Partida Rol por web

Kramghrat le hizo un gesto al montaraz para que se pusieran en marcha, él llevaba de las riendas a su pony y los cuatro bueyes iban atados en fila guiados por los Grumm, eso dejaba los flancos de la columna para Kraner y Olaf.-¡En marcha!¡Acabemos con esa escoria, que sepan lo que es engendrar el odio del pueblo de Durin!-y es que el odio ancestral entre troll y enanos no podía ser medido. Por un momento volvió su mirada al pasado recordando las lecciones de su difunto abuelo, se mesó la barba con algo de nostalgia, ojalá pudiera verle, ojalá desde la diestra del gran padre se sintiera orgulloso de él. 

Camináis por el Gran Camino del Este, guiados por el norteño sin encontraros con ningún problema. Encontráis el sendero que lleva a la caverna de los trolls y continuáis vuestro camino hasta llegar a la entrada, con la gran piedra ocultando a las criaturas de dentro.

     -- Bueno Kramghrat, aquí estamos , ¿todo sigue como lo dejasteis?, quizá deberíamos echar un vistazo primero para asegurar nuestra defensa,  comento mientras bebo un poco de agua de la cantimplora ya que no hemos parado durante todo el trayecto, mientras observo los alrededores, intentando encontrar lugares donde pueda ocultarse alguien y puntos de fácil defensa...

Nada más llegar el enano le hizo un gesto a Matholuich para que subiera a la loma para poder controlar el perímetro.-¡Leddon ,Grenn descargad la leña junto al agujero, luego dad de beber a las bestias y atadlas juntas a un árbol!Kraner baja con cuidado a echar un vistazo a ver que panorama tenemos ahí abajo, si hay que ensanchar más el agujero para trabajar mejor. Dilo!Olaf descarga los barriles de aceite en ese lado y ocúpate del pony, cuando todos terminéis descansaremos un poco antes de ponernos a la faena.- cuando todos tuvieron que hacer Kramghrat ascendió a la loma junto al montaraz, quería ver como estaba la situación en los alrededores y de donde escogería los arboles para cortar a medida que necesitasen más leña para mantener el fuego en marcha.

La idea de bajar abajo en busca de aquellas criaturas no me agradaba mucho, pero tenía que hacerlo. Me asomé al agujero que habían agrandado mis compañeros y por donde un hilo de agua caía hacia abajo. La estatua de un troll gigantesco me sorprendió y dí un respingo. Trague saliva, miré hacia atrás y vi que cada uno estaba haciendo una tarea. ¿Como me iban a ayudar si me pasaba algo? Sabía que aquellas criaturas eran nocturnas, pero nada le impediría actuar resguardados de la luz del sol. Aunque fuera pleno día. 

Después de unos minutos, decidí bajar ayudado por la estatua del troll y me perdí por el agujero...

Junto a mi hermano, comenzamos a descargar la leña junto al agujero. Vimos como Kraner se asoma a él y cuando llegamos con los primeros troncos, había desaparecido en el interior. Miré a mi hermano y el miedo me paralizó. Había vivido una pesadilla allí dentro, y estar cerca de aquí me ponía nervioso. Me tocó el hombro y me indicó que me sentara cerca de los bueyes y que descansara. Él se encargaría de descargar la leña. Y así lo hice. 

Subí a la loma, desde la cual podía observar a los hermanos descargar la leña, y  al resto de los enanos con sus tareas. Subí el pié sobre una piedra y  me dejé caer en la rodilla mientras en silencio miraba hacia todos los lados. Todo parecía tranquilo. Cuando subió Kramghrat, lo miré y volví la mirada para seguir observando todo, en silencio.

El enano llegó arriba tras los pasos del montaraz, echando un vistazo a la espesura, todo parecía tranquilo.-¿Has visto algo durante el camino o por los alrededores Matholuich?Tú serás nuestros ojos y oídos mientras hacemos el trabajo pesado, cualquier cosa da la alarma.-confiaba en el Dunedain y por eso lo había traído, prefería tener las espaldas cubiertas para evitarse cualquier posible sorpresa. Al volverse desde lo alto vio como Leddon ya estaba sentado, menudo vago estaba hecho. Bajó la loma con mal gesto hasta llegar a su altura.-Aún no es hora de descansar, descarga la leña primero y luego ya veremos gandul.-tras la reprimenda se dirigió al agujero dando su aprobación a la faena de Grenn con un simple cabeceo. Kramghrat se colocó en la boca de la cueva frente a la estatua del troll, esperando a que sus ojos se acostumbrasen a la oscuridad, tratando de vislumbrar lo que hacia Kraner dentro haciéndole un gesto para que se dirigiera al exterior en cuanto pudiera para hablar con más calma.-¿Cómo esta todo por ahí dentro?-le preguntó en voz baja, por la ausencia de gritos quizás no habría más prisioneros aquella vez.

