¿Cómo? preguntó el hombre mostrándose indignado. No iba a ir pegando voces por la calle y después te pones como una histérica a darme guantazos. ¿Qué pensabas niña, que creías que te iba a hacer? Porque muy normal no es...
El tono del móvil suena mientras subes las escaleras. Antes de que suene el tercer tono, llegas a tu puerta. Allí está Sabina, esperando.
Mientras Sabina está en la puerta de la casa de Hellín, esta última aparece por las escaleras con el móvil en la oreja.
Ala, ya podéis hablar entre vosotras y marcaros.
Mientras te tranquilizabas, comprobaste tu teléfono. No había ninguna llamada ni whatsapp. Comprobaste, de paso, la hora.
Si seguías mucho más tiempo en la cafetería, llegarías tarde a casa de Hellín.
-Oiga, lo siento, dijo Beatriz poniéndose de pie y secóandose las lágrimas,- de verdad que lo siento, pero me asusté, y "wapa, tengo algo para tí" no es que me tranquilizase. No quería golpearle, de verdad que lo siento, gracias por recoger mi cartera. Comenzó a alejarse con la esperanza de que todo aquel bochornoso momento acabase cuante antes.
Respira... Respira...
Sabina movió la cabeza a modo de saludo al ver a la chica. Llevaba una enorme caja de pizza y un tupperware encima de esta. La chica se había puesto unos ajustados leggins negros y una camisa larga y de manga corta por encima. Pese al aire no parecía tener frío. Junto a ella había un cachorro mestizo y tuerto que debía de ser de Sabina, puesto que esta llevaba una correa en la mano.
Ey...hola. Espero que no te importe que lo haya traído
Me asusto al ver una presencia en mi puerta, pero intento disimularlo. Ricardo no me cogía el telefono así que cuelgo.
- ¡Hola Sabina! No, no me importa para nada. Que preciosidad... ¿Que le ha pasado?- Digo mientras finjo que todo va bien y que no tengo miedo ni estoy asustada. La verdad es que no me salía muy bien, porque me sentía nerviosa y forzada. Eso sí, el perro era una monada.
Saco las llaves de mi riñonera para abrir la puerta. - Espero que se lleve bien con otro perros y con un zorrín cachorro. Se llaman Sirius y Lupin ¿Y esta monada?- Pregunto señalando al invitado extra.
Al abrir la puerta sale Sirius con su peculiar entusiasmo al ver a nueva gente. Empieza a ladrar de felicidad y a brincar de alegría. Cuando se da cuenta de que hay otro perro se calla de golpe y se acerca a él curiosamente, moviendo la colita. Lupin, como siempre, se queda en su casita de tela observando desde lejos.
Sirius
Lupin
¿Que?...¿como? ¡Ah!¿Ah Guizmo dices? Nah, lo encontré abandonado hace unos meses así...no era más que un cachorrito. Bueno...y aún lo es ¿Oye estas...bien? Helena estaba pálida, tanto como Sabina...claro que Sabina estaba pálida por sus manchas, no por otra cosa. En aquel momento se dio cuenta de que podía molestarla su pregunta, al fin y al cabo no la conocía muy bien y decidió cambiar de tema.¿Ha venido alguien ya? Mientras subían Sabina continuaba hablando He traído la pizza. Ni carne ni huevo ni nada con lacteos. Eso si...He puesto carne verduras y arroz para "Guiz" en el tupper. Espero que no te moleste. Si quieres tu perro y ¡anda! un fenec! bueno...pueden comer de él.
- ¡Encantada gremlin bonito!- Le digo a Guizmo mientras Sirius sigue "haciéndose su amigo". - No me importa que traigas carne, no te preocupes. Yo también les doy carne a mis mascotas... Bueno, aunque Lupin prefiere bichos de vez en cuando. ¡Sí! ¿No es precioso? Siempre había querido un fenec, este me costó 400€. No me gusta nada comprar animales, prefiero adoptarlos pero no había fenecs en adopción por ninguna parte... Y eso que busqué un montón. A Sirius lo encontraron junto a sus hermanos en un contenedor y pidieron adopción urgente, era tan cachorrín... No sé cómo alguien puede tirar a cachorros así como así.- Estaba hablando mucho y muy rápido, o al menos me daba la sensación. A parte, evitaba contestar a la pregunta que me había hecho. "¿Estás bien?" No era plan de contarle de buenas a primeras que había visto a una especie de niña muerta flotante en el chino de al lado.
- ¿Sabes dónde está Ricardo? Le he llamado, pero no contesta. Deja esto de momento en la cocina.-Le digo mientras le abro la puerta de la cocina, que estaba al lado de la puerta de entrada, y le hago un gesto para que pase primero.
