Partida Rol por web

Kramghrat le seguía a paso vigoroso sin mediar palabra, era un enano muy recio incluso entre los suyos pero las largar zancadas del Dunedain le obligaban a mantener un ritmo incomodo para su baja estatura. Maldecía por lo bajo una y otra vez al estúpido muchacho perdido, si lo encontraban con vida esperaba que sus padres le metieran en vereda, aunque pensandolo bien ese no era su problema.

Cuando se detuvieron junto al árbol se descolgó el escudo, afianzandoselo en la mano izquierda mientras comprobaba el peso de su martillo con la derecha. No era el arma más digno pero le tenía un especial cariño, su familia siempre había sido más de las herramientas que de las armas, pero el pesado martillo cumplía de sobras ambas necesidades. Tal vez esta fuera una de las veces que se manchara de sangre enemiga después de muchas generaciones.-Vamos pues, no perdamos el tiempo y tengamos los ojos bien abiertos.-

El paso del hombre era muy acelerado, se notaba que tenía prisa por llevarlos al lugar y que se conocía a la perfección esos caminos.

Rothrim estaba disfrutando de la marcha, a él también le gustaba ir a paso rápido, aunque puede que a un ritmo algo más lento, pues siendo un enano la física de su cuerpo no puede cambiarla. Sus piernas son más cortas que las del Dunedain al igual que sus zancadas.

Agradece haber llegado al árbol y al mismo tiempo su cuerpo se pone en tensión y agudiza sus sentidos a partir de ahora. Confía en las habilidades del humano pero a partir de aquí empieza a rastrear él también el camino y los alrededores, atento a cualquier señal de peligro.

Sin mediar palabra, se adentra en el bosque con el grupo.

Kraner viajaba junto al humano y a Rothrim. Estaba acostumbrado a los espacios abiertos, y quería poner sus habilidades al servicio de sus hermanos.

Va en primera línea, listo para cualquier contingencia que pueda surgir.

Mantengo un ritmo ahora un poco más cauto. Había que estar alerta en el bosque, pues pudiera surgir cualquier problema. Ya sean los animales salvajes, o bien alguna cuadrilla de exploradores tanto de los Cultirith como los Vulseggi. Por suerte. No nos encontramos con nadie, y llegamos a una de las guaridas de Trolls más cercanas, según mi conocimiento. Y por lo tanto, el lugar más lógico donde pudiera estar el hijo de los Grumm. Si es que estaba preso de los Trolls. Según mis conocimientos, lo normal es que no lo hayan devorado. Pues a los Trolls les gusta las personas regordetas y con buena salud, y aquel muchacho es delgado y de tez muy pálida. Por lo que abrigaba algo de esperanza. 

El lugar es una colina rocosa, con agrupación de árboles de forma especialmente espesa en el noroeste, oeste y este. Más al sur, sale un riachuelo de las entrañas de la colina y desciende a poca velocidad, ladera abajo. Estamos situados a pocos metros de la entrada de cuatro metros y medio de altura, que se encuentra a bastantes metros por debajo de la cima de la colina. La entrada está bloqueada por una roca. 

Me agacho y me escondo detrás de los árboles del bosque. Protegiéndome de lo que pudiera estar en la cueva.

- Esa es la guarida que conozco. Según mis conocimientos, está habitada, pero no sabría decir la cantidad de Trolls que pueden estar dentro.

Si entramos ahí debemos tener cuidado. ¿Que plan tenéis compañeros? pregunto al resto del grupo mientras me armo y preparo por si deciden entrar.

Tras escuchar las palabras de Matholuich, su mente ya trabajaba en un plan; no sería perfecto, pero trataría de sacar ventaja de la situación.

- Veo que estamos a punto de meternos en la boca del lobo. Tal vez sea lo mejor que podamos hacer, infiltrarnos en su guarida e intentar rescatar al niño, si no podemos y solo nos queda la opción de un enfrentamiento directo, preferiría contar con el elemento sorpresa, al menos es algo. Matholuich y yo podemos ir delante, vosotros detrás, y una vez dentro trazaremos un plan de acción más detallado. ¿Estáis de acuerdo?

Maldito bosque, malditas ramas, malditos pájaros, malditos animalejos y es que en definitiva a Kramghrat no le agradaba la foresta ni el paso ancho del Dunedain, se le notaba de mal humor y fuera de lugar. Odiaba las agujas de pino que se le enredaban en la barba y aquellas sucias telarañas-¡Puaj!- farfullo al escupir una.

-¿Por que demonios nos estamos escondiendo?¿No se supone que esos bichos se convierten en piedra al tocar la luz del sol?Kraner amigo mio, ni por todo el oro del mundo me metería de cabeza en una madriguera de trolls y menos en época de cría¿A ver qué alguien me diga cuantas horas nos quedan de luz?Eso es lo fundamental.