Me levanto y bajo al salón de la Posada a desayunar y ver que se movia por allí aquella mañana. Era hora de seguramente volver a partir, teníamos cosas pendientes ahí fuera. Tenia que proteger a Kramghat aunque este molesto aun conmigo, pero era como un hermano para mi. Asi que iría a su lado, y si seguía mosqueado le seguiría a la distancia para evitar se metiera en lios.

Cuando bajas a desayunar, ves que no se encuentra ninguno de tus compañeros enanos, ni tampoco Matholuich  ni tampoco el norteño pelirrojo de la noche anterior.  Por lo demás, están los mismos clientes.

Pregunto al posadero por mis hermanos enanos, si sabe si están aún durmiendo o salieron. En caso de ser la segunda opción le pregunto si sabe dónde fueron o que dirección tomaron

- ¿El resto de tus compañeros? - Me quedé extrañado de que me lo preguntara, pues deberían de partir todos juntos. - Se fueron con mis dos hijos y el norteño en busca de la guarida de los Trolls. Quieren acabar con ellos.

Muchas gracias amigo, partiré tras ellos. No saldrán vivos de allí sin mi Cojo mis pertenencias y salgo en busca de mis compañeros. No puedo permitir que les pase nada. Otra vez no.

Te asomas por el agujero, pero no consigues ver nada, el troll convertido en piedra impide que se pueda ver más allá de algunos pasos del agujero. Pero escuchas atentamente cualquier sonido. Todo está tranquilo hasta que de pronto, el sonido de unos gritos pidiendo ayuda resuenan en la cueva, justo antes de un gruñido y un ahogado ruido. Después volvió el silencio.

A cubierto tras el troll petrificado me asomé esperando que los gritos no fueran los de Kraner, haciéndole señas a este para que saliera cuanto antes. 

Sigue el silencio y no ves señal de nada, la sala de la cueva donde miras, no entra ni sale nadie. Permanece en silencio todo.

Sales por las puertas de la posada, atravesando las cuadras de la entrada y cuando accedes al Gran Camino del Este, ves que por él, viene el norteño que anoche charló con tus amigos enanos.

Con una sonrisa de oreja a oreja el humano camina hasta la altura del enano. Mira a su alrededor, como sí buscara a alguien más.

Buenos días mi señor enano. Para estar a punto de empezar el mal tiempo, hoy no hace malo del todo. Quizás un poco más de fresco el aire que la semana pasada.

El humano inicia una chacharea banal sobre el tiempo con el desconocido. Y parece con intención de dirigirse a la posada, pero aun así se detiene para charlar con el barbudo y fornido enano.

Kramghrat salió corriendo tras haberse asomado al agujero.-¡Traed los puntales a la entrada!¡Vosotros, los bueyes!¡Rápido, hay que apartar esa maldita roca!Creo que tienen a Kraner.-el enano había estudiado aquello cientos de veces, empezó a colocar las gruesas estacas de madera de la mejor manera posible para que hicieran palanca combinando no solo la fuerza de los enanos sino la de los cuatro bueyes. Ordenó a los Grumm que no escatimar con el látigo, al fin y al cabo uno de los suyos estaba en peligro.

Mi hermano dejó de sacar leña de los bueyes y yo me levanté rápido. Soltamos las cuerdas de la leña y la dejamos en el suelo, rápidamente, azotamos a los bueyes para bajarlos loma abajo hacia la entrada de la cueva de los Trolls, esperamos con ansiedad a que el enano prepara todo. El miedo recorrió mi cuerpo, aquellos enanos le habían salvado una vez, y ahora me tocaba a mi responder. Cuando estaba todo listo, mi hermano y yo, nos situamos cerca de los bueyes, con un látigo cada uno. Y a su señal, comenzamos azotar a los pobres animales para que hicieran fuerza.