Sabina inclinó la cabeza con curiosidad ante la verborrea de la chica y obedeció dejando la comida en la cocina. La chica se rascó la cabeza pensativa. A pesar del susto del principio de la noche ahora se sentía más tranquila. ¿Ricardo? —preguntó— Ni idea. La verdad no sabía que tenía teléfono. Después de venir a casa se fue a cambiarse para la noche dijo. Tú, tormento—exclamó divertida a Guizmo que estaba con el trasero muy alzado y la cabeza pegada al suelo mirando con su único ojo a los otros dos peludos— Juega si quieres pero no saltes por ahi como la cabra loca que eres...te lo juro está como una cabra. Y lo que decías antes...no puedo creer que la gente abandone tantos animales...y encima ¿porque tienen que hacerles daño? Por dios, cuando lo cogi en brazos la primera vez creí que iba a morirse. Sacaría el ojo al cabrón que se lo hizo.
Sabina había cambiado de tema porque no quería pensar que Ricardo no le había dado su telefono...
Tras ir al baño y arreglarme un poco, pague religiosamente la cuenta y me dirigi a la direccion de la casa de Hellin. Llame al timbre y espere.
"Jesus. Seguro que llego tardisimo, a eso lo llamo yo un contratiempo"
Consegui animarme de nuevo y comenzo a rondar por mi cabeza que tipo de escena me encontraria en la casa.
- ¡Que juguetón!- Digo ilusionada. Por fin Sirius iba a tener un acompañante de juegos. Veo como se acerca a él y le sigue el rollo, poniendose en la misma pose que Guizmo y dando mini saltitos. Conociéndole, sé que quiere jugar al pilla-pilla.
Es raro que Ricardo no haya venido con Sabina, si habían estado la tarde juntos... Además, yo pensaba que se iban a liar o algo así.
- Si que tiene, es muy viejo pero aún funciona.- Le digo a Sabina, algo extrañada. - Yo también mataría a más de un cabrón abandonador y maltratador de animales.- Luego empiezo a pensar que es un poco hipócrita pensar así mientras ella come animales... ¿Hacerles daño? ¿Acaso no les hacen daño a los animales en el matadero? ¿O por ser cerdos, pollos, vacas, tienen menos derecho a vivir? Paso de seguir pensando en esto porque no quería discutir y ponerme de mala leche. Hoy no. Teníamos que colarnos en la uni... Y después de lo de la niña no tenía tiempo para discusiones. - Voy a llamarle de nuevo si no te importa. Ponte cómoda, estás en tu casa. Puedes ver la tele, jugar a algo... Tengo la play3.
Cojo el teléfono para volver a llamar a Ricardo y vuelvo a escuchar los pitidos del tono de llamada. "A ver si esta vez me lo coge".
Esta vez el hombre no te siguió, retrocedió y se internó en otra calle. Caminaste sola y con prisa, temerosa y deseando dejar atrás todo aquel miedo que acababas de sentir. Porque, al fin y al cabo, el miedo es algo irracional, algo que no tiene ni pies ni cabeza pero que, sin embargo, nos aterroriza y nos paraliza, dejándonos vulnerables a todo lo que pasa.
Puedes llegar a tu casa. Si no haces otra cosa, te toca esperar hasta que Ainhoa te llame.
En el mismo momento en el que Hellin se pone a llamar a Ricardo, suena el telefonillo de la calle. Alguien más había llegado.
Tu móvil comienza a sonar. Echas mano rápidamente a tu bolsillo... Sacando el móvil que te había regalado tu padre. Aún seguía apagado. A saber si le había pasado algo a tu madre.
Le vuelves a guardar y sacas el ladrillo. Era Hellin.
Si quieres hablar con ella, márcala en la conversación.
Si Ricardo te contesta puedes hacer dos cosas: Poner en tu conversación a Sabina o hacer dos post, uno para Ricardo y otro para ella.
Te toca esperar a ver si alguien te abre la puerta :)
El cartero siempre llama dos veces
Puff pensé que era mi padre. Busco el número de Hellin en la agenda y la llamo de nuevo.
- Que tal lo llevas? lo siento pero no me ha dado tiempo a cogerlo, ya sabes que estos aparatos no son lo mío. Espero su respuesta.
- Por dónde andas, ¿te voy a buscar te parece?
¿Abro yo? —como vio que Helena estaba al telefono hablando con Ricardo ¿por qué a ella no le había dado su número? Bueno...era obvio...Sabina se acercó al telefonillo y preguntó ¿Si?