Propongo que vayamos a dar un vistazo a la colina, tal vez el arrojo o alguno de los arboles haya socavado la colina o esos trolls hayan sido tan memos  de comerse sus raíces; la cuestión es si podemos hacer entrar ahí dentro la luz del sol habremos ganado. Ahora busquemos el como, ¡ja! lo veis os lo dije un enano que se precie no puede viajar sin un pico y un pala.-mostrando orgulloso los que llevaba colgados a la espalda.-Busquemos arboles podridos, grandes piedras cercanas a la base o zonas poco profundas para poder picar y cavar, somos cuatro enanos por el amor de Durin si en una jornada no podemos abrir una brecha para que entre la luz que se me caiga hasta el último pelo de la barba.¡Venga, en marcha!-salió con decisión hacia la colina, empezando a observarla a la par que la rodeaba tratando de calcular mentalmente las partes débiles de aquella madriguera. Si su plan funcionaba aquella colina podía convertirse a la larga en una perfecta trampa para trolls que tan solo con tirar de una cuerda se bajará una solida trampilla que iluminase todo el techo de la caverna convirtiendo así a sus hediondos en piedra cada vez.

Eso pareció alegrarle el día a medida que se movía por la colina dando algún que otro golpe a tocones, piedras y arboles podridos en busca de pistas sobre la profundidad.

Sonrió ante el comentario de Kramghrat.

- Tienes razón Kramghrat, yo también había pensado en eso, pero creo que si esperamos rescatar al niño con vida, no debemos de perder ni un momento más.

Elevando la mirada a los cielos, sentenció.

- Tal vez lo mejor sea una acción intermedia: realizaré una breve incursión a su guarida, mientras aquí fuera os preparais. Regresaré en cuanto haya observado a qué nos enfrentamos. Agradecería que tanto Rothrim como Matholuich vinieran conmigo, pues en caso de que las cosas se tuerzan o haya que actuar deprisa para salvar al cachorro humano, al menos uno pueda volver y avisar a quienes permanezcais fuera, mientras dentro los que quedemos, tratemos de contener la situación.

Sonríe ante sus hermanos y su nuevo amigo humano.

- ¿Esto os parece mejor, pues?

-No creo que venga de unas horas, exploremos bien el terreno primero y si no queda más opción entremos todos juntos para cubrirte.De todos modos ¿por donde demonios piensas entrar?harán falta varios bueyes para mover ese pedrusco de la entrada.-

- Entrar en la guarida de unos trolls... Kramghrat tiene razón. Es una locura y una sentencia de muerte. - Me acaricio la barba, pensando. - La opción de hacer agujeros para que entre el sol, no es mala del todo. - Asiento con la cabeza levantando las cejas. - Pero a pesar de su estúpida inteligencia, haríamos suficiente ruido como para alertarlos y que no funcionase. - Entrecierro los ojos, pensando. 

El olor a tierra mojada que producía el arrollo que corría por la colina, junto con la brisa que movía las hojas de los árboles y las caricias de los arbustos, con su olor a hierba verde, me relajaba. Me encantaba estar allí. Y era  una pena no estar sólo para poder disfrutar de este momento. Respiro hondo para conseguir captar todos los olores e intentar reconocerlos. Me encantaba, era un juego que hacía de pequeño con mi padre. Sonrío por el recuerdo.

Dejo de acariciar mi barba y me encojo de hombros. 

- No se me ocurre nada. Quizás la opción de los agujeros puede resultar buena... De todas formas, veamos lo que podemos encontrar en la zona. Quizás nos caigamos dentro de la guarida al pisar una parte del techo de esta. - Y me río con ganas. - No me gustaría enfrentarme a esos trolls.

Escuchó atentamente las dos opciones planteadas pero ninguna de las dos le parecía buena del todo... 

- ¿Y qué os parece si encendemos un fuego en la entrada de la cueva? Puede que así salgan esas bestias o almenos el chaval tenga opción de escabullirse gracias al humo y la confusión.

Tras escuchar las ideas de sus hermanos, le azotó una sensación de desesperación. Rothrim tenía razón, no existía ninguna opción perfecta. Deberían de adaptarse, y trabajar con lo que tenían.

- Rothrim, tu idea me gusta, la verdad. Podríamos encenderlo a medida que abramos unos agujeros, como propuso Kramghrat... si bien dudo que los trolls sean tan estúpidos como para salir en pleno día, al menos podríamos intentar que cayesen en pánico y retirasen la roca de la entrada. No obstante - dijo, dando una palmada en la espalda de Matholuich -, nuestro amigo tiene razón en una cosa: lo primero es investigar la zona. Con vuestro permiso, me adelantaré y haré un primer reconocimiento. Si alguien quiere acompañarnos, por mí estupendo, pero tampoco estaría mal que preparaseis el terreno de la entrada para lo que pudiera venir...
 

