca se sabe. Además sabemos de los grandes peligros que hay en esta zona. 

Al poco volvió junto a las carretas empezando a poner orden en aquel desaguisado.-¡A ver, los Weali!Formad un triangulo con los carros, los animales van en medio para que no huyan y estén protegidos de los lobos. Quiero una hoguera alimentada durante toda la noche a quince pasos de cada vértice, vosotros cuatro a cortar leña. La hoguera dentro de un hoyo de medio metro, que no nos vean de lejos o seremos pasto de los trolls.- dijo señalando a algunos de los criados.-Cuatro turnos de guarida rotativos, un enano, un soldado de la caravana y un weali por turno, cuantos más ojos y oídos mejor. El resto duermen en las carreras, ni debajo, ni en un lado, ni estorbando¡Esta claro!Para el último turno que ya empezará ha haber algo de luz despertad al ordeña abejas, a ver si vale una décima parte de lo que le han pagado. Con eso me conformaría.¡Vamos, diablos!No os quedéis ahí parados todo el mundo tiene algo que hacer.-una vez hubo puesto orden se fue paseando por el campamento supervisando que todo se preparase de forma correcta. Los humanos no veían en la oscuridad así que no podían prescindir del fuego, no solo para asustar a los lobos si para que los patas largas sirvieran de algo.

Aramis miro con asombro al enano de la barba plateada. Así era como gestionaba las cosas.

Muy interesante. No tenia pensado hacerle mucho caso. Pero ya se vería. Aun quedaba por montar el campamento. 

      -- Aprovecho los últimos rayos de luz para revisar el campamento sin alejarme, para ver si los lobos han visto una presa mas fácil en alguna oveja del rebaño o por el contrario siguen pensando que estamos mas sabrosos nosotros. Además aprovecho para forrajear.

Ordeno a todos los wealis que sigan a Aramis hacia el claro que hay al lado del Gran Camino del Este para formar el campamento, cuando uno de los enanos comienza a dar órdenes. Me levanto con expresión de desacuerdo, pero veo que todo el mundo se pone a hacer todo lo que dice, me callo y me bajo del carro. Mejor permanecer en silencio por ahora.

Observo el carro y como todos están formando el campamento. Estiro mi cuerpo y bostezo. Miro a todos como trabajan y me dirijo hacia un grupo de wealis. 

- Preparar la cena para todos.

Y me voy hacia donde están preparando el fuego, para sentar y esperar a que terminen de montar el campamento y nos pongan la cena.

Das un paseo por los alrededores de la zona donde están montando el campamento. Descubres con gran asombro que hay presencias que se esconden a lo lejos entre los arbustos del bosque, movimientos de ramas, sonidos de aullidos, etc. Todo indica que los lobos os siguen a una distancia más que prudencial, pero que no han abandonado su tarea. Eso si, no se arriman tanto como para poder verlos con claridad.