- Voy contigo Kraner. Estará bien conocer con detalle los alrededores por lo que pueda venir.

Rothrim rastrea la zona para encontrar otras posibles entradas, cualquier señal que le pueda dar alguna idea para sorprender esos trolls en su guarida o de la presencia del hijo de los Grumm.

-¡A ver!Si vamos vayamos todos, pero con cabeza nada de acumular mucho peso en el mismo sitio, vaya a ser cosa que ceda algún socavón y alguien se caiga dentro de la guarida. Nos separaremos lo que nos permita y la viste e iremos peinando la zona, yo me entretendré algo más las grandes rocas y los viejos tocones para valorar si pueden llegar hasta el fondo y cuanto habría que cavar.Le he estado dando vueltas a una idea...-dijo mientras se giraba hacia el Dunedain.-Este lugar podría ser un trampa excelente, con el tiempo cavamos y colocamos unas persianas encastradas en un ligero marco de madera, desde abajo se atarráca con una mezcla fina de lodo y tierra del lugar, en el extremo exterior dejamos dos fuertes argollas para luego enterrarlo. Cada vez que una pareja de trolls amorosos quieran hacer aquí su nido esperamos a medio día, abrimos la persianas y listo¡Un par de estatuas de piedra de la cuales podré sacar unos buenos bloques!jajajajajaja por no decir el botín que lleven consigo. Me gusta, me gusta en cuanto nos deshagamos de estos y pueda trabajar con calma me pondrá manos a la obra con el diseño.-

Asiento con la cabeza. 

- Eso sería si conseguimos matar a los trolls que hay dentro ahora mismo. - Observo a todos. -¿Entonces habéis decidido ir a explorar la zona? - Asiento con la cabeza y apretando los labios. - ¿Hacia donde vamos a peinar? Y deberíamos de tener cuidado y ser sigilosos, no sería bueno que nos oyeran andar sobre sus cabezas, les pondría en alerta. 

Me incorporo y salgo de la protección que me da el árbol. Ajusto mis armas a mi espalda, mi cinturón a mi cintura y mi manto de piel de lobo sobre mis hombros. El frío está llegando y pronto será invierno. Luego miro a los enanos preguntando con la vista, en qué momento vamos a comenzar. Era evidente que la idea de explorar la zona es realmente buena, quizás encontremos algo que nos pueda ayudar, además, ¿Quien ha dicho que una cueva trolls tenga una sola entrada? Solo espero que la broma de caer dentro de la cueva explorando, no se  me vuelva en contra y se haga realidad. Sería absurdo. Mortalmente absurdo. Sólo de pensarlo me daba pánico. He visto a trolls por la noche, pero nunca tan cerca como para olerlos. Son de escasa inteligencia pero con mucha fuerza fruta. Tengo pánico de encontrarlos y tener que enfrentarme a ellos. No soy un guerrero, mierda. No lo soy. 

Trago saliva para calmarme un poco. Estaba empezando a sudar y no sabía si era por el manto de piel de lobo o por el miedo que recorría mi cuerpo.

Habrá que explorar con cuidado de no caer al interior y buscar cualquier ayuda contra los Trolls. Busquemos algo que nos dé ventaja y preparemos algo contra ellos. Creo que para acaparar más espacios podemos dividirnos en dos grupos sin separarnos demasiado

-Nada de grupos, pero todos siempre a la vista de mínimo dos de nosotros. Ni todos juntos podríamos con una de esas bestias, pongámonos en marcha antes de que se acaben las hora de luz. ¡Venga, basta de chachara!el sigilo no es lo nuestro Matholuich pero si son tan estúpidos como creo no le darán mucha importancia o lo relacionarán con animales de la zona. Por la altura de la colina diría que a no ser que gritemos muy fuerte no deberían oírnos.-

- No se hable más. Rastreemos esta colina desde la entrada hasta la otra vertiente. Todos con los ojos bien abiertos y en silencio. Si encontramos alguna señal alcemos un brazo y nos reunimos ahí.

Pone su mano en el hacha, se acomoda el arco y el carcaj con un movimiento del hombro y empieza a caminar.

Empiezo a explorar la zona sin separarme mucho de mis hermanos buscando algo que nos sea útil en la investigación.

Kraner se alejó de sus compañeros, pero sin dejar de estar a una distancia lo suficientemente prudente como para permanecer aislado. Trató de hacer un reconocimiento del terreno, de los alrededores, intentando identificar cualquier cosa que les pudiera ser útil.